Sábado 27, a partir de las 18.30 en el local de Rompe el Círculo, Plaza del Turia 9, enfrente del Metro de Hospital de Móstoles
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Pedro Luis Ferrer: cambiando tradiciones, reflejando cubanía
Por Tom Astley
Taza de café en mano, Pedro Luis Ferrer se prepara para ensayar con su grupo mientras se balancea en una ruidosa mecedora. Una de sus manos pasa de marcar ritmos con la taza a acariciar su barba blanca. A pesar de la temprana hora, Ferrer está en su típico humor de cuentista y se balancea vigorosamente cada vez que una historia alcanza su clímax. Entre observaciones sucintas que extraen lo fantástico de lo mundano del día a día en Cuba, característico de las letras de Ferrer, conversa con la misma emoción de su nuevo proyecto musical, que incluye piano, chelo y guitarra a las familiares voces del dúo con su hija Lena Ferrer.
Los nuevos músicos que colaboraron en el proyecto son todos jóvenes graduados de la prestigiosa Escuela Superior de Arte de la Habana, y Ferrer parece deseoso de hablar acerca del nuevo sonido y dirección que su grupo y él están explorando. A pesar de la excitación y las explicaciones, los cuentos y las canciones, da la impresión que detrás de sus palabras hay algo oculto, un descontento, una frustración. Resulta difícil definir qué es y mucho más determinar su origen, pero permea cada aspecto de esta nueva banda y del cuidadosamente creado nuevo espectáculo, coloreando la relación de Ferrer con el público, con sus canciones y quizás hasta con el estado de la música en Cuba.
Minutos después de llegar a su casa tipo fortaleza donde los ensayos tienen lugar, Ferrer comienza a hablar de su renuencia a “tocar las mismas viejas canciones”, incluso si esto significa perder parte de su público en el proceso. Para él, “es mejor que un fan de las viejas canciones deje su asiento en el concierto para alguien que va escuchar las nuevas canciones”, una filosofía con un significado muy personal y cubano.
En lo personal, Ferrer ha tenido altas y bajas en lo que respecta al reconocimiento oficial y nacional dentro de Cuba. Después de un periodo de popularidad alcanzado gracias a su gran agudeza, melodías creativas y juegos de palabras inteligentes, comenzó a sentir la fuerza de la censura oficial. Sus canciones dejaron de ser consideradas comentario social y fueron clasificadas como crítica política, inaceptables para su promoción por los medios de difusión dirigidos por el estado. A finales del siglo pasado, como ahora, Ferrer se encontraba en una posición intermedia: raramente escuchado en Cuba, aunque escribiendo y grabando dos discos exitosos que lo llevaron de gira por Europa.
Su más reciente álbum, Tangible, con un formato más grande que sus dos trabajos anteriores, parece haber rescatado parte de la aceptación oficial y la popularidad en la isla. Sin embargo, se siente como un lamento, y su renuencia a consentir a su viejo público, junto al favoritismo por una futura audiencia abierta a lo nuevo, parece un remedio radical a una enfermedad que se expande sobre gran parte de la música popular cubana.
Casi todos los músicos con los que he hablado, desde guitarristas populares hasta representantes de la música punk más radicales y el mismo Ferrer, piensan que el sistema música-cultura en Cuba está estancado; la misma música se escucha una y otra vez. El medio, que necesita cambiar continuamente para reflejar y definir la identidad cultural contemporánea, se encuentra estático y no logra conectar completamente con el presente. Más que regresión es falta de progreso, más que falta de nuevas ideas es preponderancia total de las ya establecidas.
La música desempeña un papel esencial en la identidad cubana. La herencia musical de la isla, que incluye salsa, son, rumba, guaracha y mambo, es vasta y sus iconos musicales permanecerán por siempre encumbrados en la conciencia nacional, con canciones que pasan de generación en generación y forman parte del conocimiento cultural de todo el país. Pero a la vez que enriquece y fortalece la identidad nacional, se convierte en prisión para aquellos que desean expandir, romper o redefinir la tradición, dejar atrás el pasado.
