Coge tu capitalismo cubano aquí! (IV)

Entrada de la Editora Abril, de la Unión de Jóvenes Comunistas (justo frente al Capitolio)…

Reportaje Cultural Aponte 201

Image

Aponte

Por Tato Quiñones

Texto leído el 9/4/1995 en la esquina de Monte y Aponte, donde estaba la tarja en honor al conspirador cubano

Queridos hermanos, queridos amigos y amigas,

La Junta General de la Organización de Unidad Abakuá que agrupa a las doce potencias del municipio San Miguel del Padrón, en sesión extraordinaria celebrada el pasado día 2 de abril de 1995, acordó colocar hoy, domingo 9 de abril, una ofrenda floral ante esta tarja que perpetúa la memoria de José Antonio Aponte.

Antigua tarja en homenaje a Aponte, colocada por cubanos antifascistas en los ´40, y que al parecer fue sustraída del lugar en años posteriores a la escritura de este texto.

José Antonio Aponte y Ulabarra, negro libre, obrero de oficio carpintero ebanista y ejecutor de bellas tallas en madera, fue el organizador, en 1812, de la primera, la más vasta y más importante de las conspiraciones que en Cuba tuvieron como objetivo la abolición del brutal régimen de la esclavitud, la trata negrera, y el derrocamiento de la tiranía colonial, para sustituir aquel régimen de horror por otro: cubano y sin odiosas discriminaciones.

Retrato “reconstruido” de Aponte, que aparece en la portada del libro “La rebelión de Aponte de 1812…” del norteamericano Matt D. Childs, publicado recientemente en Cuba por la editorial Oriente en marco de un programa del ALBA

“Este criollo de ascendencia lukumí” –escribió el historiador cubano Leví Marrero, recientemente fallecido en Puerto Rico- “demostró poseer una capacidad de organizador y unas condiciones personales que aún sus más violentos denigradores se vieron obligados a reconocer”.

Emilio Roig de Leuschenring, historiador que fue de la ciudad de La habana, calificó a Aponte de “hombre idealista y generoso, que no sufriendo él los horrores de la esclavitud, quiso salvar de ella a sus hermanos de raza”.

José Luciano Franco, otro insigne historiador cubano a quien debemos el hasta hoy más profundo y extenso estudio sobre la Conspiración de Aponte, no ilustró sobre el prestigio de José Antonio entre los vecinos de los barrio de extramuros de La habana, pues en su casa de la calle Jesús Peregrino se alojaba el Cabildo Shangó Tedún y, además, por su origen yoruba, Aponte era un ogboni, quiere esto decir, miembro de una de las más poderosas sociedades secretas de Nigeria. En el orden religioso lukumí, ostentaba la categoría de Oní Shangó. Continue reading

Recordación de 201 años de la ejecución de Aponte

Estimados compañeros:
El Proyecto Comunitario Rincón de los Milagros, sito en la calle Tulipán s/n, entre Marino y Estancia, Consejo Popular Plaza, Nuevo Vedado, le invita a usted a estar presente, el sábado 13 de abril de 2013, a las 11:00 AM, con motivo de honrar la memoria y el gesto del negro libre José Antonio Aponte, quien encabezara la primera conspiración de amplitud nacional, con el objetivo de la emancipación de la esclavitud de los africanos en Cuba.
La actividad se realizará frente al Proyecto Comunitario Rincón de los Milagros, junto a la primera obra artística en espacio público, dedicada al líder antiesclavista.
Hará uso de la palabra el compañero Silvio Castro, miembro del Ejecutivo de la Comisión Nacional José Antonio Aponte de la UNEAC.
Junta Directiva Rincón de los Milagros

REPOST: ¡Habrá Revolución!

Por Luis y Sergio Saíz Montes de Oca

…La revolución por su contenido martiano y socialista es enemiga de toda clase de yugo a los valores éticos del individuo y condena cualquier tipo de régimen político donde no se respete el derecho a pensar con libertad. Por eso no puede aceptar ningún tipo de imperialismo, palabra que desde los más remotos tiempos es sinónimo de opresión de hombres por hombres, y condena tanto al que se cubre bajo las formas de un capitalismo draconiano y explotador, como ocurre en los Estados Unidos de Norteamérica, como a los falsos “paraísos del trabajador”, como la Rusia Soviética, no comunista que es otra cosa muy distinta.

