La teología de Francisco es la de Amós, más que la de Marx

Icono Cristiano-ortodoxo del Profeta Amós

Por Juan Arias

“El papa es más de gestos y símbolos, de ejemplos personales, de denuncias al poder, que de defensa de ideologías ultrapasadas”

A casi un mes de pontificado, los teólogos de la liberación andan un tanto desconcertados con el papa Francisco. ¿Pueden considerarlo o no como uno de ellos? De hecho las preguntas más inquietantes acerca del nuevo papa, el primer latinoamericano, cuna de la Teología de la Liberación, se refieren a su teología.

No es fácil encuadrar la ideología religiosa de Francisco. Los teólogos de la liberación, incluido Leonardo Boff, máximo exponente de dicha teología en América Latina, lo han recibido con un aplauso. Por ahora. Otros mantienen aún sus dudas. Lo cierto es que cada papa ha expresado un tipo diferente de teología. Ha habido papas tridentinos, tomistas, agustinianos, aristotélicos, enrrocados más en la teología que se elaboró tras haberse echado la Iglesia en manos del Imperio Romano y haber heredado de él pompa y poder, que en la teología pura y llana del evangelio. Que fue la de Francisco de Asís.

Las teologías de laboratorio, que mal rozan lo social se pierden en las famosas discusiones bizantinas y medievales, como la que pretendía saber si los ángeles tenían sexo.

La teología de Jesús de Nazareth fue doble. Con los pobres usó la teología de la felicidad: no soportaba su dolor ni les pedía que se lo ofrecieran a Dios para ganarse el cielo. “Curaba a todos”, dicen los textos sagrados. Y a los muertos los resucitaba. Multiplicaba el vino en las bodas para que siguiera la alegría y no imponía ayunos y penitencias a sus discípulos como hacía Juan Bautista. Con los poderosos, su teología era diferente. Usaba con ellos la teología de la “denuncia y del ejemplo”. Gritaba al rey “No te es lícito”. Y decía a los suyos: “Los que se visten de seda están en los palacios reales”. El vestía como los pobres. La forma que Jesús usaba contra lo que el marxismo llama de estructuras injustas, no era ideológica, ni de incitación a la lucha de clases. Era testimonial. Curar a un leproso, cuyas llagas eran vistas como castigo divino, era la mayor bofetada al poder tanto civil como religioso. Como lo era el lavar los pies a los apóstoles. O defender a la adúltera contra los fariseos que pedían su lapidación en nombre de la ley judaica.

Y Jesús poseía, en medio a su fuerte sentido de justicia hacia los arrinconados por el poder, una no menos fuerte fe en que Dios estaría siempre de parte de los últimos y no en los salones del poder. Dios sería siempre la garantía de los pisoteados por las injusticias sociales. La teología del papa Francisco parece nutrirse menos en la esencia de la Teología de la Liberación, que se inspiró, en su nacimiento, en la ideología social del marxismo que ve en las estructuras del poder la causa del mal del mundo.

La teología de Francisco se nutre más en la teología del profeta Amós, aquel pastor que ni siquiera pertenecía a la casta de los profetas y que fue quién con más dureza arremetió contra los mecanismos de explotación y opresión campesina llevados a cabo por los reyes opresores. Amós, sin embargo, arremetió tanto contra las injusticias sociales como contra los pecados de idolatría de su pueblo. Y para él, al final, como para Jesús ocho siglos después, Dios seguiría siendo el verdadero libertador de los oprimidos. No cabía en Amós, ni en el profeta de Nazareth, la moderna teología del ateísmo. Dios seguía siendo el centro de la vida: para castigar al opresor y para proteger al oprimido. Amós fue llamado el “profeta de los pobres”. Curiosamente como hoy Francisco es llamado el “papa de los pobres”. En esta vertiente, Francisco se enlaza con una parte de la Teología de la Liberación, que coloca como prioritaria la “opción por los pobres”.

