Por Colectivo El Trencito (La Habana)
DIARIO DOMINICAL 2011
2 de Octubre
Niños que vinieron: Sofía, Mairí, Greter (nueva), Melisa, Nelson, Penélope, Alejandro, Josué, Junior, Sheila, Jennifer, Geily, Laura (mamá de: Mateo y Bruno, nuevos), grandes: Nosley, Erica, Parisa, Gabi, Yadira (la instructora de arte).
Jugamos al Puente en lo que llegaban los demás niños. Comenzamos con La Alfombra mágica. Bruno, el pequeño de 5 años, comenzó a maullar y el profe se apropió de ese imprevisto – teniendo en cuenta de que la sesión estaba concebida para los sentidos- y comenzó a proponer sonidos de animales. De ahí pasó para la gestualidad: convertirse en varias cosas diferentes como piedra, árboles. Uniendo gestualidad, emociones, sonidos: hacer de tristeza, de risa, de silencio, un aburrimiento, etc.
Continuamos con Simón dice, luego una Presentación con el nombre y la comida que más les gustaba. Después activamos de nuevo con Mi tío llegó (que a los niños les ha encantado), hicimos una variante de La Gallinita ciega sentados, teniendo en cuenta el pequeño espacio y la cantidad de gente. El que se quedaba debía caminar hacia un extremo y cuando encontrara a una persona tocarle la cara, y descubrir quién era. Luego saltamos para el Juego de los sentidos en el que cada uno con los ojos tapados debía adivinar qué tenía en la mano mediante el tacto, el olor o el sabor. Le dejábamos el objeto y debían ponerle nombre y convertirlo en un personaje. Luego dividimos por equipos (5 equipos de 4 personas cada uno). Para la división usamos la numeración corrida del 1 al 5 que nos permite que los equipos sean más variados, y separarlos de sus habituales compañeros. Esto permite nuevas interrelaciones, también posibilita que los adultos estén distribuidos en cada equipo y no todos juntos en uno solo.
Cuando estuvieron sentados por equipos propusimos que cada grupo hiciera una historia colectiva que incluyera a todos los personajes, luego podían pintarlos y/o representarlos.
Equipo 1
Personajes
Erica- Alteza Babosa (limón)
Mairí- Palito de China (pincel)
Jenny- Triángulo (libro)
Parisa- La estrella Bella (anís estrellado)
Un día había una estrella Bella que estaba dormida y ella fue a pasear y se encontró con la Alteza Babosa. Entonces uno de ellos se encontró un triángulo y faltaba uno que estaba en China. Y se lo encontraron con el Palito de China y todos fueron muy felices. Oye! Qué aburrimiento es este cuento!
Estaban muy aburridos y entonces decidieron hacer una fiesta cuando Alteza babosa empezó a babear, el piso estaba muy mojado y todos empezaron a nadar pero la Estrella bella no sabía nadar. Bailó fuerte y así aprendió a nadar
Equipo 2
Nelson- Limpiador (rollo de papel sanitario)
Nosley- Espejo mágico (colador)
Melisa- Polvo negro (café)
Los tres elementos útiles
Había una vez un hombre que quería ser actor entonces se compró un polvo negro mágico para poder convertirse en un gran actor. El señor ya tenía el polvo pero no tenía un espejo donde mirarse, entonces salió de su casa y encontró un espejo medio roto tirado en la acera. En ese momento le entraron unos dolores muy fuertes de barriga y se fue corriendo al baño. Allí se le ocurrió una idea para limpiarse el maquillaje. Este aprendiz de actor se llamaría el Payaso Azul Tromporrisa y con su ayudante Palitroque saldría a dar la alegría por las calles. Un día en la noche se estaba preparando para actuar ante el público, y entonces cogió su polvo negro y se lo puso en toda su cara pero como era un polvo mágico se convirtió en muchos colores. Se miró rápido a su espejo y redijo: Espejito, ¿soy el payaso más bonito? Y el espejo le contestó: Eres muy bonito pero tienes algunos colores de más. Entonces el Payazo Azul Tromporrisa le dijo a su amigo Palitroque que le limpiara la cara con su limpiador: ¡Sólo los colores de más en mi rostro! El espejo al verlo le dijo: Tú ya eres el payaso más bonito del mundo y así los dos payasos salieron a actuar y vivieron felices para siempre.
