El general escribe con franqueza

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Durante la pasada Feria Internacional del Libro de La Habana, adquirí los libros Guajiro y Fronteras, del general cubano Enrique Acevedo. Una vez culminadas las lecturas correspondientes, puedo afirmar que me generaron impresiones muy sugestivas.

Para los que no lo conozcan, Enrique es el menor de los hermanos Acevedo. Durante el alzamiento del movimiento guerrillero en la década de 1950 contra la dictadura de Fulgencio Batista, los hermanos en plena adolescencia Enrique tenía apenas catorce años subieron a la Sierra Maestra para unirse a las fuerzas de Fidel Castro. Al triunfar el movimiento revolucionario en 1959 Enrique, al igual que su hermano, integró las fuerzas armadas del nuevo gobierno y ascendió con el tiempo el escalafón hasta llegar al rango actual.

Ya con esta introducción, se podrá imaginar que esta persona tiene mucho que contar en un libro. También es posible que se despierte una desconfianza razonable. Después de todo, se ha visto ya cierto número de materiales testimoniales de otros compañeros de Acevedo. Por lo general, los relatos son bastante homogéneos, casi asépticos, aptos para insertarse en un texto de historia escolar como los que le gustan al Ministerio de Educación local: rebeldes heroicos, con pocas o ninguna tacha, ejemplos de sacrificio y abnegación; más un enemigo batistiano, imperialista, muy pero muy malo, que no merece siquiera el uso de la palabra.

Por suerte, en todos los rediles hay una oveja negra. O mejor dicho, porque puede que haya muchas, pero solo a una de ellas le preocupan menos las apariencias y manifiesta la mayor sinceridad. La publicación de Descamisados, primer libro de Acevedo, sorprendió a críticos y lectores. La narración en primera persona de las trastadas de los hermanos durante la lucha guerrillera, con estilo desenfadado y simpática frescura, se apartó totalmente del canon en boga. Finalmente, con el apoyo del general de ejército Raúl Castro, este primer libro vio la luz y hasta dio pie a una serie televisiva, si bien muy inferior en calidad.

Guajiro viene a ser la continuación natural de Descamisados. Esta segunda pieza recoge las memorias del protagonista, en los primeros años a partir del triunfo de 1959. Los relatos que disponemos sobre aquellos tiempos turbulentos están violentamente sesgados por los intereses de la feroz lucha de clases que todavía se libra. Cada bando endiosa a sus miembros y demoniza a los contrarios. Esta situación torna dramáticamente original el texto de Enrique Acevedo.

Hay que reconocer la rareza de una narración que, desde el punto de vista de los vencedores, recoja con tanta franqueza las debilidades humanas de los revolucionarios. En estas páginas se desmorona el mito de que el espíritu de rebeldía fuera acompañado siempre por una moral intachable, una austeridad generalizada o algún tipo de pureza espiritual. No es que neguemos a rajatabla la existencia de algún revolucionario que reuniera estas cualidades. Por ejemplo, Acevedo menciona al Che Guevara varias veces en un contexto en el que pone de relieve esas características. Muchos otros de sus compañeros y él mismo, en cambio, dejan bastante que desear para la imagen impoluta que años después nos hicieran creer. Numerosas son las anécdotas referidas, tan escandalosas desde el punto de vista puritano, que más parecieran alardes de varón conquistador de castillos y mujeres.

Hay unos cuantos procesos del período posterior a 1959 que se comprenden mejor después de leer lo que le sucedió a este Guajiro. Por ejemplo, la metamorfosis de los melenudos con barba, bajados de la Sierra, en adalides del pelo corto y el buen afeitado. Estos caracteres exteriores, junto con otros de la estética y la moral de la clase supuestamente vencida, fueron asimilados después de la guerra por el estamento vencedor. Los jefes guerrilleros tuvieron que cursar escuelas militares para dirigir el nuevo ejército, regularizado, y absorber en el proceso un montón de estereotipos de apariencias y conductas, lo mismo de oficiales del ejército anterior que de las fuerzas armadas del llamado campo socialista.

La lectura del libro de Acevedo permite entrever otra arista aún más seria. Los mismos cuadros que dirigían la esfera militar y se formaban en las academias correspondientes, asumían también sin distingos la conducción de las esferas civiles situación que se perpetúa hasta el presente. De aquí se puede comprender la implantación en estas últimas de los mismos hábitos de ordeno y mando, tan nocivos para su desenvolvimiento.

El peliagudo tema del enjuiciamiento de los colaboradores y esbirros de la tiranía batistiana no podía ser obviado por quien sirviera en la fortaleza de La Cabaña durante aquellos meses. Acevedo refleja varios pasajes de aquellos acontecimientos dramáticos. Los sentenciados despiertan pocas simpatías en el joven oficial, que tiene frescos en su memoria y al alcance en las páginas de la prensa aún independiente, las imágenes de los asesinatos y las torturas cometidos por aquellos, pero se percata del exceso de exhibicionismo manifiesto en algunos procesos y no se libra de los epítetos condenatorios que le lanzan madres y esposas de los procesados que le tocaba custodiar.

La politiquería de muchos ñángaras quedan más que al desnudo, ante la mirada de este Guajiro, exDescamisado. Se conoce que la dirección del partido comunista en aquella etapa intentó capitalizar con actitud oportunista el éxito de la Revolución, bajo orientaciones dogmáticas y poco entrañables para el cubano de a pie. En la narración de Acevedo se pueden apreciar escenas de este proceso, indigno también de los muchos militantes torturados por su valeroso enfrentamiento a la dictadura. Igualmente se argumenta, con vehemencia, que la dirección suprema de la Revolución efectuó un proceso de depuración en el partido para unificar a todas las fuerzas nacionales. Ciertamente, Descamisados y Guajiro se parecen poco a mis libros de historia escolar.

Recientemente, el general Acevedo publicó también Fronteras. Este otro texto autobiográfico recoge su actividad en Angola, durante el involucramiento cubano en el conflicto armado en aquella nación. En Angola, el protagonista dirigió dos unidades militares en las regiones fronterizas del país africano, en distintas ocasiones.

La primera ocasión, los hombres bajo el mando de Acevedo estaban dislocados en la zona norte. En esta oportunidad, la actividad combativa fue relativamente menor, lo que no quiere decir que no se vivieran grandes tensiones. El ejército de Mobutu Sese Seko, desde el país entonces llamado Zaire y hoy, República del Congo, cernía una amenaza periódica sobre Angola, particularmente sobre la provincia de Cabinda. El enconado conflicto fronterizo de Katanga también reclamaba la atención de los mandos militares, sin obviar los movimientos UNITA y FNLA, enemigos del gubernamental MPLA.

