Por Luis Alberto García
En medio del estruendoso silencio que tantos guardan, aprovecho para decirte que la amistad y la lealtad aún existen. Me honra ser tu amigo. Si respeto y amo mi país y mi historia y mi bandera, ha sido en buena medida por el regalo de tu magisterio.
Los que no te conocen o no frecuentan tu casa, no pueden saber cómo piensas ni con qué denuedo batallas por mejorarte y mejorarnos. No saben de tu hidalguía. Se les escapa que sigues siendo un patriota.
Sepárame uno de los sillones de tu portal. Creo en ti, bayamés.
Pd: Ahora sí me queda claro que no les veré cantar juntos nuevamente y eso duele a mares. Lo borro de la lista que soñé públicamente. Me quedan otros sueños y espero que no sean quimeras.