Por Julio Tang Zambrana
Miembro de la Cátedra “Haydeé Santamaría” y de la Red Protagónica Observatorio Crítico
Al parecer a Enrique Ubieta y Santos Pérez les faltaron esas buenas enseñanzas cuando eran niños o jóvenes. Es la única explicación que me queda ante tanta prepotencia y desliz, incluso habiendo tenido en cuenta las opiniones de los que consideran contendientes políticos y que, sin embargo, se niegan en comprender en toda su amplitud. Me consta que tanto el primero, porque he leído sus trabajos de estos últimos días, como el segundo, por ser la primera vez que leo algo de él, han demorado lo suficiente para llevar a la letra lo que pasa por sus mentes: las opiniones de Erasmo fueron publicadas hace varias jornadas atrás y evidentemente tuvieron suficiente tiempo para reflexionar… pero al parecer no fueron válidas las horas invertidas en ese proceso.
Así, después de tomarme el tiempo necesario, hago presente mi derecho a debatir en un pugilato en el que, como una amiga días atrás, me veo involucrado y salpicado y aunque tampoco lo pedí, sí me meto por dos razones: primero, Erasmo es un amigo cuya suerte me es enormemente cercana, hace varios años que conozco de los recovecos de su (nuestra) difícil existencia. Segundo, compartimos espacios de creación humana y política en las discusiones y hermanamientos de la Catedra Haydeé Santamaría (CHS) y el Observatorio Crítico (OC). Por ello, y aunque no conozca a plenitud –pero sí adecuadamente- su pensamiento me planto a su lado como ente protagónico, no seguidor, en el duro batallar de la política cubana actual.
Sin embargo, no voy a plantear consideración alguna sobre sus trabajos publicados en Havana Times (HT) ni sobre lo que Ubieta ha expresado pertinente apuntar sobre ellos, aunque derecho a ello me sobre. Eso se lo dejo al propio Erasmo, si tiene a bien hacerlo, consciente de su capacidad cognoscitiva y humana para desenredar entuertos que otros se desvelan en tejer. Concentraré mis opiniones en aquellos planteamientos más generales de Ubieta y Pérez –y gracias a esto van indirectamente algunas ideas respecto al diferendo Ubieta-todo el que esté en su contra- que considero centrales en sus dos últimos escritos aparecidos en el blog personal del primero. Y subrayo la palabra “personal” pues esa es la primera de las consideraciones que deseo presentar aquí: Ubieta considera que aquel es su blog, lo cual más allá de cualquier válido sentido de pertenencia, se conecta con otra palabreja –seguidores– y de ahí surge un planteamiento crucial dentro de su weltaangschung (¿se escribe así?) trópico-estalinista. La idea modernista-razonadora-estatista de la vanguardia privilegiada e iluminada, con la cual ha comulgado toda la tradición socio-comunista desde el siglo XVIII hasta nuestros días.
Y es lógico entonces por ese camino llegar a lo que desde un primer momento Ubieta considera el sumun de la práctica política, la toma del poder. No me voy a extender en un análisis filosófico sobre estas cuestiones, muchos autores lo han hecho ya y mejor que yo. Solo me interesa apuntar algo, esa dirección a la que apunta la evidente posición de Ubieta está siendo transcendida ampliamente desde la segunda mitad de la pasada centuria y en los últimos veinte años se han llegado a conocer ampliamente movimientos políticos que comulgan con una filosofía más emancipadora y generadora de posiciones más horizontales que la que venimos citando. Valga recordar las luchas selváticas del Ejercito Zapatista y las fajazones de los Foros Sociales iniciados en Davos, hasta la desconcertante movilización de los nuevos españoles.
Entonces, podríamos llegar a una segunda idea que conecta con la pregunta del millón levantada por Ubieta: hay variadas formas de lucha anticapitalista, de eso no hay dudas ya; y el socialismo tradicional –ese que le encanta blasonar a Santos Pérez- es otra más dentro de ella que, sin embargo, ha demostrado ser una de las más conservadoras precisamente por componer un aparataje conceptual que no presenta contradicción alguna al del andamiaje capitalista: ambos se construyen a partir de la concepción verticalista y escalonada de la sociedad, en cuyo pináculo se concentraría toda la fuerza “proveniente” de aquella. El Estado es, entonces, a la sociedad, lo mismo que las vanguardias y líderes a los grupos sociales. La lucha política, por lo tanto, sería el esfuerzo de un grupo iluminado por concentrar las representatividades de la masa que lo sigue, muchas veces ciegamente, de eso se trata la cosa.