Ferrer desea fungir como guarda y poseedor de la tradición, protegiendo y reviviendo las chispas de cubanía y añadiendo a esta. Nos cuenta de su discusión en vivo con un locutor de radio que le informó de su “lugar garantizado en la historia de la música cubana”, a lo que respondió preguntando: “¿Quién es usted para asignarme ese puesto y por qué a de importarme?” La pregunta es prueba de una queja personal ante la duplicidad de una industria musical que puede condenar y luego acoger a un músico de manera tan completa, a la vez que es voz del lamento por la falta de flexibilidad de las fronteras de la cultura cubana y expresión de su renuencia a formar parte de esta.
El nuevo y diverso álbum de Ferrer combina instrumental y composiciones para guitarra y chelo con poesía, la ingenuidad de las canciones de su hija Lena y sus raíces como cantautor. Según sus propias palabras, no es un disco de música ecléctica o fusión. Aunque se nutre de varias fuentes para su inspiración, su música no mezcla sonidos y fuentes de manera artificial para lograr una formula fácil para el estancamiento cultural.
Creo que parte de la frustración que Ferrer siente ante la palabra fusión proviene precisamente de la suposición generalizada que la música cubana es de alguna manera un producto terminado, que ha encontrado su sonido y que debe mantenerlo para conservar su cubanía y por ende todo intento de cambiarla se convierte en una versión ecléctica o exótica de lo tradicional en el mejor de los casos, y una confusión poco auténtica en el peor. La música popular cubana se encuentra estancada debido a la deferencia a los grandes, la reproducción del sonido auténtico, la subvaloración de la innovación como fusión y el miedo a hacer algo diferente a lo que el público está acostumbrado, lo cual a su vez incita a Ferrer a buscar un sonido y un público nuevos, y renunciar a su lugar en la historia de los grandes.
Su más reciente proyecto, enriquecido con una presentación revitalizada, es una compilación de cubanía que puede parecer ajena a los seguidores de su ritmo changüisa, pero como ya sabemos esto es parte de su objetivo. Ferrer cambia el estereotipo relajado, natural y esencial de la música cubana y la transforma en algo cercano a un modelo de música clásica.
El álbum presenta músicos de academia tocando música artística, cambio que quizás sirva para demonstrar la concentración, trabajo y seriedad detrás de una música cubana descrita a menudo como natural e intuitiva, y que por tanto no se considera trabajo. Además está pensado para introducir al público, acostumbrado a lo participativo de la música popular, al análisis introvertido y especulativo de la música clásica.
Ferrer examina el término ‘cubano’ en relación con identidad, cultura y música. Su disco explora elementos de la identidad cubana, le da su propio espacio a cada uno, los saca del llamado crisol de la música tradicional, donde melodía y ritmo se mezclan, donde las composiciones parecen emerger del paisaje, en vez de ser escritas por compositores.
Ciertamente Ferrer no tiene miedo a avanzar y con su trabajo desea reflejar la identidad cubana contemporánea. Quizás esta tradición reexaminada pueda representar de manera más precisa y honesta un sentido más amplio de la identidad cubana.
Publicado en Havana Times
La sociedad cubana hoy: retos y nuevas perspectivas, por Guillermo Rodríguez Rivera
Invitación
La revista Espacio Laical desea invitarlos a la conferencia del profesor Guillermo Rodríguez Rivera, titulada La sociedad cubana hoy: retos y nuevas perspectivas. La misma se presentará el próximo viernes 15, a las 3:30 p.m., en el Centro Cultural Padre Félix Varela (antiguo Seminario San Carlos y San Ambrosio). Posteriormente el público podrá debatir. Además, durante la ocasión se venderán ejemplares del último número de nuestra revista. La entrada será libre. Por favor, invite a todos los que considere interesados.
