¡Ay ansaron!
Que mirás el firmamento estrellado como si durmieres junto a Juno.
Pero no, ¡No lo hacés!
Igual quien pace a tu vera… Verte te vio como gran ansarón.
Pero… Sabé que la real nunca te trajo.
Sos, sencilla ansarón.
Que no te hagan pensar que mi alma brilla…
¡Qué no! Brillar, no brilla y menos por vos.
Sos y estarás en tu vereda, y pacerás…, donde pazcas.
Que yo… ¡No!
Mi vereda es otra, y cruzarnos…, lo haremos y graznar…, también, si de menester fuere, se hará.
Pero, ansarón, mi alma no ansia por vos.
No ansía, porque nunca ansió por nadie, tampoco por vos.
Que un graznido grabe a fuego que… ¡Ya!, ¡Ya fue!
Nada en el alma refléjome el lago de Sol o Luna.
Sé libre de graznar aguda o llana y no aquel triste hiato.
Grazná lo que se te cante sin miedo, ni pensar que del real sos.
¡Qué no! ¡No lo sos!

Eme.Sal


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