Observatorio Crítico, popular en Cuba

En la lata de refresco TuKola (corporación Ciego Montero) el skater pilotea una patineta con el logotipo de Observatorio Crítico…

El sistema cubano de protección al consumidor ha pasado a usar un diseño inspirado en el logotipo de Observatorio Crítico…

En un programa pop de la TV cubana, aparece el logotipo de Observatorio Crítico – ¡con la flecha significativamente virada hacia la derecha!

…AÚN ASÍ, sépanlo, señores gerentes: ¡No les tenemos ningún miedo! ¡quienes quieran asimilarnos a una estética de consumo progre – NO LOGRARÁN DILUIRNOS!!! J

La vanidad

Por Harold Cárdenas Lema

La vanidad que se levanta entre las almas

De un lado y del otro

La vanidad con desconfianza

-Buena Fe

En el año 375, cerca de Constantinopla el monje Evagrio Póntico clasificó los ocho pecados que según él atraían al hombre al infierno y no fue hasta el 590 que Gregorio I los resumió en los siete pecados capitales que ahora conocemos. Según el propio papa Gregorio: “la vanidad es el comienzo de todos los pecados”. ¿Quién está exento de ella? ¿Quién no ha perecido al menos temporalmente en su regazo? ¿Qué bloguero, o qué político no ha cedido ante ella? Hablemos hoy de vanidades.

Una de las lecciones que me llevo de estos casi tres años con La Joven Cuba es el peligro constante que representa el orgullo de tener un espacio personal en la web. Peligro de desviarse por los senderos de riesgo y de cometer errores incluso conocidos de antemano. El ego se alimenta de cada victoria y desconoce o minimiza las derrotas, permanece alerta y vigilante, convirtiéndose lentamente en vanidades que ganan posiciones sin apenas notarlo.

De esa manera, yo que creí estar al margen de ese fenómeno, cuando el destino me obligó a mirar atrás reconocí los amigos que había dejado y mi actitud paternalista en ocasiones a los que no tenían igual número de lectores, aunque tuviera conciencia de que su prosa era incluso superior a la mía. La vida pocas veces da segundas oportunidades y el secreto está en saber reconocerlas, inmediatamente cambiar de actitud y hacer así nuestras vidas más sanas y positivas.

El blog LJC continúa BLOQUEADO

Los blogueros tenemos un perfil público en su mayoría y todos tenemos seguidores, desde el que escribe para miles de lectores hasta el universitario que es leído solo por sus compañeros de aula. Estamos bajo la amenaza constante de que la vanidad nos juegue una mala pasada y esta se incrementa si somos jóvenes.

El mesianismo de la juventud a veces suele confundirse con vanidad, y aclaro que este resulta válido cuando se trata de un revolucionario. Al fin y al cabo tampoco somos los primeros: José Martí decía “yo alzaré el mundo”, Julio Antonio Mella adornó la portada de la revista Alma Mater con su imagen de ángel caído, y Rubén Martínez Villena escribió sobre “rendir montañas y amasar estrellas”.

El mesianismo entre los revolucionarios, pasa de ser defecto a ser alimento vital para la lucha y por tanto no debe confundirse con vanidad o por incorporar rasgos de autosuficiencia. Sin ejemplos así poco habríamos logrado los cubanos en nuestra lucha independentista, ya sean los mambises contra el mayor ejército español en América o los rebeldes contra un ejército moderno entrenado y armado por los yanquis. En su aspiración de alcanzar la victoria contra todos los pronósticos: ¿acaso esta actitud no resulta autosuficiente y presuntuosa? ¿Alguien podría acusarlos por ello? La vanidad es disimulable, e incluso apreciada, cuando surge de causas nobles o virtudes.

Por otro lado, los políticos también padecen los mismos peligros y hay que hacerles las mismas concesiones cuando sea necesario. Tan negativa puede ser la actitud de un bloguero que no admita su error como la del político que no reconozca el suyo, ambos transitarán de la soberbia a la desconfianza mutua. En ese caso lo mejor es despojarse de los prejuicios, hacer tabula rasa y ponerse en el lugar del otro. Una persona que busca vías de solución, que no teme en admitir un error cometido, no cederá ante la vanidad. El reconocimiento del error es el primer paso para no volverlo a repetir, ello se aplica a todos.

En el año 2008 el Vaticano presentó los nuevos pecados capitales, modernizando la lista y dejando obsoletos a los anteriores en este mundo globalizado. La vanidad continúa estando ahí, a diario convivimos con ella, el secreto está en no ceder ante sus encantos y ser cada día mejores personas. Imperfectas, claro, pero teniendo la virtud como premisa constante.

Publicado en La Joven Cuba. Los posts en ese blog vienen acompañados con la siguiente nota: El blog continua bloqueado para los administradores y no podemos acceder a él para comentar ni leer los contenidos, continuaremos publicando gracias a la ayuda solidaria de los amigos. Tenemos confianza en que el sentido común rompa la barrera virtual y podamos regresar a la normalidad en un futuro cercano.

¿Una huella cubana en el pensamiento de Cornelius Castoriadis?

Por Dmitri Prieto Samsónov

Cornelius Castoriadis (1922-1997) es para mí uno de los filósofos más interesantes del siglo XX. Nacido en Constantinopla, guerrillero griego antifascista y militante trotskista en su juventud, fue creando en los ´50-´60 una originalísima concepción del ser social, donde el lugar central lo ocupa la noción del imaginario. Se propuso llevar la crítica del capitalismo y la modernidad más allá de las propuestas clásicas de Karl Marx y Sigmund Freud; incluyó en sus análisis un fuerte cuestionamiento de los llamados “socialismos reales”, sentenciando ácidamente sobre la abreviatura U.R.S.S.: “cuatro letras, cuatro mentiras”. También fue economista y psicoanalista practicante. Instalado en Francia desde 1945 -donde co-editó la revista “Socialismo o barbarie”-, su pensamiento maduro tomó renovada inspiración de sus ancestros helénicos, llegando a apreciar en la autonomía personal y social el propósito apetecible de las liberaciones presentes y futuras.

En 1975 aparece su libro mayor: “La institución imaginaria de la sociedad”.

Además, Castoriadis escribió numerosos artículos y ensayos (entre ellos quiero mencionar “La fuente húngara”, sobre la rebelión de 1956, publicado hace poco en Cuba).

A finales de los ´90 y principios de este siglo, me fue revelándose poco a poco la obra de Castoriadis. Quedé fascinado por el empuje crítico y la solidez de sus propuestas teóricas – frescas, robustas y transgresoras frente a un aparente triunfo neoliberal que convirtió el consenso capitalista en lugar común de una época, del cual ciertamente no nos hemos recuperado aún.

José Lezama Lima

Pero algo interesante sucedió: las ideas de Castoriadis me facilitaron el estudio del gran escritor cubano José Lezama Lima, considerado comúnmente un autor algo difícil. Una de las más notables colecciones ensayísticas de Lezama se llama precisamente “Las eras imaginarias”. Lo imaginario ocupa el lugar central de su “sistema poético del mundo”, que fue incubando aproximadamente desde la década del ´50. Continue reading