Por Félix Sautié Mederos
Crónicas cubanas
V
Son muchas las consideraciones, criterios y testimonios que me motiva el dossier de la Revista católica Espacio Laical titulado “Propuestas para la refundación de la prensa cubana”; y aunque he escrito 4 crónicas sobre el tema (1), aún me quedan cosas que aportar. No quiero pasar por alto la oportunidad que plantea su publicación, más aún en los actuales momentos que estamos viviendo en Cuba, en los que resulta decisivo alcanzar un cambio de mentalidad que sea capaz de lograr de manera radical y profunda que se cambie todo lo que deba ser cambiado, valgan las redundancias del término. Además considero muy necesario barrer para siempre el inventario de prohibiciones absurdas que tanto daño han hecho y todavía hacen al proceso socio político cubano. Es lamentable que en el desenvolvimiento cotidiano de la prensa cubana, continúen incidiendo con fuerza los rezagos de una burocracia política y administrativa que intenta detener la dialéctica de la vida. No obstante, es mi opinión que en las actuales circunstancias y coyunturas les va a ser muy difícil continuar su retrógrada labor, porque estamos en un punto de inflexión en el que el movimiento se acelera y no se podrá detener en realidad, ya que constituye una ley de la naturaleza que se desborda de manera incontenible en las actuales circunstancias; y que es esencial para el desarrollo socio- político y económico, así como para el mejoramiento humano.
Estos aciagos rezagos burocráticos que aún persisten en la realidad cubana actual, son alimentados y/o protagonizados por personas detenidas en el tiempo, que incluso el Che Guevara muy tempranamente calificara en su artículo “El Socialismo y el Hombre en Cuba” (2) como “alabarderos del pensamiento oficial”. Esas personas en los cruciales momentos que estamos viviendo en Cuba, se dedican a la detestable tarea de arremeter con sus rencores, envidias y frustraciones contra los mensajeros que se atrevan a escribir a favor de los cambios y reformas en la sociedad; y los atacan sin ni siquiera exponer sus argumentos y criterios dentro de un diálogo imprescindible, al que por otra parte puedo decir que le tienen mucho miedo.
En este orden de cosas, quiero añadir que en mi criterio cada vez cuentan con menos razonamientos lógicos que les faciliten legitimar y mantener la política informativa retrógrada e inculta que en la Cuba de hoy, nos rezaga del intercomunicado mundo en donde se ha producido un dramático acercamiento en tiempo real de los pueblos de las más diversas latitudes planetarias. Telesur patéticamente se está encargando de desmontar esa política local día a día, en lo que pudiera definirse como un verdadero contrapunteo no declarado como tal, con los órganos locales de información cada vez más lentos, incompletos, apologéticos y grises, además de más innecesarios para el pueblo en general porque siempre llegan tarde, mal y con un contenido incompleto.
En la medida que avance el tiempo serán más extemporáneos sus controvertidos esfuerzos dirigidos a desviar los debates hacia los planos personales, mientras que se afanan en obviar los contenidos del diálogo constructivo. Lo triste de todo es que se oponen a las esencias mismas intrínsecas de la profesión periodística, definidas por el que es el más destacado periodista cubano de todos los tiempos, nuestro Apóstol José Martí quien expresó que “La prensa no es aprobación bondadosa, o ira insultante; es proposición, estudio, examen y consejo” (3); y que además dijo que “…Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir, tócale examinar los conflictos, no irritándolos con un juicio apasionado; no encarnizarlos con un alarde de adhesión tal vez extemporánea, tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles, someterlas a la consulta y reformarlas según ella, tócale en fin, establecer y fundamentar enseñanzas, si pretende que el país la respete, y que conforme a sus servicios y merecimientos, la proteja y la honre”. (4)
En consecuencia, para resumir mi criterio, quiero añadir que la prensa en realidad debería ser un vehículo de formación de opinión pública y la opinión pública se forma realmente dentro de un debate abierto y de libre expresión en el que por demás todos podamos participar. En consecuencia la prensa cubana debería convertirse como parte de la refundación que plantea el dossier de Espacio Laical, en un instrumento idóneo y un vehículo para propiciar efectivamente el diálogo que tanto necesitamos; y dejar a un lado, el triunfalismo y el “alarde de adhesión tal vez extemporánea” a que se refiere nuestro Apóstol José Martí, de todo lo que hace el Estado. Para lograrlo también es decisivo que se abran para todos libremente y sin excepción, las inmensas posibilidades que INTERNET ha desarrollado y que se encuentran vedadas para nuestro pueblo.
Así lo pienso y así lo afirmo con mis respetos para las opiniones diferentes.
Lamentablemente la prensa en Cuba no es lo que quisiéramos que fuera, sino lo que es, una herencia dejada por el capitalismo de mercado a la capitalismo de estado, y que será usada por el heredero en su beneficio, no del proletario, del mismo modo en que la usaba su anterior propietario.