En torno a los Instrumentos del poderío nacional de los EE.UU.

Por Alejandro L. Perdomo Aguilera

Los instrumentos fundamentales del poderío nacional y de la política exterior y de seguridad de los EE.UU. se articulan en lo fundamental, por los instrumentos militares, políticos, económicos, diplomáticos, ideológicos, culturales e informacionales.

Estos se desarrollan a partir de las prioridades que establece el Estado-Nación para lograr sus objetivos estratégicos a nivel internacional. Mediante su combinación efectiva se logra ejercer influencia no sólo con el uso de la fuerza (militar) o la amenaza de la misma, sino también a través del empleo a fondo de los instrumentos diplomáticos, políticos e informacionales. En este sentido se conforma la política exterior y de seguridad de los EE.UU. para lograr sus objetivos estratégicos.

El uso o combinación de estos instrumentos suele estar condicionado por la coyuntura política, económica o militar que afronte el país, así como por los instrumentos que hayan delineado como preponderantes cada Administración. No obstante, siempre existe una continuidad entre un gobierno y otro, independientemente de que el partido que este al frente sea demócrata o republicano. A fin de cuentas la clase dominante, la elite de poder[1] es la que impone sus intereses prioritarios y en función de ello es que se articulan los instrumentos del poderío nacional.

Por otra parte, cada administración debe trabajar en base al legado dejado por su antecesor, de modo que al término del gobierno de W. Bush, Obama debió esforzarse por emplear instrumentos políticos, diplomáticos e informacionales que mejoraran la credibilidad y la imagen exterior de ese país, sin prescindir por ello de la fuerza militar. Los instrumentos del poderío nacional se combinan y complementan como un complejo de herramientas a utilizar en cada momento, atendiendo a las circunstancias específicas que se afrontan.

Valorando las situaciones, los objetivos e intereses de la elite de poder, así como el contexto interno y las circunstancias internacionales, se aplican los instrumentos, atendiendo a las prioridades que se establecen en la conformación de la política exterior.

El proceso de conformación de la política exterior se comprende, según puntualiza la Dra. Soraya Castro como “(…) el complejo patrón de interacciones entre organizaciones, mecanismos e instituciones del sistema político, que dan origen a decisiones y líneas de acción específicas, tomando en cuenta las orientaciones y objetivos del Estado. Este proceso refleja la esencia y naturaleza del Estado, en el cual se evidencian las ideas y concepciones de las clases que ostentan el poder político del país en cuestión y la interrelación existente con otras clases de la sociedad.”[2]

Debe precisarse que el uso de un instrumento no discrimina a otro, de modo que lo que más se aprecia en la actualidad es la combinación de los instrumentos claves del poderío nacional para hacer posible el liderazgo internacional, buscando la consolidación hegemónica. La hegemonía vista como reto y objetivo, se comprende como una necesidad para alcanzar un mayor poderío nacional. Esta se entiende como la “(…) capacidad de la clase dominante de obtener y mantener su poder sobre la sociedad, no sólo por su control de los medios de producción económicos y de los instrumentos represivos, sino sobre todo porque es capaz de producir y organizar el consenso y la dirección política, intelectual y moral de la misma”.[3]

En el empleo de instrumentos que posibiliten lograr el consenso sin la necesidad del uso de la fuerza, se crean un conjunto de valores y condicionamientos morales y socioculturales, impuestos directa o indirectamente por la clase dominante. Esta clase cuenta con un poder cultural que le posibilita imponer ideas y matrices de opinión, para lo cual se vale no sólo de un control sobre las instituciones y órganos represivos sino también de los centros de pensamiento y los grandes medios de comunicación. El alcance de los patrones políticos-ideológico y morales de esa élite de poder resulta inmedible, en una era donde la revolución científico-tecnológica hace llegar la información a cualquier lugar del mundo en fracciones de segundos. Con este poder informacional, el ejercicio de influencia rebasa las fronteras nacionales, pretendiendo internacionalizar patrones político ideológicos que faciliten el consenso.

En esta dinámica se aprecia como el soft power y su interrelación con la ideología y la cultura dentro del sistema de dominación estadounidense, busca consolidar y mantener el liderazgo y hegemonía de los EE.UU. a nivel global. Para ello establecen una interrelación entre organizaciones, mecanismos e instituciones del sistema político estadounidense.

