Daniel Chavarría: Nunca se persiguió a los homosexuales en Cuba

Por Yasmín S. Portales Machado

HAVANA TIMES — Este martes, en el Café Wichy, el escritor Daniel Chavarría dijo que “en Cuba nunca se ha perseguido a los homosexuales”. La afirmación contradice abundantes testimonios, declaraciones del mismo Fidel Castro, líder histórico de la Revolución Cubana, y de su sobrina, Mariela Castro Espín.

Café Wichy, coordinado por la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades (RIAM), es parte de las acciones organizadas en el Pabellón Cuba para esta 22 Feria Internacional del Libro de Cuba. El céntrico espacio del Vedado busca atraer al público más joven de La Habana. Su nombre homenajea a Luis Rogelio Nogueras, “Wichy”, poeta y narrador cubano. Se evoca el ambiente de los cafés literarios tradicionales: mesitas, una barra y tiempo ilimitado de charla. ¿El toque contemporáneo?: la pantalla lateral con video clips musicales libres de violencia, y la oferta de copiar más 4 Gb de este tipo de materiales a todas las personas interesadas. Como manda la tradición, Café Wichy tiene tertulia. Cada día, alguien de la ciudad letrada sube al escenario y comparte con el público.

El martes 12 de febrero, el invitado fue Daniel Chavarría, cubano-uruguayo, autor de populares novelas policíacas. Chavarría recibió el Premio Nacional de Literatura de Cuba hace dos años. La 22 Feria Internacional del Libro de Cuba está dedicada a él, y al ensayista Pedro Pablo Rodríguez.

El inicio fue tradicional: Julio César Pagés, conductor del espacio, hizo una breve presentación. Chavarría comenzó evocando las tradiciones del Río de la Plata sobre el mate y siguió hilvanando anécdotas y comentarios sobre su modo de vida y recursos de escritura. En la segunda parte del encuentro, el escritor respondió a un par de preguntas del público. La primera fue sobre los recursos para lograr la veracidad de sus personajes. Él admitió que poco tienen que ver abakuas, prostitutas o ingenieros, que pueblan sus relatos, con su vida de profesor universitario de lenguas clásicas. Para ello investiga, traba amistad con delincuentes o doctores, según sea el caso.

La segunda pregunta fue sobre la sexualidad. La intervención sugería que, desde la década del setenta hasta el siglo XXI, la sexualidad entre sus personajes, hetero u homosexuales, se normaliza, se hace más plena.

Su respuesta dejó a todo el auditorio en shock: “en Cuba nunca se ha perseguido a los homosexuales”. Las causas del asombro fueron varias: Primero, esa no era la pregunta. Segundo, tal afirmación contradice la abundante evidencia de que las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) funcionaron como campos de reclusión para religiosos, homosexuales, rockeros y otros jóvenes “antisociales” en los años sesenta. Chavarría presentó la homofobia gubernamental como necesidad política: “al principio de la Revolución habría tenido un costo político enorme conceder protagonismo a las personas homosexuales.” Explicó que la participación masiva del campesinado cubano, de fuertes tradiciones homofóbicas, impedía el reconocimiento a los homosexuales. De modo que esa parte de la sociedad fue “apartada”, “pero nunca perseguida”, repitió al asombrado público donde, avergüenza escribirlo, nadie le refutó.

En 2010, Fidel Castro afirmó para La Jornada, “Soy el responsable de la persecución a homosexuales que hubo en Cuba”. Y es que, como máximo dirigente del país, considera fue su responsabilidad el criterio discriminatorio con que funcionaron. “Nosotros no lo supimos valorar… teníamos tantos y tan terribles problemas, problemas de vida o muerte, ¿sabes?, que no le prestamos suficiente atención.” Este febrero, Salim Lamrani ha publicado una entrevista con Mariela Castro Espín. La directora del CENESEX argumenta que su tío “no sabía” de las condiciones de violencia a las que eran sometidos los reclusos en las UMAP. Esta tesis coincide con testimonios que Ernesto Cardenal publica en su libro En Cuba (1971).