Por eso, su posición internacional tiene que ser netamente antimperialista, ya venga del Tío Sam o del “Padrecito de Moscú”. Además, no encaja en nuestra idiosincrasia de pueblo distinto, producto de otros fermentos, otras culturas y otras razas, los sistemas que sirven en los Estados Unidos o en Rusia. […] No queremos ser ni dominados ni dominadores, sólo amantes de la paz y del progreso, y de la efectiva cordialidad internacional propia de los pueblos civilizados no imperialistas.

Los cuáqueros decían: “Ni Rey sobre mí, ni siervos bajo mí”, y a eso aspiramos llegar con la revolución socialista de Cuba, a vivir sin amos y sin siervos, ya que el adjetivo mayor que pueda adjudicarse a un hombre es el de hombre libre.

Donde quiera que exista un ser oprimido, una dignidad de hombre ultrajada; donde quiera que prevalezca la ley de la fuerza sobre la razón; donde quiera que las bayonetas sojuzguen a los hombres; donde se hallen tiranos y dictadores; donde la libertad “ese derecho que tienen los hombres a hablar y pensar sin hipocresía” esté ausente o restringido, en fin donde quiera que la opresión y la injusticia se ceben en las carnes de los débiles, donde manos férreas y llenas de sangre vejen a los hombres… ahí… donde sea, no importa si en la recóndita Rusia o en la cercana América, sin importar clima ni país… ahí donde existan hombres de dignidad y decoro, hombres que prefieren morir a vivir sumidos en oprobios… donde quiera que sea así, ahí…

¡Habrá Revolución!

De: “Cuerpos que yacen dormidos. Obras de los Hermanos Saíz” Editora Abril, La Habana, 1997 (pp. 165-166; 184)

Coletilla de Observatorio Crítico: ¿Qué decir de la intuición, de la sensibilidad de estos muchachos, con respecto al destino de la “URSS” y el “campo socialista” hace 50 años? Los caminos críticos de la izquierda en el enfrentamiento al totalitarismo burocrático, a las oligarquías geopolíticas que usurpan los ideales revolucionarios y las luchas por los derechos de los trabajadores, tuvieron en ellos dos luminosos andadores. Fueron asesinados escasos meses después de la revolución húngara de 1956. Hoy, las juventudes contestatarias e indignadas tampoco creen en padrecitos conductores, ni en restricciones justificadas al decoro… Estos chicos, que escribieron un proyecto de constitución para su Municipio, para que desde él –desde bien abajo y junto a la gente- renaciera la República, probablemente nunca usaron la palabra “autogestión”, pero tenían claro que sin ella no hay ruta a la libertad. No el imposible retorno al punto de partida, sino la conciencia de la radicalidad del cambio necesario, será el instrumento para revalidar hoy las aspiraciones de Luis y Sergio.

René González, liberado a las 4:30 AM del viernes 7 de octubre

A la 4:30 de la madrugada de hoy fue liberado René González de la cárcel de Marianna, Florida, aunque deberá permanecer en Estados Unidos bajo el régimen de libertad supervisada por tres años.
A la salida del penal lo esperaban sus dos hijas, Irma e Ivette, su hermano, Roberto, y el padre, Cándido, además de su abogado, Philip Horowitz, informó la enviada especial de teleSUR, Aissa García. “El día de hoy René González se ha convertido en el primero de los cinco antiterroristas cubanos presos en cárceles de Estados Unidos en ser liberado, en poner los pies fuera de la cárcel”, reportó la periodista desde el lugar. El cubano fue liberado a las 04H30 locales (la misma hora en Cuba) de este viernes y se encuentra con su familia, según informó a teleSUR su abogado Phillip Horowitz. El jurista dijo a la enviada especial que René González se encuentra en buen estado de salud luego de ser examinado tras su salida.
González pese a salir de prisión, no podrá regresar a Cuba debido a una orden judicial que lo obliga a estar tres años más en libertad supervisada. El cubano está reunido con sus hijas Ivette e Irmita, su padre y su hermano Roberto. Sin embargo, no puede ver a su madre, Irma Sehweret, ni a su esposa, Olga Salanueva debido a que el Gobierno de Estados Unidos no les otorgó la visa para esperar en la salida.
En Cuba la correponsal de teleSUR informó que la tarde de este viernes “todas las religiones se reunirán y harán una proclama del Comité de Solidaridad por caso de 5 héroes”. “En la proclama que realizarán los credos esta tarde se exigirá además extradición de Posada Carriles” agregó. René González es uno de “los cinco héroes cubanos” condenados en Estados Unidos por vigilar organizaciones terroristas de origen cubano-americano con sede en Miami. Gerardo Hernández, Fernando González, Ramón Labañino, y Antonio Guerrero se encuentran aún presos en Estados Unidos, desde el 12 septiembre de 1998. Su detención ha desencadenado numerosas protestas en diversas partes del mundo donde desde intelectuales, familiares, políticos y otros sectores de la sociedad civil, han exigido su liberación.

