Por Rogelio M. Díaz Moreno
He estado leyendo una entrevista aparecida en Alma Máter que da mucho que pensar. El órgano oficial de la Federación Estudiantil Universitaria de nuestro país publica una entrevista de la presidenta de la organización, Maydel Gómez Lago, donde dice cosas sumamente inquietantes.
La dirigente le expresa al periodista que existe una profunda separación entre las bases y la dirigencia de la FEU; que no se logra que los estudiantes de mayor preparación y prestigio accedan, como norma, a ocupar cargos de dirección; y que no se ha logrado que las principales estrategias de trabajo definidas por los altos niveles –el trabajo político-ideológico y el fortalecimiento de la vida académica e investigativa en las universidades– sensibilizen a las masas.
En sus propias palabras, “Muchas veces el grupo en el aula no tiene nuestras mismas prioridades. Entre los universitarios, a menudo el trabajo político no pasa de ser la mera discusión de un documento. Hoy la brigada es nuestro espacio más vulnerable. Recibe todo lo que se demanda desde arriba y no funciona por sí sola”.
Para aquilatar mejor la repercusión de estas afirmaciones hay que tener en cuenta que, merced a la excepcional obra de la Revolución en educación, los universitarios en nuestro país no son una pequeña élite, aislada del resto del pueblo, sino parte fundamental y masiva del mismo. Sin duda, divulgar este material requiere de un gran valor, y se nota que estamos viviendo nuevos tiempos, signados por las exhortaciones del compañero General en Jefe, Raúl Castro, de reconocer con ecuanimidad las deficiencias y diferencias de criterio que se presentan entre los cubanos.
Si ya un órgano de prensa oficial aireó esta situación por boca de una persona suficientemente bien autorizada, espero no sufrir yo algún arañazo por añadir alguna consideración particular. No hace tanto que salí yo mismo de una facultad, orondo con mi título de licenciado, y no me resulta extraño evocar nuestras mañas estudiantiles. Obviamente, no nos gustaba el mundo en blanco y negro, burdamente elemental, donde las virtudes que más parecían reclamarnos eran la austeridad y la incondicionalidad para acatar todo aquello a lo que nos convocaran nuestros iluminados cuadros -algunos de aquellos iluminados sufrieron luego un apagón, pero eso ahora no viene al caso. Muy compleja, muy rica en contradicciones y dificultades era y sigue siendo la vida cotidiana, por lo que ante tanta simpleza se originaban poderosas corrientes hacia el individualismo o hacia formas de compromiso social algo menos aferradas, e incluso críticas, con lo institucionalizado.
La máquina del tiempo camina, uno trabaja, hace familia, conoce más personas, aprende esas cosas de las nuevas tecnologías en las que no acabamos de abandonar los pañales. Y cometiendo un acto de atrevimiento supremo, hasta se hace uno un blog sin que se lo orienten por ser periodista. Claro, que los blogs al principio no tenían la connotación que ahora les dan los materiales tipo “razones de Cuba”. Eran como páginas personales, o colectivas, para relacionarse con otras personas, para escribir cualquier cosa seria o no tanto de manera relajada, sin la presión de la corrección académica, relacionada con el trabajo o no, y hasta para enorgullecerse de que el chama de uno es el mejor del equipo de pelota (aunque solo lo dejen jugar porque es el dueño del bate, el guante y la pelota). Después los yanquis le vieron el filón de la manipulación, surgieron los fenómenos de Yoanis, la contraofensiva de por acá con sus blogueros oficialistas y sus Yohandris; y todo esto nos ha dejado muy incómodos y precariamente situados a aquellos cuyos propósitos no pasaban por la arrancadera de tiras de pellejo del enemigo, por lo que de vez en cuando nos ganamos indistintamente los apelativos de vasallos del bando contrario de aquel que intenta infructuosamente absorbernos.
A Enrique Ubieta le disgusta particularmente que el estudioso norteamericano Ted Henken haya rastrillado este mundillo de la bloguería en Cuba, y encima cometiera el atrevimientos de hablar con cierto detenimiento también de los blogs de la oposición. Sinceramente, yo no tengo una buena opinión de esas bitácoras y estimo como fundamentada la argumentación de que son material por encargo de enemigos históricos de la nación cubana, pero si se va a hablar de blogs relacionados con Cuba, no se pueden ignorar. Y no es papel de un extranjero tomar partido en contra de aquellos o a favor de estos: es tarea estándar de un investigador, hablar de qué va su objeto de estudio. También parece molestarle a Enrique Ubieta la caracterización, por Henken, de grupos como Havana Times (HT) y Bloggers Cuba (BC), que son de estos de los que yo hablaba antes, que por dedicarse y abordar sus propios asuntos sociales, culturales e inevitablemente políticos, como lo es todo en este mundo, pero sin extremismos, no se dedican al ciberchancleteo y no son fácilmente incorporables a la maniquea división entre buenos y malos. Para no reconocer esta molesta diversidad, Ubieta reduce a BC a un espacio institucional sin nombre propio, dirigido, o más bien encarnado en Elaine Díaz, y a HT en otro antro subversivo pero más sutil, que enarbola una falsa rebeldía como conveniente disfraz, “que enciende el intermitente hacia la izquierda y dobla hacia la derecha”.
