Por Diógenes Díaz
Nadie debe poner en duda el papel jugado por los movimientos sociales como actor principal en los cambios políticos y transformaciones en América y particularmente en Venezuela. Las imposiciones de los paquetes neoliberales y sus agendas de pobreza encontraron un muro para avanzar en los movimientos sociales, principalmente en la década de los ochenta en adelante, la respuesta de los sectores populares aisladas, colectivas como nuestro 27 de febrero, forman parte de la contracorriente que la historia debe registrar como la recuperación de las derrotas recibidas en las décadas anteriores. El pesimismo y la dispersión encontrarían en los movimientos sociales otro enemigo, mientras algunos se pasaban para el enemigo porque ya no tena sentido esta lucha, tengo que terminar mis estudios, la familia no puede seguir pasando hambre, estoy mal de salud, argumentos desleales con el pueblo. Voluntariados de inquebrantables manteníamos en distintos espacios una lucha, cualquier lucha, claramente una lucha contra el orden social y sus desigualdades. Movimientos culturales populares, cantores comprometidos, cooperativistas, campesinos, sindicalistas revolucionarios y hasta militares nacionalistas, caso MBR-200, bases estudiantiles con autonomía, fueron evidencias del tema que hablamos. La legitimidad de ellos reconocidas por sus comunidades y despreciada por los partidos políticos del status con la comparsa de los partidos ortodoxos de izquierda, aferrados a solo ver la lucha social en la rígida lucha de clases.
Desde el inicio denominamos todo el voluntariado de fuerzas en la sociedad que respondieron a las políticas de la globalización como movimientos sociales, desechamos la trampa de los términos “sociedad civil” por tener una carga dominadora, menos la clientelar definición de “ONG”, el primero, es una herramienta política de los sectores dominantes para justificar su extensión de democracias en crisis, igualmente un elemento de desestabilización a los ensayos de gobierno progresistas, la denominada sociedad civil es la carne de cañón de la CIA y la USAID (Cooperación Internacional de Departamento de Estado-USA). Las ultimas, nos referimos a las ONG, son los espacios para negociar las luchas sociales y obstaculizar las iniciativas para crear una conciencia colectiva de los problemas locales o sociales de las minorías que superan sus propias luchas y las enmarcaran en la ruptura con el sistema capitalista. Seremos movimientos sociales con pensamiento político propio, agenda nuestra y una soberanía intelectual como afirma nuestro solido intelectual Jesús Chucho García. Retomando, creemos firmemente que consolidar los movimientos sociales son garantías que los cambios políticos avancen al fondo, debemos asumir una posición crítica y autocritica de ellos mismos. Apostamos a fortalecer a los movimientos sociales afrodescendientes en América y el Caribe como protagonistas importantes en las transformaciones que vivimos.
Los movimientos sociales afrodescendientes deben tener consolidada su memoria histórica, reconocerse en la luchas de los africanos esclavizados, el peor genocidio de la humanidad, reivindicar las insurrecciones de cimarrones y cimarronas como los primeros avances de una propuesta anticolonial y pensar de una nación independiente, caso Haití de 1804, el papel jugado en los ejércitos independistas y su actuación en las luchas por la liberación de América, las luchas obreras de finales del siglo XIX y la conformación de movimientos sindicales y campesinos, su heroica participación de sus hombres y mujeres en las luchas guerrilleras de la década 60 pasada, el frente guerrillero de mayor actividad en Venezuela se llamaba José Leonardo Chirino, Cimarrón que se levanto un 10 de Mayo de 1795 contra la colonia. Las recientes luchas de consolidación de nuestras revoluciones debe ser incluida en esa fuentes de inspiración protagónica, las luchas de los afrodescendientes no es de ahora, inventadas circunstancialmente, hay una tradición guerrera que debe continuarse, tragarse cada proceso y asimilar su valor es la base de una actuación política certera en la actualidad. Permitiendo un discurso político propio que dé respuesta a las problemáticas locales pero no pierda de vista el contexto político nacional y mundial. Los afrodescendientes contribuimos y debemos contribuir a la construcción de una sociedad justa, igualdad y equidad social en Venezuela y los países progresistas que han surgido al calor de los movimientos sociales en la primera década del siglo XXII. Hemos conjugado nuestro activismo en una alianza con sectores indígenas y movimientos populares desmontando toda la estructura de un estado dominante que contribuye a su situación de pobreza. Sin embargo otros movimientos afro ha aceptado convertirse en “objetos apolíticos”, como ya pregonan muchos en nuestro continente y sobre todo la polémica que se ha generado en realizar el encuentro Mundial afro apoyado por un gobierno no reconocido legítimamente por algunos países de América Latina, como es el caso del gobierno de Porfirio Lobo, que surgió del golpe de Estado contra el presidente legitimo Manuel Zelaya. En lo político el movimiento afro debe luchar por el avance progresivo del poder popular y el ejercicio de la democracia protagónica, acompañado de un claro discurso antiimperialista. El avance de las luchas de los afrodescendientes en el mundo se reproduce erradicando los rostros de la pobreza contra la marginalidad social y desigualdad vergonzosamente estructurada desde el surgimiento del capitalismo.