La narración de Acevedo tiene el mayor interés en esta primera etapa, en la solución de problemas logísticos, así como en la familiarización de los cubanos con las costumbres, cultura y vida de los pueblos angolanos. Estos pasajes especie de recorrido de descubrimiento llevan el mayor protagonismo en la parte inicial, sin desdeñar anécdotas personales, reveladoras de personajes ajenos a los prototipos intachables en nuestra acostumbrada propaganda.

La segunda etapa de su misión angolana, Enrique Acevedo la inicia con un muy mal agüero del entonces general de división, Arnaldo Ochoa. Se recordará que Ochoa fue luego procesado y ajusticiado por un tenebroso asunto de narcotráfico. En aquel momento, el pesimismo de Ochoa resulta una desagradable sorpresa para Acevedo, quien deberá encabezar sus fuerzas la complicada frontera del sur. Para aquel momento, las fuerzas conjuntas de la UNITA y el ejército sudafricano estaban desarrollando maniobras que amenazaban seriamente con derrotar a las agrupaciones cubanas y del MPLA.

La actividad militar ocupa, por lo tanto, mayor protagonismo en esta etapa de Fronteras. Ya no se hace tanto énfasis, como en las obras anteriores, en las posibles barrabasadas y libretazos de los protagonistas. El joven teniente ha madurado y ahora es todo un general: está casado, tiene mayores responsabilidades, algunas canas, tareas de gran importancia y una imagen que defender. Aún así, no se soslayan del todo las facetas humanas y díscolas de los personajes, algunas aventurillas corridas, las bromas gastadas y muchos elementos que no caben en la versión oficial. Resulta significativo el comentario sobre la visita del entonces dirigente juvenil, Roberto Robaina, respecto a quien Acevedo refiere haber percibido una desconfianza de ribetes proféticos.

Con la victoria de las tropas cubano angolanas, la misión concluye; regresan a sus hogares los del Caribe y termina también el recorrido por estas Fronteras. Los aportes históricos y literarios del general Enrique Acevedo, en mi modesta opinión, todavía están lejos de finalizar o, por lo menos, de ser comprendidos del todo.

Cuba: apuntes “paranoides” sobre el ¿Caso Zurbano?

Por Manuel David Orrio (orrio@enet.cu)

La Habana, 13/04/17.-Acuso recibo por correo electrónico de un artículo al parecer aún inédito de Alberto Abreu, quien bajo el título ¿Puede ser negra la nación? ofrece su aporte al debate sobre racialidad y racismo que tiene lugar en la revista cultural criolla La Jiribilla, nacido tras la destitución del escritor Roberto Zurbano como Director del Fondo Editorial de la Casa de las Américas. (1)

Según noticias, esa destitución se produjo a consecuencia de un artículo publicado por Zurbano en el New York Times, donde habría apuntado que para los negros cubanos, la Revolución de 1959 no ha comenzado. Inicio “con pinzas”, quede claro, porque sobran motivos periodísticos para lanzarse al ruedo en cuasi paranoia, como se verá más adelante.

Me enteré del hecho y de la polémica subsiguiente por mi viejo amigo Tomás González Robaina, autor de imprescindibles textos sobre lo que se ha dado en llamar la “negritud” en Cuba. He seguido el debate, muy de mi interés por razones patrióticas, políticas y personales. Dos parejas, mi anterior esposa y mi actual compañera, son negras. La actual es una reconocida psiquiatra cuya abundante familia rebosa de negros brillantes en lo humano e intelectual. SON MI FAMILIA. PUNTO.

A fuer de franco, yo, "blanquito habanero” criado en el Barrio de La Pera, y ahora un “asere” más del Barrio Chino, he sido toda mi vida de los que ni siquiera "ve" el color de la piel. Adquirí conciencia sobre este cubano racismo "difuso" cuando conocí a mi hoy ex – esposa negra (segunda en mis casorios; la madre de mi hijo, primera, es blanca), e incluso viví una suerte de doble discriminación, porque soy limitado físico por secuelas de poliomielitis. Hube de escuchar entonces frases como ésta:"¡Pero mira qué clase e ‘prieta’ se ha ‘buscao’ el ‘cojo e mierda’ éste; seguro que el tipo tiene un ‘baro’ que llega a Miami!" Era, en honor a la verdad, una de las muy bellas de La Habana de fines de los 90. E insisto: racismo “difuso”. Jamás en mi vida he constatado que la Revolución haya discriminado por el color de la piel de manera institucional, sino todo lo contrario.

No obstante, valga la anécdota para reflexionar sobre cómo conspiran distintas discriminaciones, y si tienen o no un origen común ¿Cuento más? A lo largo de años he sido un entregado activista por los derechos de las personas con discapacidad, incluso miembro del Consejo Provincial capitalino de la Asociación Cubana de Limitados Físicos Motores (ACLIFIM) y dirigente vanguardia a nivel provincial en el 2006.Pues bien, me he alejado de esas tareas, porque si hay un sector de Cuba donde peor me han tratado es entre los limitados físicos, y éso que tengo "status de héroe" por servicios prestados en la Seguridad del Estado, como agente encubierto que se infiltró exitosamente durante 11 años en la contrarrevolución (1992-2003).

Nada de sutilezas ni discriminaciones “difusas”: se llegó al colmo de decir que saboteaba un congreso, en pleno cónclave celebrado en el 2005, porque propuse y sostengo la necesidad de que Cuba tenga una Ley General de Discapacitados, para darle un nombre. Curiosidades, curiosidades: cuando el hecho aconteció estaba presente el entonces Presidente de la Asociación Nacional del Ciego (ANCI), quien captó la idea, la propuso en su correspondiente congreso y devino ésta primera noticia sobre ese cónclave en casi todos los medios de difusión nacionales (2) De paso, ya que aludí a mis años en la Contrainteligencia, ¡cuántos magníficos jefes negros y mulatos tuve!

Con mi actual compañera y su familia también he vivido o conocido manifestaciones discriminatorias por el color de la piel, las que han llegado al punto de negar una vez un empleo a mi cuñada, no obstante ser arquitecta reconocida y profesora universitaria. Ocurrió en los 90, pero pasó. Ella no tenía pruebas para llevar a los tribunales al discriminador…y quedó así, aunque aquel le dijo sin miramientos que reunía todos los requisitos pero "tu color no le va a gustar al inversionista extranjero".De todos modos, se la perdieron. Su modestia me prohibió mencionar uno de sus numerosos logros profesionales.

Uno de mis sobrinos políticos, José Luis Rubio Reyes, ganó este año el Concurso de Interpretación de Instrumentos de Cuerda de la UNEAC, con Evelio Tieles de Presidente del Jurado. Es violinista, tiene 17; ganó con piezas como "Aires Gitanos", considerada obra para graduarse en el Instituto Superior de Arte (ISA), y tiene programado un concierto con la Orquesta Sinfónica Nacional como parte del bien ganado premio. Todos en la familia hemos sido testigos de "serruchaderas de piso" contra el aguilucho, alguna que otra protagonizada por PROFESORES de José Luis. También, en honor a la verdad, podemos testificar sobre muchos que primero han valorado el talento y no el color de la piel…si es que se han fijado en éste.

