La Fuerza del arte. Siete tesis

Christoph Menke

1.

En la era moderna nunca había habido tanto arte como ahora, ni había tenido este tanta visibilidad, presencia e influencia en la sociedad. Hasta ahora, el arte nunca había sido hasta tal punto un elemento del proceso social, una pieza más de entre las muchas formas de comunicación que constituyen la sociedad: una mercancía, una opinión, un conocimiento, un juicio, una acción.

Nunca antes en la era moderna ha sido la categoría de lo estético tan central para la concepción cultural propia como en la época contemporánea, aquella que en su ardor inicial se dio el nombre de «posmoderna» y que ha ido evolucionando, cada vez más, hacia la idea de una «sociedad de control» posdisciplinaria (Deleuze). Del mismo modo, nunca hasta ahora había sido lo estético, hasta tal punto, un simple instrumento para el incremento de la productividad.

La ubicua presencia del arte y la importancia central de lo estético en la sociedad van unidas a la pérdida de lo que propongo denominar como su fuerza. Es decir, a la pérdida del arte y de lo estético como fuerza.

2.

No es posible eludir esta situación tratando de plantear el arte y lo estético como medios de conocimiento, política o crítica opuestos a su absorción social. La concepción del arte o de lo estético como conocimiento, como política o como crítica solo contribuye a hacer de ellos un simple elemento de comunicación social. La fuerza del arte no consiste en ser conocimiento, política o crítica.

3.

En su diálogo con el rapsoda Ion, Sócrates definía el arte como una excitación y una transmisión de fuerza: la fuerza de la exaltación, del entusiasmo. En primer lugar, la musa aviva esa fuerza en los artistas, y después estos la transmiten a través de sus obras a los espectadores y críticos, igual que un imán que «no solamente atrae los anillos de hierro, sino que les comunica la fuerza para que estos actúen como la propia piedra magnética y atraigan otros anillos». «Así, la musa inspira primero a unos, y a estos se les añaden otros en serie, inspirados por los primeros.» La totalidad del arte es un conjunto de transmisión de fuerzas. La fuerza de la inspiración, del estar fuera de sí, se transmite al artista, al espectador, al crítico, «hasta que este se siente inspirado, alcanza la inconsciencia y la razón deja de habitar en él».

4.

De esta percepción de la fuerza del arte deduce Sócrates que el arte debe ser desterrado de la ciudad, pues esta última se funda en la razón. Desde un comienzo han existido dos maneras opuestas de defender el arte frente a esa conclusión. Una defensa proclama que el arte es una práctica social. Afirma, frente a Sócrates, que no es cierto que en el arte actúe una fuerza que exalta de tal manera que hace perder la conciencia. Antes bien, en el arte –en su arranque, acogida y valoración– actúa una capacidad adquirida socialmente; el arte es un acto de subjetividad práctica. Ese es el sentido de la «poética» concebida por Aristóteles como poïétique (Valéry): una teoría del arte como realización, como ejercicio de una capacidad que el sujeto ha adquirido mediante la educación, es decir, mediante su socialización (o disciplinamiento), y que entonces está en disposición de ejercer conscientemente. Frente a ella se halla, desde el inicio, otra manera de pensar el arte, que el siglo xviii bautizará con el nombre de «estética». Esa reflexión «estética » del arte se basa en la idea de que en el arte se despliega una fuerza que conduce al sujeto fuera de sí, tanto hacia atrás como más allá de él; una fuerza que es, en definitiva, inconsciente: una fuerza «oscura» (Herder).

5.

¿Qué es la fuerza? La fuerza es el concepto estético opuesto a la capacidad («poiética»). «Fuerza» y «capacidad» son los nombres de dos formas contrapuestas de entender la actividad artística. Una actividad es la realización de un principio. La fuerza y la capacidad son dos formas opuestas de entender el principio y la realización de este.

Tener capacidad significa ser un sujeto; ser sujeto significa poder hacer algo. Lo que puede el sujeto es lograr algo, llevar a cabo alguna meta. Tener capacidad o ser un sujeto quiere decir poder lograr que una acción tenga éxito mediante la práctica y el aprendizaje. Poder lograr una acción quiere decir, a su vez, poder repetir una forma general en una situación nueva y particular. La capacidad implica repetir la forma general, que es la forma de una praxis social. Entender la actividad artística como ejercicio de una capacidad significa, por tanto, entender esa actividad como una acción en la cual un sujeto realiza la forma general, reflejo de una praxis social; significa entender el arte como praxis social y el sujeto como participante en ella.

Las fuerzas, como las capacidades, son principios que se hacen realidad en las actividades. Pero las fuerzas son la otra cara de la capacidad:

— Mientras que las capacidades se adquieren mediante la práctica social, los seres humanos ya disponen de fuerzas antes de ser adiestrados como sujetos. Las fuerzas son humanas, pero presubjetivas.

