Cuba prepara nuevos campos de golf socialistas

Por Isbel Díaz Torres

HAVANA TIMES, 14 oct. — Ya es conocida la noticia que Cuba permitirá que extranjeros adquieran propiedades a perpetuidad en modernísimos campos de golf enclavados aquí. El objetivo final parece ser edificar enormes complejos residencial-hotelero-golfista para los turistas y la futura burguesía cubana.

EN SUS MARCAS… LISTO… FUERA…

“Nos dijeron que esta incursión es la máxima prioridad en inversión,” ha declarado Graham Cooke, arquitecto canadiense de campos de golf, diseñador de un proyecto para Playa Guardalavaca, en la costa norte-oriental de la isla. El proyecto, cuyo monto asciende a más de $455 millones de dólares, es promovido por un consorcio de indígenas canadienses, y debió firmarse a principios de agosto de este año.

Según el ministro de Turismo de Cuba, Manuel Marrero, el gobierno negoció con varias compañías extranjeras la constitución de las primeras empresas mixtas que construirán estos campos de golf en Cuba y los “desarrollos inmobiliarios” turísticos correspondientes.

La empresa Standing Feather International (SFI) firmó un memorando de acuerdo con el gobierno cubano a finales de abril, y el pasado 6 de julio acordó crear junto con la compañía estatal cubana Grupo Palmares, la empresa “Cuba-Kanata Golf SA.” Ellos serán los primeros en construir, labor que debió comenzar en septiembre, aunque la cuestión no ha trascendido en los noticiarios ni prensa escrita de la isla.

También se conoce que el director ejecutivo del londinense Esencia Group, quien ha contribuido a patrocinar torneos internacionales de golf en Varadero, planea hacerse de un club campestre de $300 millones en la más famosa de las playas cubanas.

A finales de julio Dianna Melrose, embajadora del Reino Unido en la isla, anunció en la cancillería cubana que empresarios de su país desean invertir en el sector turístico cubano, y de manera especial en los nuevos proyectos de hoteles y campos de golf que se inician.

México es otro de los países interesados en “compartir” experiencias con Cuba en el desarrollo del turismo de golf, según dijo Gloria Guevara Manzo, titular de la Secretaría Federal de Turismo, durante la feria de turismo FITCUBA 2011, el pasado mes de mayo. Consultores de la firma mexicana “Pizá: arquitectura de golf” asesorarán en el diseño y construcción de los complejos turísticos a Palmares, empresa responsable del desarrollo del golf en función del turismo.

Según declaraciones de la funcionaria mexicana, su país se encuentra entre los diez primeros socios comerciales de Cuba, con un intercambio de 325 millones de dólares en 2010. Precisó además que la inversión mexicana en la isla es de unos 730 millones de dólares, “lo que nos posiciona como uno de los primeros inversionistas latinoamericanos en la isla.”

En total, los primeros cuatro proyectos totalizan más de $1,500 millones de dólares, mientras que el New York Times dice que el porcentaje de las ganancias para el gobierno cubano será de aproximadamente la mitad.

Cuba cuenta en la actualidad con tres campos de golf de 18 hoyos: el Campo de Golf Capdevila, y el Habana Golf Club, ambos en La Habana, y el Varadero Golf Club, emplazado en el conocido balneario turístico de Matanzas. Este último fue construido antes de 1959 por la familia Dupont. La perspectiva es construir a corto y mediano plazo dieciséis desarrollos inmobiliarios que contarán con campos para la práctica de este deporte.

El ministro de turismo cubano, durante la primera sesión parlamentaria del 2011, había asegurado que el acuerdo contaba con la aprobación del Consejo de Ministros. El funcionario señaló que los cuatro proyectos iniciales se desarrollarán en las provincias de Holguín, Pinar del Río, La Habana y Matanzas.

