Los sujetos están omitidos: Si TÚ produces, NOSOTROS tendremos más ingresos… (poster por el XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba, en una calle habanera)
Category Archives: Humor
Observatorio Crítico, popular en Cuba
En la lata de refresco TuKola (corporación Ciego Montero) el skater pilotea una patineta con el logotipo de Observatorio Crítico…
El sistema cubano de protección al consumidor ha pasado a usar un diseño inspirado en el logotipo de Observatorio Crítico…
En un programa pop de la TV cubana, aparece el logotipo de Observatorio Crítico – ¡con la flecha significativamente virada hacia la derecha!
…AÚN ASÍ, sépanlo, señores gerentes: ¡No les tenemos ningún miedo! ¡quienes quieran asimilarnos a una estética de consumo progre – NO LOGRARÁN DILUIRNOS!!! J
Coge tu capitalismo cubano aquí! (IV)
Coge tu capitalismo cubano aquí! (III)
Gay
Por Eduardo del Llano
Cuando estudiaba en la Vocacional Lenin, en la segunda mitad de los setenta, las expulsiones de homosexuales constituían todo un espectáculo. Algunos adolescentes buscaban la forma de no salir de pase el fin de semana, de quedarse encerrados por cualquier leve indisciplina, para tener toda la escuela para ellos y poder materializar a escondidas sus fantasías. Con todo, a menudo eran descubiertos, y ahí venían la expulsión casi inmediata, el abucheo, el acto de repudio (con otro nombre e idéntica sustancia) en que la violencia estaba no sólo justificada, sino bien vista. Los padres -apelando al ideal comunista o a la hombría de barrio, según su comunión- preferían un hijo muerto antes que uno invertido, y cazaban cualquier gesto o entonación amanerada que se te escapara. Maricón y mariconada trascendían el significado de género para denominar a un tipo miserable y sin principios, y acciones de este corte; maricón era el insulto supremo.
Por otra parte, aunque la represión fue dura por acá, con la UMAP y el Congreso de Educación y Cultura del setenta y uno, hay que decir que no sólo en Cuba la homosexualidad era considerada una enfermedad vergonzosa, una especie de gonorrea del espíritu. En el cine norteamericano, los homosexuales siempre eran motivo de burla y terminaban mal. Se les mostraba llevando una vida abyecta y soterrada que los arrastraba y de la que no tenían fuerzas para salir; dicho de otro modo, era culpa suya, de su debilidad, de su falta de firmeza. Personajes del showbiz como Rock Hudson y el británico Brian Epstein tuvieron que esconder sus apetencias para rehuir el escándalo. Milk, de Gus Van Sant, refleja una realidad de bares clandestinos, redadas e intolerancia, y muestra que no fue hasta finales de los setenta que el movimiento gay norteamericano obtuvo sus primeras victorias.
No creo, como sostienen algunos, que la sociedad cubana haya dado un bandazo al polo opuesto y ahora haya demasiado exhibicionismo gay, demasiado mal ejemplo para los niños y jóvenes. No estamos resignándonos a convivir con bichos raros; simplemente nos vamos acostumbrando a coexistir con la diferencia en el terreno sexual, como algún día lo haremos en el político. Continue reading
La cultura de hacer política en la actualidad
El Centro de Estudios Martianos tiene el placer de invitarle a participar en la sesión de la Cátedra “La cultura de hacer política”, presidida por el Dr. Armando Hart Dávalos, que se realizará en el Salón Simón Bolívar de nuestra institución el jueves 11 de octubre, a las 3 de la tarde.
La máster Yaliemny Pérez Sardiñas y los licenciados Rafael Polanco Brahojos y Enrique Ubieta Gómez, tendrán a su cargo, en esta ocasión, la intervención especial titulada “La cultura de hacer política en la actualidad”.
Asimismo se realizará la firma de un convenio de trabajo conjunto entre la Asociación Hermanos Saíz, la Oficina del Programa Martiano, la Sociedad Cultural José Martí y el Centro de Estudios Martianos.