No busco etiquetar las ideas de Ubieta como él desea que se haga. No voy a decirle que está equivocado, le diré que tiene puestas las gafas… y no se las quiere quitar, porque es cómodo tenerlas puestas. Eso es lo que provoca la posición iluminada del que se cree líder y cree tener seguidores. Y al final, esa posición es difícil de abandonar, de ahí salen también los burócratas –pseudolíderes que ante todo ansían mantener cotos de poder para satisfacer sus designios. Pero no estamos escribiendo aquí de burocracia, no directamente al menos.
Entonces, la pregunta del millón: ¿qué posición adoptar ante el gobierno cubano? Primero, aclarar que prefiero el término Estado pues Gobierno, es sólo una parte de aquel. Entonces, ¿mi posición ante el Estado cubano? Pues, la misma que la que planteo ante cualquiera de ellos: son la más peligrosa y elevada consecuencia del poder social y como tal hacia allí se deben dirigir todas las luchas políticas, incluso aceptando su existencia táctica. Y aclaro: esto último no quiere decir que esté de acuerdo con la falacia del Estado proletario –pues sólo a un iluminado-vanguardista-poderoso-estalinista se le puede ocurrir que el individuo proletario desprovisto de poder político quiera construir otro Poder que lo siga manteniendo de esa forma. Ello sólo puede provenir de ese iluminado que se cree con el único poder del mundo… como Ubieta y Santos, que consideran que es el Estado cubano el único poseedor de la única forma de lucha anticapitalista en este mundo.
¿De qué otra forma pensar cuando el primero espeta frases como “…defendemos al gobierno que representa la alternativa anticapitalista…”, “… Derrocar al Gobierno cubano no es hacer ninguna revolución, es la manera más expedita de aniquilarla”…? Los subrayados son míos y no creo estar sacando nada de contexto, esas frases hablan por sí mismas aún solas. Hay otra: “Yo creo que la Revolución tiene un Contrapoder en esta pequeña isla; mientras que la Contrarrevolución tiene el Poder en casi el resto del mundo”. Como bien leí en otro lugar, este mesianismo político, que errónea y fatalmente podría ser buscado en Martí, no representa otra cosa que lo mismo que piensan los que escriben los libretos del Noticiero Nacional de Televisión cubano, o sea, todo el mundo está en contra nuestra, nosotros somos los poseedores de la Espada del Poder, y los cielos y rayos saben que estamos decididos a defenderla. Yo preguntaría a Ubieta: ¿quién puede afirmar que el derrocamiento o sustitución del Estado cubano significa la muerte de La Revolucion? ¿Quién puede decir que un Estado socialista o comunista es garantía contra la acumulación, originaria o no, de capital y de poder, incluso contrarrevolucionario? ¿Acaso el Estado cubano ha sido garantía de la sobrevivencia revolucionaria o contra la creación de posiciones antiobreras o antipopulares?
Y aquí me detengo entonces en algunos planteamientos de Santos Pérez. El espacio de HT se dedica a la crónica socio-política de la sociedad cubana, no al manido pseudoanálisis de los des(a)tinos estatales norteamericanos y europeos. El espacio no se titula World Times o Las Arenas de los Países Bajos, entonces, refiérase si quiere al citado Noticiero Nacional de TV. Se trata de explicarse la realidad cubana, desde dentro y fuera de Cuba… para reflexionar sobre otras existen otros espacios.
Segundo, tomo nota de la supuesta “omisión” en los análisis producidos tanto por el OC, como por sus anarcos protagonistas en HT, de la crítica anticapitalista. Refiérase Pérez, de nuevo, al blog común, solidario y autogestionado –nada de mío, ni seguidores, ni de conectividad regalada- del OC en el cual puede encontrar todo lo que desee y se le ocurra sobre lucha anticapitalista y socialista. Pero, además, ¿acaso la critica “anticapitalista” que pregona los beneficios de las sociedades venezolana, boliviana, ecuatoriana… ¡china!…, lideradas por Estados del más puro corte liberal y, en el caso chino, burócrata contrarrevolucionario antiobrero; acaso esa crítica es la que desea Pérez que aparezca en los análisis del OC? Bueno, esa no la va a encontrar, desde ahora se lo aseguro.