La revista Espacio Laical puede ser vista en www.espaciolaical.net y adquirida en el Centro Cultural Padre Félix Varela, Tacón s/n entre Mercaderes y Chacón. La Habana Vieja, La Habana. CP 10100.
Cuba "está lista" para las uniones gay
HAVANA TIMES – La sexóloga cubana Mariela Castro, hija del gobernante Raúl Castro, afirmó este lunes en Twitter que “la sociedad cubana está lista para la unión entre personas del mismo sexo”, reportó AFP. La sexóloga, que dirige el Centro Nacional de Educación Sexual, también destacó la “conciencia ciudadana” de los vecinos de Caibarién, en el centro de la isla, quienes eligieron en octubre a José Agustín Hernández (Adela), el primer delegado transexual del país. Mariela Castro dijo en mayo pasado que su padre apoyaba la propuesta de que el parlamento legalice las uniones homosexuales en Cuba. Publicado en Havana Times
Coloquio en homenaje a Dulce María Loynaz
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La añorada contaminación de la crítica revolucionaria. Algunas reflexiones
Por Enrique Ubieta
En mi artículo “El falso mapa de Ted Henken”, publicado en este blog el 9 de junio de 2011, advertía que existe una manifiesta intención de establecer puentes de acceso público o de visibilidad para la contrarrevolución cubana, que esta no puede conseguir por sí misma, al carecer de liderazgos auténticos en la sociedad. Uno de los medios es la contaminación del espacio crítico revolucionario. Anular la diferenciación entre la derecha, asociada a diferentes formas de implementación del capitalismo (en nuestros días, las diferencias de políticas económicas entre los Blair y los Cameron en Gran Bretaña, o entre los Zapatero y los Rajoy en España, son invisibles para los propios electores de esos países, que castigan a unos y a otros en las elecciones, sin otra opción posible, según estén estos en el gobierno, cuando comprueban que se repiten los resultados) y la izquierda. Términos ambiguos, ya lo he dicho, sobre todo porque la derecha ha construido su propia izquierda, que se nos vende como democrática, pero que es funcional al sistema, a veces más funcional que la presunta derecha; y porque la izquierda revolucionaria todavía no acaba de superar la parálisis teórica en torno a sus errores y desvíos históricos.
La contaminación del espacio crítico parte de la aceptación de que el imaginario social cubano es de izquierda revolucionaria. Por eso:
–El primer objetivo y el de más alcance, es quebrar la identidad histórica entre Gobierno y Revolución (presuntamente, el Gobierno cubano construye hoy en secreto un nuevo capitalismo). Se aprovecha, de forma oportunista, la ausencia pública del máximo inspirador del proyecto revolucionario histórico, el compañero Fidel. Y se construye el “estigma” artificial de “oficialista”, en oposición al de “independiente”, para calificar a quienes defienden el proyecto revolucionario. La alianza de una supuesta izquierda —que declara estar más a la izquierda que los gobernantes cubanos— y una muy clara derecha en la subversión del Estado revolucionario, para construir un Estado… ¿democrático burgués?, con el aplauso y los fondos de todos los imperialismos, resulta una evidencia esclarecedora.
–El segundo objetivo es la contaminación de ese imaginario con presupuestos de una izquierda no revolucionaria, restauradora del capitalismo, que utilice a conveniencia la terminología revolucionaria y eluda las definiciones para pasar inadvertida; que aliente el combate contra el Gobierno cubano “por no ser suficientemente revolucionario”, y que simultáneamente teja una urdimbre conceptual que “supere” la visión revolucionaria. Ese “nuevo” pensamiento pretende abolir el dilema “socialismo-capitalismo” y sustituirlo por uno falso: “democracia-totalitarismo”. ¿Habrá que explicar, a estas alturas, que la democracia real es anticapitalista, y que el capitalismo es por naturaleza totalitario? En el mundo caótico en el que vivimos no puede concebirse una izquierda que no sea anticapitalista.
