Por Fernando Ravsberg
…las semanas, los meses y los años sin que Cuba alcance la prometida informatización de la sociedad. Atrás queda el debate sobre internet social o particular, la mayoría de los internautas ya aceptan cualquier opción con tal de que haya acceso.
Yo continúo intentando que algún directivo del Ministerio de las Comunicaciones me responda sobre la situación de internet en Cuba. Es verdad que sus acólitos siempre me advierten que no me acerque pero mi optimismo me llevó otra vez a insistir.
Logré interceptar a uno de los viceministros en la inauguración de la XV Feria de Informática. Me decidí porque es un hombre bastante joven y un colega cubano me aseguró que “este le sabe al tema”, aclarando así que no se trata de un simple burócrata.
He de reconocer que tiene formas más corteses y amables que otros directivos que he conocido en el pasado pero al final la respuesta sigue siendo en esencia la misma: no voy a hacer declaraciones, este no es el lugar, en otra ocasión, etc, etc, etc.
Fue una verdadera lástima que se negase a hablar porque quería preguntarle sobre un tema que preocupa a la gran mayoría de los internautas cubanos: las dificultades para conectarse a la red y la lentitud extrema para navegar, mayor incluso que años atrás.
La compañía telefónica Etecsa advertía en su último comunicado que la existencia del nuevo cable submarino “no significará que automáticamente se multipliquen las posibilidades de acceso”, lo que nunca dijo es que estas posibilidades se reducirían de la manera que lo han hecho.
Mi intención al acercarme al viceministro era confirmar o descartar algunos de los rumores que circulan por la isla, especulaciones sobre las razones por las cuales cada día aumentan más las dificultades para lograr una mínima conexión a internet.
Cuando hablo de lentitud extrema en la navegación, me refiero a que bajar un video es totalmente imposible, abrir fotos se puede tardar entre diez y 15 minutos y para revisar unas 20 páginas informativas se necesitan alrededor de tres horas.
Como siempre están quienes achacan todas las dificultades al bloqueo de Estados Unidos, mientras los opositores nos aseguran que es un complot del gobierno para monopolizar la información. Sin embargo, hay un tercer grupo que reconoce una crisis técnica.
Los dos primeros discursos no necesitan mayor explicación, los venimos escuchando desde siempre y se centran en que todo está bien o todo está mal. Como contrapartida la mayor parte de los especialistas que consulté consideran que se trata de dificultades tecnológicas.
Una de las fuentes me explicó que esta vez no tiene que ver con el cable de Venezuela, que al parecer no funciona pero tampoco molesta. Ahora habría también un problema con las redes y sistemas internos de la isla, que habrían comenzado a fallar.
Según la “versión tecnológica”, los equipos cubanos están tan obsoletos que ni siquiera hay repuestos para ellos. Así se ha ido reduciendo su capacidad y reagrupando a los usuarios en lo que queda funcionando, lo cual explicaría la creciente lentitud.
Empiezo a entender el significado del comunicado de Etecsa cuando expresaba que harán falta más “inversiones en la infraestructura interna de telecomunicaciones”.
Fueron cuatro párrafos en los que no se miente pero en los que hay hacer magia para enterarse de la verdad.
Algunos especialistas coinciden en que las roturas continúan agravándose y aseguran que la única solución pasa por la total modernización de la infraestructura interna, lo cual implicará una enorme inversión de dinero y de tiempo, además de molestias para los usuarios.
Lo cierto es que a pesar de las inversiones del Estado en ese sector, cada día que pasa existe una peor conectividad. La lentitud es un hecho pero las causas que la provocan son imposibles de confirmar con las autoridades del Ministerio de las Comunicaciones.
Todo lo que tiene que ver con internet se mantiene en el mayor de los secretos, el cable submarino continúa en fase de “pruebas”, se habla de nuevas inversiones sin dar detalles y sobre todo se insiste en que hay que tener paciencia, en espera de un “crecimiento paulatino”.
Como en aquella vieja canción, a lo mejor estamos perdiendo el tiempo pensando. Al fin y al cabo los internautas cubanos seguirán frente a la pantalla de sus computadoras desesperando mientras el Ministerio continúa contestando, quizás, quizás, quizás.