El sistema político de los EE.UU. debe ser entendido como un conjunto de instituciones, organizaciones, mecanismos y normas de clase, constituido por elementos organizativos del sistema, así como de Instituciones políticas. El mismo, se concibe como un aparato de poder político de las clases dominantes; como un sistema de coerción, de cooptación y clientelismo.

El sistema político también puede concebirse como el estudio de las relaciones de poder. El objeto de estudio son las relaciones políticas y el estudio de los sistemas. Para el caso de EE.UU. resulta necesario el conocimiento de los instrumentos claves del sistema político no como un ente aislado sino como un país que se entiende como primera potencia mundial. Desde este presupuesto, el sistema político no sólo concibe la necesaria estabilidad política al interior del país, sino también en los lugares de interés allende a sus fronteras. Desde esta perspectiva, es que se analizan las herramientas mediante las cuales se construye su hegemonía.

El soft power, según J. Nye, pretende cambiar el rostro militarista de dominación de los EE.UU. por otro que busca un mayor consenso y participación, que le conceda diplomáticamente la cortina del multilateralismo. De esta forma su participación pretende el liderazgo pero no bajo la imposición declarada sino en coordinación –al menos formal- con otros países.

El soft power puede entenderse como el dominio de los espacios en construcción y reproducción de las ideas, cuyo objetivo se centra en lograr el respaldo de los intereses de la clase dominante. Con ello se ansia el apoyo de la sociedad civil a nivel internacional. En el actual contexto internacional, donde los EE.UU. atraviesan una se sus más graves crisis, que parte de la economía pero se extiende a la política, la cultura y los valores; el desarrollo de otras formas de influencia resulta imprescindible.

La clase dominante entiende la necesidad de aplicar efectivamente instrumentos del poderío nacional como multiplicador de sus intereses y, por tanto; le brindan su apoyo a partir del control que poseen sobre las transnacionales, las ONGs, las fundaciones, los centros de pensamiento, la instituciones internacionales, los grandes medios de comunicación y las Tecnologías de la Informática y las Comunicaciones (TICs).

Un ejemplo de estos programas multiplicadores de ideologías fue el Proyecto Democracia de Reagan en 1983, cuando se centraliza en la Casa Blanca la Dirección de la Diplomacia Pública. Dentro de los temas priorizados en los instrumentos del poderío nacional se destacan: los derechos humanos, la democracia, la gobernabilidad, la seguridad (narcotráfico, el terrorismo internacional, el medio ambiente etc.) Estos temas se ubican en la opinión pública global, impulsados por el uso de los instrumentos informacionales, políticos y diplomáticos, que condicionan las matrices de opinión.

Con el propósito de darle seguimiento a varios de estos temas, surgen instituciones como la USAID, que le de un respaldo político diplomático al verdadero rostro imperial. Los instrumentos del poderío nacional tienen como encargo vincular la ideología, los valores, la cultura e información de la sociedad con la diplomacia y el poderío militar, para lograr los objetivos de interés de la elite de poder. En este sentido, en la actualidad pudieran incluirse a las Empresas Privadas de Contratación como otros elementos del poderío nacional, en tanto su utilización les arroja menor compromiso político-diplomático.

El instrumento diplomático ha sido tan efectivo que ya el propio Departamento de Estado -a partir de la asesoría de eminentes ideólogos- incorporó el concepto de Diplomacia Transformacional, como una necesidad de los nuevos tiempos. En esta “nueva” forma de hacer diplomacia se prepondera el instrumento informacional, a conciencia de su efectividad para llegar a sectores poblacionales que comúnmente no tienen una alta participación política. Con este objetivo se utiliza las TICs como complemento de los medios de comunicación convencionales, para una efectiva propaganda de la diplomacia pública y la ayuda al exterior.

Teniendo en cuenta que los intereses del poderío nacional pretenden preservar el liderazgo y hegemonía de los EE.UU. a nivel global, se refuerzan instrumentos claves como el económico, el diplomático, la fortaleza del Complejo de Seguridad Industrial, el poder cultural[4] y el informacional.