Esa crítica es la que se ocupa de esconder, ya lo sabemos, los males de la Cuba nuestra actual. Y no es que querramos ver más manchas que luz solar… es que ya casi no hay luz en un lucero que quiso ser sol. “La demoledora visión de la burocracia, el planteamiento de una revolución cubana nueva para derrocarla, los llamados a la participación popular y a la democratización…”, estas ideas de Pérez no son más que destellos de esfinges que no buscan otra cosa que confundir y apartar a los obreros y gentes trabajadoras de Cuba de un camino que se está opacando cada vez más por una realidad de funcionarios corruptos, población envejecida y desencantos. ¿Qué aparato estatal y/o burocracia permite demolerse a sí mismo(a)? ¿Desde cuando el Estado cubano está hablando de “nueva” revolución? Si Pérez admite que existe burocracia, ¿quién sino el aparato estatal actual –el mismo de siempre- ha permitido su empoderizacion? ¿De qué llamados a qué participación popular y democratización está hablando si todos los cambios actuales están siendo manejados a la velocidad y dirección que el Estado considera imprescindible, sin siquiera haber preguntado a nadie, como toda vanguardia iluminada hace?
Si en un momento determinado la lucha general del OC cuenta entre sus elementos con la batalla por el apoderamiento de la información en Cuba –eso es lo que esta sucediendo, gústele o no a Pérez- a través de Internet u otras herramientas, ello no significa que esta sea la esencia de la primera. Como tampoco significa que entender tácticamente la práctica de Yoani Sánchez y considerarla positiva en los marcos que benefician a la sociedad cubana en conjunto –no teniendo en cuenta sus tangenciales posiciones derechistas o favorecedoras del Estado y políticas norteamericanos y sus adeptos en la isla; ello no significa que estemos de acuerdo con sus bases de actuación ni la apoyemos desde nuestros espacios. ¿Acaso Santos Pérez no acusó recibo de la posición del OC ante las “invitaciones” de la SINA? Amén del estilo de redacción que haya tenido la nota socializada, es más que evidente la negativa rotunda a dejar que ese espacio sea convertido en palito barquillero o motivo de chanchullo, por quien quiera intentarlo. Entonces, ¿a qué viene esa directa de Pérez de que “el Observatorio salió corriendo a preguntar por la libertad de Internet”, “solidarizándose” con Yoani y vinculándose con designios que van en contra en primerísima instancia de las esencias del espacio? ¿Acaso Pérez y Ubieta no pueden encontrar otros motivos para tratar de atacar y calumniar a nuestros puntos de debate y lucha que los consabidos y evidentemente no completamente trascendidas rayaduras de disco de la ingerencia extranjera? Invito, mejor, exijo a Pérez que presente pruebas concretas de un posible acercamiento en 2009 o 2010, o cuando fuere, a las posiciones de Yoani Sánchez o de cualquier miembro de la “disidencia” o instituciones de derecha en Cuba.
Esta posición de Santos Pérez me hace vincularla decididamente a las mesiánicas posiciones de Ubieta, cuando consideran que sólo una forma de lucha, la del Estado histórico cubano desde 1959, es la ideal o única en la batalla mundial y cubana contra el capitalismo. Los “instrumentos atesorados por la izquierda tradicional”, esos que Pérez considera los caballos de batalla de la Izquierda, esos no son los que utiliza el OC. Y menos sus miembros anarcos: ¿Quién ha visto un anarquista defendiendo al capitalismo y haciéndole señas a sus baluartes ideológicos? Pérez confunde –porque quiere, porque está convencido de ello- la lucha contra el Estado, el capitalismo, el socialismo burocrático, y a favor del socialismo libertario o emancipatorio, con la alineación al camino capitalista pues considera al “Estado socialista” como el único poder contrario a su “par dialéctico”. Entonces, según él, lo que no va con el Estado socialista, va con el capitalista. Ello, sin entrever que Estado es el mismo póngase el sayo que se ponga y sus prácticas seguirán siendo las tradicionales, “izquierdistas” o no. De ahí su hermanamiento litúrgico y elevado con Ubieta, los únicos que pueden opinar sobre el posicionamiento ante el Estado cubano y su única y mundial ¿lucha? contra los demonios del capital.
pero no dicen si están de acuerdo con yoani o no. dan muchas vueltas. su enemigo es pérez. yoani , qué es?
Santos, queda claro que quienes tienen una estrecha relación con Yoani son ustedes (baste ver el porcentaje de artículos relacionados con ella). Evidentemente la necesitan para existir. Haga ese cálculo en los trabajos publicados por el OC, y podrá constatar la diferencia.
Por cierto, parece muy poco serio el modo en que enfoca la carta del 2009, donde no se menciona el nombre de ninguna persona en todo el texto. ¿Qué, los traicionó el subconsciente? ¿Y si la carta del 2009 no les gustaba por qué no dijeron nada? ¿Es que ahora en el 2011 (casi dos años después) fue que recibieron la orientación de hacerlo?
