La teología de Francisco es la de Amós, más que la de Marx

Icono Cristiano-ortodoxo del Profeta Amós

Por Juan Arias

“El papa es más de gestos y símbolos, de ejemplos personales, de denuncias al poder, que de defensa de ideologías ultrapasadas”

A casi un mes de pontificado, los teólogos de la liberación andan un tanto desconcertados con el papa Francisco. ¿Pueden considerarlo o no como uno de ellos? De hecho las preguntas más inquietantes acerca del nuevo papa, el primer latinoamericano, cuna de la Teología de la Liberación, se refieren a su teología.

No es fácil encuadrar la ideología religiosa de Francisco. Los teólogos de la liberación, incluido Leonardo Boff, máximo exponente de dicha teología en América Latina, lo han recibido con un aplauso. Por ahora. Otros mantienen aún sus dudas. Lo cierto es que cada papa ha expresado un tipo diferente de teología. Ha habido papas tridentinos, tomistas, agustinianos, aristotélicos, enrrocados más en la teología que se elaboró tras haberse echado la Iglesia en manos del Imperio Romano y haber heredado de él pompa y poder, que en la teología pura y llana del evangelio. Que fue la de Francisco de Asís.

Las teologías de laboratorio, que mal rozan lo social se pierden en las famosas discusiones bizantinas y medievales, como la que pretendía saber si los ángeles tenían sexo.

La teología de Jesús de Nazareth fue doble. Con los pobres usó la teología de la felicidad: no soportaba su dolor ni les pedía que se lo ofrecieran a Dios para ganarse el cielo. “Curaba a todos”, dicen los textos sagrados. Y a los muertos los resucitaba. Multiplicaba el vino en las bodas para que siguiera la alegría y no imponía ayunos y penitencias a sus discípulos como hacía Juan Bautista. Con los poderosos, su teología era diferente. Usaba con ellos la teología de la “denuncia y del ejemplo”. Gritaba al rey “No te es lícito”. Y decía a los suyos: “Los que se visten de seda están en los palacios reales”. El vestía como los pobres. La forma que Jesús usaba contra lo que el marxismo llama de estructuras injustas, no era ideológica, ni de incitación a la lucha de clases. Era testimonial. Curar a un leproso, cuyas llagas eran vistas como castigo divino, era la mayor bofetada al poder tanto civil como religioso. Como lo era el lavar los pies a los apóstoles. O defender a la adúltera contra los fariseos que pedían su lapidación en nombre de la ley judaica.

Y Jesús poseía, en medio a su fuerte sentido de justicia hacia los arrinconados por el poder, una no menos fuerte fe en que Dios estaría siempre de parte de los últimos y no en los salones del poder. Dios sería siempre la garantía de los pisoteados por las injusticias sociales. La teología del papa Francisco parece nutrirse menos en la esencia de la Teología de la Liberación, que se inspiró, en su nacimiento, en la ideología social del marxismo que ve en las estructuras del poder la causa del mal del mundo.

La teología de Francisco se nutre más en la teología del profeta Amós, aquel pastor que ni siquiera pertenecía a la casta de los profetas y que fue quién con más dureza arremetió contra los mecanismos de explotación y opresión campesina llevados a cabo por los reyes opresores. Amós, sin embargo, arremetió tanto contra las injusticias sociales como contra los pecados de idolatría de su pueblo. Y para él, al final, como para Jesús ocho siglos después, Dios seguiría siendo el verdadero libertador de los oprimidos. No cabía en Amós, ni en el profeta de Nazareth, la moderna teología del ateísmo. Dios seguía siendo el centro de la vida: para castigar al opresor y para proteger al oprimido. Amós fue llamado el “profeta de los pobres”. Curiosamente como hoy Francisco es llamado el “papa de los pobres”. En esta vertiente, Francisco se enlaza con una parte de la Teología de la Liberación, que coloca como prioritaria la “opción por los pobres”.

Quizás se distancie de los instrumentos tomados por dicha teología del marxismo para luchar contra la injusticia social. No en vano, en sus conversaciones con el rabino Skorka, Bergoglio, le recuerda varias veces al profeta Amós y sus invectivas contra los poderosos de su tiempo y la defensa a ultranza de la justicia y de los perseguidos y “triturados” por el poder. Le dice Francisco al rabino que si los sacerdotes y obispos de hoy “usaran el lenguaje del profeta Amós” la misma Iglesia “se escandalizaría”, dada la dureza de sus palabras contra los opresores de los campesinos pobres de entonces.

A los teólogos de la liberación les gusta Francisco porque pide a la Iglesia que se “manche los pies de barro” en la búsqueda de los más desamparados. Quizás les guste menos cuando afirma que las ideologías, tanto del comunismo como el capitalismo, son igualemente idolátricas. El comunismo deifica su ideología absolutista y el capitalismo la explotación de los recursos, arrodillándose y haciendo que nos arrodillemos ante el dios del consumo. En ambos extremos, Dios aparece ausente.

En Francisco hay más evangelio que ideología; le interesan sobre todo las lágrimas de los oprimidos. Y Dios, para él, como para los profetas bíblicos, sigue siendo la garantía de esperanza libertadora de los pobres. Francisco es quizás más Amós que Marx, en su lucha contra las injusticias sociales. Para Francisco, la religión, vista y practicada en la línea del profeta Amós, no es el opio de los pobres sino su garantía de redención.

Es posible que las caravanas de pobres de América Latina entiendan mejor la teología “amosiana” de Francisco, enjugador de lágrimas y misionero de periferias, que la teología de la Liberación, que aún habiendo hecho la opción primordial por los pobres, sigue en este continente, más cercana a las clases pensantes que a las que luchan por el pan de cada día.