El poder informacional tiene un gran impacto en las guerras culturales y en la dominación ideológica por parte de los EE.UU., particularmente hacia Latinoamérica y el Caribe. La evidente asimetría tecnológica, posibilita que el control y las formas de transmitir la información por los grandes medios, faciliten la demonización de los procesos políticos contestatarios que se viven en Latinoamérica.

Dentro de los instrumentos diplomáticos pueden incluirse aspectos de seguridad y economía que adquieren un matiz diplomático. Un ejemplo claro de esta instrumentación se evidencia en la llamada diplomacia de las drogas, donde se encausan proyectos de dominación tomando por justificación este flagelo. Belén Boville Luca (2007) define que: “La Diplomacia de las drogas constituye una doctrina político y diplomática que se ajusta perfectamente a los cometidos y las necesidades de los Estados Unidos en su especial relación política, social con América Latina, y sustituye la percepción ideologizada de los presupuestos de la guerra fría.”[5]

Ciertamente la complementación de los instrumentos posibilita la construcción de fachadas político-diplomáticas que intentan encubrir el verdadero rostro imperial del poderío nacional de los EE.UU.

El Poder Nacional de acuerdo a la teoría realista desarrollada por Hans Morgenthau en “Política entre las Naciones. La lucha por el poder y la paz”[6] es el conjunto de elementos que determinan la capacidad de influenciar los acontecimientos que tiene una nación. Asimismo el poder nacional, que constituye la fuerza de un Estado-Nación, se compone según Hartman por siete elementos: el geográfico, el demográfico, el económico, el científico-tecnológico, el histórico sociológico y el organizativo administrativo.

Para el caso estadounidense el Complejo Militar Industrial, pudiera ampliarse al complejo de Seguridad Industrial, (véase: Soraya Castro) pues dentro de los aspectos de seguridad se incluyen otros instrumentos no militares que comprenden el entramado de la seguridad informacional, donde se incluyen las TICs y los medios de comunicación convencionales, enfatizando la compleja interdependencia entre los instrumentos del poderío nacional.

Matías Marini precisa que los “(…) países pueden valerse de sus recursos de soft power (comunicación, información, cultura, medios) para intentar modelar la agenda informativa y orientar las preferencias de otros actores.[7] J Nye por su parte, define entre los medios: la coerción con al amenaza o uso de la fuerza (militar), los instrumentos económicos y la atracción a partir del soft power.

El soft power y el Smart power intentan re-articular las fortalezas del poderío nacional estadounidense, para el cumplimiento de sus intereses estratégicos. En este afán se emplean los instrumentos que ejerzan una hegemonía simbólica, intelectual y culturalmente, sobre la llamada aldea global, en un intento de internacionalizar los valores estadounidenses.

En esta “suerte” de globalización de los estereotipos estadounidenses, debe considerarse la evolución de los instrumentos del poderío nacional a tono con los cambios que se producen en la arena internacional. La complejidad de las relaciones demanda de una interdependencia compleja -al decir de Keohane- y, por ello, los instrumentos políticos, diplomáticos, culturales e informacionales juegan un rol crucial en la construcción de matrices de opinión, que generen consensos y obtengan el apoyo de terceros países.

Entre los motivos que han generado esta evolución en los usos de los instrumentos del poderío nacional debe señalarse como fundamental, la revolución de las comunicaciones, que ha generado nuevas formas de hacer la diplomacia, producto de la importancia que la opinión pública gana, y las disímiles vías que se crean para su condicionamiento. Bajo las actuales circunstancias, el liderazgo internacional no se resume al predominio militar, político o económico; sino que es preciso condicionar la mente de los hombres y es en este espacio donde juega un rol esencial el instrumento informacional.

Esta situación hace más compleja la emisión de consensos y la falacia de la democracia se complejiza, en las enrevesadas proyecciones de los instrumentos del poderío nacional. Mediante su combinación se construyen enemigos imaginarios, se sobredimensionan peligros foráneos y se acentúan otros latentes, que posibiliten continuar acelerando los gastos militares y la canalización de fondos hacia programas como los de USAID.