Fuente: Telesur, por vía del boletín Por Cuba (Año 9 Número 80; Fecha 2011-10-07).

Rosa Luxemburg: Contra la pena de muerte

En septiembre de 1918 cayó el frente occidental alemán de la Primera Guerra Mundial y estalló una nueva oleada huelguística. El fin de la guerra se vislumbraba ya. El gobierno, deseoso de ampliar su base social para tratar de salvarse, decretó la amnistía para los presos políticos. Karl Liebknecht fue puesto en libertad el 23 de octubre y llevado en triunfo por las calles de Berlín hasta la embajada soviética, pero la amnistía aparentemente no incluía a Rosa Luxemburg, que se hallaba detenida por orden administrativa, sin sentencia. A fines de octubre se alzaron los marineros de la base naval de Kiel y comenzaron a surgir Consejos de obreros y soldados, organizados según el modelo ruso, en toda Alemania, que exigían que se reconociera su autoridad. El 9 de noviembre estalló una huelga general que obligó al gobierno a renunciar. El canciller, príncipe Max von Baden, entregó el poder al dirigiente socialdemócrata Friedrich Ebert. Presionados por el llamado de Liebknecht a la creación de una república socialista, los socialdemócratas abolieron la monarquía y proclamaron en Alemania una república democrática. Rosa Luxemburg, que se hallaba aún en prisión, fue liberada el 9 de noviembre cuando las masas de Breslau forzaron las puertas de la cárcel. Canosa y considerablemente avejentada por los años transcurridos en prisión, volvió a Berlín y colaboró en la dirección de la Liga Espartaco durante los dos últimos meses de su vida. Uno de sus primeros escritos al salir de la cárcel fue “Contra la pena capital”, aparecido en Rote Fahne (Bandera Roja), periódico de la Liga Espartaco. Allí denuncia de la inhumanidad de la “justicia” capitalista y expone los objetivos humanitarios de la revolución socialista y el trato para con los prisioneros. Esta versión proviene de “Alemania después del armisticio: informe basado en el testimonio personal de alemanes representativos, acerca de la situación imperante en 1919”, de Maurice Berger).

Por Rosa Luxemburg (noviembre de 1918)

No deseábamos la amnistía ni el perdón para los presos políticos del viejo orden. Exigíamos el derecho a la libertad, a la agitación y a la revolución para los cientos de hombres valientes y leales que gemían en las cárceles y fortalezas porque bajo la dictadura de los criminales imperialistas habían luchado por el pueblo, la paz y el socialismo.

Ahora están todos en libertad.

Nos encontramos nuevamente en las filas, listos para el combate.

No fue la camarilla de Scheidemann y sus aliados burgueses, con el príncipe Max von Baden a la cabeza, quienes nos liberaron. Fue la revolución proletaria la que hizo saltar las puertas de nuestras celdas.

Pero la otra clase de infelices habitantes de esas sombrías mansiones ha sido completamente olvidada. Nadie piensa ahora en las figuras pálidas y tristes que suspiran tras los barrotes de la prisión por haber violado las leyes comunes.

Sin embargo, también ellos son víctimas desgraciadas del orden social infame contra el cual se dirige la revolución; víctimas de la guerra imperialista que llevó la desgracia y la miseria hasta los extremos más intolerables de la tortura; víctimas de esa horrorosa masacre de hombres que liberó los instintos más viles.

La justicia de las clases burguesas fue nuevamente como una red que permitió escapar a los tiburones voraces, atrapando únicamente a las pequeñas sardinas. Los especuladores que ganaron millones durante la guerra han sido absueltos o han recibido penas ridículas. Los ladronzuelos, hombres y mujeres, han sido sancionados con severidad draconiana.

Agotados por el hambre y el frío, en celdas sin calefacción, estos seres abandonados por la sociedad esperan piedad y compasión.

