Por Erasmo Calzadilla
Hace poco Haroldo Dilla, politólogo y articulista cubano, publicó un texto, poniéndole la precisa a una nueva izquierda que viene naciendo en nuestro país.
Sin embargo yo, que me considero de esa ala, sentí que aquellas palabras (al menos el grueso de ellas) no iban conmigo ni con la mayoría de los “neoizquierdistas” que conozco.
Sería bueno intentar precisar, el trabajo de Haroldo invita a eso, qué es (y qué no es) la nueva izquierda y quién pertenece y quien no, tarea que le dejo a los más sabios.
Yo en cambio, aprovecharé el pie forzado para contar sobre un Nuevo Espíritu Izquierdoso que ha ido despertando en la Perla del Caribe.
Efectivamente, en las últimas décadas ha nacido no uno o dos grupos aislados sino todo un espíritu, una nueva (o más profunda) conciencia entre los terrícolas, también entre los cubanos.
Esa nueva conciencia tiene mucho de ambientalista, de Queer, de buena onda solidaria (también con otras especies), de religiosidad panteísta que capta por doquier una divinidad amenazada por la praxis consumista y alienante de los regímenes actuales, y de política en el sentido de activismo desde abajo en contra de los poderes establecidos.
Diría yo, aunque no todo el mundo acepta, que ese movimiento es de izquierda.
A semejanza con los indignados en la Puerta del Sol y otras partes del mundo esa nueva izquierda se sitúa tan distante del centralismo, el autoritarismo, el patrioterismo, los símbolos tradicionales de la izquierda como de la democracia representativa, el show de la lucha entre partidos, las elecciones, la propiedad privada y otros lugares comunes del paradigma “occidental”.
No niego que algunos en esa nueva ola (diría que una minoría que se hace sentir bastante) crean aún que este régimen tiene remedio o que los “líderes históricos” pueden dirigir el cambio.
También son minoría (una minoría a la que se da mucho bombo y platillo) los que solo se concentran en la cuestión de los derechos civiles y humanos, y consideran que la socialdemocracia es una salida. (Minoría dentro de este Nuevo Espíritu Izquierdista al que me estoy refiriendo, tal vez no entre la población en general)
Pero volvamos a Dilla. Avanzado su texto expresa el pensador:
“Pero al mismo tiempo, creo que esa izquierda emergente enfrenta varios problemas cruciales que debe resolver si quiere efectivamente ser una alternativa política en la sociedad cubana.”
Ser una alternativa política en la sociedad cubana ¡qué rollo! Por ahora no creo que se aspire a eso, por varios motivos.
En primer lugar porque el movimiento es aún muy inmaduro y (a mi entender) poco numeroso. El estalinismo castrista cayó como una bomba atómica sobre la tradición de izquierda, lanzando a la gente, por rechazo natural, a los brazos del capitalismo y el liberalismo.
La izquierda tiene ahora que recomponerse desde las cenizas y lo hace al ritmo de quien construye tanteando un nuevo paradigma.
En segundo lugar porque participar en la lucha política al estilo tradicional implicaría renunciar a la esencia del movimiento. Implicaría por ejemplo el protagonismo de una vanguardia ilustrada y de ahí en adelante todo lo que se deriva: verticalismo, organización policial interna, purgas frecuentes de los herejes, demagogia, representatividad como modo de relación entre los profesionales del movimiento y el resto etc.
Ahora bien, lo que sí está claro es que la Nueva Izquierda debe proponer (explícitamente o dando el ejemplo) una alternativa de Buen Vivir alcanzable (o sea que no peque de idealista).
Se habla mucho de las cooperativas pero, ojo, cuando algunos neoizquierdistas proponen ese modo de organizar la vida laboral frente a la empresa privada y al trabajo asalariado, no están invocando otro totalitarismo donde TODO tendría que ser cooperativizado, y TODOS deberían vincularse laboralmente de esa manera.
En fin, no niego que ese movimiento tiene ante sí un montón de dilemas que son verdaderas cordilleras en su camino. No viene mal un “y tú, empínate”(*), pero la madurez no puede precipitarse.
En cuanto a la cuestión del tiempo que se acaba, creo que la izquierda puede estar tranquila por esa parte: siempre habrá trabajo de sobra para ella.
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