–El tercer objetivo sería entonces romper el nexo histórico entre rebeldía juvenil y Revolución. Contaminar el espacio de la crítica revolucionaria, es decir, incorporar en él a la crítica contrarrevolucionaria. Hacer que la Crítica pierda sus apellidos, para legitimar a los actores invisibles de la contrarrevolución. Se estimula un concepto antiheroico de la rebeldía sustentado en el cansancio, en la renuncia a ser diferentes, en la aceptación acrítica del consumismo, en el individualismo burgués. La rebeldía asociada al cuerpo, a la moda, a la irreverencia, que intenta oponer a jóvenes y viejos. Que lo rebelde se convierta en la negación de lo rebelde: la crítica despiadada a la Revolución desde el hastío y la exigencia individual(ista) de “una vida mejor”. Se manifiesta como negación, no como superación.
Frente a este juego, a veces perdemos tiempo señalando el sentido mercenario de los actores. ¿Perdemos tiempo? No puede obviarse ese “detalle” —que en todos los países del mundo conlleva largas penas de cárcel—, pero el enemigo intenta convertirlo en una discusión bizantina, retórica, que solo tiene demostración en casos aislados. Algunos involucrados en la recepción del dinero sostienen con cinismo que es lícito recibir “esa ayuda”. Eliécer Ávila, por ejemplo, que es presentado como “un joven cubano”, lo dice: “La única manera que usted logra [hacer política] es obteniendo algún tipo de financiamiento. Y es cierto que a veces, en la búsqueda de uno estar vivo políticamente, es cierto que hay personas que pueden aceptar algún tipo de ayuda que en un futuro pueda comprometerlos”. Hay diversos frentes de batalla, pero el más importante es el de las ideas. Mi enemigo es todo aquel que intente restaurar el capitalismo en Cuba, reciba dinero o no de una potencia extranjera. Porque aún si lo hace desde la honestidad de sus creencias, lo sepa o no, con ello sirve al imperialismo; y el triunfo de sus intereses en Cuba es, quiéranlo o no esos defensores de la fe del Capital, la derrota de la soberanía nacional y del proyecto martiano de República, que se sustenta en la justicia social.
El agente revolucionario Raúl Antonio Capote, infiltrado en la CIA, fue instruido por esta para crear un proyecto cultural similar al de Estado de SATS. Proyectos análogos fueron utilizados con anterioridad —lo que está documentado en informes desclasificados de la CIA—, en países de Europa el Este. Capote fue “quemado” como agente revolucionario, y apareció Rodiles. Probablemente Rodiles, que invita a sus actividades a funcionarios de la Oficina de Intereses de los EE.UU. en Cuba (como se conoce, estos funcionarios son en su mayoría agentes de inteligencia de ese país), sea agente o colaborador de la CIA. Digo probablemente, no puedo probarlo porque no es mi trabajo, sigo un razonamiento lógico; pero si no lo fuera, les hace su trabajo. “Su” centro no es un espacio de estudio o de debates académicos abiertamente identificado con el liberalismo, es decir, con el capitalismo, no busca la verdad científica sino el poder político, su misión es subversiva. La pregunta es: ¿es legítima la existencia en Cuba de un centro político que alienta la subversión desde criterios francamente liberales, con el apoyo abierto del imperialismo estadounidense?