A partir de estos instrumentos se hilvanan ideologías como el Smart power, para la consolidación de la política exterior y de seguridad del Hegemón, a partir aspectos claves como la diplomacia y el desarrollo como complemento de la defensa (las tres D). La posibilidad que tienen los medios de incluir temas en la agenda internacional, a partir de las mediaciones y la construcción de consensos los convierten en un actor de peso en las dinámicas político-diplomáticas, al punto tratarse de una diplomacia de los medios.[8]

En este contexto histórico, los usos de los instrumentos del poderío nacional recuerdan las premisas de Hans Morgenthau, al definir la diplomacia como el arte de combinar los distintos elementos del poderío nacional de mayor impacto en el interés nacional.[9] Lo tristemente célebre, es que este interés, instrumentado por el poderío de los EE.UU. suele atentar contra la soberanía, la integridad territorial y la autodeterminación de otros pueblos.

“La intervención a Afganistán primero y la intervención y ocupación de Irak para marzo de 2003 demostró que la fuerza militar y su variable tecnológica como dispositivo cardinal del poderío nacional estadounidense, renace como el instrumento de poder más notable en la política exterior y de seguridad contra aquellos que, unilateralmente, el gobierno de los Estados Unidos define como ´estados villanos´.”[10]

NOTAS

[1] “El camino para comprender el poder de la minoría norteamericana no está únicamente en reconocer la escala histórica de los acontecimientos ni en aceptar la opinión personal expuesta por individuos indudablemente decisivos. Detrás de estos hombres y detrás de los acontecimientos de la historia, enlazando ambas cosas, están las grandes instituciones de la sociedad moderna. Esas jerarquías del Estado, de las empresas económicas y del ejército constituyen los medios del poder; como tales, tienen actualmente una importancia nunca igualada antes en la historia humana, y en sus cimas se encuentran ahora los puestos de mando de la sociedad moderna que nos ofrecen la clave sociológica para comprender el papel de los círculos sociales más elevados en los Estados Unidos.” Véase en: Charles Wright Mills. La elite del poder. Fondo de Cultura Económica, México, (e.o., 1956/1987), p.12.

[2] Soraya Castro Mariño. El sistema político y el proceso de conformación de la política exterior. en: El proceso de conformación de la política exterior de los Estados Unidos, 1998, p, 13. En: http://www.uh.cu/centros/ceseu/BT%20-%20Estados%20Unidos%20y%20los%20Procesos%20Sociopol%EDticos/ISC07.pdf

[3] Jorge Luis Acanda. 2002. Sociedad Civil y Hegemonía. La Habana: Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cuba “Juan Marinello”. pp.251

[4] Véase: Michel Foucault. Microfísica del poder. Madrid, 2ª edición de las Ediciones de la Piqueta, 1979. Y Foucault, Michel. Un diálogo sobre el poder. España, Madrid, Editorial Alianza (Alianza Editorial, s.a.) 1995.

[5] Belén Boville Luca de Tena: La Diplomacia de las drogas en las relaciones Estados Unidos- América Latina. En Diálogo. 2007, No.10 Center for Latino Research, p.28.

[6] Hans Morgenthau. “POLÍTICA ENTRE LAS NACIONES”. La lucha por el poder y la paz. Grupo Editor Latinoamericano, GEL, Sexta edición revisada por Kenneth W.Thompson, Buenos Aires, 1992.

[7] Matías Marini: La dimensión comunicativa del poder en las relaciones internacionales. En: http://www.diplomacia-publica.org/?p=16

[8] El italiano Alberto Bruzzone (2005), comprende a la diplomacia pública tanto para actividades culturales, como de información y de propaganda internacional. “La política pública coordinada desde un gobierno que diversifica su rol de transmisor a través de los actores privados. Se promueve el interés nacional del país mejorando su percepción exterior; su destinatario es la opinión pública de naciones extranjeras que formen parte de un selecto grupo para los intereses del Estado emisor. Asimismo, esta diplomacia propende a establecer y mejorar el diálogo entre los ciudadanos de dos o más países.”

[9] Hans Morgenthau. Política entre las naciones. La lucha por el poder y la paz. Grupo Editor Latinoamericano, GEL, Sexta edición revisada por Kenneth W.Thompson, Buenos Aires, 1992.

[10] Soraya Castro Mariño. Las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos después de la invasión a Iraq. En: Los EE.UU. a la luz del siglo XXI. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2008, p.435.