El arzobispo brasileño, Helder Cámara, gran defensor de los oprimidos, solía decir, criticando al poder: “Cuando doy comida a los pobres, me llaman santo. Cuando les pregunto por qué tienen hambre, me tildan de comunista”. Tenía razón. El problema es que hoy el comunismo está más preocupado en defender su poder y sus privilegios que en interesarse por qué hay aún gente que sigue pasando hambre. Quizás sea eso lo que advierta el papa Francisco que está inaugurando en la Iglesia una nueva teología, hecha más de gestos y símbolos, de ejemplos personales, de denuncias al poder con nombre y apellidos, que de defensa de ideologías ultrapasadas.

Publicado en El País (11 de abril de 2013)

Humanizar el ministerio del Papa: Sentido del sacerdocio cristiano

Por Benjamín Forcano

Resulta más que oportuno relacionar la renuncia del Papa Benedicto XVI con un pasaje de los Hechos de los Apóstoles. El apóstol Pedro visitaba en Cesarea a un tal Cornelio, hombre recto, que era capitán de la compañía itálica. Cuando Pedro estaba para entrar en su casa, Cornelio salió a su encuentro y se echó a sus pies a modo de homenaje, pero Pedro lo alzó diciendo: “Levántate que también yo soy un simple hombre”. (Hch 10). Palabras del primer Papa, que conectan con estas otras del concilio Vaticano II: “Se ha de reconocer cada vez más la fundamental igualdad entre todos los hombres” (GS, 29).

Desde este relato, creo entender la decisión tomada por el Benedicto XVI. Sin dejar de ser Papa, él no olvida su condición humana: “Para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meces, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado”.

Nadie encontrará extraño que la Iglesia católica, en su concilio ecuménico Vaticano II , escogiera como categoría básica para expresar esta igualdad fundamental la de Pueblo de Dios. Este pueblo germinalmente abarca a todos los hombres y la Iglesia católica es como el sacramento visible de su unidad universal. En ella “Todos los fieles de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristina, con la cual se promueve un modo de vivir más humano” (LG, 40).

El cansancio e incapacidad del Papa apenas si puede sorprender a nadie. Joseph Ratzinger, antes que Papa, era teólogo y es para lo que, debidamente preparado, estaba dispuesto: investigar, enseñar, escribir y publicar; labor que venía cumpliendo con rigor y competencia, sin que se le ocurriera pensar en la tarea de gobernar. Fue elegido para ello, primero como obispo, más tarde como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y finalmente como Papa.

Ha sido en sus casi ocho años de Papa cuando más ha percibido el acelerado y traumático cambio de la sociedad actual, la gravedad de los problemas eclesiales y, más en torno a él, la peligrosa maraña de colaboradores suyos, algunos muy potentes y avezados en las ambiciones, intrigas y secretos curiales. Esa red le envolvía, iba en contra de su natural tímido y en casos graves de resolución se encontraba con posiciones opuestas, ante las que no se atrevía a proceder con coraje. Se vio abrumado, sobrepasado y con humildad decidió renunciar y no esperar a que, en sus últimos días, otros que sin duda pensaban que tenía que seguir hasta la muerte, pudieran manejarlo contra su voluntad. Benedicto XVI tenía en su memoria el angustioso final de Juan Pablo II, superadmirado y elogiado por los medios. Benedicto XVI decidió renunciar, seguro en su conciencia de que obraba bien. Acaso sea, entre los pocos que dimitieron (Celestino V, 1294; Gregorio XII, 1415;…) el único que lo ha hecho por decisión propia, sin otras razones y presiones exteriores. Ciertamente, era quebrar una tradición sacralizada, que presentaba al Papa como un vicediós. Pero su sabiduría teológica le ayudó a ahuyentar todo temor y duda. Y en nuestro mundo su gesto resulta adecuado y creíble, humana y teológicamente hablando.

Entre los componentes de la Curia Romana, habrá quienes estarán estado en desacuerdo, pero ni antes, y menos ahora, se puede sostener que el ministerio del Papa debe ser vitalicio. Lo afirmaba el mismo Papa cuando como teólogo escribía: “Para la teología católica es imposible considerar la configuración del primado en los siglos XIX y XX como la única posible, necesaria para todos los cristianos”.

En este sentido, para diseñar un futuro más evangélico y moderno de este ministerio, sirve exponer las razones que debieran perfeccionarlo en lo sucesivo. Se trata simplemente de un derecho, el derecho del Papa a jubilarse, como acontece en todo ser humano.

El Papa es un ser humano

El Papa es un ser humano y, como tal, está sujeto a las limitaciones que le impone, sea por debilidad, enfermedad, envejecimiento, etc. La edad suele marcar en todas partes un límite, más allá del cual se considera que para una persona es justo y aconsejable verse liberada de determinadas responsabilidades públicas. Tal liberación se acrecienta ante las responsabilidades de la Iglesia católica, que se extienden a la tierra entera y alcanza a mil millones de miembros.

Los obispos se jubilan a los 75 años

La tendencia actual en la Iglesia, establecida por Pablo VI, es la de jubilar a los obispos a los 75 años, aunque estén en buenas condiciones, como le ocurría al cardenal Tarancón. El Papa es el primero de todos los obispos, pero es también obispo.

El carácter vitalicio del ministerio papal no es ningún dogma

De acuerdo con las leyes de la evolución histórica, hay normas y costumbres del pasado que no conviene mantener en el presente. El carácter vitalicio del ministerio del Papa no se apoya en ningún principio dogmático y contradice la vida democrática, propia de la mentalidad moderna y muy concorde con el mensaje evangélico.

La soberanía democrática es del pueblo de Dios.

Muchos tratan de cuidarse en salud, afirmando que la Iglesia no es una democracia. Se puede admitir, pero replicando que, en cuanto a la estructura y principios que la deben informar, la Iglesia es más que una democracia. Los principios de Jesús: “Sois todos hermanos”, “el que quiera ser superior que se haga inferior” , “los últimos serán los primeros”, etc. marcan un nivel de igualdad y fraternidad que aseguran relaciones más que democráticas .