En el libro Cuba, ¿revolución o reforma? preguntaba: “¿Aceptamos que existe una guerra política que pretende el cambio de sistema en Cuba, es decir, la restauración del capitalismo? ¿Aceptamos que esa guerra es alentada, promovida, incluso financiada desde el exterior, por intereses no cubanos, con independencia de que existan cubanos que la respalden?, ¿que más allá de la posible existencia de “asaltantes de fe” (personas convencidas del ideal capitalista), lo que prima en el asalto y determina el sentido de esa guerra de reconquista, son los intereses de poderosas esferas de poder (expropietarios nacionales, trasnacionales y gobiernos imperialistas)?” Más adelante reproducía una esclarecedora reflexión del archireaccionario activista español Juan Carlos Castillón, publicada en Penúltimos días: “Pocos luchan mejor por sus países de adopción que los inmigrantes […] Posada Carriles ha sido soldado estadounidense en tiempo de guerra y eso le da derecho a estar en EE.UU.. (…) Porque aunque nos hayamos olvidado de ella y la hayamos relegado a ese cajón en que se guardan los recuerdos molestos, la Guerra Fría fue una guerra real. Una guerra en la que participaron numerosos exiliados en contra de los estados que dirigían sus naciones.”
¿Terminó la “guerra fría”? La actual puede enarbolar los más disímiles nombres, pero pretende lo mismo: imponer relaciones mercantiles que se subordinen al gran capital financiero y descarriar o derrocar cualquier intento por encontrar caminos alternativos. Es una guerra no declarada, y sin embargo pública: el Congreso estadounidense aprueba todos los años millonarias sumas para la subversión en Cuba y mueve otras de manera menos visible, disfrazadas de premios, proyectos y becas, para apoyar a activistas “independientes” y para comprar a intelectuales y periodistas, como sucedió durante el juicio a los Cinco antiterroristas en Miami. La batalla de ideas, la guerra cultural, se hace más intensa y más sutil. La contaminación de los espacios es uno de ellos.
Hablemos claro: la “democracia” capitalista que se nos vende no contempla a los comunistas en el poder; la democracia revolucionaria que defendemos, no contempla a los capitalistas en el poder. Así de sencillo. Por eso resulta incomprensible desde la buena fe, que algunas personas que se definen en la super izquierda defiendan —desde categorías francamente burguesas—, el “derecho” político de los propugnadores, pagados o no, del capitalismo neocolonial. El abrazo nacional no puede producirse en la orilla capitalista. La aceptación de lo diverso parte de reconocer que el socialismo (no socialdemócrata, hablo del anticapitalista) es la plataforma nacional. La necesaria unidad de la nación no presupone la homogeneidad del pensamiento, ni la unanimidad de criterios, debe estimular el debate y la crítica revolucionarias, siempre en oposición a las de la contrarrevolución; pero la unidad de la nación la proporciona el proyecto colectivo de justicia social, anticapitalista, que garantiza y es garantizado por la soberanía nacional.
Publicado en La Isla Desconocida
Una demora controvertida e insostenible.
Por Félix Sautié Mederos
En días pasados, previos al inicio de las sesiones de la Asamblea Nacional, se ha declarado oficialmente que no hay fecha para la aprobación de la tan necesaria, anunciada y esperada reforma migratoria en Cuba, lo que posterga una vez más las esperanzas de reencuentro, reunificación y de libertad de los cubanos para salir, entrar y/o regresar definitivamente a su país de nacimiento, conforme a los derechos humanos inalienables, sobre los cuales se reiteran consignas y reconocimientos incluso legales que no son llevados a la práctica, porque los cubanos y valga la redundancia del gentilicio, estamos limitados por regulaciones que durante muchos años nos han mantenido como rehenes dentro de nuestro propio país o bien castigados en el exterior por causa de haber tomado la decisión de emigrar.
En otros artículos y crónicas he escrito sobre este tema, afirmando que lo sufro en carne propia, porque varios de mis hijos y mis nietos han emigrado, viven en el exterior y no pueden regresar a la casa de sus padres en caso de que se les presente alguna contingencia o así lo decidan por su propia voluntad. Cada vez somos más los que tenemos familiares viviendo en el exterior y puedo decir que es uno de los problemas muy generalizado por todo el territorio nacional.
