En las postrimerías del 2012, un Adviento que retorna

Por Félix Sautié Mederos

Crónicas cubanas

De nuevo regresa en su sistemático retorno anual el tiempo litúrgico del Adviento con sus 4 domingos previos a la Navidad y su corona de 4 cirios de significativos colores que nos lo anuncian mediante su presencia visible en el atrio de los templos. El Adviento significa un austero período de espera y esperanza, de análisis y conversión, de rectificaciones y propósitos, todo envuelto por los misterios de la existencia que no han sido descifrados. No puedo obviarlo en su recurrente regreso y nuevamente escribo mis meditaciones, tal y como acostumbro desde hace algunos años en mis crónicas semanales.

Especialmente lo asumo en las presentes circunstancias planetarias como anuncio de que la concordia y la paz social a pesar de todo lo que sucede en contrario, son posibles: en este sentido, pienso que fe y convicciones deberían respetarse con benevolencia por quienes no las comparten, así como también los que las proclamamos deberíamos hacerlo con nuestro mayor respeto por los agnosticismos y las negaciones de los que no aceptan nuestra convicción de Adviento. Todo ello como parte esencial de una ética de principios.

Me refiero a un problema de conceptos y de conciencia; en resumen, a una dinámica de mutua consideración y de civilizada convivencia, que es lo menos que podríamos esperar en pos de una sociedad cada vez más humana; pero que en muchas ocasiones los dogmatismos, los rencores y los odios logran desarticularlo todo y en sus desafueros pasan por encima de la razón y la justicia. En este orden de cosas, hay quienes tratan de imponer sus ideas, mientras que otros no se pueden resistir a sus impulsos de manifestar la burla, las descalificaciones y los insultos hacia quienes ponemos en práctica nuestras convicciones cristianas con los análisis de conciencia, la conversión espiritual, los propósitos de enmienda y la penitencia, en un Adviento que regresa en las postrimerías de cada año. Quizás tanto los que pujan por imponer sus ideas y sus dogmatismos como los que ejercen la burla y la descalificación, no entiendan que cuando se desatan esas pasiones provocadas por causa de los esquematismos intolerantes o por consecuencia de los autoritarismos desenfrenados, después resulta muy difícil contenerlas y sus fuegos alcanzan a quemar a todos, a quienes son víctimas y victimarios. Es una realidad que se afecta con dramática persistencia.

En estas situaciones hemos arribado en los ámbitos cristianos a un nuevo Adviento, que nos anuncia la conmemoración de la venida de Jesús al mundo y el final del año 2012. Si lo analizamos en el día a día en que estamos inmersos, podríamos comprobar que nuestro tiempo de vida en la tierra es muy corto, transcurre imperturbablemente y con su paso nos recuerda lo efímero de nuestro peregrinaje terrenal y más aún de los poderes temporales que los seres humanos proclaman como eternos. Personas y sistemas envejecemos y nos desgastamos inexorablemente, muchas veces sin entender que alma es lo verdaderamente inmortal y que de muy poco servirá nuestra existencia si con nuestros propios errores empeñamos o incluso perdemos nuestras almas. Sé que escribo sobre una convicción teológica no compartida por muchos, pero que en mi criterio con la recurrencia de cada Adviento renueva nuestras esperazas en una nueva vida más allá de este mundo, en un reino definitivo de paz, de justicia y de amor que Jesús nos proclamara hace tres milenos ya y cuyo paradigma debe construirse desde la tierra y no ha podido ser abatido incluso por quienes lo rechazan en función de sus propios intereses, ni por motivo de los errores de los que en el tiempo lo hemos continuado proclamado en seguimiento de nuestro único Maestro.

En este Adviento 2012, la violencia asoma por todas partes sin que Cuba sea alguna excepción en nuestro mundo de hoy. Violencia económica, violencia política, violencia conceptual, violencia de género, violencia racial, violencia de intolerancia ante lo que es diferente, violencia contra las ideas, la conciencia y el pensamiento. Incluso nuestro lenguaje de comunicación intersubjetiva, de análisis, de diálogo y de gobernabilidad es muchas veces intolerante, autoritario, impositivo y violento en sus formas y acciones. Vivimos en medio de la indefensión, las tensiones y el estrés que debilitan nuestra cohesión social y la credibilidad institucional. Con estas circunstancias no habrá un verdadero desarrollo posible, pocas cosas podrán ser eficientes y continuaremos bordeando el abismo.

En el Adviento que vivimos de nuevo, cada vez será más necesario el cambio de mentalidad que se ha solicitado, pero un cambio radical e integral, no solo de lo que hace falta para perfeccionar el sistema establecido sino que muy principalmente para erradicar de manera definitiva a las prohibiciones absurdas, a las concepciones obsoletas que se enfrentan a lo nuevo necesario y para cambiar todo lo que deba ser cambiado.

Mientras que en el mundo se abre paso la sociedad de intercomunicación de los pueblos en tiempo real, así como del conocimiento compartido directamente entre las personas sin intermediarios onerosos, en Cuba nos aislamos y nos estancamos en una espiral que daña nuestro presente con secuelas y retrasos que incluso tendrán que enfrentar nuestros hijos y nuestros nietos cuando ya no estemos presentes las generaciones de la época trascurrida durante los últimos cincuenta y tantos años. Entonces será muy tarde y la Historia no nos podrá absolver, a unos ni a otros, ya sea por ejecutarlo o por soportarlo. Estos son mensajes de conciencia que percibo nos trae el Adviento 2012 en medio de la convocatoria de la Iglesia Católica cubana a esforzarnos “por la reconciliación y por reverdecer la esperanza” (1). Así lo medito y así lo afirmo con la renovada esperanza de que en el amor por los demás, en la fe en Dios y en nosotros mismos, si así nos lo proponemos, podremos salir adelante. Siempre con mis respetos por el pensamiento diferente.

(1) Ver conferencia impartida por el cardenal Jaime Ortega en Eischtätt, Alemania, Revista Espacio Laical No.217, noviembre 2012.

Publicado en Por esto! el lunes 3 de diciembre del 2012. http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=208545
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