En el parecer del teólogo José Mª Díez Alegría, “Los cristianos pedirían un Papa capaz de desmontar el monarquismo absolutista con que está funcionando el papado y que, sin negar el primado, lo hiciera compatible con la colegialidad, la subsidariedad”. Es éste el principio invocado por el Vaticano II: las cosas comunes se resuelven mejor entre todos que no por uno, en este caso por todos los obispos y no sólo por el obispo de Roma.

En Carta personal a Juan Pablo II, el obispo Casaldáliga le comenta que ciertas estructuras de la Curia no responden al testimonio de una simplicidad evangélica y de comunión fraterna, son centralizadoras e impositivas y no respetan una corresponsabilidad adulta ni, a veces, los derechos de la persona o de los pueblos diferentes: ”La curia romana reclama a gritos una profunda renovación. Me atrevería a calcular que un 70 % de lo que se adjudica la Curia romana podría resolverse mejor en las iglesias particulares y en las conferencias episcopales”.

El Papa solo no es la Iglesia, ni él solo es todo el colegio episcopal. Lo confirmaba también el cardenal Carlo María Martini: “Determinados puntos de la Iglesia necesitan para su solución de un instrumento colegial universal y autorizado”. El Papa es para la Iglesia, no la Iglesia para el papa. El Papa tiene un ministerio (servicio) que le confiere la misma Iglesia, no como una dignidad, prebenda, poder o premio sino como una misión que debe ejercer en función del bien y del buen gobierno de la misma. La magnitud y variedad de la Iglesia, sus situaciones históricas y socioculturales, políticas y religiosas tan distintas, exigen cercanas y especiales condiciones que no

Con razón, pues, Benedicto XVI ha reiterado que ha renunciado por el bien de la Iglesia. Su renuncia debiera promover el compromiso de una mayor democratización y corresponsabilidad eclesial a todos los niveles: continentales, regionales, diocesanos, parroquiales, etc.

La hegemonía clerical, favorecida por el poder del Papa acumulado en la historia, sobre todo a partir de la reforma gregoriana, no tiene fundamento en el Evangelio y se deslegitima a la luz del sacerdocio de Jesús, fundante de todo otro sacerdocio en la Iglesia.

La soberanía de la Iglesia la tiene el pueblo de Dios quien, en última instancia, la recibe de Dios, quedando en manos del pueblo –en su protagonismo, participación y corresponsabilidad- delegarla en aquellos miembros de la comunidad –local, parroquial, diocesana, etc.- que más idoneidad revistan.

La jerarquía eclesiástica, en cualquiera de sus niveles, es nada sin la comunidad. Jamás la autoridad en la Iglesia puede entenderse y erigirse como una realidad que tiene consistencia en sí y por sí. Tal concepción ha llevado a una hipertrofia de la cabeza y a una atrofia de los demás miembros del cuerpo eclesial. Tal desorden quedaría corregido y eliminado si conociéramos bien la naturaleza del sacerdocio de Jesús, norma y modelo de todo sacerdocio en la Iglesia.

El sacerdocio de Jesús, fuente del sacerdocio cristiano

Estoy convencido de que el sacerdocio de Jesús, comunicado a la Iglesia entera, es clave para poder entender la renuncia del Papa e impulsar una reorientación del mismo en la comunidad cristiana.

Como muy bien dice el Vaticano II: “Todos los bautizados, por la unción y generación del Espíritu Santo, son consagrados como cosa espiritual y sacerdocio santo” (LG. 10).

La Iglesia entera participa del sacerdocio de Jesús. Explicar esto es decisivo para evitar concepciones del sacerdocio que no responden a la novedad del sacerdocio de Jesús: “En Cristo se ha producido un cambio de sacerdocio” (Hb 7,12).

Este cambio comienza por saber que los discípulos de Jesús no lo tenían a él como sacerdote al estilo de entonces, seguramente porque seguramente vieron cómo se enfrentaba con los sacerdotes judíos y el templo.

Por su sacerdocio, Jesús “se hace semejante a sus hermanos”, de modo que se identifica con el pueblo, sin avergonzarse de llamarlos hermanos. Para ejercer su sacerdocio no necesita retirarse al ámbito de lo sagrado, de los ritos, sino que lo vive a través del sufrimiento y del amor llevado al extremo. Desde ese ejercicio, oye y hace suyo el clamor del pueblo y tiene experiencia de lo débil, de lo pobre y de lo excluido. Ejercicio que lo lleva a comprometerse con los más débiles y maltratados y a terminar clavado oprobiosamente en la cruz.

La vida de Jesús fue una vida sacerdotal en el sentido de que se hizo hombre, fue un pobre, luchó por la justicia, fustigó los vicios del poder, se identificó con los más oprimidos, los defendió, entró en conflicto con los que tenían otra imagen de Dios y de la religión y tuvo que aceptar por su fidelidad la persecución y el morir fuera de la ciudad , echado fuera de ella como a un estercolero. Los poderes establecidos, en este caso poderes de la muerte, lo matan ( y matarán a todos aquellos que se identifiquen con los marginados y oprimidos): “Por eso, él asumió la misma carne y sangre que los suyos, para con su muerte aniquilar al señor de la muerte y liberar a todos los que pasaban la vida entera como esclavos” (Hb 2, 14-15)

Este sacerdocio sólo lo conocemos en Jesús y es el que hay que proseguir en la historia y, así, la Iglesia entera , pueblo de Dios, prosigue y ejerce el sacerdocio de Cristo , sin perder la laicidad, en el ámbito de lo profano y de lo inmundo, de los “echados fuera”. No se trata de renegar de un sacerdocio que atiende como se debe al culto y celebraciones litúrgicas sino de ver que transcurre centrado en el mundo real: “Entre quienes viven en un mundo de miseria y opresión, ese modo es el que se ofrece al servicio sacerdotal” (Jon Sobrino).