Las UMAP funcionaron entre 1965 y 1968, recibieron a unos 25 000 jóvenes. El gobierno cubano ha variado los argumentos para justificarlas, pero nunca ha negado que la “persecución” ocurriera. Estos campos cerraron por las protestas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, organismos internacionales, intelectuales extranjeros de renombre y, se dice, por una incursión sorpresa del mismo Fidel Castro a uno de ellos.

Chavarría prefiere el negacionismo. Entonces ¿la “persecución” es una “mentira del enemigo” y Fidel, su cómplice?

Publicado en Havana Times

Conversaciones con Mariela Castro Espín (I)

Salim Lamrani

UMAP: forja de ciudadanos útiles a la sociedad

UMAP: forja de ciudadanos útiles a la sociedad

Mariela Castro Espín ha logrado emanciparse de su herencia familiar. Sobrina de Fidel Castro, líder histórico de la Revolución Cubana, e hija de Raúl Castro, actual Presidente de Cuba, Mariela se ha ganado un reconocimiento internacional no gracias a su apellido sino gracias a su acción a favor del derecho a la diversidad sexual.

Directora del Centro de Educación Sexual (CENESEX), licenciada en Psicología y Pedagogía, titular de un máster en sexualidad, Mariela Castro ha hecho suya la causa de los homosexuales, bisexuales, lesbianas y transexuales y ha permitido que esta comunidad salga de la marginalidad en la cual la había acantonado la sociedad.

La acción del CENESEX ha sido coronada de éxito. Desde 2007, se celebra en Cuba todos los 17 de mayo el día contra la homofobia. El Estado se encarga gratuitamente de las operaciones de cambio de sexo. La homofobia ha disminuido de modo sensible aunque persista todavía en algunos sectores. Finalmente, importantes instituciones como el Partido Comunista de Cuba o el Ministerio de Cultura son ahora aliados de primer orden en la lucha por los derechos de todos.

Mariela Castro se parece a su madre, Vilma Espín. Ha heredado a la vez su belleza natural y su carácter. En efecto, como ilustran estas conversaciones, desprecia soberanamente el lenguaje estereotipado y no vacila de ningún modo en señalar las injusticias que se cometieron en Cuba en el pasado, ni en denunciar los obstáculos institucionales todavía presentes en la sociedad. Su franqueza no suscita la unanimidad en el poder cubano, particularmente en el sector más conservador. Pero, como se complace en recordar, cada vez que el Presidente Raúl Castro recibe una queja con respecto a ella, su respuesta sigue siendo invariable: “Si tienes algo que decir sobre mi hija, ve a verla directamente”. De momento, los críticos no han dado el paso.

En este diálogo no se ha eludido ningún tema, sea la situación de los homosexuales tras el triunfo de la Revolución, las tristemente célebres Unidades Militares de Ayuda a la Producción, el famoso “Quinquenio Gris”, la Fundación del CENESEX, la lucha contra la homofobia, la prostitución, el fenómeno transexual o el matrimonio para todos. Mariela Castro no eludió ninguna pregunta y no impuso ninguna condición previa al diálogo.

Salim Lamrani: Mariela Castro, ¿cuál era la situación de las minorías sexuales en 1959, tras el triunfo de la Revolución, en Cuba?

Mariela Castro Espín: Al inicio de los años 1960, la sociedad cubana era el reflejo de su herencia cultural, principalmente española. Cuba tenía una cultura “homoerótica”, patriarcal y entonces, por definición, homófoba, como todas las sociedades patriarcales. En aquella época, el mundo entero era patriarcal y homófobo, sin distinción alguna, tanto los países desarrollados como las naciones del Tercer Mundo. Continue reading

La Uneac, 50 años después

Por Amador Hernández Hernández

uneac iv congresoIndudablemente el 22 de agosto de 1961 constituye una fecha histórica para la intelectualidad de la Isla, pues por iniciativa del gobierno revolucionario se creó una organización, preparada para afiliar en un solo haz todo el pensamiento artístico— literario en aras de crear una sociedad desprejuiciada de clases sociales e intereses mezquinos.