Equipo 3
Alejandro- Peste a pata (piedra de río)
Mateo- Panchíviri (guayaba)
Gabi- Cecilia (muñeca negra de trapo)
Sheila- Principero (pincel)
Una vez una niña llamada Cecilia se encontró una piedra llamada Peste a pata y le gustaba pintar con un pincel llamado Principero, que era mágico, pintaba detalles para cumpleaños. Cecilia se había enamorado de un príncipe que se había convertido en piedra. Se llevó la piedra para su casa, dormía y jugaba con ella. Panchíviri era una guayaba que vivía en el palacio y se robó el pincel. Cuando Cecilia descubrió el robo dijo: ¡Ay, mi pincel mágico!. ¿Quién lo habrá robado?
Peste a pata le dijo: Si encuentras el pez de oro que está en el fondo del río me puedo convertir en príncipe y ayudar a encontrar tu pincel. Cecilia se fue al río, se encontró al pez de oro y convirtió a Peste a pata en príncipe. Salieron juntos a buscar el pincel robado. Cuando llegaron al sótano vieron a Panchíviri pintando con el pincel un mundo malvado. Entre los dos evitaron que siguiera pintando cosa mala y se lo quitaron. Panchíviri sacó a otras guayabas que no se podían destruir para escaparse del castillo y nunca más viraron.
Equipo 4
Geily- Lobby botones (mando de TV)
Yadira- Flaquita (espaguetti)
Sofía- Pan podrido (pedazo de pan)
Ernesto- Cantarina (guitarra)
Había una vez una doncella que se llamaba Flaquita que vivía en un gran castillo y le encantaba oir música todas las mañanas y le gustaba que le llevaran el desayuno a la cama. Una mañana cuando la princesa salió se echó a dormir en un árbol y mientras estaba durmiendo un monstruo llamado Cobby la secuestró por el dinero del rey. Y los valientes héroes Cantarina y el Pan podrido la rescataron sin el dinero. Se casaron el Pan podrido y Flaquita. El malvado Cobby vivió en una isla donde nadie lo veía. Flaquita y Pan podrido vivieron felices para siempre. Cantarina les cantó una canción cada mañana.
Equipo 5
Greter- El chocolate se convierte (chocolate)
Laura- Don Jarabito (jarabe de orégano)
Josué- Cápsula de perfume (pomo de perfume)
Penélope- Tuly (crayola)
Había una vez una crayola que se llamaba Tuly. Un día Tuly tenía mucha hambre y se quiso comer un chocolate pero el chocolate se llamaba El Chocolate se convierte, y se convirtió en una cápsula de perfume. Entonces Tuly lo olió y dijo: “¡Ay que rico!” Y como tenía mucha hambre se lo comió y se enfermó. Y después empezó a toser. Entonces apareció Don Jarabiño y le dijo: “¡Hola! Yo soy Don Jarabito, no soy el Mago de Oz pero tengo magia y curo a los niños cuando tienen tos”. En ese momento Tuly se tomó una cucharada de Don Jarabiño y se curó.
Nos sentamos para decir lo que más nos gustó. Fue muy lindo. Luego nos despedimos.
Les dijimos que lo de pintar las figuras de barro lo dejaríamos para cuando volviéramos a trabajar con ese material para que todos los niños tuvieran sus figuras.
La mamá de Penélope registró la sesión, tiró fotos y grabó video.
Bruno como es pequeño, 5 años, se puso a pintar de forma independiente. Dany ayudó mucho con él, cuidándolo para que no se dispersara y para que su mamá se insertara.
Junior se fue cuando adivinó la sal. Generalmente él entra y sale de la casa durante toda la mañana.
Lunes 10 de Octubre de 2011
Participantes: Junior, Bebé, Cosette, Mateo, Alejandro, Josué, Nelsito, Jennifer, Sofía, Geily, Leoni (4 años, primo de Jenny, viene por primera vez), Yudelkis, Sheila, Nosley. Amanda y las jimaguas solo estuvieron durante el proyector ruso.
Como el domingo la profe estaba en Pinar pasamos el trencito para el lunes, aprovechando que era feriado. En lo que el profe se incorporaba la profe fue jugando a la mentira más grande (que pudimos grabar).