Quizás se distancie de los instrumentos tomados por dicha teología del marxismo para luchar contra la injusticia social. No en vano, en sus conversaciones con el rabino Skorka, Bergoglio, le recuerda varias veces al profeta Amós y sus invectivas contra los poderosos de su tiempo y la defensa a ultranza de la justicia y de los perseguidos y “triturados” por el poder. Le dice Francisco al rabino que si los sacerdotes y obispos de hoy “usaran el lenguaje del profeta Amós” la misma Iglesia “se escandalizaría”, dada la dureza de sus palabras contra los opresores de los campesinos pobres de entonces.

A los teólogos de la liberación les gusta Francisco porque pide a la Iglesia que se “manche los pies de barro” en la búsqueda de los más desamparados. Quizás les guste menos cuando afirma que las ideologías, tanto del comunismo como el capitalismo, son igualemente idolátricas. El comunismo deifica su ideología absolutista y el capitalismo la explotación de los recursos, arrodillándose y haciendo que nos arrodillemos ante el dios del consumo. En ambos extremos, Dios aparece ausente.

En Francisco hay más evangelio que ideología; le interesan sobre todo las lágrimas de los oprimidos. Y Dios, para él, como para los profetas bíblicos, sigue siendo la garantía de esperanza libertadora de los pobres. Francisco es quizás más Amós que Marx, en su lucha contra las injusticias sociales. Para Francisco, la religión, vista y practicada en la línea del profeta Amós, no es el opio de los pobres sino su garantía de redención.

Es posible que las caravanas de pobres de América Latina entiendan mejor la teología “amosiana” de Francisco, enjugador de lágrimas y misionero de periferias, que la teología de la Liberación, que aún habiendo hecho la opción primordial por los pobres, sigue en este continente, más cercana a las clases pensantes que a las que luchan por el pan de cada día.

El arzobispo brasileño, Helder Cámara, gran defensor de los oprimidos, solía decir, criticando al poder: “Cuando doy comida a los pobres, me llaman santo. Cuando les pregunto por qué tienen hambre, me tildan de comunista”. Tenía razón. El problema es que hoy el comunismo está más preocupado en defender su poder y sus privilegios que en interesarse por qué hay aún gente que sigue pasando hambre. Quizás sea eso lo que advierta el papa Francisco que está inaugurando en la Iglesia una nueva teología, hecha más de gestos y símbolos, de ejemplos personales, de denuncias al poder con nombre y apellidos, que de defensa de ideologías ultrapasadas.

Publicado en El País (11 de abril de 2013)

Hugo Chávez, el Perón del siglo XXI

Por Veronica Smink (BBC Mundo, Argentina)

¿Perdurará el chavismo en Venezuela como lo hace el peronismo en Argentina?

Quiso ser Simón Bolívar, pero muchos creen que el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, tenía más en común con otro histórico líder latinoamericano, el argentino Juan Domingo Perón.

El propio Chávez se autodefinió como un "peronista de verdad". "Me identifico en este hombre y este pensamiento que pidió que nuestros países dejen de ser factorías del imperialismo", afirmó en 2008, durante una de sus numerosas visitas a Buenos Aires.

No fue sólo la confrontación ideológica con Estados Unidos lo que compartieron las dos figuras. Tanto Chávez como Perón (1895-1974) fueron militares que llegaron a la presidencia de sus respectivos países sobre la base de un enorme apoyo popular. Se los describió muchas veces como poseedores de un carisma único –según algunos, mesiánico- que podía movilizar a enormes masas: la "marea roja" en un caso y los "descamisados" en el otro. Ambos centraron sus políticas en atender las necesidades de una clase social que hasta entonces había sido relegada: los más pobres. Y fueron acusados por sus detractores de crear, con sus planes sociales, una cultura asistencialista. Pero también ambos causaron una profunda división en sus sociedades, un amor y un odio que separó a familias, amigos y vecinos.