Este sacerdocio, llamado común (de todos) pertenece al plano sustantivo, mientras que el presbiteral es un ministerio (servicio) y no puede entenderse desentendido del común. El sacerdocio común pertenece y acompaña al presbiteral, procede de él por delegación (de la comunidad sacerdotal) y, en consecuencia, está subordinado al común.

Queda así muy superada la figura del “sacerdote” que se ciñe casi exclusivamente al altar y a la administración de los sacramentos. El menester primero ( Cf. Presbiterorum Ordinis) del presbítero es el ministerio de la palabra , realizado de muchas formas y las más de las veces fuera del templo.

Conviene saber que este ministerio presbiteral, tal como se entendía en el primer milenio, tiene pleno sentido, pero con referencia y en dependencia de la comunidad.

Acaso lo más importante y significativo de la renuncia del Papa está por venir. Su gesto debiera ser un impulso para volver a tomar en serio en la Iglesia el sacerdocio de Jesús y aplicarlo con todas su consecuencias.

Es entonces cuando podemos entender palabras como las de los obispos Cipriano y León Magno: “No se debe ordenar obispo a nadie contra el deseo de los cristianos, y sin haberles consultado expresamente al respecto” , “El que ha de presidir a todos, que sea elegido por todos”, porque “al que es conocido y aprobado se le reclama con paz, mientras que al desconocido, es menester imponerlo por la fuerzas y será constantemente materia de discusión”.

Mis respuestas para el final de las sospechosas habituales

Por Yasmín S. Portales Machado

Este jueves 10 enero nos reunimos por última vez en la UNEAC para asistir a Mirar desde la sospecha, que cierra su primera temporada. El objetivo era dedicar una sesión especial a homenajear el feminismo cubano de todos los tiempos, sus aportes y retos actuales.

En el mensaje que circularon las organizadoras, se advertía que el encuentro tendría dos partes: la primera dedicada a la reconocida feminista Camila Henríquez Ureña. La segunda sería un debate sobre el feminismo cubano y sus principales desafíos contemporáneos. Ese debate sería circunscrito por razones de tiempo y concreción- a tres ejes temáticos: la importancia actual de la herencia feminista; los principales retos y fortalezas del feminismo en la Cuba actual y las posibilidades que entraña la articulación entre los diversos proyectos, activistas y especialistas en la temática.

Lo más novedoso era que, en apuesta radical de forma, no se habría un panel. Las organizadoras deseaban y lograron-, la intervención libre. Para que tuviéramos una idea de por dónde iban los tiros, se circularon varias preguntas, y se advirtió que las intervenciones no debían sobrepasar los cinco minutos.

Las intervenciones fueron variopintas, algunas muy ingeniosas; otras inquietantes, por los peligros que advierten en el modo en que las feministas de La Habana hemos funcionado en los últimos años (creo que casi dos décadas), estatus que peligra a la vista de los cambios económicos del país. Hubo un discurso absolutamente impertinente. Hablaré de todo ello en otro post. Ahora solo quiero compartir mis propias respuestas.

Si, las escribí, porque la advertencia de los cinco minutos me pareció muy razonable y no quería romper la regla. Al mismo tiempo, estoy consciente de que divago y hago pausas dramáticas, que pueden ser útiles, pero implican un uso flexible del tiempo.

En lo que termino de redactar lo que pasó ayer, y qué harán Danays Carbonell Dieguez, Helen Hernández Hornilla y Lirians Gordillo Piña en los próximos meses, opinen sobre estas reflexiones mías.

¿Cómo nos llega hasta hoy la herencia feminista cubana?

La herencia del feminismo cubano está por todos lados, solo que de modo aparentemente desideologizado, lo que equivale a decir que sus logros son presentados como dádivas del Estado. Mediante una operación mediática y de manipulación histórica solo posible desde el poder, la historia del movimiento de mujeres en Cuba ha sido sistemáticamente invisibilizada. Los avances feministas se incorporaron sin retar la naturaleza patriarcal de la sociedad. Así, se logró la incorporación de las mujeres al espacio público (léase al mercado laboral), que es el objetivo aparente del feminismo, sin modificar la naturaleza de las relaciones entre los géneros, que es el objetivo real del feminismo. Este es el sueño del capitalismo monopolista de Estado: mujeres que son libres para desear ser hombres.

¿Cuál es la importancia de recuperarla y qué estrategias pudieran articularse al respecto?

Porque solo la ciudadanía crítica puede llevar a la emancipación.

La memoria del movimiento feminista en el imaginario popular, o al menos la conciencia de su existencia previa, implicaría el aumento en la cantidad de personas cuestionándose las relaciones entre los géneros como las entendemos en nuestra cultura (olvidemos por un momento que toda cultura es un proceso dinámico), quienes tendrán que actuar sobre esas inquietudes o suicidarse (esto es una metáfora). Algunas de estas personas incluso pasarán de cuestionarse las relaciones entre hombres y mujeres, mujeres y mujeres, hombres y hombres, que es en apariencia el tema, a cuestionarse LA COSA, EL ASUNTO, LO QUE VIENE DE ARRIBA, que es la meta secreta y subversiva (el proceso está documentado).

La estrategia: patear, en dos de sus acepciones de la RAE.

3: Tratar desconsiderada y rudamente a alguien, al reprenderle, al reprobar sus obras o al discutir con él, igual a, denunciar las praxis patriarcales sin consideración a los hombres maltratadores, las mujeres machistas o los sacerdotes conciliadores. Esforcémonos por comprender, explicar y defender la necesidad de cambiar el mundo, y cambiarnos, por algo mejor, en lugar de resignarnos a vivir siendo pateadas (ese es el suicidio).