Mis valores tradicionales
Yasmín S. Portales Machado
Yo quiero ir a la sede de la ONU y pedir que voten una resolución para que nadie en el mundo deje oscilando los balances (sillones en La Habana) tras levantarse, ni silbe dentro de su casa, para que ninguna normativa de salud pública prohíba asar puerco en púa al aire libre con leña y en cambio exijan a la gente bañarse todos los días. Si no les gusta, amenazaré con revelar algo sucio de las otras potencias mundiales, o soltar unas bombitas en algún sitio, cortar los suministros de gas a Europa o ¡ya se me ocurrirá algo!
¿Por qué tengo que ir a la ONU? Pues porque esos son los valores tradicionales de mi país que quiero defender, y, si llego a la ONU y amenazo así a las otras naciones, tengo power para decir que son los más importantes y quiero que la Declaración Universal de los Derechos Humanos los respete, aunque mil secretarias y traductores (o secretarios y traductoras) tengan que rehacer cada documento del sistema de las Naciones Unidas para satisfacerlo.
¿Se imaginan que cada millonarix o presidentx con ínfulas exija tales deseos al (des)gobierno mundial? No piensen en futuro, hay un chico que reúne ambos atributos (millonario y presidente) que ya está sentando las bases de tan hermoso futuro: Vladimir Putin, ¡paladín de los valores tradicionales que desde el Kremlin azota a quienes intentan occidentalizar nuestras tradiciones tradicionales y atrancadas! Que por viejas son santas, y por santas son buenas para la sociedad. ¡Y que nadie se equivoque!
Este sábado 29 de septiembre, en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, celebrado en Ginebra, los embajadores de la Federación Rusa (o sea, del egregio Vladimir Putin) lograron que se aprobara el proyecto de resolución A/HRC/21/L.2 denominado Promoción de los derechos humanos y las libertades fundamentales mediante un mejor entendimiento de los valores tradicionales de la humanidad.
La resolución es un sueño para todas las personas de buena voluntad que ven amenazados los derechos de libre expresión de sus viejas, santas y buenas tradiciones. Ya que ” reafirma la idea de que la comprensión y el respeto por los valores tradicionales, contribuyen a la promoción y a la protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales.” Así que el Canciller de Rusia no entiende cómo no consiguieron el voto unánime (ahí debe haber suspirado recordando los buenos viejos tiempos del PCUS).
¿¡Se lo pueden creer!? Hubo quien votó en contra de tal preciosidad de derecho internacional. Aquí la lista de esas 15 naciones enemigas de la defensa de las buenas costumbres: Austria, Bélgica, Botsuana, Costa Rica, República Checa, Hungría, Italia, Mauricio, México, Noruega, Polonia, Rumania, España, Suiza y Estados Unidos.
Otras 7 representaciones claramente presionadas por la Mafia Rosa y los grupos de derechos de las mujeres- se abstuvieron para mantener la dignidad: Chile, Benín, Guetemala, Nigeria, Perú, República Moldova y Uruguay.
Pero 25 países se unieron a Rusia en este hermoso y glorioso primer paso para obligar al mundo a respetar a sus ancestros: Angola, Bangladesh, Burkina Faso, Camerún, China, Congo, Cuba, Djibouti, Ecuador, India, Indonesia, Jordania, Kuwait, Kirguistán, Libia, Malasia, Maldivas,Mauritania Filipinas, Qatar, Rusia, Arabia Saudita, Senegal, Tailandia y Uganda.
Está claro que el voto de Cuba pone en claro la posición de la isla sobre los derechos de los gobiernos nacionales a hacer lo que les venga en ganas con su ciudadanía (¿súbditos en el caso ruso?). Y eso es bueno, porque con el jaleo que armaron en diciembre de 2010 el CENESEX y varios activistas de sexualidad, se ha regado por el mundo la bola de que Cuba cedió ante el malvado, degenerado, multicolor, pro-condón, amanerado y ubicuo lobby gay, que tantos estragos hace por el mundo.