"En los primeros años de gobierno de Chávez, cuando se acentuaba la polarización entre venezolanos en contra o a favor de su figura, muchos lo comparaban con lo que pasó con el peronismo en Argentina", recuerda mi colega Vladimir Hernández, corresponsal de BBC Mundo en Buenos Aires.

A pesar de que han pasado casi 40 años desde la muerte de Perón, en 1974, su figura aún divide a los argentinos y suscita pasión y rechazo por igual.

Reviviendo a Perón

Pero más allá de las divisiones, no cabe duda de que dejó una profunda huella en los argentinos.

La muerte de Chávez tiene muchos ecos con la de Perón.

La enorme movilización social que generó la muerte de Chávez reavivó para muchos el recuerdo del fundador del peronismo. "Fue una de las imágenes más poderosas e impresionantes que conservo de mi infancia. Tenía sólo cuatro años, era muy pequeño, pero recuerdo perfectamente mirar en la televisión blanco y negro el cortejo fúnebre de Perón, seguido por una interminable marea de gente. Es una de esas imágenes imborrables en mi memoria", me contó el editor de BBC Mundo, Max Seitz.

Perón fue el único presidente de Argentina que gobernó tres veces. El líder bolivariano estaba por asumir su tercer mandato. Ambos fallecieron poco tiempo después de haber sido elegidos por última vez.

Los dos tuvieron gestiones longevas: Chávez gobernó durante 14 años (de 1999 a 2013) y Perón durante diez (1946-1955 y 1973-1974). Y ambos protagonizaron golpes de Estado antes de llegar al poder y fueron luego depuestos por golpes en su contra. El venezolano estuvo alejado del cargo solamente unos días, en 2002; Perón tardó 18 años en volver a la presidencia.

También los dos sufrieron encarcelaciones antes de llegar al poder. Chávez pasó dos años en prisión tras participar en el golpe de Estado fallido de 1992. Mientras que el encarcelamiento de Perón en la Isla Martín García, en 1945, y la movilización que llevó a su liberación, el 17 de octubre, fueron la piedra basal del peronismo. Los dos reformaron las Constituciones de sus respectivos países (Perón en 1949, Chávez, 50 años después), ampliando derechos laborales y sociales, modificando leyes electorales y sentando las bases jurídicas para expropiar empresas. Incluso tienen en común haber tenido lazos con cuestionados regímenes extremistas: en el caso de Perón con los nazis y Chávez con los líderes de Irán y Corea del Norte, entre otros.

Legado

Las coincidencias son innegables, como resaltó el periodista Andrés Oppenheimer en El Nuevo Herald. "Contrariamente a la suposición generalizada en los medios de prensa internacionales de que Chávez fue el heredero político del otrora líder guerrillero de Cuba, Fidel Castro, es muy posible que el difunto presidente venezolano pase a la historia como un fenómeno político más cercano al del hombre fuerte argentino Juan D. Perón", admitió Oppenheimer, habitualmente crítico del chavismo.

Pero lo que muchos se preguntan es si el legado de Chávez tendrá en Venezuela el mismo efecto que tuvo el peronismo, que sigue siendo la principal fuerza política en Argentina, casi siete décadas después de su surgimiento. Veintidós de los 30 años que transcurrieron desde el regreso de la democracia en Argentina estuvieron liderados por gobiernos peronistas. Y los únicos dos presidentes que no fueron de ese partido (Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa, de la opositora Unión Cívica Radical) terminaron en crisis y no pudieron completar sus mandatos.

¿Mantendrá su unidad el chavismo?

No obstante, lo que caracterizó a los distintos mandatarios peronistas que gobernaron Argentina, desde Carlos Menem (1989-1999) hasta la actual jefa de Estado Cristina Fernández, es lo diverso de sus políticas, en algunos casos neoliberales, muy alejadas de las de Perón.