También es poco seria esa mención de solidaridad “similar” cuyo motivo “no recuerda”. Yo al menos he preguntado a varios amigos y amigas del OC, y nadie sabe de qué está UD. hablando. Evidentemente, UD. posee más información de nosotros que nosotros mismos.
En fin, este tema es demasiado aburrido. La gente del OC tiene demasiadas cosas importantes que hacer en la vida real, en las comunidades y espacios públicos de la isla como para perder el tiempo en estos estériles ejercicios seudointelectuales.
Sí Pérez, tienes razón: el anarquismo histórico “fue siempre implacable con la contrarrevolución”. El problema, Pérez, es que la contrarrevolución en Cuba es el Estado-Partido que pretende ser socialista y es capitalismo de Estado asociado con las transnacionales del Capital. La revolución, para el anarquismo histórico y para el anarquismo actual, es el socialismo con libertad. Sí, Pérez, la libertad (por lo menos para los anarquistas) es el derecho de cada uno y una a poder expresarse, a poder reunirse y a poder organizarse libremente, sin ser reprimido por ejercer tales derechos. Y un Estado, que ni socializa los medios de producción y de distribucion, ni permite que los trabajadores creen sus propios sindicatos para defenderse de la explotación (los trabajadores en Cuba son asalariados del Estado-Partido que es para ellos el patrón), no es revolucionario, por mucho que se lo proclame. El Estado-Partido es contrarrevolucionario porque explota y no tolera la libertad. No lo olvides, Pérez, para el anarquismo histórico y para el actual no hay revolución si no se ha puesto fin a la explotación y a la dominación. Por eso los anarquistas luchamos contra le Capitalismo en cualquiera de sus formas: la privada y la de Estado.
Bueno, Pérez, escribo de nuevo para rectificar, después de buscar en la información que poseo, un error en la respuesta anterior. El OC no fue uno de los espacios generadores u organizadores de la marcha contra la violencia del 2010, sólo participó en ella y se limitó a comentar desde la visión de sus activistas participantes. Mis disculpas por el error.
Pérez, la declaración del OC del 2010 fue destacando la golpiza que sí recibió Yoani precisamente en su camino a una marcha contra la violencia convocada por determinados espacios y personas de izquierda, entre los que se encontraba el OC. Fue una convocatoria abierta y asistió a esa marcha el que quiso, a ella evidentemente no le fue bien. El OC, en la crónica presentada sobre la marcha, apuntó el hecho, aunque sin dar nombres ni especificar demasiado. No fue una declaración sobre ella, se hablo sobre ella en la crónica, no es lo mismo. Por otro lado, aunque la actuación de Yoani sea a todas luces de derecha, ello tampoco significa que la principal arma que ella blande -el derecho a la libertad de informacion y de la utilizacion de medios informativos- sea una realidad no válida en la actualidad de nuestro país. Sobre este tema se están pronunciando varias personalidades incluso fuera de Cuba desde hace un tiempo ya y ello realmente es un tema esencial si de democratización, socialismo y descentralización de la sociedad estamos hablando. Si la lucha de la derecha también incluye el tema, pues es su derecho, a ver cómo le va… el nuestro es luchar también por él desde nuestra visión y objetivos. Opino que la lucha contra la contrarrevolución, venga de donde venga, es de objetivos y fines y las herramientas pueden ser comunes a ambos: la socialización de Internet y la empoderización informativa del pueblo en Cuba no debe ser el fin último de los revolucionarios, sería otra forma más de lucha. El pensamiento y praxis libertarios se basan en la plena activación de las posiblidades individuales en solidaridad emancipada con aquellos que nos rodean, la información -de todo tipo- y su derecho a ella también forma parte de nuestra lucha. Saludos.
es suficiente este texto. no impugno ningún planteamiento socialista, aunque no concuerde con vuestra visión del estado cubano. sí impugno la contradicción entre este planteamiento, sobre todo cuando es tan radical, y la relación con la contrarrevolución que sea, aunque sea “táctica”. en 2009 hubo una declaración de soloidaridad con yoani, después de la falsa golpiza que esta se atribuyó, en 2010, otra similar, no recuerdo el motivo. si se es más enemigo del Estado cubano de hoy que de la contrarrevolución, me seguirán teniendo entre sus críticos. flaco favor le hace la aquiesecencia con la contrarrevolución al pensamiento libertario. por cierto, se quedan por debajo del anarquismo histórico, que fue siempre implacable con la contrarrevolución.