Dije a mi gran amigo Tomás González Robaina que me siento poco autorizado en tanto que periodista para intervenir en el debate de marras. Jamás escribo sobre algo si no conozco a fondo, si no he investigado hasta la saciedad o, en su defecto, informo al lector hasta dónde avanzó mi conocimiento. Una máxima mía circula en Internet y ha sido citada por más de uno: "el periodista confirma, confirma y confirma".Más si en la discusión que me ocupa intervienen intelectuales conocedores de tan alto nivel, donde el mismo Zurbano — ¿objeto o pretexto de la polémica? — brilla con luz propia.

Sin embargo, mi ser y conciencia antirracistas comienzan a rebelarse contra mis racionalidades, y a tomar nota de algunos hechos que me impulsan a escribir por lo menos estos apuntes, de inicio autorizados a libre circulación. Así pues, aquí van mis “paranoias”:

1.- ¿Por qué la visceralidad de algunos ataques a Zurbano? ¿Acaso la promoción de una urgida y urgente cultura del debate no obliga a saber lidiar en respeto con enfoques erróneos o desmedidos, de suponer que los de Zurbano lo sean? Silvio Rodríguez aconsejó "no caerle en pandilla".Por mi parte, recuerdo las numerosas diatribas que la prensa cubana dedicó al MENSAJE DE LA CONFERENCIA DE OBISPOS CATOLICOS DE CUBA «EL AMOR TODO LO ESPERA»(septiembre-1993)(3),las cuales obligaron al intelectual católico y REVOLUCIONARIO Cintio Vitier a apuntar una frase en un artículo suyo publicado a los efectos en Granma, que parece caída del cielo para la actual polémica:"firmeza en las convicciones, moderación en el lenguaje".De paso, reléase la pastoral de marras: varias de sus proposiciones son hoy POLÍTICAS DE GOBIERNO.

2.- Zurbano destituído de su cargo dirigente en la Casa de las Américas. Por ningún lado he visto Resolución que contenga los "por cuantos" y "por tantos" por los cuales se sanciona. A mí, como cubano de a pie,"se me dice" que fue por la publicación de un artículo polémico en el New York Times ¿Y si fue porque lo sorprendieron dentro de la institución mientras practicaba sexo con una pandilla de nórdicas? Inexplicable, muy inexplicable el silencio de la Casa de las Américas, si parto de que por ahora el escenario del debate es La Jiribilla.

Asimismo, una observación sobre Zurbano: acabo de enterarme de que un FUNCIONARIO CUBANO de ese nivel puede publicar en el New York Times sin determinadas autorizaciones, y no es una particularidad criolla: cuando aceptas ciertas responsabilidades, aceptas también limitaciones a las sacrosantas libertades humanas. Mi impresión, por ahora, es que los superiores de Zurbano se “desayunaron” con el artículo de marras. Manuel David Orrio será un “héroe oficial”. Pero decidió no militar en el Partido Comunista, entre varias razones, para que tal militancia no interfiera en su polémico “ser” periodístico. Nada de “inocencias”, por favor, que bien se me conoce.

3.- ¿Esfera pública, debate público, que en este caso interesa a toda Cuba? Coincido plenamente con Víctor Fowler cuando expresa en su aporte a la polémica que "…es justo agradecer la existencia del nuevo circuito de discusión donde antes había casi nada, pero también recordar que reducir el debate sobre cualquier tema de alcance nacional a lo que ocurre dentro de una pequeña parte del ámbito académico, secuestra la posibilidad de debate público en lugar de potenciarla. Hay que insistir en que el debate académico a ningún nivel (incluso la publicación de un libro), ni el mejor sistema de conmemoraciones posible, ni la realización de esta o aquella reunión sustituyen al debate público en su capacidad de estremecimiento y penetración en las conciencias. El debate público es la suma de todas las tribunas de opinión que el país puede ofrecer a sus ciudadanos (en negritas, por Orrio); o sea, que no es cuestión de calificar como experto, sino de exponer la voz como ciudadano." (4)

“Preguntas del bobo": ¿Cómo es posible que UNA VEZ MÁS los medios de difusión de verdadero alcance para el cubano de a pie permanezcan en silencio? ¿OTRA VEZ MÁS se tendrá algo parecido a la "guerrita de los e-mails", habida cuenta del bien pobre acceso del sufrido Liborio al Internet? ¿Qué pasa, no hay pantalones o faldas para abordar esta polémica en los periódicos impresos, la radio, la TV en general y en particular su programa Mesa Redonda? ¿Más de lo mismo, a las puertas del Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y con Raúl Castro “tocando a degüello” contra los “excesos de secretismo”?

¡Por favor! ¡Que nadie me diga que este debate no es NOTICIA! ¡Que nadie me diga que no es “políticamente correcto” abordarlo en programa televisivo como la Mesa Redonda, o que “le vamos a dar armas al enemigo”! ¡No me jodan, coño, que de vez en cuando las palabrotas valen oro, diría Raúl Roa, NUESTRO Canciller de la Dignidad!

Entonces, me “embarqué”; me “meto en la bronca”. Primero por CIUDADANO; segundo por periodista revolucionario; tercero por mi familia negra y cuarto — no tomen en cuenta el orden de prioridades –, por algunos negros y mulatos “segurosos” que me demostraron ser más que hermanos; por mis “aseres prietos” del Barrio Chino, y también por gente como Yamilé Fagés Plasencia, capaz de haber concluído una carrera universitaria, pese a nacer sin brazos ni piernas.

Y, como Nicolás Guillén en una ocasión, punto, fecha y firma. Así lo dejo escrito.

Notas:

1.- Para consultar todo el debate que tiene lugar en La Jiribilla ir a:

http://www.lajiribilla.cu/articulo/4402/debate-racial-en-cuba

2.- “Envía el General de Ejército Raúl Castro, mensaje de saludo a delegados al VI Congreso de la ANCI. La propuesta de creación de una ley para discapacitados que unifique, implemente y regule las diversas normas y resoluciones que existen en el país para la atención a las personas con limitaciones, recogió el espíritu de las discusiones del VI Congreso de la Asociación Nacional de Ciegos y Débiles Visuales (ANCI), que inició aquí sus sesiones de trabajo este jueves, con la presencia de más de 300 delegados e invitados de toda la nación…”

http://newsgroups.derkeiler.com/Archive/Soc/soc.culture.cuba/2005-1…

3.- MENSAJE DE LA CONFERENCIA DE OBISPOS CATOLICOS DE CUBA «EL AMOR TODO LO ESPERA» Septiembre 1993

http://www.palabranueva.net/contens/0809/000102-6.htm

4.- Víctor Fowler. Derivas con (por, y desde) Zurbano: Dolor, alegría y resistencia.

http://www.lajiribilla.cu/articulo/4278/dolor-alegria-resistencia

Publicado en Hermes

MAÑANA SERÁ TARDE: Escucho, aprendo y sigo en la pelea

Por Roberto Zurbano Torres

ZurbanoSi una izquierda conservadora dentro y fuera de Cuba considera que un negro cubano revolucionario no debe hacer críticas a la Revolución, no ha entendido el papel que han jugado los negros dentro de esta y tampoco qué es un verdadero proceso revolucionario. En la base, en el corazón, en el fondo y en las orillas de este proceso los negros hemos sido buena parte del sostén. Nos asiste tanto el derecho moral a criticarla como el deber de defenderla, porque es aún insuficiente lo que hemos logrado frente a lo que hemos hecho y merecemos. Renunciar a esa crítica es renunciar a mejorar la Revolución y sentirla más nuestra.