— Mientras que las capacidades de los sujetos se ejercen mediante un autocontrol consciente, las fuerzas operan por sí mismas; su funcionamiento no está dirigido por el sujeto, y este no es, por lo tanto, consciente de ellas.

— Mientras que las capacidades hacen realidad una forma general predefinida socialmente, las fuerzas son formadoras, y, por lo tanto, carecen de forma. Las fuerzas modelan formas y remodelan nuevamente cada una de las formas que han modelado.

— Mientras que las capacidades están orientadas a lograr algo, las fuerzas no tienen ni meta ni medida. Las fuerzas operan en el juego, en la generación de algo que ellas ya han superado.

Las capacidades hacen de nosotros sujetos que pueden participar eficazmente en las prácticas sociales y reproducir la forma general de las mismas. En el juego de las fuerzas, somos presubjetivos y suprasubjetivos: agentes que no son sujetos, seres activos no conscientes, seres inventivos sin finalidad.

6.

El pensamiento estético describe el arte, como Sócrates, como un territorio de despliegue y transmisión de fuerzas. Pero el pensamiento estético no solo valora esto de forma distinta a Sócrates, también lo entiende de otra manera. Según Sócrates, el arte es simplemente la estimulación y la transmisión de fuerza. Pero así no existe arte. El arte es más bien el tránsito entre capacidad y fuerza, entre fuerza y capacidad. El arte consiste en la divergencia entre fuerza y capacidad. El arte consiste en un poder paradójico: poder, no poder; ser capaz, ser incapaz. El arte no es ni siquiera solo la razón (Vernunft) de las capacidades, ni el mero juego de la fuerza. El arte es el instante y el lugar del retorno desde la capacidad a la fuerza, del surgimiento de la capacidad desde la fuerza.

7.

Por eso el arte no es un aspecto de la sociedad. No es una praxis social, porque la participación en una praxis social tiene la estructura de la acción, de la realización de una forma general. Y por eso en el arte, en la producción o en la recepción del arte, no somos sujetos. Porque ser sujeto quiere decir realizar la forma de una praxis social. El arte es más bien el territorio de una libertad, no en lo social, sino de lo social; la libertad de lo social en lo social. Cuando lo estético se convierte en una fuerza productiva del capitalismo posdisciplinario se lo despoja de su fuerza; porque lo estético es activo y tiene efectos, pero no es productivo. Sin embargo, lo estético es asimismo desposeído de su fuerza cuando ha de dar forma a la praxis social opuesta a la productividad desenfrenada del capitalismo; porque lo estético es liberador y transformador, pero no es práctico. Lo estético como «desencadenamiento total de todas las fuerzas simbólicas» (Nietzsche) ni es productivo ni práctico, ni capitalista ni crítico. En la fuerza del arte está en juego nuestra fuerza. Se trata de la libertad de la figura social de la subjetividad, ya sea de la subjetividad productiva o de la práctica. En la fuerza del arte está en juego la libertad.

Este artículo es un extracto del libro de Christoph Menke, Kraft. Ein Grundbegriff ästhetischer Anthropologie, 2008. Fuerza: Un concepto fundamental de la antropología estética interpreta la estética moderna como una teoría de la «fuerza». Para ello, demuestra que la filosofía moderna arranca de la estética por partida doble, de dos formas diferentes e incluso opuestas: en cuanto estética del sujeto y de sus «capacidades», y en cuanto experiencia y teoría de la fuerza, que concibe la estética como un juego de la imaginación. La fuerza distingue la naturaleza estética del ser humano respecto del elemento cultural de las prácticas adquiridas socialmente. «Fuerza» es el concepto de una diferencia −diferencia entre naturaleza y cultura, entre humanidad y subjetividad, entre juego y práctica−, diferencia que posibilita la libertad. «La última palabra de la estética es la libertad humana.» Tomado de Índex, nº 0, otoño 2010. Cortesía Centro Teórico-Cultural Criterios.

Encuentro de debate sobre escritor negro “olvidado”

Instituto Cubano de Antropología / Jornada por el Año Internacional de los Afrodescendientes

Afrodescendencia, creación literaria y revolución: “…el tiempo roto” de Manolo Granados

En lo que se definió como la novela de la revolución cubana, la voz narrativa de Manolo Granados no ha sido conceptuada como tal. Obra olvidada, desigual, pero única, donde la revolución de 1959 se nos muestra desde la óptica de un negro camagüeyano acosado por los prejuicios raciales, la sobrevivencia cotidiana y la búsqueda de un lugar dentro de la lucha antibatistiana y en el nuevo orden social.

Rescatar del olvido la obra y el recuerdo de Manolo Granados es un acto de justicia, pero también de ensanchamiento de nuestra sensibilidad estética y social.

Panelistas:

Georgina Herrera Recuerdos personales de la juventud

Tato Quiñones: Mi socio Manolo

Mario Castillo: En busca del rebelde negro: Julián en “Adire y el tiempo roto”

Lugar: Instituto Cubano de Antropología (Amargura 203 e/ Habana y Aguiar)

Miércoles, 9 de noviembre, 11:00 a.m.