6: Andar mucho, haciendo diligencias para conseguir algo, igual a, convertir la oposición al patriarcado en acciones que modifiquen la realidad. Transformemos la comprensión, en testimonio y praxis emancipadoras; la explicación, en pedagogía, intervención pública y bibliografía; la defensa, en 1) demandas concretas al Estado, 2) denuncias sistemáticas de las situaciones discriminatorias, 3) creación de espacios sociales y productivos que empoderen a las mujeres y 4) construcción de alianzas con otros movimientos antisistémicos.

¿Dónde radican los principales conflictos y fortalezas del feminismo cubano hoy?

Conflictos:
1. Falta de memoria histórica,
2. desunión,
3. habanocentrismo,
4. membresía mayormente blanca, urbana, de clase media y con dependencia material del Estado,
5. imposibilidad factual de intervenir en los medios de comunicación masiva,
6. imposibilidad factual de modificar el discurso sobre género en los aparatos ideológicos del Estado (que están orientados a combatir el feminismo),
7. falta de un marco legal para establecer diálogos con el gobierno, o de un movimiento de base fuerte que le obligue a escucharnos,
8. praxis mayormente orientadas a la reflexión teórica y no al establecimiento de espacios físicos e iniciativas económicas feministas.

Fortalezas:
1. Población alfabetizada y entrenada en la lectura crítica de la prensa,
2. aceptación social generalizada de los derechos sexuales y reproductivos, incluyendo el derecho al aborto
3. aceptación generalizada de la presencia femenina en el espacio público,
4. una sólida tradición de ordenamiento gubernamental laico,
5. disponibilidad de documentación sobre los errores del movimiento antipatriarcal en otras naciones,
6. una red nacional de cátedras de la mujer y otros espacios académicos que podrían intervenir en el discurso educativo, si tuvieran la oportunidad
7. consciencia generalizada, entre quienes participamos del feminismo, de que este es un asunto político, aunque de vez en cuando lo neguemos.

¿Considera que pueda hablarse de un movimiento feminista? ¿Por qué?

No. Porque carecemos de organizaciones de base, de iniciativas sociales que subvirtieran efectivamente las lógicas patriarcales, siquiera en pequeña escala, de asociaciones feministas que propongan diversos modos de derrumbar al patriarcado y debatan entre si y, especialmente, porque la mayoría de las mujeres, formadas dentro de un discurso patriarcal y desmovilizador, reniegan del feminismo, sus críticas sociales y su naturaleza política.

¿Qué alternativas propone en pos de la articulación del trabajo del feminismo de la equidad de género en Cuba?

Demandar, en los espacios que nos corresponden, la equidad que nos corresponde y el respeto a la ideología que nos anima, mucho más cercana al socialismo que el puritanismo de izquierdas que tanto daño ha hecho.

Aprovechar las nuevas oportunidades económicas para establecer iniciativas productivas feministas, que demuestren, de hecho, la naturaleza aberrada de la desigualdad, y nos permitan establecer los espacios de autonomía material imprescindible para la crítica social.

Establecer alianzas con otros grupos contra la discriminación que se conforman en estos momentos.

Salir del closet, y como eso es una metáfora, cada cual lo hará a su manera.

A propósito de la D para la próxima etapa de las elecciones en Cuba

Por Lourdes Rojas Terol

La propuesta publicada con el nombre de “UNA ACCIÓN AFIRMATIVA POR LA DEMOCRATIZACIÓN”, que, en esencia propone votar poniendo una D en las boletas, es una propuesta interesante como signo de las ansias que tenemos de construir un consenso para el cambio y, sobre todo, de hacerlo en paz. Pero tiene un defecto práctico que la hace poco viable: el conteo de votos. En efecto, toda cosa que se escriba en la boleta la anula, por lo que las boletas marcadas con la D serían contadas como voto nulo igual que las que tengan escrita cualquier otra cosa y, por otra parte, muchas personas tienen el temor de que escribir en la boleta, incluso una letra, los haga reconocibles. La intensión de los proponentes es que nadie quede “marcado”. Pero cualquier persona, sea de la comisión electoral o simple ciudadano observador del conteo, que manifieste la menor curiosidad por cuántas D hay en su colegio, quedará “marcado”.

Creo que hay otra manera, también dentro del marco legal, de usar las elecciones para empezar a construir nuestro consenso. Para ello es necesario distinguir entre las dos elecciones porque tienen objetivos diferentes y precisan tácticas diferentes.

PRIMERO: Las elecciones para la Asamblea Municipal, donde se elige al delegado, ya tienen un movimiento tácito de resistencia que se manifiesta por: baja asistencia a las asambleas de nominación, evidente falta de deseos de proponer candidatos y multiplicación de los pretextos de los propuestos para “declinar” el honor que se les hace. En este caso, a la hora de las elecciones, el VOTO EN BLANCO sería coherente con la apatía manifestada en el proceso de nominación, con la salvedad de que el voto en blanco sí se cuenta y significa algo entendible para todos, a saber: los delegados no pueden resolver los problemas, sintetizado por alguien del pueblo que dijo: “nosotros respetamos a los delegados, pero el gobierno no”. Los que han sido delegados conocen la experiencia: no son profesionales por lo que su trabajo, el más importante, el que expresa más directamente la voluntad popular, lo tienen que hacer en horario extra laboral, no tienen recursos y son peloteados de acá para allá por burócratas de toda laya, se agotan en gestiones que muchas veces terminan en nada. Y eso hablando de los problemas locales, en cuanto a la participación real en la toma de decisiones, tengo un ejemplo concreto: en una ocasión los electores de mi circunscripción tuvieron cuestionamientos sobre los equipos que se repartieron durante la “batalla energética”, como eran decisiones a nivel nacional, el delegado no tenía las respuestas, por lo que los electores solicitamos se reuniera con nosotros uno de los diputados a la Asamblea Nacional por los que nos tocaba votar cada 5 años, no era la propuesta de un elector, era la solicitud de la asamblea, no obstante, jamás se produjo ese encuentro. Si se le propone a la gente canalizar su inconformidad mediante el voto nulo, una parte, por temor, votará en blanco. En cambio, si la inconformidad se canaliza en torno al voto en blanco creo que el resultado sería estadísticamente más impactante, sobre todo, para nosotros mismos.