O sea, que queda claro que la ONU está en la obligación de proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas, pero sin excesos que dañen las culturas tradicionales. Se repara así la afrenta que perpetuaba el marco jurídico internacional de los derechos humanos, instancia que ha rechazado desde un principio la idea de que, cuando una práctica es tradicional o está basada en valores tradicionales, esto sea suficiente para considerar que pueda prevalecer por sobre los estándares internacionales de derechos humanos.
Si, es cierto que algunas tradiciones y valores tradicionales han sido invocados en todo el mundo a lo largo de la historia para justificar cositas de cuantía menor como la violencia familiar, las violaciones dentro del matrimonio, la mutilación genital femenina, la discriminación por castas y la violencia contra minorías en general. ¡Es lo que manda la tradición! ¿Por qué habríamos de levantarnos contra la palabra de nuestros santos padrecitos de la nación? Solo porque en algunos lugares del mundo no consideran a las mujeres, los afeminados, los negros, los árabes o los judíos (según el caso), o los retardados como gente, no se están violando sus derechos, son libres de irse (si sus amos se lo permiten), pero estos lugares no cederán ante la vocación de injerencias, ateísmo, y desmontaje del sacro pasado que promueven algunas facciones de la ONU.
Vladimir Putin les ha plantado cara.
Bueno, ¿empezamos la campaña de defensa del puerco en púa y el baño diario?
PD: Materiales relacionados
http://noticias.universogay.com/la-onu-aprueba-una-resolucion-de-rusia-a-favor-de-promover-los-valores-tradicionales__30092012.html
http://www.elobservatodo.cl/node/28769
http://www.sentidog.com/lat/2012/09/onu-aprueba-resolucion-promovida-por-rusia-que-relativiza-vigencia-de-los-derechos-humanos-frente-a-valores-tradicionales.html
http://www.quepasagaypr.com/2012/10/onu-aprueba-resolucion-rusa-para.html
http://www.hrw.org/es/news/2012/09/24/carta-al-canciller-harlod-caballeros-gobierno-de-rusia-promueve-resoluci-n-que-limit
http://spanish.ruvr.ru/2012_09_27/Organizacion-de-Cooperacion-Islamica-ONU-derechos-humanos-resolucion-Liga-Arabe-proyecto/
en la escuela…
La añorada contaminación de la crítica revolucionaria. Algunas reflexiones
Por Enrique Ubieta
En mi artículo “El falso mapa de Ted Henken”, publicado en este blog el 9 de junio de 2011, advertía que existe una manifiesta intención de establecer puentes de acceso público o de visibilidad para la contrarrevolución cubana, que esta no puede conseguir por sí misma, al carecer de liderazgos auténticos en la sociedad. Uno de los medios es la contaminación del espacio crítico revolucionario. Anular la diferenciación entre la derecha, asociada a diferentes formas de implementación del capitalismo (en nuestros días, las diferencias de políticas económicas entre los Blair y los Cameron en Gran Bretaña, o entre los Zapatero y los Rajoy en España, son invisibles para los propios electores de esos países, que castigan a unos y a otros en las elecciones, sin otra opción posible, según estén estos en el gobierno, cuando comprueban que se repiten los resultados) y la izquierda. Términos ambiguos, ya lo he dicho, sobre todo porque la derecha ha construido su propia izquierda, que se nos vende como democrática, pero que es funcional al sistema, a veces más funcional que la presunta derecha; y porque la izquierda revolucionaria todavía no acaba de superar la parálisis teórica en torno a sus errores y desvíos históricos.