Cuba: Actualización de pronósticos demográficos de la ONU.

Por Jorge Calaforra

Quisiera compartir con ustedes algunos datos presentados en la última revisión de la ONU sobre demografía.

Me concentraré en los datos referentes a Cuba pero también haré una comparación de la situación de Cuba con la de Chile.

El siguiente gráfico muestra la población de Cuba desde el 1950 y los pronósticos hasta el año 2100. Las curvas muestran cuatro variantes; los datos de la oficina nacional de estadística ONE, se comportan de acuerdo a la variante media, y hasta ahora, no hay nada que indique que la situación de la población cubana se desarrolle de acuerdo al caso más optimista. Todo lo contrario, ya es casi un hecho que la población cubana disminuirá en términos absolutos. La pregunta es ¿en cuánto?

El nivel de emigración de la población, sobre todo joven, el bajo índice de fecundidad, las difíciles condiciones de vida, de viviendas y de solvencia económica de la población cubana, y la insuficiencia de los cambios realizados por el gobierno, hacen pensar que nos desarrollaremos de acuerdo a la peor variante. Hasta el periódico “Granma”, siempre optimista y convencido de las políticas trazadas son correctas, pronostica una población de 7,6 millones de habitantes en el 2083. O sea, una cifra por debajo del valor de la curva de los pronósticos a fecundidad constante.

En la variante más pesimista presentada por la ONU, se pronostica que Cuba tendrá 3,9 millones de habitantes en el 2100. Y me temo que, mientras más el gobierno insista en perfeccionar el actual modelo económico, más probabilidades habrá de lograr esa cifra.

Y esto es solo una parte de las malas noticias. La edad mediana de la población (que actualmente 38,51 años) alcanzará el valor de 53 años en el 2055. En este año Cuba estará más envejecida que Japón, Corea, Polonia y que Hong Kong. Solo Bosnia y Herzegovina tendrá una edad mediana superior.

Según los pronósticos, para el 2080, esta edad mediana decrecerá, pero en menos grado que en otros países y seremos el país más envejecido del planeta. Como comparación, puedo mencionar que para esa fecha la edad mediana de la población de Estados Unidos será aproximadamente 42 años.

Desgraciadamente continuamos con las malas noticias. La siguiente tabla nos muestra como se comportarán los índices de dependencia, que ya muestran en el presente que son insostenibles:

Relación de dependencia (pers. 0-14 años a 20-64) Relación de dependencia

(pers. 65+ a 20-64)

Relación de dependencia total (0-14 y 65+ a 20-64)
2010 33 20 60
2055 30 65 100
2070 39 71 108
2100 40 64 105

La solución económica para poder mantener a estas personas hay que sentarlas ya, sino nos veremos suplicando la ayuda de fundaciones y de otras naciones, o nuestros ancianos morirán desamparados.

He comparado también la tasa de migración por mil habitantes. El promedio quinquenal de la emigración cubana aumenta sistemáticamente desde el 1980, y actualmente es por lo menos el doble de lo que fue la de Chile en los peores años de la dictadura de Augusto Pinochet. Vemos también como el flujo de inmigrantes se invirtió y los chilenos comenzaron a regresar a Chile, tan pronto terminó la dictadura.

(En el grafico la fecha representa el promedio de la tasa anual de emigración por mil habitantes en periodo hasta ese año, por ejemplo 1965 representa el promedio: 1960 – 1965)

Se espera que Chile tenga sobre los 17 ,illones de habitantes en el 2100, mientras que Cuba, solo sobre los 4 millones. Para poder revertir la catástrofe demográfica cubana, e impedir al amuerte de la nación, necesitamos además reconstruir todo el capital humano y económico del país. Tarea nada fácil, e incluso imposible si el gobierno no comienza a hacer verdaderos cambios para permitir el desarrollo del país y si no trabajamos para que Cuba sea un estado de derecho y poder ofrecer un futuro a los jovenes.

Hay que tomar decisiones que tengan un beneficio para las próximas generaciones. Las políticas demográficas necesitan ser trazadas a largo plazo. Y las consecuencias de las desiciones tomadas al principio de los 60, la estamos pagando hoy.

Si seguimos como vamos, en el 2150, el presidente norteamericano de turno llegará a La Habana, izará la bandera norteamericana, nombrará un gobernador y dirigirá unas palabras de agradecimiento a la Revolución Cubana.

…. y un grupo de ancianos aplaudirá, y alguno que otro susurrará: ¡Nos salvamos!

Bibliografía

ONE: Panorama demográfico de Cuba 2010

ONE: Proyecciones de la población cubana 2010 – 2030

UN: World population prospects: revision 2010

Chile: Proyecciones y Estimaciones de población Instituto Nacional de Estadísticas de Chile – CEPAL – Publicación decenal.

Tomado de: Estado de SATS