Para Oppenheimer, esa heterogeneidad podría verse también en Venezuela, lo que garantizaría la continuidad del chavismo por décadas. "De ahora en adelante, de forma muy parecida a lo que ocurrió en Argentina tras la muerte de Perón, la mayoría de los candidatos presidenciales se declararán ‘chavistas’, aun cuando desprecien al difunto ex oficial golpista que fue electo presidente", vaticinó.

Por su parte, el ex diputado peronista, Lorenzo Pepe, secretario general del Instituto Nacional Juan Domingo Perón, cree que el legado de Chávez perdurará si América Latina logra mantener la unidad por la que tanto luchó el presidente venezolano. "Fue un sueño que nació con Perón, pero que recién Chávez pudo concretar", le dijo a BBC Mundo. Según Pepe, Chávez "tomó mucho de la doctrina peronista, es especial su política gubernamental volcada hacia los más desposeídos". Sin embargo, sostuvo que la gran diferencia entre ambos líderes fue la incapacidad del mandatario bolivariano de diversificar la economía venezolana, que sigue dependiente del petróleo. "Gran parte del motivo por el que perdura el legado de Perón tiene que ver con el proceso de industrialización que inició y que aún hoy deja sus huellas", completó.

Publicado en BBC Mundo

Desde Venezuela: Respuesta de una hija a un amigo Palestino que le dice que para ellos Chávez era un héroe.

Por La hija
Querido Flaco,

Yo no comulgo con ningún gobierno, yo no comulgo con el poder. Somos muy débiles, los seres humanos. En mi país hay una “guerra” de ricos y pobres. Toda la vida ha sido así. Las diferencias sociales han sido abismales. La opulencia del venezolano con dinero de toda la vida es tanta, que es vulgar. Camionetas, casas enormes, aviones, yates, fiestas. En mi país siempre ha sido más importante lo que tienes que lo que eres. En mi país se le dice “mono” al que no tiene, al pobre, a la mayoría. Y es terriblemente doloroso. La prepotencia del rico, el maltrato, el desprecio y sobre todo la indiferencia hacia el pobre ha creado una brecha irreconciliable y con razón. Esto es así desde la colonia, esto ha sido así desde siempre y necesariamente tiene que cambiar.

Comparto 100% las ideas del proceso. Confío plenamente en las personas que se involucran, en los colectivos que trabajan en los “cerros” con las comunidades más necesitadas. Admiro y respeto a los que están trabajando entregados por un cambio y por dignificar a mi país.

Pero mi querido amigo, los ricos de ahora son rojos y están en el poder. Son los terratenientes, los de las casas, yates, aviones y fiestas. Son los que hacen negocios con las multinacionales y se mantienen y van chupando gracias al discurso chavista. Estos hombres que ahora tienen el poder, en el fondo no son diferentes a los otros. Solo que han cambiado el discurso y engañan al pueblo haciéndoles creer que ellos están allí, mientras se demarcan con poder y dinero, igual que antes, igual que siempre. Además, no se aceptan críticas, porque cualquiera que critique, que no piense igual es enemigo.

La autocrítica es lo más sano que puede tener un proceso, es lo que hace que se rectifique y se retorne a la esencia del ideal. Sin la autocrítica este movimiento, según yo, se ha convertido en un movimiento de fanáticos.

Y tú sabes muy bien sobre la maldad y la bondad. Tú conoces muy bien el ego del héroe buenísimo. Tú conoces muy bien al oportunista.

El movimiento social sí que existe. Está vivo. Es profundo y está en los “cerros”, en los pueblos. Es mucho más que posiciones, discursos y promesas, son acciones.

Por otro lado, me niego a que me ubiquen. Me niego a que me definan buena o mala, chavista o escuálida porque me guste o no un líder.