Combatir el racismo es una de las grandes tareas del siglo XXI. Este flagelo no surgió en un país en particular, sino en un contexto mundial en el que fueron involucradas varias naciones y culturas marcadas por el afán colonial de repartirse el mundo y establecer jerarquías económicas y políticas que hoy sobreviven. El racismo contemporáneo es también un fenómeno globalizado y la lucha contra este va más allá de cualquier frontera. Renunciar al debate internacional es reducir su impacto a viejos conceptos nacionalistas y no tener en cuenta el proceso de intercambio desigual generado por el turismo, las nuevas tecnologías de la información, las migraciones y las transnacionales de la cultura. Es un debate sobre la persistencia del racismo en Cuba, sobre los modos paternalistas y sofisticados con que ese tipo de humillación se reproduce o renueva y, especialmente, sobre cómo reconocerlos y enfrentarlos en un nuevo contexto.

Es bien conocido que The New York Times no es un diario de izquierda, aunque se declare contra el bloqueo y sea el soporte donde se dio a conocer a la opinión norteamericana el caso de Los Cinco. Publicar en el NYT no fue un acto de ingenuidad, sino un riesgo asumido con toda responsabilidad. Decidí publicar allí, donde escasean las firmas cubanas de la Isla, y no en el Granma ni en El Nuevo Herald, por razones diversas, pero conocidas. Acepté la propuesta con la intención de colocar el debate más allá de los insuficientes espacios académicos y culturales a los que asisto hace 15 años. Un periódico es otra cosa: puede alcanzar, informar, desinformar y convocar, en breve tiempo, a decenas de miles de personas.

El original fue aceptado, con propuestas de cambios. Durante el proceso de negociación editorial se agregaron y rechazaron textos que fueron discutidos por vía electrónica, durante una semana de trabajo. Dos colegas compartieron conmigo estas revisiones, ambos con excelente dominio del inglés. El texto final, enviado en la tarde del viernes 22, nos satisfizo a todos. El título aprobado por mí Para los negros en Cuba, la Revolución no ha terminado, aunque no fue el original (El país que viene y mi Cuba negra) me resultaba afortunado, pues esta idea se esboza en varios momentos del texto. Desafortunadamente, el título que apareció, Para los negros en Cuba, la Revolución no ha comenzado, sin mi aprobación, borró toda posibilidad de identificar a los negros cubanos con la Revolución. Continue reading

Para agotar(me) temporalmente en este tema de la organización obrera

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Se podría decir que, para alguien tan moroso con los pagos de la cuota sindical, yo le doy demasiadas vueltas al asunto. A veces uno quisiera ser un feliz despreocupado, olvidarse de los peces de colores, puede que incluso haya quienes quieran que uno haga justamente eso. Pero no nos vamos a complacer por el momento.

Antes de saltar a otras zanahorias, este conejo quiere liberar el par de bocadillos que se le quedaron en la última entrega. Allí nos sumábamos a los muchos compañeros que han criticado la desdichada situación de la organización obrera cubana, incapaz de desempeñar ni regularmente el presunto papel de defensora de los intereses de los trabajadores; ni de los que laboran para el Estado, ni los que se emplean para los nuevos empresarios privados, ni de los que están por entrar en las horcas caudinas de las flamantes maquiladoras de las zonas francas.

Quedarían por señalar algunas tareas que, a nuestro juicio, deberían alcanzar una primerísima prioridad en la agenda de una organización de trabajadores socialistas. Quiero referirme aunque ya lo habré dicho de pasada en ocasiones anteriores a las empresas que el Estado decide abandonar por la incapacidad de volverlas productivas, y a la organización de cooperativas. Continue reading

El derecho a equivocarse ¿también es racista?

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Roberto Zurbano durante una sesión de la Cofradía de la Negritud - Foto Isbel Díaz Torres

Roberto Zurbano durante una sesión de la Cofradía de la Negritud – Foto Isbel Díaz Torres

Cuando leí el artículo de Roberto Zurbano que tanta algazara ha despertado, recuerdo que no estuve muy de acuerdo con los puntos A, B y C, pero los subsiguientes D, E y F me parecieron muy ciertos. Distintas miradas pueden introducir distintos matices. Un escrito corto es necesariamente más superficial que un hondo tratado. Y, por supuesto, queda pendiente el asunto de la manipulación del título por el órgano estadounidense que lo divulgó en primera instancia. Si el nombre original dice que la Revolución en Cuba, para los negros, no ha terminado, en lugar de iniciado, yo únicamente le añadiría: y para los blancos, tampoco ha terminado.

Pero no quiero polemizar con los aciertos o fallas del material en cuestión, como tampoco me interesa por el momento debatir con los intelectuales indignados que salieron a rebatirle a Zurbano. Estos últimos también manejan ideas certeras, como mismo pueden equivocarse en otros aspectos la afirmación de Rodríguez Rivera, por ejemplo, sobre las elecciones presidenciales que los cubanos tendríamos en el 2018, es una pifia singular. Lo que me motiva a meter mi indiscreta cuchara es la reacción institucional-punitiva, que considero deleznable: ¡Despedido el Zurbano!

¿Qué es esto que estamos contemplando? ¿Acaso esta es la manera de resolver polémicas o discusiones histórico-filosóficas? Yo encuentro muy bien que, quienes no estén de acuerdo con Zurbano, publiquen sus críticas, en tono y volumen tan alto como estimen conveniente, pero otra cosa muy distinta es que se tome una represalia administrativa y profesional contra una persona que da empleo a sus capacidades de pensamiento. Hasta antes del despido, teníamos un debate académico e ideológico, pendiente de algunas aclaraciones. A partir de ese punto, lo que se escucha es un mensaje alto, claro y muy, pero muy racista: ¿qué le pasa al ´negro equivocao´ este?, ¡fuera!.