La contaminación del espacio crítico parte de la aceptación de que el imaginario social cubano es de izquierda revolucionaria. Por eso:
–El primer objetivo y el de más alcance, es quebrar la identidad histórica entre Gobierno y Revolución (presuntamente, el Gobierno cubano construye hoy en secreto un nuevo capitalismo). Se aprovecha, de forma oportunista, la ausencia pública del máximo inspirador del proyecto revolucionario histórico, el compañero Fidel. Y se construye el “estigma” artificial de “oficialista”, en oposición al de “independiente”, para calificar a quienes defienden el proyecto revolucionario. La alianza de una supuesta izquierda —que declara estar más a la izquierda que los gobernantes cubanos— y una muy clara derecha en la subversión del Estado revolucionario, para construir un Estado… ¿democrático burgués?, con el aplauso y los fondos de todos los imperialismos, resulta una evidencia esclarecedora.
–El segundo objetivo es la contaminación de ese imaginario con presupuestos de una izquierda no revolucionaria, restauradora del capitalismo, que utilice a conveniencia la terminología revolucionaria y eluda las definiciones para pasar inadvertida; que aliente el combate contra el Gobierno cubano “por no ser suficientemente revolucionario”, y que simultáneamente teja una urdimbre conceptual que “supere” la visión revolucionaria. Ese “nuevo” pensamiento pretende abolir el dilema “socialismo-capitalismo” y sustituirlo por uno falso: “democracia-totalitarismo”. ¿Habrá que explicar, a estas alturas, que la democracia real es anticapitalista, y que el capitalismo es por naturaleza totalitario? En el mundo caótico en el que vivimos no puede concebirse una izquierda que no sea anticapitalista.
–El tercer objetivo sería entonces romper el nexo histórico entre rebeldía juvenil y Revolución. Contaminar el espacio de la crítica revolucionaria, es decir, incorporar en él a la crítica contrarrevolucionaria. Hacer que la Crítica pierda sus apellidos, para legitimar a los actores invisibles de la contrarrevolución. Se estimula un concepto antiheroico de la rebeldía sustentado en el cansancio, en la renuncia a ser diferentes, en la aceptación acrítica del consumismo, en el individualismo burgués. La rebeldía asociada al cuerpo, a la moda, a la irreverencia, que intenta oponer a jóvenes y viejos. Que lo rebelde se convierta en la negación de lo rebelde: la crítica despiadada a la Revolución desde el hastío y la exigencia individual(ista) de “una vida mejor”. Se manifiesta como negación, no como superación.
Frente a este juego, a veces perdemos tiempo señalando el sentido mercenario de los actores. ¿Perdemos tiempo? No puede obviarse ese “detalle” —que en todos los países del mundo conlleva largas penas de cárcel—, pero el enemigo intenta convertirlo en una discusión bizantina, retórica, que solo tiene demostración en casos aislados. Algunos involucrados en la recepción del dinero sostienen con cinismo que es lícito recibir “esa ayuda”. Eliécer Ávila, por ejemplo, que es presentado como “un joven cubano”, lo dice: “La única manera que usted logra [hacer política] es obteniendo algún tipo de financiamiento. Y es cierto que a veces, en la búsqueda de uno estar vivo políticamente, es cierto que hay personas que pueden aceptar algún tipo de ayuda que en un futuro pueda comprometerlos”. Hay diversos frentes de batalla, pero el más importante es el de las ideas. Mi enemigo es todo aquel que intente restaurar el capitalismo en Cuba, reciba dinero o no de una potencia extranjera. Porque aún si lo hace desde la honestidad de sus creencias, lo sepa o no, con ello sirve al imperialismo; y el triunfo de sus intereses en Cuba es, quiéranlo o no esos defensores de la fe del Capital, la derrota de la soberanía nacional y del proyecto martiano de República, que se sustenta en la justicia social.