No creo en esto. Creo que los seres humanos somos tan complejos, creo que es imposible definir nada en estos tiempos. Hay demasiados matices. Este tiempo, para mí, es el tiempo del trabajo colectivo. No creo en líderes, no creo en “ismos”.

Chávez se hizo gracias a los medios de comunicación, ha sido un personaje mediático. Él ha dicho exactamente lo que muchos queríamos escuchar. Y más allá de la crítica estúpida y superficial, Venezuela es un país que va por un camino incierto, en donde la corrupción, los abusos de poder, el narcotráfico, la delincuencia, la violencia, la impunidad, los negocios con las trasnacionales (quizás las gringas son más bajo perfil, pero destacan significativamente las Chinas y Rusas) siguen siendo protagonistas en su gobierno.

La gran fuerza de Chávez, lo que lo ha hecho grande ha sido el haberse enfrentado con los “poderosos”, con los neoliberales, con los sionistas, como dices tú, con la hipocresía de Europa, pero para mí, esto ha sido más otro show, otro hacernos creer, otro espectáculo más de esta sociedad superficial y mediática. Yo lo veo así, es una guerra de poder. Aquí no importan ni las personas, ni nada. Importan los recursos y los gobiernos y los líderes mediáticos que nos siguen manipulando, para que sigamos creyendo. Mientras los verdaderos amos del mundo siguen llenando su arcas.

El trabajo difícil realmente es ser coherente. Que nuestras palabras sean consecuentes con nuestras acciones. Es mi opinión.

Te quiero y te extraño,

La hija

Tomado de blog El Libertario

Hugo Chávez en 4 preguntas

Por Rafael Uzcátegui

El periodista Eduardo Sklarz, como parte de los insumos para un texto sobre Venezuela, me hace estas preguntas por email. El artículo que publicó se encuentra en

http://infosurhoy.com/cocoon/saii/xhtml/ en_GB/features/saii/features/main/2013/03/06/feature-04

 

1) Qué hechos considera fundamentales en la trayectoria política de Chávez?

R) Su irrupción militar en el golpe de Estado de febrero de 1992 y el haber asumido la responsabilidad en los hechos ante las cámaras de televisión; El haber realizado una correcta lectura del momento político en 1998, abandonado la estrategia insurreccional para participar en la contienda electoral en un momento viable para un outsider de la política; la propuesta de reformar la Constitución mediante un proceso constituyente en 1999; su actuación durante el golpe de Estado de 2002; el anuncio de las políticas sociales, misiones, en 2004; el desarrollo de la política internacional entre 2005 y 2008; su segunda reelección presidencial.

2) Cuáles factores explican su impresionante construcción de poder?

R) Además de su carisma, el haber reactualizado con habilidad las principales matrices sociopolíticas de la cultura venezolana del siglo XIX

3) Cómo caracterizaría al chavismo?

R) Un movimiento nacional-populista de izquierda sintonizado con la globalización económica

4) Qué legado Chávez le deja a Venezuela?

R) 4 cosas: El mito de redención de los pobres a través del reparto de la renta petrolera; Una religiosidad popular con características políticas en torno a su persona; La devastación de la autonomía de los movimientos sociales venezolanos; el vacío de significado del discurso de izquierda.

Tomado de blog El Libertario

Réquiem por un símbolo

Por Armando Chaguaceda

Ayer martes 5 de marzo, al filo de las 5 pm, las redes sociales colapsaron ante la notica de la muerte de Hugo Chávez. Entre las lágrimas –falsas o sinceras- de los devotos que parecen creer que el mundo se acaba sin la presencia física del líder venezolano y el odio –torpe, visceral- de aquellos que lo culpan de todas las desgracias de esta incurable humanidad. Enseguida pensé ¿cómo podría hacerse un texto respetuoso, personal, con algunas reflexiones sobre su legado, ante la avalancha de homenajes y ataques que nos inunda?