Este incidente remarca cómo todavía están bien lejanos los aires de renovación y cambios que se necesitan, para oxigenar y liberar las ataduras al pensamiento y la crítica, y su expresión en nuestra sociedad. Los problemas del racismo están ahí; nunca fueron resueltos totalmente y lacerarán por mucho tiempo aún el tejido social de la patria. La creciente diferenciación de clases sociales que trae la transición cubana, hacia un sistema mixto con mercado, no hará sino acrecentar estos problemas, junto con muchos otros. Señalar críticamente estas realidades no será darle armas al enemigo eterno argumento de la falange estalinista atrincherada en sus puestos de autoridad y privilegios, sino que hace todo lo contrario: fortalece las capacidades internas de la nación para trabajar en la solución de los problemas que afectan a todos los cubanos. Continue reading

Transiciones, socialismo, institucionalidad y justicia

Por Rogelio Manuel Díaz Moreno

Mis elucubraciones no se detienen en mi cabeza, en estos tiempos en los que el término Transición se manifiesta y reproduce intensamente en las arenas de la política nacional. Todavía habrá muchos quebraderos de cabeza que nos darán vueltas en lo que aquilatamos los rayos que nos caen arriba. Los funcionarios que parecen saber lo que hacen, apuntan a que lo fundamental es desatar a las fuerzas productivas, prácticamente a todo costo, mientras otros remarcan la -cada vez más vacía- afirmación de que el movimiento es hacia más socialismo.

Digamos que empiezo por los trabajadores asalariados, esos que queden en las empresas estatales después del fin de la próxima ola de despidos. En estos días, los dirigentes cubanos repiten, nuevamente, las letanías del llamado a nuestras conciencias, aquellas que nos incitan a cuidar cierta “propiedad socialista” que, supuestamente, es de todos y, por lo tanto, también de uno. Cómo puede pertenecer a uno, una empresa, y uno botarse a sí mismo, es algo que escapa a mis cortas entendederas. Y aquellos que mantienen sus puestos, ya se acostumbran a sentir la espada de Damocles del despido como una realidad más de sus vidas -con la mayor autonomía de las direcciones, sumada a la acostumbrada inoperancia de los sindicatos, como facilitador ideal de los recortes. Asimismo, los ya ínfimos niveles de salario van a perder la magra compensación, que con frecuencia se pregona por los oficialistas, de los pocos subsidios que todavía queden en pie. ¿Cómo evitar la obvia enajenación del que malamente vende su fuerza de trabajo al Estado, de igual forma que se hace en el capitalismo a un patrón explotador? No lo creo posible.

Aún más claramente sentirán que viven en el capitalismo, aquellos que trabajen para los flamantes negocios de paladares, los peones de los nuevos hacendados y demás empleados que se contraten con los nuevos empresarios privados, acogidos todos caprichosamente bajo una licencia disparatadamente igualitaria de Trabajador Por Cuenta Propia. Aquí, los empleados carecen naturalmente de algunos de los derechos que resisten en los círculos anteriores, dada la falta de obligación del patrón de otorgar vacaciones, licencias de maternidad, respetar normas anti discriminación y así sucesivamente. El único terreno donde, tal vez, se igualen estas personas, será en el de sentirse ajenos a algún empeño social común, pues: poseen o trabajan para empresas privadas (que pueden quebrar o despedirles)… pagan sus impuestos… reciben algunos servicios sociales a cambio (educación, salud y algunos otros menos connotados); igualito que en España, Argentina, Corea del Sur y los Estados Unidos. Continue reading

A 60 años de la muerte de Stalin (5/3/1953)

El fallecimiento del presidente Hugo Chávez opacó el interés mediático en torno a otra muerte, ocurrida en igual fecha: la de Iósif (José) Stalin. Sin embargo -según el portal noticioso ruso NewsRu.com– el Partido Comunista de la Federación Rusa en su sitio web incluso estableció un paralelismo favorable entre ambos líderes, homologándolos en su antimperialismo y logros liberadores… También vimos en TeleSur a algunxs venezolanxs que comparaban al comandante bolivariano con el fatídico Generalísimo de la URSS…

La izquierda de hoy está ante el reto de promover institucionalidades exentas de autoritarismos y ancladas en la capacidad auto-gestora de cada ser humano. Publicamos algunas miradas sobre la figura de Stalin y su actual percepción en Rusia. Porque es esencial hoy una retoma crítica de la accidentada historia de los intentos de “socialismo del siglo XX” – para que el horror no se repita.

Stalin y Lenin, 1919

Hoy la mitad de los habitantes de Rusia consideran que el “Padre de los Pueblos” Iósif Stalin es líder indiscutible entre los héroes nacionales, constata Le Monde en su editorial Stalin: fantasma ubicuo, con un suplemento especial dedicado a las víctimas de las represiones estalinianas. Según el periódico francés: “Después de la llegada de Vladimir Putin al Kremlin, Stalin nuevamente se convirtió en héroe de leyenda, vencedor del nazismo y ´constructor de la sociedad más justa del mundo y de una gran potencia industrial´, según establece uno de los principales textos escolares de Rusia. Nada o casi nada se menciona de los asesinatos llevados a cabo por la policía política, de cuya ancestralidad en su propia carrera se enorgullece tanto el actual Presidente”. Continue reading

El futuro en tiempos de lineamientos

Por Rogelio Manuel Díaz Moreno

En los últimos meses, han ocurrido tantos acontecimientos en nuestro país, que podríamos estarle dando vueltas mucho tiempo. Tanto, que para cuando termináramos, ya estaríamos otra vez desactualizados. Interesante reto, orientarse e insistir en el derecho de participación en la nuevas épocas, marcadas por los famosos lineamientos del Partido.

No hace más de un año, para poner un par de ejemplos, era sencillo señalar las opresivas restricciones sobre el derecho de viajar y el daño que infligían a nuestro país, o reclamar espacios para una forma de producción socialista tan ventajosa como lo constituyen las cooperativas en todo tipo de actividades económicas. No se presentaban obstáculos de mucha cuantía en los torpes justificativos de muchos exégetas gubernamentales -los cuales, como era de esperar, experimentaron la mutación correspondiente en cuanto llegaron los decretos con los últimos cambios. El caso es que ya dichas realidades y otras más- cobran cuerpo, para provocar estas curiosas mezclas de sentimientos, de incertidumbres y expectativas.