SEGUNDO: las elecciones para las Asambleas Provincial y Nacional. En este caso, la táctica debería ser diferente. Como el voto nulo y el voto en blanco no se cuentan como votos válidos, por grande que sea el impacto estadístico, el resultado no afecta a las elecciones en sí mismas. En este caso, la táctica más efectiva es el VOTO POR UNO. En efecto, para ser elegido, el candidato debe tener más del 50% de los votos válidos, por ejemplo: hay tres candidatos A, B y C, y hay 50 votos válidos, pero 20 votan por A, 20 por B y 10 por C; resultado: ninguno de los candidatos obtiene los 26 votos mínimos (50% más 1) para ser electos y quedan tres plazas vacantes. Sería un caso sin precedente que podría obligar, incluso, a la convocatoria a una nueva elección según el art. 125 inciso c), de la Ley Electoral. Esto no se podría lograr con el voto nulo.

El voto nulo, en cualquiera de los dos casos, tiene un significado relativo en cuanto a termómetro de inconformidad, por la sencilla razón de que un voto puede ser anulado por error, pero, estadísticamente todos, los intencionales y los accidentales, son parte de una sola cifra.

No creo que esto, en sí mismo, signifique la gran revolución ni mucho menos; incluso, la sola idea de que tenga éxito puede intimidar a muchos, es la mezcla de miedo y deseo que provoca cualquier cambio (de casa, de trabajo, de pareja, hasta el nacimiento de un hijo).

Pero lo cierto es que estamos ya, como cantara Serrat: “hartos ya de estar hartos” y esta sería una forma, tan válida como cualquier otra, de decirlo.

Por otra parte, todos los náufragos que se respetan, han comenzado a construir su vida isleña contando los recursos que han podido salvar del naufragio y, en primer lugar, a sí mismos. ¿No deberíamos nosotros hacer lo propio? Porque yo siento curiosidad por saber cuántos de los que nos montamos al mismo barco de ilusiones se hundieron con el barco y cuántos estamos en tierra, con lo que pudimos rescatar del barco, dispuestos a construir una nación donde la Constitución sea respetada, donde, efectivamente, “la Ley Primera de la República sea el culto de los cubanos a la dignidad PLENA del hombre”.

La nueva Legislatura debe ser "empujada"

Por Yasmín S. Portales Machado

A propósito de la noticia de que no tendremos nuevo Código de la Familia, Lirians Gordillo me hizo unas preguntas, acá las comparto.

¿Qué consecuencias puede tener la no discusión del nuevo código de familia para la comunidad LGBTI en Cuba, y en general para la sociedad cubana?

Para la Comunidad LGBT los efectos ya son evidentes: cuando un activista tan respetuoso de nuestras estructuras estatales como Paquito muestra semejante amargura, puedes imaginar lo que sentimos el resto, militantes del PCC o no.

La discusión del Código de la Familia era la gran carta ganadora del CENESEX, y tras esta cancelación su credibilidad política debilita mucho. Como el movimiento LGBT más cercano a la institucionalidad estatal cubano tiene a Mariela Castro Espín y su institución como referente organizativo básico, en la práctica el movimiento ha perdido la cabeza. ¿Qué va a decir Mariela en mayo que de esperanzas? Ni idea.

¿Qué condiciones deberían darse, o qué debería cambiar para que en la próxima legislatura se llevara a cabo la discusión del Anteproyecto de Código de Familia?

Tenemos que lograr que la Asamblea Nacional y el Gobierno sientan presión de parte de la población cubana para discutir el nuevo Código, como lo sintió para dar paso a la Reforma Migratoria y a la liberación para la compra venta de casas y autos. Por supuesto, es muy difícil poner al centro del debate un asunto social cuando el desastre económico urge nuevas medidas, pero al menos hay que intentarlo. Mientras sigamos repitiendo que el Código de la Familia solo interesa a la comunidad LGBT no avanzaremos. Ese es el recurso discursivo que usa la homofobia, a sabiendas de que es falso. Hay que imponer nuevas reglas de juego, sacar el asunto a la calle y mostrar cómo el nuevo Código de la Familia afecta a toda la sociedad. A ver cómo van a negar su pertinencia entonces.

¿Cuáles pueden ser las iniciativas, o estrategias a seguir, para en el futuro ejercer mayor presión pública?

Es evidente, para mí, que la estrategia educativa seguida hasta ahora, de amabilidad y súplicas, ha demostrado sus limitaciones.

Se impone cambiar las reglas del juego:

1) Escapar de la retórica homofóbica que ha limitado la percepción del alcance de este proyecto legislativo, pues no es cierto que el Código de la Familia solo beneficiará a las personas LGBT y sus familias.
2) Siguiendo las recomendaciones de Raúl Castro, dejar el secretismo (ya hemos visto de qué valió) y revelar el contenido de este anteproyecto del Código de la Familia, de modo que quienes deseamos impulsar su aprobación podamos defender su validez en cualquier espacio con argumentaciones claras. Quienes estamos involucrados en esta lucha merecemos participar en igualdad de condiciones, que en este caso significa en igualdad de conocimientos.
3) Sacar texto y debate a la calle, a los espacios públicos de la nación y la emigración, para poner a las personas frente a frente con sus dudas y sus conceptos de la legislación que necesita la Cuba de ahora respecto a sus familias.
4) Crear condiciones para apelar al recurso de la Iniciativa Legislativa Popular (10 000 firmas notariadas) en caso de que la nueva Asamblea Legislativa no discuta el Código de la Familia en 2013, para garantizar su inclusión en el cronograma de 2014.

¿Apoya los criterios de que la ausencia del debate en esta legislatura parlamentaria se deba a la poca preparación del pueblo cubano para aceptar la diversidad sexual?