CUESTIONES DE PROPIEDAD

Ubicación de los proyectos iniciales. Foto: Cubaabsolutely.com

En su afán por convertirse en un destino de exclusividad y referencia en el Caribe, Cuba ha decidido impulsar un deporte de élite como el golf, aparentemente buscando revitalizar su economía.

Para ello, el gobierno no ha puesto reparo en ofrecer propiedades de por vida y terrenos en usufructo por 99 años. “Estamos orgullosos de anunciar que el título de la propiedad de lujo que los compradores adquieran no será con el estándar de 99 años de arrendamiento. En cambio, las propiedades residenciales se venden con el derecho de los propietarios a poseerlas en perpetuidad,” reveló el consorcio canadiense al periódico El Universal.

Llaman la atención tales excepciones, cuando a los campesinos cubanos les son entregadas las tierras en usufructo por un período limitado de apenas diez años, amparados en el Decreto-Ley 259. Sólo recientemente, el gobierno autorizó la construcción de viviendas en las tierras arrendadas a los campesinos, sin embargo no permitirá la entrada al país de maquinarias, como tractores, donadas desde el exterior.

Para Orlando Lugo Fonte, presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, el término de diez años de usufructo “es un límite y una contradicción.” Así se expresó el funcionario, que defendió la idea del usufructo permanente y heredable para los trabajadores agrícolas.

Por otra parte, son conocidas las críticas que históricamente los líderes cubanos han hecho a los campos de golf, en su mayoría desmontados después del triunfo de 1959. Conocido como “el deporte de los ricos,” el golf fue suprimido en Cuba por Fidel Castro, quien junto al Che Guevara ridiculizaron públicamente ese deporte por “burgués.”

En fechas más recientes el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, también ha hecho explícitas críticas a estos excesos de las clases alta y media-alta en su país. Con la carencia de vivienda que sufre Venezuela, el mandatario sudamericano no entiende por qué deberían extenderse esos campos sobre valiosa tierra “sólo para que un grupito de burgueses y pequeños burgueses puedan ir a jugar golf.”

Entre las noticias que han trascendido sobre el tema, ninguna apunta a dar prioridad a los países del ALBA para este tipo de inversión turística. La integración regional aparentemente deberá desarrollarse al margen de las prioridades de desarrollo económico que ha diseñado para sí la mayor isla del Caribe.

Tampoco parece que se abrirá la posibilidad del desarrollo de ese deporte al cubano medio de la isla, pues no se conocen declaraciones públicas de funcionarios deportivos, y los diseños propuestos van claramente enfocados al turismo internacional de primer nivel. Ello sin contar con que el acceso a tales lugares, y la compra de los implementos deportivos propios del golf, están fuera del alcance de la mayoría de los residentes en la isla.

Al margen de debates ideológicos, SFI apuesta por un estándar de cinco o hasta seis estrellas para poder competir con destinos como Dominicana, Bahamas o Cancún. Como beneficio adicional, a los residentes y dueños de las casas del complejo de golf “Loma Linda,” de SFI, sí se les permitirá importar sus vehículos y se ofrecerán productos alimenticios importados “exclusivamente” para la compra y la entrega a sus hogares.

El área que ocupará el complejo será declarada “Zona Especial de Desarrollo Económico,” según las declaraciones de El Universal, y el gobierno cubano emitirá una visa de “Residente Inmobiliario” que permitirá residencia de largo plazo para estos extranjeros.

Todo este movimiento de tierras y proyecto de prosperidad futura conlleva a la recalificación de los terrenos, y a que se construyan urbanizaciones asociadas a los campos de golf. Internacionalmente, el golf depende de la actividad inmobiliaria, haciendo aumentar el valor de las casas.

El verdadero negocio está precisamente en estas urbanizaciones asociadas al golf, que hacen que dichas viviendas se revaloricen una media de más del 50%. Por lo general, no son viviendas de primera residencia, sino que son compradas por acaudalados inversores del golf y por familias de clase media-alta, que las usan como segunda residencia en “parajes exóticos” como esta isla en el Caribe.