Como presidente se alzó la voz lírica del Poeta Nacional, de sólida formación comunista­; ideología que había abrazado desde los duros años treinta, década donde se radicalizaron las posiciones ideológicas de muchos de los escritores y artistas que ya gozaban de renombre internacional. Recordemos por ejemplo a Pablo Neruda, César Vallejo, Andrés Bretón, entre otros; muchos acosados por la denigrante política del capitalismo que arribaba a su fase de imperio sometiendo a la humanidad a un proceso de alienación. Leer a Kafka nos hará comprender el significado lacerante de la hostilidad imperialista contra lo mejor de la creación espiritual.

El triunfo de la Revolución Socialista de Octubre había abierto muchas interrogantes, las futuras crisis socioeconómicas despejaron otras tantas dudas; la segunda guerra mundial colocó a gran parte de los actores de la creación en el lateral izquierdo y se abrieron nuevos derroteros, bajo la aureola de las banderas del realismo socialista.

La Uneac nacía no solo con el propósito de dignificar la actividad artístico— cultural sino para alinear a los artistas y escritores en posiciones ideológicas comunes, de ese modo se podían controlar con más efectividad, y lo más importante, aplicar políticas de purga cada vez que fuera necesario.

La burocracia estaría bien atenta a cada idea que se promocionara, desde una obra de artes plásticas, de una pieza musical, un programa televisivo y radial; desde cada puesta en escena o libro recién salido de las imprentas. La censura burocrática se encontraría atenta en aeropuertos y terminales marítimas para evaluar todo lo que en materia de arte arribara al país.

Cierto es que en la Uneac se fueron creando los espacios que permitieron poco a poco la (re) educación de los cubanos en el arte de pensamiento, alejando lo banal, lo insípido, lo intrascendente. Importantes figuras del pensamiento intelectual asumieron responsablemente el cultivo de una espiritualidad que libró al hombre nuevo de todo lo obsoleto, lo puramente comercial o mantuviera en la enajenación absoluta al ser humano — protagonista del proceso de cambios revolucionarios. La Uneac ha jugado desde entonces un significativo papel en la liberación real del cubano y en el deseo honesto de divulgar lo mejor de las tradiciones culturales del país y contribuir en la descolonización definitiva de la Isla.

Y he aquí otro de los méritos de la organización —presidida hoy por el etnólogo y poeta Miguel Barnet—, la consolidación de la nacionalidad por la que Céspedes libertó a sus esclavos y se lanzó a la manigua redentora. De la lírica herediana a las voces que cantan en el siglo XXI, la Isla ha escalado relevantes lugares en la cultura humanística universal. Cultura que halló en la literatura martiana su máxima expresión pues constituye esta la síntesis ético-creadora de una nación dispuesta a no rendir jamás sus armas de permanencia.

Pero no basta con este análisis cualitativo de lo que ha aportado la Unión de Escritores y Artista de Cuba a la independencia artística total. Muchos cabos aún están sueltos desde su creación misma. Continue reading

Gay

Por Eduardo del Llano

Cuando estudiaba en la Vocacional Lenin, en la segunda mitad de los setenta, las expulsiones de homosexuales constituían todo un espectáculo. Algunos adolescentes buscaban la forma de no salir de pase el fin de semana, de quedarse encerrados por cualquier leve indisciplina, para tener toda la escuela para ellos y poder materializar a escondidas sus fantasías. Con todo, a menudo eran descubiertos, y ahí venían la expulsión casi inmediata, el abucheo, el acto de repudio (con otro nombre e idéntica sustancia) en que la violencia estaba no sólo justificada, sino bien vista. Los padres -apelando al ideal comunista o a la hombría de barrio, según su comunión- preferían un hijo muerto antes que uno invertido, y cazaban cualquier gesto o entonación amanerada que se te escapara. Maricón y mariconada trascendían el significado de género para denominar a un tipo miserable y sin principios, y acciones de este corte; maricón era el insulto supremo.