La que obviamente no está preparada es la Asamblea Nacional. No está preparada para defender a su nación en lugar de su tranquilidad. Quienes integran la Asamblea han dado más de una vez muestras fehacientes de su absoluta sumisión al brazo ejecutivo de Cuba y a pactos políticos coyunturales, antes que en la defensa a largo plazo de las necesidades normativas de una nación que se sueña independiente, socialista y con dignidad para cada habitante.

Lo único en que no le hacen caso al Presidente de la República es en que discutan en serio, pero con estos bueyes tenemos que arar.

Como las circunstancias no han cambiado, no cambiaré mi argumento en este caso: ¿Estaba lista Cuba para la abolición de la esclavitud, el sufragio universal, el divorcio o la nacionalización de las empresas? No. Claro que todo un país nunca está listo para saltar hacia delante, porque hay mucha gente miserable que medra de la desigualdad, o que se siente mejor al saber que hay personas con menos derechos que los suyos. ¿Qué clase se argumento es ese para negar el amparo legal?

Cuba no puede retroceder en su gloriosa tradición de saltar hacia delante, de poner la dignidad nacional y la autodeterminación por delante de los prejuicios y el neocolonialismo. Las personas electas para la nueva legislatura deberían recordar eso cuando gentes bien intencionadas les recuerden la sensibilidad de las iglesias o las tradiciones del pueblo respecto a los cambios que traerá el Código de la Familia.

Cuba es laica, Cuba defiende los derechos de TODA la infancia, Cuba es independiente y soberana, Cuba es socialista.

La Asamblea Nacional del Poder Popular podría dar una evidencia de todo eso en 2013, pero no lo hará sin nuestra ayuda.

Lunes enVenegasdo re mi

Por Luis Rondón Paz

Este lunes pasado, estaba medianamente embullado de ir al Teatro Nacional a ver el concierto de Julieta Venegas, contaba con un pase vip -digo contaba- porque luego me enteré que me había quedado quemado con la gestión de la entrada, pero bueno, tenía el día planificado, trabajo en oficina, trabajo en la radio, universidad y después para el Teatro.

Termino la rutina del día, salgo de las clases de Filosofía que estaban muy interesantes, -bueno que remedio, tengo que crear en mi subconsciente esta idea para poder aprobar, si no, me voy del aire, -literalmente como Matías Perez- :).

Terminan las clases y a por mi P16 o P2 o lo que pase para el Teatro Nacional. Hago unos minutos, espero pacientemente , pasan dos ómnibus, pero yo realmente no tenía ganas de que me arrugaran mi camisa y pisotearan mis zapatos -ya me quedé descalzo en el vedado hace poco por aventurero-
Esperé unos 15 minutos, vi unas cuantas caras conocidas, desconocidas y hasta etc, abordé el siguiente P, me bajé en la plaza y a
socializar.

Al llegar estaba eso lleno de gente, -como siempre aglomeración por gusto-, ya que a las 9 PM es que abriría para entrar el público, hice mi observación científica tanteé el terreno, recibí mi póster de Julieta Venegas y me dediqué a buscar caras conocidas, que siempre aparecieron, hablé con una amiga que además de actriz vende caramelos y dulces, ella me dice -mijo hay que luchar que el arte está difícil- , al instante que decía ella yo me eché a reír porque es una realidad que el arte es mal pagado en Cuba, sobre todo la radio por lo difícil que es de hacer, sin contar que para entrar hay que hacer banco más que la lista de espera interprovincial por allá por los años 90. Pero bueno, amenizaba la charla y me enteraba de las entradas que desde el pasado martes estaban a la venta, cosa que nunca me enteré, -nada, yo de ingenio como siempre- pensándome que era libre la entrada, que iluso el niño -me decía a mi mismo-.

Por otro lado la colega con quien charlaba me decía -Luisi, están vendiendo las entradas entre 10 y 15 CUC- Resultaba escandaloso para mi pagar una suma tan alta por mucho que me gustara Julieta Venegas, el trovador Filiú y la Cantante Rochi, ¡no es para tanto! Ella me contaba cómo logró comprarse un juego de muebles con el dinero que hizo con la venta de entradas para los Premios Lucas, -¡Ño!-, hay gente con dinero en la Habana, le decía, aunque internamente una vez mas en mi imaginario se cocinaba la tesis que decía:

Bueno, 11 millones de cubanos, 300 personas pueden pagar 15 CUC para un teatro, realmente no es significativo, teniendo en cuenta que la mayoría son personas de un nivel adquisitivo moderadamente alto.

Bien, logré adquirir una entrada en CUP(sin mucho apuro agarré primera fila de la Sala Avellaneda, al menos en pantalla la veo, en vivo, pero en pantalla). Me despedí de la amiga con quien charlaba e hice otra “observación científica” -sonó como una investigación indicada por el profesor de Metodología de la Investigación-, en fin, buscar mas gente conocida ya que no es muy agradable ir a un lugar solo, -aunque mejor solo, que mal acompañado.

A los veinte minutos entablo charla con un viejo amigo, el personaje parecía un ventilador en la entrada mirando para todos lados buscando, luego me explicó que esperaba a su “amigo”(varones no heterosexuales conservadores suelen decir así a su novio/a).

El me reprimía de la siguiente forma:

-¿Pero Luisito tu estás loco?, Qué es eso de que estás hablando de democracia y derechos humanos?, disidencia y todas esas cosas, hasta tuve que quitarte de mi lista de amigos…-

No le culpo por expresar su inquietud ante mi posicionamiento político, me estima y bueno, para mi es una persona especial, está claro que tenemos pensamientos distintos, comentaba fuera de ese tema y dentro, que ya estaba muy viejo y no puede correr el riesgo de que lo expulsen de su trabajo por tener un amigo en las redes sociales tan “conflictivo”, si en su muro sale de casualidad un texto de los que yo escribo o reproduzco de otra persona, automáticamente mi socio sale por el techo.