En estas circunstancias, la diáspora cubana desde hace muchos años ha ido extendiéndose por las diversas latitudes con un sostenido incremento, en tanto que en la actualidad la crisis económica de los últimos tiempos despedaza naciones; y mientras los emigrantes asentados en el primer mundo pueden regresar e incluso muchos regresan libremente para refugiarse en sus países de origen en donde reciben amparo, estos derechos inmisericordemente son negados a los cubanos porque las absurdas regulaciones vigentes los ata al exterior sin poder volver al seno de sus familias. Estamos ante un verdadero galimatías que cada día se sostiene menos, mientras que en las instancias de decisión política y gubernamentales se estudia indefinidamente algo que en realidad es un derecho de nacimiento que nunca debería haberse violado. El pueblo sufre una injusta prohibición de poder viajar conforme a su voluntad y necesidades, incluyendo la ausencia de sus hijos emigrantes a quienes solo se les permite volver como turistas por tiempos limitados, conforme a una visa o permiso especial para cubanos no residentes en el territorio nacional, que por demás puede ser negada tal y como algunos lo han experimentado. Todo un absurdo del cual parecería que nunca nos vamos a deshacer.
Estas dilaciones se justifican públicamente con declaraciones de que se necesita un consenso más amplio posible (¿de quienes?, me pregunto) así como que son múltiples las regulaciones que existen al respecto del asunto y que deben ser revisadas. También se argumenta que el país se podría desangrar de ciudadanos. Como consecuencia, continuamos sufriendo la prohibición de los derechos a la reunificación familiar, además de la falta de libertad para movernos libremente, pendientes de una autorización que aunque en los últimos tiempos se ha flexibilizado y agilizado, en cambio requiere del pago de altas tasas incluyendo la exigencia de recibir humillantes cartas de invitación desde el exterior. Por otra parte, hay personas a las que nunca se les autoriza viajar.
No se puede esperar que mientras se mantengan oídos sordos o retardados ante una problemática tan hondamente sentida, se alcance en cambio un mayor apoyo y comprensión popular para mantener prohibiciones tan absurdas y lesivas. Resulta muy significativo que los diputados que representan a los electores de todo el país, no sean sensibles a estas situaciones injustas y estresantes, aceptando una postergación tan impopular en espera de un mayor consenso en las instancias burocráticas, políticas y gubernamentales… (¿Por quién se espera?, valdría la pena preguntarse). Es muy triste esta situación que da pie a múltiples especulaciones al respecto del asunto, entre las que se plantea el aspecto de las pérdidas económicas que podrían producirse por causa de la eliminación de las tasas impositivas para los permisos de salida y las estancias de los cubanos autorizados a permanecer en el exterior o que hayan emigrado y necesitan mantener sus pasaportes al día, sin los cuales no podrían viajar a su país natal como “turistas” aunque posean otras nacionalidades.
Nos encontramos frente a un entuerto cuyos orígenes se refieren al estatus de “plaza situada” y a los rezagos de “guerra fría” justificados por el genocida Bloqueo a Cuba por parte del Gobierno de Estados Unidos, con lo cual sus efectos se hacen recaer principalmente sobre el pueblo; en tanto que el Gobierno Cubano lo afronta entre otras medidas que podrían considerarse como de justa defensa, con mayores prohibiciones sobre los ciudadanos cuya única culpa es haber nacido en Cuba. El hecho de que sea creciente el deseo de emigrar sobre todo dentro de la juventud, habría que buscarlo, en mi criterio, en las faltas de perspectivas de desarrollo personal e incluso en esas prohibiciones absurdas ante un mundo cada vez más intercomunicado. Por tanto, estas medidas constituyen un contrasentido que mientras más se les dilate, mayor podría ser una estampida como las que ya se han producido años atrás, muy a pesar de todo lo prohibido.