Han esperado en vano, porque en su afán de obligar a las naciones a degollarse mutuamente y distribuir coronas, el último de los Hohenzollern olvidó a estos infelices. Desde la conquista de Lieja no ha habido una sola amnistía, ni siquiera en la festividad oficial de los esclavos alemanes, el cumpleaños del káiser.

La revolución proletaria debería arrojar un rayo de bondad para iluminar la triste vida de las prisiones, disminuir las sentencias draconianas, abolir los bárbaros castigos –las cadenas y azotes-, mejorar en lo posible la atención médica, la alimentación y las condiciones de trabajo. ¡Es una cuestión de honor!

El régimen disciplinario imperante, impregnado de un brutal espíritu de clase y de barbarie capitalista, debería modificarse radicalmente.

Pero una reforma total, acorde con el espíritu del socialismo, sólo puede basarse en un nuevo orden social y económico; tanto el crimen como el castigo hunden sus raíces profundamente en la organización social. Sin embargo, hay una medida radical que puede tomarse sin complicados procesos legales. La pena capital, la vergüenza mayor del ultrarreaccionario código alemán, debería ser eliminada de inmediato. ¿Por qué vacila este gobierno de obreros y soldados? Hace doscientos años el noble Beccaria denunció la ignominia de la pena capital. ¿No existe esta ignominia para vosotros, Ledebour, Barth, Däumig?

¿No tenéis tiempo, tenéis mil problemas, mil dificultades, mil tareas os aguardan? Cierto. Pero controlad, reloj en mano, el tiempo que se necesita para decir: “¡Queda abolida la pena de muerte!” ¿Diréis que para resolver este problema se requieren largas deliberaciones y votaciones? ¿Os perderíais así en la maraña de las complicaciones formales, los problemas de jurisdicción, la burocracia departamental?

¡Ah! Cuán alemana es esta revolución alemana! ¡Cuán habladora y pedante! ¡Cuán rígida, inflexible, carente de grandeza!

La olvidada pena de muerte es sólo un pequeño detalle aislado. Pero, ¡con qué precisión se revela el espíritu motriz, que guía a la revolución, en estos pequeños detalles!

Tomemos cualquier historia de la Gran Revolución Francesa, por ejemplo, la aburrida crónica de Mignet.

¿Es posible leerla sin que el corazón lata con fuerza y arda la frente? Quien la haya abierto en una página cualquiera, ¿puede cerrarla antes de haber oído, conteniendo el aliento, la última nota de esa grandiosa tragedia? Es como una sinfonía de Beethoven elevada a lo grandioso y a lo grotesco, una tempestad tronando en el órgano del tiempo, grande y soberbia en sus errores al igual que en sus hazañas, en la victoria tanto como en la derrota, en el primer grito de júbilo ingenuo y en el último suspiro.

¿Y cómo ocurren las cosas en este momento en Alemania?

En todo, sea grande o pequeño, uno siente estos son siempre los viejos y sobrios ciudadanos de la difunta socialdemocracia, para quienes el carnet de afiliado es todo, y el hombre y el espíritu, nada.

No debemos olvidar, empero, que no se hace la historia sin grandeza de espíritu, sin una elevada moral, sin gestos nobles.

Al abandonar Liebknecht y yo las hospitalarias salas donde vivimos en los últimos tiempos –él, entre sus pálidos compañeros de penitenciaría y yo con mis pobres, queridas ladronas y mujeres de la calle con quienes pasé tres años y medio de mi vida- pronunciamos este juramento, mientras nos seguían con sus ojos tristes: “¡No os olvidaremos!”

¡Exigimos al comité ejecutivo de los Consejos Obreros y de Soldados que tome medidas inmediatas para mejorar la situación de los prisioneros en las cárceles alemanas!

¡Exigimos que se elimine inmediatamente la pena de muerte del código penal alemán!

Durante los cuatro años de masacre de los pueblos, la sangre fluyó en torrentes. Hoy, cada gota de ese precioso fluido debería preservarse devotamente en urnas de cristal.

La actividad revolucionaria y el profundo humanitarismo: tal es el único y verdadero aliento vital del socialismo.

Un mundo debe ser virado al revés. Pero cada lágrima que corre allí donde podría haber sido evitada es una acusación; y es un criminal quien, con inconsciencia brutal, aplasta una pobre lombriz.

Publicado en Artículos Robados.