Por Luis y Sergio Saíz Montes de Oca
…La revolución por su contenido martiano y socialista es enemiga de toda clase de yugo a los valores éticos del individuo y condena cualquier tipo de régimen político donde no se respete el derecho a pensar con libertad. Por eso no puede aceptar ningún tipo de imperialismo, palabra que desde los más remotos tiempos es sinónimo de opresión de hombres por hombres, y condena tanto al que se cubre bajo las formas de un capitalismo draconiano y explotador, como ocurre en los Estados Unidos de Norteamérica, como a los falsos “paraísos del trabajador”, como la Rusia Soviética, no comunista que es otra cosa muy distinta.
Por eso, su posición internacional tiene que ser netamente antimperialista, ya venga del Tío Sam o del “Padrecito de Moscú”. Además, no encaja en nuestra idiosincrasia de pueblo distinto, producto de otros fermentos, otras culturas y otras razas, los sistemas que sirven en los Estados Unidos o en Rusia. […] No queremos ser ni dominados ni dominadores, sólo amantes de la paz y del progreso, y de la efectiva cordialidad internacional propia de los pueblos civilizados no imperialistas.
Los cuáqueros decían: “Ni Rey sobre mí, ni siervos bajo mí”, y a eso aspiramos llegar con la revolución socialista de Cuba, a vivir sin amos y sin siervos, ya que el adjetivo mayor que pueda adjudicarse a un hombre es el de hombre libre.
Donde quiera que exista un ser oprimido, una dignidad de hombre ultrajada; donde quiera que prevalezca la ley de la fuerza sobre la razón; donde quiera que las bayonetas sojuzguen a los hombres; donde se hallen tiranos y dictadores; donde la libertad “ese derecho que tienen los hombres a hablar y pensar sin hipocresía” esté ausente o restringido, en fin donde quiera que la opresión y la injusticia se ceben en las carnes de los débiles, donde manos férreas y llenas de sangre vejen a los hombres… ahí… donde sea, no importa si en la recóndita Rusia o en la cercana América, sin importar clima ni país… ahí donde existan hombres de dignidad y decoro, hombres que prefieren morir a vivir sumidos en oprobios… donde quiera que sea así, ahí…
¡Habrá Revolución!
De: “Cuerpos que yacen dormidos. Obras de los Hermanos Saíz” Editora Abril, La Habana, 1997 (pp. 165-166; 184)
Coletilla de Observatorio Crítico: ¿Qué decir de la intuición, de la sensibilidad de estos muchachos, con respecto al destino de la “URSS” y el “campo socialista” hace 50 años? Los caminos críticos de la izquierda en el enfrentamiento al totalitarismo burocrático, a las oligarquías geopolíticas que usurpan los ideales revolucionarios y las luchas por los derechos de los trabajadores, tuvieron en ellos dos luminosos andadores. Fueron asesinados escasos meses después de la revolución húngara de 1956. Hoy, las juventudes contestatarias e indignadas tampoco creen en padrecitos conductores, ni en restricciones justificadas al decoro… Estos chicos, que escribieron un proyecto de constitución para su Municipio, para que desde él –desde bien abajo y junto a la gente- renaciera la República, probablemente nunca usaron la palabra “autogestión”, pero tenían claro que sin ella no hay ruta a la libertad. No el imposible retorno al punto de partida, sino la conciencia de la radicalidad del cambio necesario, será el instrumento para revalidar hoy las aspiraciones de Luis y Sergio.