BIBLIOGRAFÍA:
  • Aron, Raymond. Pensar la guerra, Instituto de Publicaciones Navales, Buenos Aires, 1988.
  • Aron, Raymond. EE.UU. como República Mundial. Sistema político de origen republicano.
  • Alzugaray Treto, Carlos. De la Fruta Madura a la Ley Helms-Burton: Auge, decadencia y fracaso de la política imperialista de EE.UU. hacia Cuba. Editorial Universitaria de Panamá, 1997.
  • Boville Luca de Tena, Belén La Diplomacia de las drogas en las relaciones Estados Unidos- América Latina. En: Diálogo. 2007, No.10 Center for Latino Research.
  • Benítez, Horacio: Globalización, hegemonía imperialista y guerra asimétrica. En: www.rebelion.org y en: http://www.elzenzontle.org/boletin/globalizacionHegemoniaGuerra.html
  • Castro Mariño, Soraya.Análisis de la codificación del bloqueo económico, comercial y financiero a la República de Cuba por la ley Helms-Burton.Centro de Estudios Sobre Estados Unidos, Universidad de La Habana Abril 1999.
  • Castro Mariño, Soraya: “Papel y lugar de la Rama Judicial en el Sistema Político de Estados Unidos”, Mecanografiado, CESEU, Universidad de La Habana, Mayo 1990.
  • Castro Mariño, Soraya y otros. El proceso de conformación de la política exterior de los estados unidos.Centro de Estudios Sobre Estados Unidos, Universidad de La Habana, 1998.
  • Castro Mariño, Soraya. Las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos después de la invasión a Iraq. En: Los EE.UU. a la luz del siglo XXI. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2008, p.435.
  • Ceceña, Ana Esther. Hegemonía o emancipación. En: http://www.poderenlared.com/2011/12/09/hegemonia-o-emancipacion-por-ana-esther-cecena
  • Ceceña, Ana Esther. ¿Hegemonía o emancipación? En: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=140986
  • Chomsky, Noam: Nuestra Pequeña Región de por Aquí: Política de Seguridad de los Estados Unidos, Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1988; pp.143-176.
  • Hartman: Introducción a las relaciones internacionales.
  • Foucault, Michel. Microfísica del poder. Madrid, 2ª edición de las Ediciones de la Piqueta, 1979.
  • Foucault, Michel. Un diálogo sobre el poder. España, Madrid, Editorial Alianza (Alianza Editorial, s.a.) 1995.
  • Martínez Hernández, Jorge: Seguridad Nacional y Política Latinoamericana de Estados Unidos, CESEU, Universidad de La Habana, 1989.
  • Hernández Martínez, Jorge. EE.UU. a la luz del siglo XXI. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2008.
  • Morgenthau, Hans. Política entre las naciones. La lucha por el poder y la paz. Grupo Editor Latinoamericano, GEL, Sexta edición revisada por Kenneth W.Thompson, Buenos Aires, 1992.
  • Jack Plano y Roy Olton. Diccionario de Relaciones Internacionales. México: Editorial Limusa, 1975
  • González Gómez, Roberto. Teoría de las Relaciones Políticas Internacionales. La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1990.
  • Vásquez,John A. Relaciones Internacionales: el pensamiento de los clásicos. México: Editorial Limusa, 1994.
  • La internacionalización del capital y sus fronteras tecnológicas, México, Ediciones El Caballito, 1995. Coordinadora.
  • Valdés Gutiérrez, Gilberto. “La hegemonía como desafío. Los nuevos gobiernos y el movimiento social popular en América Latina”. En: Razón, Utopía y Etica de la Emancipación. Barcelona: Editorial Leartes. 2011
  • Marini, Matías: La dimensión comunicativa del poder en las relaciones internacionales. En: http://www.diplomacia-publica.org/?p=16
  • Nieto, Alfonso. La Diplomacia Pública: Los Medios Informativos y la Cultura como Instrumentos de Política Exterior. En: http://www.diplomacia-publica.org/?s=instrumentos+del+poder+nacional
  • Wright Mills, Charles. La elite del poder.Fondo de Cultura Económica, México, (e.o., 1956/1987).

0 thoughts on “En torno a los Instrumentos del poderío nacional de los EE.UU.

  1. Uno no debe dar consejos a quien no los pide, pero siento que sería bueno recapacitar sobre la extensión de los post. Algunos invitan a no leerlos. Quizás estén buenos, pero uno ve un gran bloque de letras y pasa.