El agente revolucionario Raúl Antonio Capote, infiltrado en la CIA, fue instruido por esta para crear un proyecto cultural similar al de Estado de SATS. Proyectos análogos fueron utilizados con anterioridad —lo que está documentado en informes desclasificados de la CIA—, en países de Europa el Este. Capote fue “quemado” como agente revolucionario, y apareció Rodiles. Probablemente Rodiles, que invita a sus actividades a funcionarios de la Oficina de Intereses de los EE.UU. en Cuba (como se conoce, estos funcionarios son en su mayoría agentes de inteligencia de ese país), sea agente o colaborador de la CIA. Digo probablemente, no puedo probarlo porque no es mi trabajo, sigo un razonamiento lógico; pero si no lo fuera, les hace su trabajo. “Su” centro no es un espacio de estudio o de debates académicos abiertamente identificado con el liberalismo, es decir, con el capitalismo, no busca la verdad científica sino el poder político, su misión es subversiva. La pregunta es: ¿es legítima la existencia en Cuba de un centro político que alienta la subversión desde criterios francamente liberales, con el apoyo abierto del imperialismo estadounidense?
En el libro Cuba, ¿revolución o reforma? preguntaba: “¿Aceptamos que existe una guerra política que pretende el cambio de sistema en Cuba, es decir, la restauración del capitalismo? ¿Aceptamos que esa guerra es alentada, promovida, incluso financiada desde el exterior, por intereses no cubanos, con independencia de que existan cubanos que la respalden?, ¿que más allá de la posible existencia de “asaltantes de fe” (personas convencidas del ideal capitalista), lo que prima en el asalto y determina el sentido de esa guerra de reconquista, son los intereses de poderosas esferas de poder (expropietarios nacionales, trasnacionales y gobiernos imperialistas)?” Más adelante reproducía una esclarecedora reflexión del archireaccionario activista español Juan Carlos Castillón, publicada en Penúltimos días: “Pocos luchan mejor por sus países de adopción que los inmigrantes […] Posada Carriles ha sido soldado estadounidense en tiempo de guerra y eso le da derecho a estar en EE.UU.. (…) Porque aunque nos hayamos olvidado de ella y la hayamos relegado a ese cajón en que se guardan los recuerdos molestos, la Guerra Fría fue una guerra real. Una guerra en la que participaron numerosos exiliados en contra de los estados que dirigían sus naciones.”
¿Terminó la “guerra fría”? La actual puede enarbolar los más disímiles nombres, pero pretende lo mismo: imponer relaciones mercantiles que se subordinen al gran capital financiero y descarriar o derrocar cualquier intento por encontrar caminos alternativos. Es una guerra no declarada, y sin embargo pública: el Congreso estadounidense aprueba todos los años millonarias sumas para la subversión en Cuba y mueve otras de manera menos visible, disfrazadas de premios, proyectos y becas, para apoyar a activistas “independientes” y para comprar a intelectuales y periodistas, como sucedió durante el juicio a los Cinco antiterroristas en Miami. La batalla de ideas, la guerra cultural, se hace más intensa y más sutil. La contaminación de los espacios es uno de ellos.
Hablemos claro: la “democracia” capitalista que se nos vende no contempla a los comunistas en el poder; la democracia revolucionaria que defendemos, no contempla a los capitalistas en el poder. Así de sencillo. Por eso resulta incomprensible desde la buena fe, que algunas personas que se definen en la super izquierda defiendan —desde categorías francamente burguesas—, el “derecho” político de los propugnadores, pagados o no, del capitalismo neocolonial. El abrazo nacional no puede producirse en la orilla capitalista. La aceptación de lo diverso parte de reconocer que el socialismo (no socialdemócrata, hablo del anticapitalista) es la plataforma nacional. La necesaria unidad de la nación no presupone la homogeneidad del pensamiento, ni la unanimidad de criterios, debe estimular el debate y la crítica revolucionarias, siempre en oposición a las de la contrarrevolución; pero la unidad de la nación la proporciona el proyecto colectivo de justicia social, anticapitalista, que garantiza y es garantizado por la soberanía nacional.
Publicado en La Isla Desconocida