En parte es razonable su comportamiento, típico de paranoias y constante invocaciones de resentimientos producto de creencias irracionales que terminan destruyendo el sistema nervioso de las personas.

Aunque señalo también esta realidad; fácilmente te “tumban del caballo” por una “palabra” mal interpretada por el oportunista que sabe a cual buró depositar la bala para otorgar el “tiro de gracia”, eso, no se puede dejar pasar por alto. Eso me hace recordar rasgos similares de algunos capitalistas:

-O te callas y obedeces o ya sabes que hay todo una lista esperando por ocupar tu puesto por un salario más bajo del que te estoy pagando, a ver, estoy siendo un poco cínico aquí culpando solo al capitalista, también las miserias humanas son parte de este estilo de vida, -¿pero acaso el carácter fetichista del sistema no esconde todos estos males?

En fin, después de la descarga de palabras coincidimos en que la doble moral está incrustada en lo mas profundo del imaginario de los cubanos, -bueno no es tan así- hay personas que no les queda otra que agarrar las sobras de la croqueta, razón por la que a cada rato estoy introduciendo el dedo en la llaga. Para recordar que lo que está mal está mal y se debe llamar por su nombre.

En el dialogo el me decía; -Cada edad es para su momento, yo ya tengo más de 50, estoy en cuenta regresiva, ya mi época de luchar se terminó, al momento que decía esas palabras llegaba su “amigo” y bueno, el siguió con su vida y yo la mía, digo, camino al teatro, ellos entraron por el frente y yo por detrás.

Por lo pronto la cola para entrar era abismal -!que cantidad de personas!- , lo cómico de todo esto es que la puerta estaba cerrada, yo como siempre lejos del tumulto, no es lo mío. Pienso que el momento de estar pegado así es bailando con alguien, durmiendo o haciendo el amor :-).

Se demoró medianamente unas dos horas que abrieran las puertas, y yo pacientemente me tomé mi estate tranquilo en la esquina, -total- yo tengo mi asiento asegurado en primera fila.

Fue muy divertido el concierto, por un lado hubo un que otro problema con el audio(eso pasa siempre en los conciertos en vivo), Santiago Feliú se puso a afinar la guitarra en pleno concierto -!que cómico!, realmente me simpatizó mucho el gesto que hizo hacia el público, por otro lado mientras se preparaba escenario para que Julieta hiciera su gran entrada, algunos se entretenía haciendo chistes e imitaciones de animales. Hubo uno que dijo en voz baja:

-Vendo pan con moringa a cinco pesos-, para que fue aquello, mira que contenerme era imposible al punto que tuve dejar salir la riza que como una epidemia contagió el teatro completo, aunque la mayoría de la gente no conocía realmente por qué tanta celebración humorística.

Finalmente la anfitriona hizo su entrada, cantó nos dejó con lágrimas de alegría recuerdos de momentos inolvidables, y mas con ganas de seguir adelante con nuestras vidas, hubo un momento que estaba yo encantado con el penúltimo tema que tocaba la artista mientras una pareja detrás de mi hablaba de chismes de pasillo, -como si el teatro fuera para hablar de temas tan fuera de…- ,mejor no lo escribo. Terminó el concierto, salí con un frío tremendo, ahí dentro creo que se podían hacer cubitos de hielo, pero bueno, mejor frío que calor. Salí a buscar mi ómnibus destino a Santiago de Las Vegas y a dormir para continuar la rutina diaria.

Queda decir que me hacía tremenda ilusión conocer personalmente a la cantante mexicana Julieta Venegas, -vamos, me hace tremenda ilusión aún-, pero no se dieron las circunstancias adecuadas para que se hiciera realidad, lo que queda para mi y llena de satisfacción y alegría mi alma, es el haber presenciado un concierto en vivo, de una cantante que escribe temas tan cargados de espiritualidad y delicadeza como “limón y sal”, canción que me sirvió de herramienta para reconquistar un viejo amor y “me voy”, tema que señala el autoestima y para tomar la decisión de terminar una relación.

Realmente deseo mucha salud y éxito para Julieta Venegas y su banda, son magníficos músicos.

En torno a los Instrumentos del poderío nacional de los EE.UU.

Por Alejandro L. Perdomo Aguilera

Los instrumentos fundamentales del poderío nacional y de la política exterior y de seguridad de los EE.UU. se articulan en lo fundamental, por los instrumentos militares, políticos, económicos, diplomáticos, ideológicos, culturales e informacionales.

Estos se desarrollan a partir de las prioridades que establece el Estado-Nación para lograr sus objetivos estratégicos a nivel internacional. Mediante su combinación efectiva se logra ejercer influencia no sólo con el uso de la fuerza (militar) o la amenaza de la misma, sino también a través del empleo a fondo de los instrumentos diplomáticos, políticos e informacionales. En este sentido se conforma la política exterior y de seguridad de los EE.UU. para lograr sus objetivos estratégicos.

El uso o combinación de estos instrumentos suele estar condicionado por la coyuntura política, económica o militar que afronte el país, así como por los instrumentos que hayan delineado como preponderantes cada Administración. No obstante, siempre existe una continuidad entre un gobierno y otro, independientemente de que el partido que este al frente sea demócrata o republicano. A fin de cuentas la clase dominante, la elite de poder[1] es la que impone sus intereses prioritarios y en función de ello es que se articulan los instrumentos del poderío nacional.

Por otra parte, cada administración debe trabajar en base al legado dejado por su antecesor, de modo que al término del gobierno de W. Bush, Obama debió esforzarse por emplear instrumentos políticos, diplomáticos e informacionales que mejoraran la credibilidad y la imagen exterior de ese país, sin prescindir por ello de la fuerza militar. Los instrumentos del poderío nacional se combinan y complementan como un complejo de herramientas a utilizar en cada momento, atendiendo a las circunstancias específicas que se afrontan. Continue reading