DEMANDA DE AGUA VS. SEQUÍA CRÓNICA

Varadero Golf Club. Foto: standing-feather.ca/place.html

Los campos de golf son tradicionalmente cuestionados por su negativa incidencia ambiental. Cada campo de golf gasta el volumen de agua equivalente al consumo de una ciudad de 12 000 habitantes. Un campo de golf medio tiene 18 hoyos y de 40 a 60 Ha de extensión. Su consumo medio diario es de 1 500 000 litros de agua.

Es fácil predecir el impacto sobre la realidad cubana, aquejada por una sequía que no anuncia su fin. Además, junto al agua necesaria para el riego del césped, hay que añadir el requerimiento de pequeños lagos artificiales para almacenamiento y que son parte del diseño. Estas aguas superficiales inciden en la pérdida por evaporación y en consecuencia hace que aumente el consumo de agua.

El tradicional mal uso de los fertilizantes químicos provoca una alteración muy importante de la calidad de las aguas subterráneas, debido al incremento de compuestos de nitrógeno y fósforo que son empleados en la revitalización de las raíces del césped, para favorecer su crecimiento y darle más color. También los pesticidas utilizados comúnmente ocasionan un fuerte deterioro de los acuíferos, debido a un empleo excesivo o por ser usados en zonas de riego de infiltración rápida.

Durante la fase de construcción y asentamiento del campo, el impacto negativo sobre los ecosistemas es muy considerable. La necesidad de regadío, drenaje, remodelación de pendientes y diseño, obliga a levantar suelos autóctonos y utilizar maquinaria pesada que transforma el sustrato, para instalar toda una serie de conductos para el riego. Finalmente se rellena con gravas, arenas, mantillo vegetal, y se planta el césped.

Por otra parte, la estética del golf representa un tipo de paisaje ajeno, originario de otros países con condiciones socioambientales distintas. La implantación de este deporte implica una transformación radical del paisaje. Desde el punto de vista visual quizás represente una estética subjetivamente bella, pero siempre será extraña a los ambientes originales.

EXTERNALIZAR EL IMPACTO

Como ya se dijo, los campos de golf necesitan una gran extensión de terreno, lo que hace que su construcción no sea posible en áreas urbanas. Es por ello que tradicionalmente se acude a terrenos no urbanizables y zonas próximas a espacios naturales. Una manera de externalizar el impacto.

Por supuesto, tales costos no se esfuman, sino que van a parar a la cuenta infinita de los ecosistemas, que pierden en unas pocas décadas lo que fue preciso construir y almacenar durante siglos. Por supuesto, como no se visibiliza en terremotos, ni espectaculares derrumbes, ni con gigantescas chimeneas que vierten gases tóxicos a la atmósfera, para el gran público es como si no sucediera.

Después de extinguir las fuentes naturales de agua dulce destruyendo los acuíferos, será preciso reconducir el líquido desde cuencas lejanas. Tal manejo externaliza también el impacto, al exportar el problema “sequía” hacia asentamientos distantes.

Por supuesto, obtener las licencias ambientales para tales transformaciones no será gran dificultad, siempre que voluntades gubernamentales fundamenten la necesidad de ingresar divisas al país, y prometan en extensos informes que minimizarán los impactos. Si acaso alguna multa irrisoria para los millonarios, vendrá a “equilibrar” la situación.

No habría de causar sorpresa si en estos predios volvieran a florecer los casinos, con sus juegos de cartas y apuestas duras, maquinitas tragamonedas, y otras modalidades de “turismo de ocio,” como se le ha dado en llamar.

Por lo pronto, ese turismo de primer nivel que Cuba no ha logrado desarrollar con calidad en todos estos años, junto al cultivo extensivo de soya y maíz transgénicos, y la exportación de servicios médicos, parecen ser parte importante de la apuesta por una apertura económica al capitalismo global.

Publicado en http://www.havanatimes.org/sp/?p=51050

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