Son cuestiones que parecen no importarles a quienes dilatan las soluciones imprescindibles, mientras hablan de normalización de las relaciones con una diáspora tratada como posibles enemigos, que ve preteridos sus derechos de nacimiento y de reencuentro con sus familias y con sus orígenes más genuinos. Es un problema de primer orden y de urgencia para hacer valer en la práctica el planteamiento de cambiar todo lo que deba ser cambiado y convertir las palabras y las promesas en hechos concretos. Cuando se publique esta crónica habrá comenzado el Noveno período ordinario de la Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional y si este tema no se trata, se continuará postergando indefinidamente. Así lo pienso, así lo afirmo con la angustia de la necesidad que sean oídos y resueltos los clamores del pueblo; con mis respetos por el pensamiento diferente.
fsautie@yahoo.com Publicado en por Esto! el martes 24 de julio del 2012-07-24 http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=180903
Carta abierta a Percy F. Alvarado Godoy
En la cuarta parte de su artículo, «Obama centraliza su guerra mediática contra Cuba», aparece, sujeto a serias acusaciones, el nombre de Grisel Echevarría junto a los de Lina de Feria, Orlando Luis Pardo y Daniel Díaz Mantilla, vinculados a una tal «Sala oscura: poetas en acción puerta 1».
Referente a lo antes escrito, ni tan siquiera puedo decir que estuve en el lugar y en el momento equivocado pues fue por su artículo que me enteré que yo poseía el don de la ubicuidad. Soy una persona capaz de asumir con valentía las consecuencias de mis actos, que nunca van a estar manipulados por ningún sistema de gobierno porque desvirtuarían su esencia. Mi pensamiento es puro porque es libre, no se trata de un simple papalote el cual tienen que pagar para poder empinarlo. Es lamentable que usted, de manera tan irrespetuosa, me haya colocado en un sitio que no me corresponde. Desconozco cuáles son sus fuentes pero beben de patrañas e incurren en el delito de difamación.
Dentro de la disculpa que usted emitió no aparece mi nombre por ninguna parte, se limita a mencionar a ciertas personalidades de la cultura que están respaldadas por el reconocimiento social, el cual puede que a mí se me niegue gracias a sus injurias. Sepa que además de dedicarme a la escritura, soy canta-autora, y mis composiciones son interpretadas, dentro y fuera del país, por agrupaciones y solistas. Si la puerta estaba entreabierta me gustaría ver cómo queda ahora.
Cuando usted dijo que cometió un desliz empleó una palabra muy sutil, casi tierna al oído, para designar un horror (fíjese que no digo error) por el grado de comprometimiento en el que nos ha involucrado. Pienso que ninguna disculpa reivindica tal estigma.
Solo me resta decirle que sus comentarios superfluos o balbuceos de pasillo, al menos en lo que a mí respecta, dejan mucho que desear de lo que pienso debe regir la integridad de un hombre y esto incluye a quienes de manera tan poco profesional hicieron eco de sus palabras sin corroborar antes los hechos.
Sin más
Grisel Echevarría del Valle.
Concurso de Ensayo CASA CUBA
La revista Espacio Laical, Proyecto del Centro Cultural Padre Félix Varela, convoca al Concurso de Ensayo CASA CUBA. Lo hacemos teniendo en cuenta el perfil editorial de nuestra publicación durante estos siete años, e inspirados en la bella metáfora de monseñor Carlos Manuel de Céspedes –Casa Cuba-, la cual evoca el desafío de encaminarnos hacia un umbral nacional donde todos y cada uno podamos ser actores protagónicos y conciudadanos fraternos.
Al hablar de Casa Cuba divisamos dos horizontes. El primero, Cuba como una sola y gran familia. Como tal, en ella sus miembros tenemos diferencias, pero reconocemos y aceptamos un lazo que nos une: el amor a lo propio que surge de una historia compartida. Más en la distancia, vemos en Cuba una casa, un hogar donde todos encontramos acogida y comprensión; espacio donde sentimos la tranquilidad de que nuestros sueños –y sus realizaciones-, nuestras alegrías y tristezas, son verdaderamente nuestras, y, como todo en familia, con ellas reímos o lloramos, pero siempre en el amor. A explorar los modos posibles de acercarnos a este anhelo, convocamos en este Concurso.