Intentando escribirlo vino a mi mente una primera nota. Apenas dos días antes, el pasado domingo, el mundo se enteraba de la noticia del asesinato del líder indígena Sabino Romero, muerto en manos de sicarios. Era la cumbre de un largo conflicto donde el acoso criminal de la derecha zuliana y la ojeriza del estado venezolano a la autonomía de los movimientos sociales se combinaron en un maridaje siniestro. El sacrificio de Sabino se suma a la lista de luchadores sociales –muchos de estos identificados con los cambios positivos del proceso iniciado en 1998- que caen en los últimos tiempos. Ojala su lucha y legado no se olvide ante la muerte del Comandante Presidente, con cuyo llamado de justicia se identificó.

La dimensión histórica de Hugo Chávez está fuera de toda discusión. Su figura es parte de un movimiento de demandas sociales y conquistas políticas democráticas del pueblo venezolano, creciente en los últimos treinta años. Con la democracia de la calle, a través de barrios, marchas y manifestaciones, y la de las instituciones, algunas de estas forjadas al calor del proceso bolivariano como la innovadora Constitución vigente.

Dimensiones del quehacer ciudadano que se ponen en tensión en una agitada vida política venezolana, donde se cruzan acciones antidemocráticas (intolerantes y golpistas) de la oposición y el oficialismo; e intentos –en buena medida atribuibles al propio Chávez- de dignificar a los pobres, resolver la deuda social y apuntar nuevas formas de participar en los asuntos públicos comunitarios.

Al ascenso de Chávez y su movimiento le debemos el inicio del quiebre de la hegemonía neoliberal, la misma que proyectó la desigualdad y exclusión sociales a niveles indecentes en nuestros países latinoamericanos. También es su legado el rescate de formas de integración y solidaridad, al margen de los esquemas forjados en el esquema panamericanista de la OEA, con demasiado olor a Washington.

Ciertamente sus alianzas internacionales lo hermanaron con personajes impresentables (como el difunto Gadaffi y el camaleónico Ortega) pero también ayudaron a balancear más el unipolarismo político militar establecido por los EEUU tras el fin de la Unión Soviética.

Chávez es, sin duda, una persona y un símbolo. Su imagen y herencia, serán apropiadas por diferentes personas y perspectivas. Los psicólogos hablarán de un ser claramente convencido de enarbolar la espada de Bolívar; los historiadores de su admirable capacidad de animal político, que ganó sucesivas contiendas electorales hasta el filo de la muerte. Los politólogos ponderarán sus esfuerzos por crear una democracia participativa y protagónica por encima de los cadáveres de viejos partidos, al tiempo que reprodujo (y amplificó) los vicios autoritarios, clientelares y pretorianos de la política venezolana.

Fue un ser profunda y sinceramente convencido por la redención social de los más pobres: de los mestizos del barrio, los analfabetos de los cerros, la viejita del rancho. También llevan su sello personal las políticas de retaliación que marcaron la suerte de la jueza Afiuni y el huelguista Franklin Brito. Para la gente, para mucha gente, Chávez es y será un ser humano (un padre, un hermano, un hijo o vecino) en el cual depositar todo su amor y su odio, su fe y frustración, sus dudas y esperanzas.

Hace 11 años, en las agitadas horas del golpe de 2002, un grupo de cubanos marchamos espontáneamente por las calles de la Habana Vieja, para depositar una ofrenda ante la estatua de Bolívar. En estos álgidos minutos hago un llamado al respeto y la paz para el bravo pueblo venezolano. Para que se resuelvan en democracia y sin golpismos e intolerancia de ningún bando todos los conflictos y esperanzas de su gente.