El alivio de una liberación no excluye las razones para algunos enojos. Por años oímos que las razones para las restricciones de viajes eran el bloqueo norteamericano, el robo de cerebros, la ley de ajuste cubano Que pretender cambiar la política de aquí, sin vencer antes las malvadas maniobras de allá, era hacerles el juego, debilitar la sacrosanta unidad de la patria, etc., etc. Ahora resulta que no se cayó el cielo sobre nuestras cabezas sino que, por el contrario, el cambio desde aquí es el que está replanteando todas las reglas y obligando, a los de allá, a ponerse en una posición defensiva muy novedosa. O sea, otra manifestación patente de cómo hemos sido manipulados, se nos ha mentido, sujetado hasta el último momento en cajoncitos estrechos que, finalmente, no han resistido la presión de la naturaleza y la voluntad humanas de crecer. Otra de esas contradicciones espectaculares es el asunto del famoso cable óptico para Internet, campo en el que primero nos dicen que no tenemos esta conexión por culpa del imperialismo, luego que viene un cable, luego no se menciona más el cable y se vuelve a culpar al imperialismo, años más tarde aparece de nuevo el cable, y uno simplemente confirma lo que sabe, que no puedes creer a quien pretende con tanta desfachatez mantener el monopolio de la información. Continue reading

Las tensiones del proceso bolivariano: nacionalismo popular, conquistas sociales y capitalismo rentista

Por Franck Gaudichaud (Inprecor/Viento Sur)

Cuando se acercan las elecciones regionales en la República Bolivariana y después del importante discurso nacional y el reciente anuncio del presidente Chávez de cara a su nueva operación por cáncer (www.rebelion.org/noticia.php?id=160514), publicamos este análisis -crítico y fraternal- del proceso de cambio en Venezuela. Este texto, escrito a finales de noviembre (después de una estadía en Venezuela para las elecciones presidenciales), intenta subrayar algunos puntos para el debate, desde la izquierda, temas tal vez más aún vigentes frente a la nueva y difícil coyuntura que se avizora para el pueblo bolivariano.

El domingo 7 de octubre Hugo Chávez festejaba su tercera victoria en las elecciones presidenciales, con el 55,1% de los sufragios, frente al 44,3% a favor de su principal adversario, el candidato neoliberal Henrique Capriles Radonski. La polarización política fue tal que los otros cuatro candidatos en liza quedaron literalmente barridos 1 . La popularidad, la capacidad de movilización y el liderazgo carismático de Chávez permanecen sólidamente demostrados, anclados y mayoritarios entre las y los “de abajo”; con una participación electoral que ha alcanzado niveles superiores al 80% del censo electoral. La manifestación de centenares de miles de personas (tal vez más de un millón) ocupando las calles de Caracas el jueves 4 de octubre, constituyó una incontestable demostración de vitalidad de la “revolución bolivariana” y también la omnipresencia del presidente a la hora de levantar el entusiasmo de la muchedumbre. Todo ello bajo los auspicios de un slogan de campaña pasablemente alejado del socialismo: “¡Chávez, corazón de la patria!”. Encontramos aquí sin duda la fuerza del nacionalismo popular tal como se ha encarnado en Venezuela: un “cesarismo” progresista y antiimperialista (en el sentido de Gramsci) o incluso esa “razón populista” post-neoliberal, descrita por Ernesto Laclau 2 , que ha conseguido crear, reconstruyéndola por arriba y por abajo, una nueva comunidad política popular en Venezuela, a lo largo de esta última década. Pero si hay fervor, no es solo el fruto de una “irracionalidad” política, como se puede leer continuamente en la prensa dominante, o de la simple emergencia plebeya discursiva.

Esta mística popular existe también gracias al balance social, muy real y bien comprendido, del proceso bolivariano: “A diferencia de lo que pasaba bajo los anteriores gobiernos, una gran parte de la renta petrolera ha sido utilizada para financiar la política social. Los (muchisimos) humildes que gritan ‘viva Chávez’ son la expresión, sin duda, de los millones de personas que acuden cada día a los distintos programas –Mercal, Pdval, Bicentenario, Farmapatria– donde pueden comprar productos de primera necesidad a precios subvencionados. Los jóvenes que se entusiasman –‘Chávez va a ganar’– piensan indudablemente en la política de inclusión y de educación llevada a cabo en todos los niveles, en los libros y ordenadores (los canaimitas) gratuitos que se les han distribuido. Los viejos que visten sus camisetas rojas lo hacen probablemente porque los 200.000 jubilados que tenían una pensión al final de la IV República se han convertido hoy día en 2.300.000. Cuando las madres de familia hablan con emoción del ‘comandante’ es porque las distintas ‘misiones’ puestas en marcha les han dado acceso a la salud, porque dos millones de ellas y sus familiares gozan del régimen de seguridad social. Que las familias que vivían en alojamientos precarios tomen partido, tampoco tiene nada de sorprendente: la Gran Misión Vivienda Venezuela, aunque creada demasiado tarde, ha construido decenas de miles de viviendas desde su inicio hace dieciocho meses 3 .

Según la Comisión Económica para América Latina de la ONU (CEPAL), Venezuela es el país con el descenso más espectacular de la pobreza en América Latina: entre 2002 y 2010, ésta ha pasado del 48,6% al 27,8%, y del 22,2% al 10,7% en lo que se refiere a la extrema pobreza. Además, el país posee actualmente uno de los más reducidos niveles de desigualdad de la región, lo que no es poco en el continente menos igualitario del planeta. Los cambios son por tanto muy palpables, muy lejos de los años neoliberales de la IV República (1958-1998). Habría que añadir a todo ello la creación de espacios de participación popular, sobre todo a través de los miles de Consejos comunales o de cooperativas campesinas surgidas de la reforma agraria; la reciente reforma del Código del Trabajo, el más progresista del continente 4 ; la implantación de uno de los salarios mínimos más elevados de la región o incluso el regreso de la discusión sobre la soberanía del pueblo, el socialismo y el anti-capitalismo, mucho más allá de las simples esferas militantes. El programa de campaña de Chávez se orientaba claramente en torno a estas cuestiones estratégicas. Las elecciones del domingo tenían también un evidente carácter geopolítico. Una derrota del candidato del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) y de sus aliados del Gran Polo patriótico (incluyendo al Partido Comunista Venezolano) habría deteriorado en gran medida las relaciones de clases continentales, amenazando no sólo las conquistas sociales y democráticas de la última década, sino también la nueva autonomía relativa del Sur frente al imperialismo, la jovencísima Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), y acabando sobre todo con proyectos novedosos, aunque todavía balbuceantes o limitados, como el ALBA 5 o la Banca del Sur.

Sin embargo, esta nueva victoria electoral –muy clara e indiscutible- no puede esconder los múltiples problemas no resueltos después de 13 años de poder, los “dilemas” y las intensas contradicciones del proceso bolivariano, más allá de los discursos sobre “el socialismo del siglo XXI” (del que apenas se perciben unos contornos borrosos) 6 . Citemos algunos de los más flagrantes:

– La corrupción sigue siendo endémica, a todos los niveles institucionales (en particular al nivel de los gobernadores de los Estados federados), hasta el punto de que se puede hablar de un fenómeno estructural y enquistado, herencia de un Estado rentista y petro-depediente que no ha sido transformado.