BASES
. Los textos concursantes deben pertenecer al género ensayo y defender una tesis.
. Los ensayos podrán ser sobre temas sociales, políticos y culturales, que de alguna se refieran a la metáfora Casa Cuba y a la identidad nacional.
. Podrán participar todos los cubanos, residentes o no en la Isla.
. Se concursará con textos inéditos, cuya extensión no exceda de 15 cuartillas en formato 8.5×11 pulgadas, en Word, Times New Roman, 12 puntos, espacio sencillo.
. Los textos serán presentados en formato digital.
. Los trabajos podrán ser enviados a los siguientes e-mails: robertov@arzhabana.co.cu y a espaciolaical@arzhabana.co.cu
. En la primera página del trabajo se colocará una ficha con nombre y apellidos del autor, lugar de residencia, dirección y teléfono, más un pequeño currículo.
. El jurado estará integrado por el presbítero Ariel Suárez Jáuregui, vicerrector del Seminario San Carlos y San Ambrosio, de La Habana, Dmitri Prieto Samsónov, jurista, antropólogo, ensayista y activista de la Red Protagónica Observatorio Crítico y Roberto Veiga González, editor de la revista, quien fungirá como coordinador de este jurado.
. El veredicto será inapelable.
. Se concederá un premio consistente en doscientos ($200.00) CUC y una primera mención de cien ($100.00) CUC. Ambos textos recibirán, además, diplomas acreditativos y serán publicados en la revista Espacio Laical. Se podrá conceder, asimismo, otras menciones, consistentes en diplomas acreditativos y la publicación de los textos. También se podrán otorgar los reconocimientos que se consideren necesarios, los cuales se acreditarán mediante diploma.
. El plazo de admisión vence el 29 de junio de 2012.
. Los resultados del concurso serán dados a conocer el 20 de octubre, Día de la Cultura Cubana.
. La participación en este concurso supone la total aceptación de las bases.
Para mayor información escribir a espaciolaical@arzhabana.co.cu o llamar al (7) 862-4008, extensión 128, de lunes a viernes, de 9:00 AM a 12:00 M.
Conferencia de Hervé Fischer en el Instituto Marinello
El ICIC Juan Marinello convoca a todos los interesados a participar en la conferencia
EL IMPACTO DE LOS MEDIOS DIGITALES SOBRE NUESTRAS SOCIEDADES: DESAFÍOS, VIRTUDES Y CARENCIAS
Fecha: Martes 6 de diciembre 2011. Hora: 10:00 am. Lugar: ICIC Juan Marinello.
HERVÉ FISCHER (París, 1941)… Es artista multimedia y filosofo. Fundador de la Ciudad de las Artes y las Nuevas Tecnologías de Montreal, del Festival Teleciencia (1990), del Café Electrónico (1995), de la Federación Internacional de Asociaciones de Multimedia (1997), de La alianza de Québec Ciencia para Todos (1997). Es autor de unos veinte libros entre estos: El choque digital (2001), CiberPrometeo (2002), El planeta hyper (2003), El declino del imperio hollywoodense (2004), El futuro del arte (2010). Hervé Fischer es considerado el padre del multimedia en Québec y calificado por Le Monde de «agitador de ideas interactivas» en 1996.
INSTITUTO CUBANO DE INVESTIGACIÓN CULTURAL JUAN MARINELLO
Boyeros #63 e/ Bruzón y Lugareño. Plaza de la Revolución.
Teléfonos: 861-9466, 861-9479 ext. 109. Email: comunicacion@icic.cult.cu