Maykel González Vivero
Será una foto de Cuba, una foto de familia, aseguran los manuales del censo, con vocación metafórica. A la medianoche del 14 de septiembre oprimirán el botón y veremos el flashazo. Ya sabemos, sin embargo, que nos harán una foto desenfocada: las uniones entre personas del mismo sexo fueron omitidas de los cuestionarios. Algunas familias no rezarán como tales, serán convivientes sin parentesco. Las pautas sancionadas por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) obligan a desenfocar la imagen de Cuba que necesitamos.
Hoy aparecieron pruebas de que la ONEI se traiciona a sí misma en una pugna a puertas cerradas. Un supervisor del censo, estudiante universitario, me reveló el contenido de unas líneas borradas en el manual denominado Instrucciones Enumerador. Aunque tachadas con saña, en el párrafo que define quiénes serán considerados cónyuges él pudo leer: “En este caso se admiten parejas del mismo sexo, siempre que sean convivientes del mismo hogar censal”. “Las parejas homosexuales no figurarán en la indagación”, dijo un funcionario de la ONEI al periodista Francisco Rodríguez Cruz hace pocos meses. Las líneas tachadas obligan a suponer que originalmente se les contempló. El diseño fue cambiado luego por razones que sólo justifican la homofobia y una flagrante mala fe.
Empeñado en conocer el origen de la tachadura homofóbica pedaleé hasta el sitio donde capacitan para el censo en Sagua la Grande. El director, Ovidio Bermúdez Acosta, me facilitó las Instrucciones y pude fotografiar el fragmento censurado. Bermúdez me mostró además una información oficial de la ONEI titulada Precisiones metodológicas y fe de erratas; en la penúltima página se ordena tachar la oración que reproduje arriba y sustituir por “Las parejas deben ser de sexo diferente”.
¿Por qué se abandonó el proyecto original? ¿Quién ordenó -persona o grupo- que se eliminara una pauta incluida por los propios especialistas de la ONEI? Lo que parecía una omisión ahora es discriminación. Afirmar que las parejas homosexuales no serían admitidas era anticuado; incluirlas, luego tacharlas, es discriminatorio. ¿Los responsables sabrán que obran contra la política del Estado?
Seguí hasta el Departamento Municipal del Censo, en la sede sagüera de la ONEI. Conversé con la máxima responsable: Dulce Suárez Rojo, otra funcionaria, me facilitó numerosos ejemplares de las Intrucciones. En todos aparecía la misma tachadura azul, rotunda. Maritza, la directora, me aseguró que los manuales llegaron tachados probablemente de La Habana. Ella desconocía la Instructiva No. 14 del 21 de junio de 2012, la fe de erratas de tanta mala fe. Dulce explicó que a pesar de la fecha el documento les llegó el pasado viernes. Y no tuvieron que corregir nada, lo que indicaban censurar ya estaba en azul.
Las funcionarias de la ONEI -todas son mujeres- se interesaron por el caso. Conocían el término homofobia. Mencionaron dos películas: Milk y Brokeback Mountain. Dulce admitió que la disposición obliga a instruir expresamente a los enumeradores para que desconozcan cualquier declaración de unión entre personas del mismo sexo. Si dos hombres se declaran unidos, los enumeradores excepcionalmente lo desconocerán, pese a que el censo consignará lo declarado aunque sea evidente alguna falsedad. Por una vez el censo mentirá. La foto quedará desenfocada.
Tomado de El Nictálope