– La burocracia, la ineficacia y la débil institucionalización de las políticas públicas, la falta de productividad de las empresas estatales, la rotación permanente de responsables en los ministerios y, como fue reconocido y repetido por el propio presidente durante la campaña, “la falta de seguimiento de los proyectos”, sobre todo de aquellos destinados a mejorar el acceso a la electricidad, a diversificar el modelo productivo o incluso a asegurar la soberanía alimentaria de un país que debe importar más del 75% de su alimentación.

– La inseguridad (sobre todo en las ciudades) y la amplitud de la criminalidad, que hace de Venezuela uno de los países con la mayor tasa de homicidios por arma de fuego ligera de todo el continente (excluyendo conflicto armado): una preocupación y un calvario cotidiano para los sectores populares, lo cual ha sido muy bien instrumentalizado por la derecha y la oligarquía, a pesar de algunos avances reales con la reciente reforma de la policía y el inicio de una toma en consideración del fenómeno.

– La debilidad de la estructuración del movimiento sindical, el fracaso –incluyendo la represión– de experiencias de control obrero y de cogestión (como en SIDOR o Sanitarios Maracay) 7 , el cuestionamiento de la independencia de la clase obrera, alimentada por la tentación permanente de un control por arriba del sindicalismo por parte del ejecutivo, verticalismo reforzado últimamente por las divisiones internas y la crisis de la UNETE (Unión Nacional de Trabajadores de Venezuela) y la creación (en 2011) de la CSBT (Central Socialista Bolivariana de los Trabajadores), infeudada en el Ministerio de Trabajo.

– La cuestión de la omnipresencia de Hugo Chávez, calificada a veces como “hiperpresidencialismo”, y por tanto el nivel de personalización del poder, en un contexto –además– en que el presidente está gravemente enfermo de cáncer y considerablemente debilitado.

– El mantenimiento de un modelo de desarrollo (y de un Estado) rentista surgido de la paradójica “maldición” de la abundancia petrolera 8 : un modelo no duradero, basado esencialmente en la explotación de este recurso, y una economía capitalista mixta en la que más del 70% del PIB sigue en manos del sector privado 9 , mientras una casta –denominada “boli-burguesía”– se enriquece a la sombra de este maná y de una “derecha endógena” al gobierno, encarnada en algunos hombres fuertes (y riquísimos) como Diosdado Cabello (hoy día presidente de la Asamblea Nacional).

– La política exterior, particularmente hacia Oriente Medio, donde en nombre de una estrategia antiimperialista “campista”, Hugo Chávez ha decidido apoyar, contra viento y marea, a diversos gobiernos autócratas, cuando no sanguinarios, de la región; una estrategia renovada después de las elecciones, cuando el presidente en una conferencia de prensa renovó su amistad con Bachard El Assad frente a los “terroristas” y la OTAN.

Sin embargo, y así lo hemos podido constar en nuestra estancia en Caracas durante las últimas elecciones, cada vez hay más voces y colectivos provenientes del “chavismo crítico” que se hacen oír para renovar su apoyo consciente al proceso (y a sus conquistas) 10 , al mismo tiempo que denuncian su estancamiento y la falta de avances en muchos terrenos, explican también que si una parte del electorado popular ha decidido votar por Capriles lo ha hecho para expresar su descontento o su desconcierto. Como señala Patrick Guillaudat: “Observando de cerca los resultados, la victoria es frágil, a pesar del hecho de que Chávez haya ganado a Capriles en 22 de los 24 Estados del país. Entre las últimas elecciones presidenciales de 2006 y las de 2012, Chávez ha ganado 752.976 votos, mientras la oposición ganaba 2.175.984, o sea tres veces más. En los barrios populares de Caracas (Petare, 23 de Enero, La Vega…) el voto chavista ha bajado entre un 6% y un 9%. El mismo movimiento se da en las otras ciudades del país. Por otra parte, el recuento preciso de los votos de cada candidato, distribuidos partido a partido, muestra que más de una quinta parte de los votos obtenidos por Chávez se dirigen a partidos distintos al PSUV […] El descontento o las críticas se han expresado también en un voto dirigido a organizaciones distintas del PSUV, sobre todo el PCV. En los días siguientes a las elecciones se lanzaron señales contradictorias. Por un lado, Chávez predica el diálogo y la apertura hacia la oposición. Por otro, militantes del PSUV piden una “rectificación” en el sentido de una profundización del proceso11 .

Es importante también señalar que el panorama de la oposición ha evolucionado mucho: se puede afirmar incluso, como hace el marxista Manuel Sutherland, que Capriles Radonski, candidato de la oligarquía y del imperialismo, es en cierta manera un “perdedor vencedor12 . El candidato de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática), amplia coalición de una treintena de organizaciones (desde grupúsculos ex–maoístas a la extrema derecha), consiguió imponerse en las primarias frente a los grandes partidos históricos del “antiguo régimen”: COPEI (demócrata-cristiano) y Acción Democrática(socialdemócrata). Treintañero, procedente de la gran burguesía, dirigente de Primero Justicia (nuevo partido creado en 2000 con el apoyo de ultraconservadores estadounidenses) y muy activo durante el golpe de Estado de 2002, Capriles ganó en buena medida su desafío: imponiendo su estrategia, ha conseguido también rejuvenecer y dinamizar la imagen de la oposición, ha triunfado con brío en muchos mítines en todo el país. Todo esto lejos de la histeria semi-fascista de los años anteriores, llegando a hacer una campaña de propaganda con tonalidades de centro-izquierda, “humanista”, proclamándose cercano a Lula y vinculado al progreso social… al mismo tiempo que proponía un programa violentamente neoliberal 13 . Conclusión de Sutherland: “Capriles Radonski ha dado claramente la impresión de ser un rival que se prepara para tomar el poder a mediano plazo (2018), en un contexto electoral más favorable, esto es, en el momento en que el deterioro de la popularidad del chavismo como consecuencia del aumento de los problemas de la sociedad venezolana (inseguridad, elevado coste de la vida, paro, etc.) será determinante. Si las actuales tendencias electorales continúan evolucionando en estas direcciones por los dos campos, Capriles bien podría ser el próximo y más neoliberal presidente de Venezuela”.

Las elecciones regionales (elección de gobernadores y de parlamentos federados) de mediados de diciembre serán sin duda una nueva prueba para el campo bolivariano. Ya se siente cierto malestar en el seno del chavismo militante, frente a los candidatos escogidos, todos nombrados “por arriba”, y frente a los representantes de la dirección burocrática de un PSUV cada vez más alejado de su base, que proceden directamente del poder militar que rodea al presidente. Por ejemplo, en el Estado de Bolívar se encuentra Francisco Rangel Gómez, que aspira a una segunda reelección, a pesar de ser conocido por su feroz oposición feroz contra los obreros de SIDOR en el 2008; y en el Estado de Lara, el ex–gobernador y militar Luís Reyes Reyes sigue llevando los colores bolivarianos, aunque ha sido acusado por muchos movimientos sociales de ser responsable, en el pasado de violaciones a los derechos humanos.