    • yoyo para el maha tampoco te has leido el texto jajajaja

      Esa larga descripcion del texto publicado no es otra cosa que la descripcion del comportamiento normal de un pais que busca ser hegemonico, digase USA, china, Rusia, francia, Ingletrra, etc

      El tono antinorteamericano es el sazon que le pone alguien al que USA le pica expresamente

    • Raudelis,

      No, yo no tuve paciencia para leérmelo por varias cosas:
      – Porque no aporta nada nuevo, es como descubrir América en 2012,
      – porque somos cubanos y ya tenemos bastantes problemas como para ocuparnos de los problemas de los demás.
      – porque es como leer el Granma 2.0

    • Yo le aplique la tecnica de lectura rapida y a decir verdad no encontre motivos para detenerme en ninguna de sus frases.

      Es lo mismo que se puede leer hace decadas en cualquier documento de izquierdas en donde se hable del coco yanqui.

      Y a decir verdad hay cosas mas importantes que hacer

    • Te has cansado ya de llevarme la contraria joder?

      o te tengo que explicar en lenguaje de bebe el significado de mi frase

      “Estados Unidos se ha comportado ni mas ni menos que como cualquier otra potencia mundial que ha buscado la hegemonia.”

      puedo hacerlo si, eso me desarrollara la paciencia y de paso va y algo se te pega

    • Y esa visceralidad? :)
      el significado del comentario es de asombro (no sé de donde sacas que yo te “llevo la contraria”) : dispararse este tabaco es impensable
      Lo de que EE.UU se comporta como cualquier nación del mundo es una perogrullada. No creo que sea útil que le expliques a nadie eso.
      Yo desde luego no lo necesito. Gracias de todas formas

    • No hay problemas en eso, aunque estoy mas que consciente que aun cuando te lo explique con lenguaje de bebe seguirias siendo el maha.

      Y es buena terapia para practicar el yoga mientras disfruto de una buena lasquita de jamon serrano jajaja

      Por cierto ya corte la pierna y esta !Ay mamaaaaaaaaaaaaaaa! Le tire muchas fotos aunque estoy decidiendo si la publico o no ya que sin duda me criticaras por comer jamon mientras en santiago se recuperan de sandy

      Lastima que no la puedas probar, pero alegrate que eso no te “alejera” de las capas sociales como siempre me dices.

      Saludos

    • :) ahora solo falta saber que significa eso . lo de ser yo, quiero decir.
      Y no se de donde sacas que yo predico el ascetismo para “acompañar en el infortunio” al resto de cubanos . Lo del jamón es por el bonche : no entro en ese tipo de discusiones.
      Una cosa es la empatía y otra la bobería.

    • Cuando el “bonche” lo utilizas con la misma fuerza de una aseveración…entonces se convierte en critica.

      Y muy inteligentemente te escudas despues en que es un bonche. Al menos cuando fabrico jamon y practico yoga !lo hago en serio!

      !Y me quedo delicioso!

      (y el yoga igual)

    • :) No es inteligencia, es la realidad. Era una broma.
      Tu interpretación de que lo hago por criticarte es totalmente de tu cosecha

      Anyway, es infinitamente mas light que tu “afirmación” (errónea, por supuesto) de :
      – que yo necesito que me expliquen algo tan trivial como el “no tema” del “no post” este (aunque mi comentario exclamación no tenía nada que ver con el mismo)
      – que tú puedes explicarme la trivialidad que constituye el tema del post

    • Ok, maha, creo que seria mas provechoso si te mido con la misma vara que mido al invisible del vice.

      Dejare asi que te concentres en calvet, pues a decir verdad tengo cosas mejores que hacer.

    • Estás de un ridículo que para que …
      – te repito, el comentario era una mera exclamación. si te triaste a la piscina con tu exaltada respuesta, déjalo estar
      – nunca vuelvas a utilizar las palabras “siembra” , “fruto” , “concentrarse” , “vara” y “medir”. Tu idea de que tu puedes hacer ese tipo de cosas (entender, razonar, discutir sin trasladar a lo personal, y sobre todo, proclamarte etalón que sirve para “medir” comentaristas) es … bastante peculiar, pero falsa por supuesto.

      Te sugiero que te calmes e ignores este comentario. Si es que puedes. No se que mosca te ha picado, pero tómala con otro.