Debemos seguir construyendo nuestra propia agenda política basada en una mirada profunda de nuestras realidades; la propiedad de la tierra, la organización social de la economía en base a nuestra tradición, la violencia contra la mujer, el racismo, la educación intercultural, la consolidación del poder popular, la cultura y nuestra memoria ancestral, las religiones populares, la ecología, las cárceles y la droga. Podríamos hacer una lista inmensa que podría fallar si no hay una autonomía y soberanía intelectual, sino tenemos organización y claridad política. Hemos creado un frente contra la afroderechistas como expresión deteriorada de nuestras comunidades y ejercicio del oportunismo, pero el oportunismo de quienes se denominan revolucionarios es peor. La práctica es conocer todos los pasillos y oficinas de los entes gubernamentales buscando recursos para la lucha, todos esas diligencias sin línea directa con una base con fortaleza política ni estructura organizativa. Tenemos una elite profesionalizada en solicitar recursos en nombre del pueblo afrodescendiente, que no tiene nada que ver directamente ni es reconocido como líderes o lideresas. Otra típica conducta es secuestrar espacios, reiterando sus prácticas de odio personal, cuando no hay nivel político y soberanía intelectual, las rencillas personales y los pases de factura están en el orden del día. Debemos sincerar el tema de la organización de las comunidades afrodescendientes, el movimiento social afro y su relación con el Estado en función del espacio público como cuota de poder para ser marioneta sin agenda propia, o el cargo por el personalismo o simplemente el rebusque. Jerarquizar el tema de la organización de las comunidades afrodescendientes antes que los intereses individuales. Traspasar el interés exclusivo del grupo a que pertenezco y poner los intereses colectivos en primera página, ya se nos agoto el clientelismo y el compadrazgo solo en esta coyuntura política tan complicada debemos contribuir a la consolidación de la alianza solidaria de los movimientos sociales afrodescendientes, el camino hacia naciones libres y soberanas y apuntar a la creación de un mundo multipolar, la lucha antiimperialista como bandera. El enemigo diariamente nos bombardea ideológicamente. El sectarismo y el odio personal dispersa y contribuye al éxito de la afroderecha, creo que no estamos convencidos de esa verdad, al menos que tengamos doble discurso y agendas ocultas, entre cielo y tierra todo se sabe, cuando la verdad llega la mentira se avergüenza reza un refrán yoruba. Cuando no hay nivel político y soberanía intelectual, las rencillas personales y los pases de factura están en el orden del día o como decía Mao Tse Tung, el árbol no les permite ver el bosque. Espacios que costaron conquistarlos ahora se pierden por la incapacidad y limitaciones políticas de quienes los dirigen, prevaleciendo la subjetividad y muchas veces el resentimiento.
El Encuentro Internacional de Movimientos Sociales Afrodescendientes con los procesos de cambios y transformaciones políticas en América y El Caribe es un espacio que nos permitirá construir una plataforma organizativa para cumplir nuestras metas comunes. Los movimientos sociales afrodescendientes tienen una oportunidad histórica importante en el año 2011, año mundial de los afrodescendientes. La rectificación de sus conductas políticas, la reorganización y reimpulso de las luchas por sus derechos permitirían superar trabas que no permiten avanzar hacia la contribución a la construcción de una sociedad extremadamente democrática y en un futuro de vivir en socialismo del siglo XXI.