Pero resulta que BC es cualquier cosa menos institucional. Los que lo integramos trabajamos en distintos puestos sin mucha relación, universidades, hospitales, editoriales. Nos interesan la ciencia y sus aplicaciones sociales; los temas de género; la denuncia de las formas de discriminación; la cultura, el deporte y, naturalmente, nuestra vida y nuestro futuro y el de nuestra patria, y hablamos de todo eso y somos tan sinceros y francos como nos atrevemos a ser, cosa que nos ha costado algunos coscorrones. Como tenemos la dicha de compartir con Elaine, apreciamos de ella entre sus muchas buenas cualidades, que resiste y rechaza todo tipo de manipulaciones como la de Ubieta, que la intentan presentar como ídolo de algún tipo de política de aquellas que ya fracasaron con Yohandri.
De HT conozco a un par de sus miembros, y habré leído algunos materiales. Debo confesar que me han impresionado por lo profundos, lo bien escritos, y que son serios y abordan realidades delicadas y complejas como la vida misma. Ambos grupos, BC y HT, se relacionan con el Observatorio Crítico. Ubieta se basa para su discriminación de HT basándose en el hecho de que se nuclearon alrededor de una iniciativa de un estadounidense, Circles Robinson, que mantiene el dominio y dice que paga por las colaboraciones.
Es cierto que si viene dinero o apoyo de ciertos países se puede levantar cierto recelo, pero hasta ahora este señor Robinson no se conoce que sea una mala persona, en el sentido amplio de la palabra. Dinero viene de EEUU como remesas de familiares y a nadie le molesta, esto es, a nadie en Cuba. Dinero y recursos médicos y materiales escolares traen de Estados Unidos los grupos de solidaridad con Cuba, entre los que destacan los entrañables Pastores por la Paz. Por lo que sabe o no Ubieta, Robinson puede ser miembro del Partido Comunista de los EEUU, ex-pantera negra, ecologista, haber votado por Ralph Nader y vamos a no seguir hablando, porque podemos complicarlo con el FBI. Yo estoy cansado de reportar encuentros de escritores cubanos en las Ferias del Libro, donde se condenan las iniciativas del bloqueo que estorban con frecuencia las relaciones que les permiten a estos intelectuales visitar a veces aquel país, dar conferencias, establecer contactos académicos, realizar colaboraciones mutuas de diversos tipos con el beneplácito del MinCult, el MinREx y unos cuantos más. Por si esto fuera poco, muy cerca de la cabecera de mi cama tengo un volumen con textos del más genial de los cubanos, entregados a un estadounidense a cambio de dinero. Escribiendo sus Escenas norteamericanas para The Sun y otros diarios, José Martí se ganó dignamente el sustento, enriqueciendo su divina obra literaria mientras luchaba por liberar a la patria. Naturalmente, nadie pretende compararse con el Apóstol, pero sirve como inspiración y guía para distinguir las bondades y peligros de los distintos caminos.
Si se llega a saber que el dinero proviene de la NED, la USAID, la mal llamada Radio Martí, etc., ya ahí se habla otro lenguaje. Para los que codician nuestro país solo tenemos silencio, o la voz del camarada Kalashnikov, como se ha dejado bien claro antes. Ubieta se escandaliza por lo abierta que puede resultar la declaración de un miembro de HT que declara “estoy muy bien definido políticamente: soy un agrio opositor de los mandones, los abusadores, los impositivos, los que se creen con la verdad etc. pónganse estos el traje que se pongan”. En resumen, que los miedos y rencores expresados por Ubieta no son tan propios de un intelectual verdadero como de un pobre asalariado de un pensamiento oficial, por demás arcaico, superado y llamado a transformarse por la alta dirección de la Revolución. Ahora hay muchas cosas urgentes, como por ejemplo, descubrir por qué los estudiantes desconocen los programas de la FEU; por qué muchos jóvenes que buscan canalizar sus energías y su patriotismo, no encuentran espacio en las instituciones que les satisfaga; cómo hacer que la cultura, la recreación, el deporte, la ciencia, la producción, sean temas que apasionen y unan a las personas en vez de separarlas.
Excelente texto! Es increíble como mucha gente considerada progresista sigue manteniendo la misma visión maniquea y fundamentalista de que “o están con nosotros”, “o están en contra”. A la raíz de esto quizás esta la supervivencia y reproducción de una lógica/visión de mundo heterónoma que niega el protagonismo de las personas y les quita toda la posibilidad de emancipación que no pase por los canales y relaciones que se creen “ideologicamente seguros” y “correctos”, pero que, en ultima instancia, no pasan de aquellos sancionados por quienes monopolizan las instituciones de poder, o son sus aceptados interpretes.
Salud, y por una Cuba Socialista y Libertaria, desde abajo y a la izquierda!