Publicado en Havana Times

Defensa de la Utopía

Por Ramón García Guerra

SUMARIO

La crítica que recibió mi artículo La causa libertaria en Cuba, hace que precise mi análisis al respecto de la política de UNIDAD –o frentista– que animan los socialistas democráticos en Cuba ante un enemigo en común. (¿Estatismo o castrismo?) Empezaré por quitar de en medio la hojarasca. Discreparé con la socióloga Marlene Azor Hernández en puntos específicos y trataré de dialogar con un libertario de mil batallas: Octavio Alberola. Después me ocupo de identificar los desafíos de los socialistas en Cuba de frente a la transición.

DIATRIBAS (ACASO) ERRÁTICAS.

Deficiente el artículo dada “la ausencia de posibilidad de que la voluntad popular no sea en la dirección de [la] plataforma” que ofrece el mismo.

1. Epistémicamente, usted sufre de empacho libresco en tal caso –fruto de leídas de última hora–. Indigestión que hace evidente en su crítica a mi artículo. [Cuando tan magras lecturas hayan llegado al giro decolonial –sic. Ramón Grosfoguel y otros– (dado en las academias del NORTE), entonces, podré hablaros de Nicolás Guillén Landrián y Sara Gómez –o acaso de subalternistas y poscoloniales auténticos, como: Martí, Mariátegui o Fanon–.] Desde luego, hallo correcta la observación de Octavio Alberola en este punto. Precisando, usted debió de consultar el gráfico que había insertado en el artículo. Las fuerzas que alientan dicha “plataforma” se deducen de las bases sociales que sostienen la causa libertaria en Cuba. Entonces no será difícil dar cuentas de que –con las viseras– hablo desde adentro y desde abajo con el pueblo cubano.

“Y como estrategia política discursiva no me parece feliz definirse a partir de criticar al hermano ideológico más cercano”.

2.   Empecé así mi artículo: “Este estudio no personaliza el objeto de crítica”. Usted hace tal cosa ahora. [Debería de revisar los artículos de su autoría en relación con las críticas a nuestros “hermanos ideológicos” hechas en estas páginas (Observatorio Crítico).] ¿Acaso me ha medido con su vara? Sugiero mirar todo desde otro ángulo. Precisamente, la fuerza de la izquierda está en debatir sus diferencias en público sin miedo a errar y rectificar. ¡Quién dijo que le hacemos el juego al enemigo al debatir las diferencias en público! Cuando recién se había alfabetizado este pueblo, abrirá el Che Guevara un debate sobre la vigencia de la ley del valor en la transición al socialismo, entre otras cosas, porque hacer la revolución no es tarea de elegidos sino drama de multitudes. Nada en los salones sino en las calles. Porque a todos compete hacer la sociedad. Continue reading

CLACSO publica “Sociabilidades emergentes y movilizaciones sociales en América Latina”