A pesar de todo, y a pesar de este panorama abiertamente crítico (que nos parece indispensable a la hora de expresar nuestro internacionalismo tanto frente a la intensa campaña mediática antichavista 14 como frente a las oligarquías del sur y del norte), el pueblo bolivariano (y sus luchas) sigue vivo, dinámico, rebelde, dispuesto a sublevarse. El proceso no está muerto, ni mucho menos. Basta con recorrer los “ranchos” de las grandes ciudades, las calles de Caracas, las fábricas de Ciudad Guyana o el interior del país para darse cuenta. El “proyecto alternativo en tensión”, según denominación del politólogo y altermundista Edgardo Lander, sigue siendo un dato central de las coordenadas políticas de la actual Venezuela. Este proyecto, atravesado por una “tensión entre el control desde arriba y la autonomía por la base”, ha cristalizado en torno a la noción medular del conjunto del discurso político bolivariano: el “pueblo soberano15 . De éste dependerán precisamente los próximos meses. Según el editorialista de La Jornada, Guillermo Almeyra: “Quienes votan por Chávez no están ciegos frente a los problemas de la corrupción, del verticalismo, del burocratismo, de la dirección militar de un proceso que exige, por el contrario, la más amplia participación decisiva de la población, la discusión abierta de las distintas opciones posibles para resolver los grandes problemas, el control popular de las realizaciones y de las instituciones gubernamentales”. Y añade: “En lugar de presentar una candidatura independiente y antichavista, como la del combativo sindicalista Orlando Chirino, separando a los socialistas de los chavistas, la izquierda revolucionaria habría debido trabajar junto a los chavistas partidarios del socialismo para reforzar la autoorganización de los trabajadores y, tras la derrota de la derecha, librar batalla en mejores condiciones contra el verticalismo y los burócratas-tecnócratas que esperan la desaparición de Hugo Chávez para controlar el aparato de Estado. Porque las grandes batallas se librarán después del mes de octubre”.

Esta opción es compartida, en particular, por Marea Socialista, corriente anticapitalista del PSUV, de quien presentamos una entrevista aquí debajo. Durante las elecciones presidenciales, sus militantes –muy implicados en el movimiento sindical y en una parte del movimiento de jóvenes- lanzaron una campaña en base a las consignas “7 octubre: Chávez presidente; 8 octubre: liberar a la revolución de sus burócratas” y “¡Por un gobierno del pueblo trabajador sin capitalistas!”. Se habían reagrupado, en mayo de 2012, en el seno de la APR (Alianza Popular Revolucionaria) intentando construir una movilización bolivariana autónoma, no infeudada en las estructuras del Estado o del PSUV, junto a la organización campesina “Corriente Revolucionaria Bolivar y Zamora”, el Movimiento de Pobladores, la Asociación Nacional de Medios de Comunicación Comunitarios Libres y Alternativos (ANMCLA), Surco (colectivo de educación universitaria), organizaciones feministas, etc. Frente a las veleidades, de una parte del gobierno, de conciliación con la oposición o la oligarquía, que parece despuntar en las últimas semanas, estos sectores críticos subrayan que sólo las luchas sociales y la profundización de las conquistas democráticas, de las formas de participación autónoma y un control sobre la economía y sobre el funcionamiento del Estado, la creación de formas de poder popular real, podrán dar un contenido concreto a los llamamientos al “socialismo del siglo XXI”. Y comenzar a superar así los obstáculos y contradicciones del proceso bolivariano, sin permitir el retorno de los neoliberales y de los agentes de Washington al país. Se trata de la última oportunidad dentro de esta nueva secuencia política abierta, luego de 13 años en el poder. Y nada indica por ahora que sea la más probable, aunque sea la más deseable desde el punto de vista de los anti–neoliberales consecuentes y de los anticapitalistas.

NOTAS

(1) Orlando Chirino, sindicalista revolucionario, militante trotskysta y candidato del PSL (Partido Socialismo y Libertad), obtuvo solo 4140 votos (o sea 0,02% de los electores), sin lograr tener influencia alguna sobre el electorado popular. Ver los resultados: www.eleccionesvenezuela.com/resultados-elecciones-venezuela.php .

(2) E. Laclau, La razón populista, FCE, Buenos Aires, 2005.

(3) M. Lemoine, « Venezuela : les électeurs ont « confisqué » la démocratie », www.monde-diplomatique.fr , octubre 2012.

(4) Esta ley reconoce entre otras cosas amplios derechos para las mujeres trabajadoras; permite una importante reducción del tiempo legal de trabajo de 44 horas a 40 horas semanales (y 35 horas para el trabajo nocturno); el combate a la tercerización o el reforzamiento de la protección social y de los derechos laborales o a la huelga.

(5) Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos o ALBA-TCP: www.alianzabolivariana.org .

(6) Leer: F. Esteban, S. Brulez, « Le laboratoire du socialisme du XXIe siècle cherche toujours la formule qui marche », Inprecor, n° 564-565, agosto 2010 y P. Stefanoni, « El triunfo de Chávez y el socialismo petrolero », Viento Sur, octubre 2012, http://vientosur.info/spip/spip.php?article7271 .

(7) A. Acosta, La maldición de la abundancia, Quito, Abya Yala, 2010.

(8) Ver los escritos de Víctor Álvarez, economista y exministro de las industrias de base y de las minas: Venezuela: ¿Hacia dónde va el modelo productivo?, Caracas, Centro Internacional Miranda, 2009.

(9) Incluso colectivos y militantes libertarios, como el intelectual crítico Roland Denis, llamaron a votar para Hugo Ch á vez, concientes del peligro que representaban Capriles y la MUD.

(10) Tout est à nous ! La Revue, diciembre 2012. Ver también: P. Guillaudat et P. Mouterde, Hugo Chávez et la révolution bolivarienne, M Editeur, Québec, 2012.

(11) M. Sutherland, « Retour sur la victoire de Chavez : radicalité vs. conciliation droitière », Apporea.org, octubre 2012 (consultado en francés en: www.avanti4.be ).

(12) Ver el análisis, muy difundido durante la campaña por el PSUV, del sociólogo Romain Mingus: El Nuevo Paquetazo, www.comandocarabobo.org.ve/el-nuevo-paquetazo .

(13) Leer el informe « Venezuela » del colectivo ACRIMED (Acción Crítica Medios) – Paris: www.acrimed.org/rubrique179.html .

Fuente: Revista Inprecor – www.orta.dynalias.org/inprecor/ – noviembre de 2012 – Traducción de Viento Sur (www.vientosur.info/spip/spip.php?article7478)