El lunes 14 de febrero a las 10 am, en la Sala Alejo Carpentier de la fortaleza de La Cabaña (La Habana) –sede principal de la Feria Internacional del Libro- se proyecta la presentación del ensayo histórico-social “Transdominación en Haití”, del antropólogo cubano-ruso Dmitri Prieto Samsónov (también activista de la Cátedra Haydée Santamaría), que obtuvo el Premio Pinos Nuevos 2010.
La obra, publicada por la editorial Ciencias Sociales, aborda una cuestión clave que debe ser interiorizada con profundidad por todo revolucionario/a sensible: ¿por qué suele suceder que después de logrado el triunfo de una revolución aparecen nuevas estructuras dominadoras que dan al traste con el proyecto de libertad por el que se sacrificaron tantas gentes? El caso que analiza Dmitri es el de la Gran Revolución Haitiana, punto de partida del primer Estado independiente latinoamericano y afrocaribeño, en 1804.
Compartimos con los amigos de Observatorio Crítico el comentario que –en calidad de Prólogo- escribió para este libro el filósofo revolucionario irlando-mexicano John Holloway, autor del polémico texto “Cambiar el mundo sin tomar el poder”:
Romper. Queremos romper. Romper con un sistema social que está construido sobre la explotación, la injusticia, la frustración del potencial humano, la violencia, un sistema que nos está matando y amenaza con la aniquilación total de la humanidad. Queremos y tenemos que romper con el capitalismo.
Romper. Queremos romper. Romper con un sistema social que está construido sobre la explotación, la injusticia, la frustración del potencial humano, la violencia, un sistema que nos está matando y amenaza con la aniquilación total de la humanidad. Queremos y tenemos que romper con el capitalismo.
Nos rebelamos. Hacemos revoluciones. Pero lo terrible es que muchas veces las rebeliones terminan con la restauración del sistema contra el cual luchamos, las revoluciones acaban creando una sociedad aún peor que la sociedad repudiada. Rusia, China, Vietnam, Corea, tantos sueños esfumados, tantas vidas sacrificadas, tantas pasiones quemadas, y ¿para qué?
Los conservadores nos dicen que es inevitable, que las rebeldías lastiman la sociedad, que las revoluciones siempre terminan en desastre, que lo mejor es conformarse, aceptar. Pero ¿cómo podemos conformarnos, cómo podemos aceptar una forma de organización social que nos está matando, que está sofocando nuestra humanidad? La izquierda muchas veces busca una explicación de los fracasos en términos de traición, concepto absurdo que no explica nada, o en las particularidades de cada caso histórico, lo que puede ser importante pero que desvía fácilmente la atención del hecho de que hay aquí un problema que va más allá de los casos particulares.
El gran mérito de este librito (término de cariño) es que abre otra forma de abordar el problema planteando el concepto de la transdominación, por lo que entiendo la transformación y reproducción de la dominación a través y a pesar de la revolución. Para desarrollar este concepto Dmitri Prieto Samsónov analiza una de las revoluciones más radicales, la haitiana, que tuvo como consecuencia la creación de un régimen tan autoritario y destructivo que los haitianos siguen sufriendo las consecuencias más de doscientos años después. Un ejemplo dramático de la transdominación.
¿Cómo podemos entender el proceso de transdominación y sobre todo cómo podemos evitar que las revoluciones y rebeldías terminen así? No sabemos, obviamente. La única respuesta posible es la rebeldía constante, una rebeldía que no acepta ninguna frontera, una rebeldía que corre, como corren las grietas, como corren los incendios: el comunismo no como sistema, no como conjunto institucional sino como movimiento, como el moverse de la dignidad contra-y-más-allá del mundo existente.
Un elemento en particular me llama la atención en el análisis de Dmitri: el papel de la mimesis. Enfatiza cómo los revolucionarios haitianos reproducían en sus propias prácticas las costumbres, las ideas, las formas constitucionales de sus amos que acababan de matar y expulsar. Esta mimesis tiene que ver en parte con el intento de reintegrarse al sistema mundial que los rechazaba (y que ellos habían rechazado), el intento de conquistar la respetabilidad internacional. Pero es más que eso: la mimesis está presente desde el inicio en el comportamiento de los revolucionarios.
El énfasis en la mimesis es importante, porque sugiere que la clave para romper con el sistema existente es la asimetría radical con todos los aspectos del sistema que estamos rechazando: asimetría de ideas, de lenguaje, de formas de comportamiento, sobre todo de formas de organización. En la medida en que una revolución, por las razones que sea, reproduce las formas de la sociedad rechazada, deja de ser revolución.
Por el concepto de transdominación y por sus reflexiones sobre la revolución haitiana, le agradezco mucho a Dmitri haberme ofrecido la oportunidad de leer su libro y de escribir este prólogo. Un honor.
John Holloway