Este libro forma parte de los sostenidos esfuerzos que el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) viene realizando a fin de promover la investigación social y la integración académica regional.
La obra es prolífica tanto por el espectro geográfico que cubre como la perspectiva histórica que asume para poder explicar los fenómenos abordados. También por acudir al testimonio, la crónica y la memoria de experiencias concretas, como complemento valioso de los análisis propiamente académicos.
Producto de la labor emprendida por el Grupo de Trabajo
“Anticapitalismos y Sociabilidades Emergentes”, el texto reúne un amplio espectro de miradas alrededor de los identidades, actores y movilizaciones sociales latinoamericanas.
Lo hace bajo una perspectiva insertada en las luchas de su entorno y su tiempo; que la diferencia de aquellas posturas asépticas que rechazan cualquier forma de compromiso, crítica o disidencia intelectuales.
Dos nociones constituyen los ejes articuladores del libro y del colectivo que lo produjo. La idea de anticapitalismos alude al conjunto de fenómenos y elementos asociados, solidarios y/o
constituyentes de procesos, luchas y movimientos sociales y populares en las dimensiones que niegan, se oponen, problematizan, rechazan y/o frenan, intencionalmente o no, las lógicas de reproducción rectoras de las sociedades contemporáneas.
Lógicas que -fetichizadas en la forma Capital y la forma Estado- estructuran relaciones sociales basadas en la heteronomía y la jerarquización, en sus modalidades de dominación (mando/obediencia, gobierno/gobernado) y explotación (productor/expropiador de la producción).
Por su parte, la noción de sociabilidades emergentes apunta al lugar de las relaciones sociales más elementales, de las interacciones entre los sujetos, las organizaciones y colectivos sociales, como un contenido de prácticas y representaciones colectivas que expresan, en determinadas circunstancias y articulaciones, un cierto potencial anti-sistémico.
Estas sociabilidades emergentes abarcan un mosaico de relaciones sociales fundadas en la horizontalidad, en la tolerancia, en la participación, en la apropiación del valor de uso, en la libertad, en la solidaridad, que de algún modo tratan de expandir tanto en el mundo popular organizado como en lo no organizado dinámicas
auto-organizativas y protagónicas que enfrenten las lógicas dominantes del sistema capitalista y sus administradores nacionales/estatales. ================================
Coordinadores: Armando Chaguaceda Noriega y Cassio Brancaleone. Autores de Capítulo: Paula Camarada da Silva, Dmitri Prieto Samsónov, María Maneiro, Alexander Hilsenbeck Filho, Lucas Gebara Spinelli, Cassio Brancaleone, Mario G. Castillo Santana, Juan Diez. André Videira de Figueiredo, José Vicente Quino González, Armando Chaguaceda Noriega, Pedro Henrique de Moraes Cicero, Blanca S. Fernández, Rafael Uzcátegui.

Este viernes 17: Reggae en Alamar por Marcus Garvey

Por Regina Cano

HAVANA TIMES — Al parecer, los Alamareños y todos aquellos a quienes se les ocurra asistir, disfrutarán de un Concierto de Reggae en homenaje al 125 aniversario del nacimiento de Marcus Garvey.

Este homenaje, que por primera vez ocurrirá en Cuba, tendrá lugar en el Anfiteatro de Alamar, el viernes 17 de agosto entre las 8:30 PM Y 11.00 PM, con un Cover de 5.00 pesos MN. Un género común para grupos de músicos de La Habana, quienes “vienen trabajando en uno de los géneros más representativos del Caribe y menos promocionado en Cuba”. “Sus influencias y aportes a la nueva generación de la música popular son de nuestro interés, así como visualizar una muestra de sus exponentes en La Habana” –explican los organizadores en un promocional. “El homenaje al nacimiento de Marcus Garvey…” será realizado por “…un Grupo de Artistas y Promotores de la Música, con la colaboración de la Dirección Municipal de Cultura de Habana del Este…” –contiene la nota.

Algo más

Según un dato poco conocido, Cuba estaba incluida en la ruta de La Línea de buques de la Black Star Line –fundada por Garvey- para el Regreso a África. Esta ruta incluía a Santiago de Cuba y Banes, en Holguín –lugares de mayor población anglocaribeña y descendientes de esta- donde tuvo mejor aceptación la idea del “Regreso…” cuando Garvey estuvo en Cuba, aproximadamente en el 1921. Marcus Garvey, quien creó el movimiento “Regreso a África” -la Tierra Ancestral- y fundó La Asociación Universal para el progreso de la raza negra y La Liga de las Comunidades Africanas. Sorprendente, interesante y bueno es que en Cuba se celebre la fecha del nacimiento de Garvey -como en otras pocas tierras- para recordar el paso por la historia de una Idea, Esperanza o Ilusión en la que se vieron involucrados negros de América y el Caribe, como un reclamo a aquellos que los arrancaron de sus tierras o un rehacer su destino.

Actualización: se prevé que actuarán 7 SELLOS, HORMIGA BRAVA, SIN SEMILLA, TIERRA QUEMÁ y DAVID D´OMNI. La guagua para Alamar sale a las 8 pm desde alrededores del Capitolio.

Publicado en Havana Times