Por otra parte, aunque la represión fue dura por acá, con la UMAP y el Congreso de Educación y Cultura del setenta y uno, hay que decir que no sólo en Cuba la homosexualidad era considerada una enfermedad vergonzosa, una especie de gonorrea del espíritu. En el cine norteamericano, los homosexuales siempre eran motivo de burla y terminaban mal. Se les mostraba llevando una vida abyecta y soterrada que los arrastraba y de la que no tenían fuerzas para salir; dicho de otro modo, era culpa suya, de su debilidad, de su falta de firmeza. Personajes del showbiz como Rock Hudson y el británico Brian Epstein tuvieron que esconder sus apetencias para rehuir el escándalo. Milk, de Gus Van Sant, refleja una realidad de bares clandestinos, redadas e intolerancia, y muestra que no fue hasta finales de los setenta que el movimiento gay norteamericano obtuvo sus primeras victorias.

No creo, como sostienen algunos, que la sociedad cubana haya dado un bandazo al polo opuesto y ahora haya demasiado exhibicionismo gay, demasiado mal ejemplo para los niños y jóvenes. No estamos resignándonos a convivir con bichos raros; simplemente nos vamos acostumbrando a coexistir con la diferencia en el terreno sexual, como algún día lo haremos en el político. Continue reading

Entre la inexperiencia y la sospecha: las organizaciones LGBT en Cuba

Por Yasmín S. Portales Machado

Especial para SEMlac, 21 de septiembre de 2012 – Una periodista pregunta qué cree la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero) de cierto tópico, un amigo se pregunta cómo lograr que la comunidad se movilice en cierta dirección, una mujer se empeña en demostrarle a todo el mundo que sí existe una comunidad LGBT en Cuba. Todo esto me genera escepticismo: ¿puede opinar o moverse algo cuya existencia misma es cuestionable? Existen las personas LGBT en Cuba -evidencia sobra-, pero ¿constituimos una comunidad?

Vamos a ponernos de acuerdo: una comunidad es un grupo de seres humanos que comparten elementos en común y crean una identidad mediante la diferenciación; identidad que es compartida y elaborada entre sus integrantes y socializada a través de la interacción con otras comunidades. Puede ocurrir que una comunidad surja porque las personas comparten un objetivo, pero a menudo basta la identidad común para conformar una comunidad -esto es muy frecuente entre las personas discriminadas.

De acuerdo, si se trata de que compartimos signos, prácticas y hasta objetivos generales -que no nos discriminen-, hay una comunidad LGBT. Y lo sabemos porque ya no es noticia en Cuba que personas LGBT y heteroaliadas actúen para enfrentar la discriminación. Incluso hay espacios comunitarios -no siempre físicos-: los construyen quienes crean, desarrollan y defienden las zonas de encuentro, las campañas de lucha contra el VIH/sida, las redes de apoyo antidiscriminación; quienes, en suma, buscan desplazar al heterosexismo, las discriminaciones diversas y las presiones heteronormativas del espacio público.

Pero una comunidad debe tener conciencia de sí y capacidad de diálogo interno para que opine o se movilice de modo auténtico. Es casi redundante mencionar que decisiones o movilizaciones tales solo se obtienen tras articular mecanismos de diálogo entre las personas de la comunidad, de lo cual nace la coordinación de acciones. Continue reading

Dos respuestas de Pablo Milanés a Silvio Rodríguez

Respuesta 1

martes, septiembre 6, 2011, 9:29 pm

Juan Pin, esto es lo que pienso de todo lo que he venido leyendo. Si te parece lo publicas.

Un abrazo. Pablo

Juan Pin, hermano, esta es una más de las diatribas incontroladas de Silvio frente a mí, llena de mentiras y tergiversaciones, como cuando me venía pidiendo perdón por todas ellas, desde hace más de veinte años, y yo no lo perdono. Es posible que una vez más llore, se arrepienta y pida el perdón que jamás le voy a conceder; más aún cuando ha tenido el impudor de hacer público su viejo rencor (no sé de qué categoría, que lo analicen los psicólogos) y que ha llegado a comprometer mi dignidad y mi militancia revolucionaria. No deseo involucrarme en un debate reducido sólo a los usuarios de estas nuevas tecnologías, que al final son la mínima expresión de la información en Cuba.