Iniciamos con la Alfombra mágica que siempre es bienvenida, luego hicimos ¡Ay, mi madre! Ben zú y Mi tío llegó. Seguimos con el Proyector ruso y el Gato con botas. Durante la narración que hizo la profe los niños participaban haciendo voces de algunos personajes y los sonidos: pisadas, coros, música, viento, pájaros, etc. Siempre es agradable cerrar toda la casa, quedarnos en penumbras y armar la sensación de que estamos de verdad en un cine.
Luego los embullamos para hacer nuestra propia historia con la promesa que podríamos, después de varias sesiones de trabajo, pasarse en el proyector. Esta parte fue lenta y difícil porque todos quieren aportar ideas a la misma vez. Sin embargo fue muy lindo el proceso y el resultado. El coordinador en este caso debe tener muy bien controlado el grupo para que todos participen y a la vez no perder el hilo de la historia que se va armando. A veces hay que forzar o aportar uno mismo algunos elementos para poder seguir la coherencia del cuento. Los niños que no hablaban nunca los convocamos por separado a que nos dieran sus ideas de continuidad de los sucesos. Y así todo el grupo escribió la historia.
Título (pendiente)
Había una vez un gigante que se llamaba Roberto. Era muy malo, ambicioso, egoísta y pícaro. Vivía en una cueva- castillo o castillo- cueva, y dentro tenía mucho oro que guardaba debajo de la cama. El gigante dormía mucho y los sueños buenos y malos que tenía salían de su cabeza, de su mente y de sus ronquidos y se metían en su almohada. Cuando él quería sacaba los sueños de su almohada y los utilizaba para robarse cosas. Después de que los sueños eran utilizados se convertían en oro y se guardaban debajo de la cama.
Roberto soñó un día con un remolino gigante y se fue a robar, aprovechó el desorden del remolino y robó muchas riquezas.
En un monte muy lejano en una casita vivían unos duendes y un sabio, el sabio tenía una cotorra que era muy habladora y loca y todo lo decía. A su lado vivía una familia pobre.
Los duendes y el sabio tenían un molino. El molino era mágico y los duendes y el sabio lo utilizaban para freír platanitos y lo daban de comida a los pobres. También cocinaban los plátanos a los pobres para que los vendieran y se ganaran la vida.
Un día la cotorra se escapó y fue a parar al castillo- cueva o la cueva – castillo, y como la cotorra era loca descubrió a la almohada de sueños y también dijo: “Hay un molino mágico en un monte lejano”, mientras robaba la almohada mágica.
El gigante se atormentó cuando vio y escuchó a la cotorra y cuando trató de agarrar la almohada solo pudo sacar un globo aerostático que había soñado un día. La cotorra se llevó la almohada a su casa. Entonces el gigante se montó en el globo y comenzó a perseguirla.
Cuando el gigante llegó al monte lejano vio a la cotorra metiendo la almohada dentro del molino y estiró su mano gigante para tratar de arrancar el molino.
Como el molino era mágico comenzó a encogerse, y como la almohada estaba dentro del molino también comenzó a encogerse. Como la almohada tenía dentro los sueños del gigante, éste también comenzó a encogerse. El gigante se estiraba más y más tratando de coger al molino hasta que se cayó del globo.
Mientras eso pasaba, los duendes y el sabio salieron a defender el molino y le lanzaron piedras y palos al gigante. La cotorra comenzó a darle picotazos bien fuertes y la familia pobre también vino a ayudar. Le tiraron platanitos fritos y le quemaban la cara.
Una de las plumas de la cotorra se escapó y explotó el globo.
El gigante se seguía encogiendo y encogiendo y aprovecharon para amarrarlo con una soga bien fuerte. Hasta que se puso del tamaño de un platanito, o de una santanilla. Lo colgaron de la pared de recuerdo de su victoria y como eran varias casas le sacaron fotocopias.
La cotorra se disculpó por haber hablado demasiado.
Cierre: Hacer un círculo, dar un paso al frente, abrazarnos y hacer el pozo mágico donde echamos todo lo que nos gusta hacemos una gran sopa, la lanzamos hacia arriba y luego nos bañamos con todo eso.