“Paula, te vienes a tomar algo?”
Jose estaba invitando a Paula a irse a algún bar con todos los voluntarios que habían descargado las dos toneladas de café empaquetado que habían llegado esa tarde en camión. Habían formado una cadena, empezando por el propio camionero pasando los paquetes, y terminando por Jose poniéndolos sobre el palet, haciendo un muro perfectamente sólido, como si los paquetes de café fueran ladrillos. Paula no sentía los brazos y tenía ganas de sentarse.
“Venga vente!”, le dijeron varias voluntarias a la vez.
“Y por qué no nos quedamos aquí? Si tenemos hasta bar.”
“Es que aquí no hay coca – cola.” La voluntaria lo dijo con una sonrisa y Paula no sabía si estaba bromeando, no le pareció demasiado relevante pero las miradas de Luna, Jose y Joshua no le pasaron desapercibidas. A Paula le daba una pereza enorme caminar hasta encontrar un bar para luego quedarse de pies bebiendo porque igual ni tendría asientos libres. Especialmente mirando las sillas vacías del café junto al almacén, allí mismo, tan invitantes.
“Yo también me quedo”, dijo Luna.
“Ala, a beber coca-cola”, dijo Joshua cuando todos se habían ido, dejando allí a Jose, Joshua, Paula y Luna.
“Qué pasa con la coca-cola?”, preguntó Paula.
Joshua sonrió con su mueca de siempre y a Jose se le vio la pereza que le daba dar explicaciones largas cuando estaba cansado.
“Que la estamos boicoteando,” contesto Luna. “Algunos.”
“Ah. Y eso?”
“Porque es una multinacional?”
“En el mercado de la bolsa de Nueva York, la coca-cola especula contra el café”, dijo Jose. “O sea que gana dinero si a los productores se les paga menos, y se empobrecen más.”
“Yo no entiendo como funciona eso”, dijo Luna, “como alguien puede sacar beneficios, por como comercie otra persona que no tiene nada que ver.”
“Mediante productos financieros”, contestó Paula. “Eso lo he estudiado yo en la uni. Se llaman opciones de compra. Tu compras un documento que te da derecho a comprar algo en el futuro, cuando y las condiciones están en ese documento, por ejemplo lo compras ahora y puedes ejercer ese derecho que has comprado, comprando la mercancía, dentro de tres meses. Si en esos tres meses el precio sube, no vas a querer ejercer ese derecho de compra. Si el precio baja, igual quieres ejercerlo, o igual quieres vendérselo a alguien a quien le interese la mercancía pero no puede comprarla porque esta comprometida contigo. Si la coca-cola hace eso con el café, gana una pasta con cada derecho de compra.”
“Vamos,” dijo Joshua, “básicamente se está ayudando de la situación de impotencia una parte de la población más pobre del planeta, y es razón suficiente para boicotearla, no?”
“Así que vosotros no bebéis coca-cola”
“No.”
“Vale. Iremos a por pe psi entonces.”
Jose sonrió con una mueca de suficiencia.
“La pe psi hace lo mismo con los plátanos”.
Paula se quedó callada un momento y los otros tres siguieron con otra conversación. Cuando hubo reflexionado, dijo:
“Hay alguna guiá de qué compañías hay que boicotear y cuales son más o menos bien?”
“Pff, es que serían todas”, dijo Jose con voz cansada
“Pues ya me dirás”, respondió Paula.
“Vamos a tener que construir toda una economía alternativa, fuera de todo este sistema” dijo Joshua con su mueca.
“En eso estamos.” sentencio Jose.
“Te vienes al encuentro de redes de economías alternativas en córdoba?”
“no se. De que va, cuando es?”
“Es el fin de semana largo de mayo, vamos en la furgo y nos quedamos a dormir en un polideportivo” Jose ya no sonaba tan cansado y Paula pensó que tendría que preguntar a sus padres.
“Y la fiesta del sábado es en una okupa, con ka.” Paula decidió que esa parte no la iban a oír sus padres.