Un abrazo, tu hermano,

Pablo

Respuesta 2

Juan Pin, si te he escrito estos dos correos es porque sé que tienes el conocimiento y la disposición suficiente para entender lo que quiero manifestar, así como dar a conocer, si es que lo deseas, estos dos documentos que resumen lo que siento y pienso, sin entrar en más polémicas.

Juan Pin, si ayer perdoné a los verdugos que indiscriminadamente me lanzaron con 23 años a los campos de concentración y a 48000 compañeros más de desgracia, perdoné, te repito, porque no quiero que esta revolución sea como las otras que han devorado a sus hijos. Así mismo, no perdonaré la doble traición que acaba de efectuar públicamente Silvio Rodríguez a quien una vez fue su hermano.

Hace años que lucho porque nuestra revolución brote con nuevos frutos y nuevos conceptos que no nos anquilosen en el mismo fracaso que otras revoluciones anteriores. Por eso, no me he callado, he hablado con valentía, ante la cobardía de los demás, solamente para tener el país que he soñado, que me hicieron soñar y que se está perdiendo gracias a la falsedad y al extremismo de los que se llaman verdaderos revolucionarios. Estoy absolutamente seguro de que el tiempo me dará la razón y en mi país, en mi casa, en mi barrio, esperaré como mismo he sido, a que este sueño se cumpla.

Tu hermano,

Pablo

Publicado en el blog de Silvio Rodríguez http://segundacita.blogspot.com/2011/09/respuestas-1-y-2-de-pablo-milanes.html

El grito

Por Alfredo Prieto

La Revolución cubana ha sido, históricamente, bastante conservadora en materia de alteridad y sexualidad. El expediente es conocido: empieza por aquello de sólo los cristales se rajan, los hombres permanecen de pie, pasa por los campos de la UMAP y por el Congreso Nacional de Educación y Cultura –ese que definió al homosexualismo como una patología social– y más tarde por ciertos decretos de la época de la institucionalización, en los que la alusión a la moral y las buenas costumbres constituye el inconfundible coletazo del viejo sistema de valores, muy pocas veces interrogado y por consiguiente puesto bajo el manto de lo sobrentendido. La sexualidad fue tabú o quedó confinada a la esfera de lo innombrable y lo estrictamente privado, sujeta a anatemas públicos debido al accionar de una moral heredada de España y persistentemente adherida a la conciencia de liderazgos que en muchos casos se formaron en las escuelas católicas, para bien y para mal. Y aunque de entonces a acá se han experimentado innegables avances en estos predios como resultado de la emergencia de nuevas generaciones, la crisis de los 90 y la interacción con el mundo, eventualmente salen a la superficie –tanto en el centro como en la periferia– ciertos coletazos que denotan el grado de penetración de esos (des)valores en mentalidades y actitudes.
Bayamo, en el oriente de Cuba, parece ser uno de esos bastiones conservadores, por lo menos visto a partir de ciertas decisiones tomadas de un tiempo a esta parte por sus autoridades. A fines de 2009 sancionaron o quisieron sancionar, por pornógrafos, inmorales, obscenos e indecentes, a un guionista y un realizador por transmitir en la televisión local el corto de ficción El grito, de la joven directora Milena Almira, producido por el Instituto Superior de Arte (ISA) y exhibido por el ICAIC durante la Séptima Muestra de Nuevos Realizadores (2008). Acaso el material podrá tener escenas consideradas fuertes –más en lo verbal que en lo estrictamente visual–, pero que en el fondo no son muy distintas a las mostradas por la propia televisión cubana en algunas películas del sábado. El mensaje parece consistir entonces en una especie de nuevo apartheid (los de afuera pueden abordar más o menos crudamente la sexualidad humana; los de dentro no), pero a mi juicio lo más importante no es eso, sino que la decisión tomada por esa burocracia denota una incapacidad total para trascender la apariencia y asumir la función transformadora y subversiva del arte, toda vez que con El grito se está en presencia de una sofisticada y chispeante crítica al machismo utilizando códigos deliberadamente choqueantes. (Se ha magnificado aquí la cáscara y arrojado la pulpa al latón de la basura). El corto fue considerado un material ofensivo y obsceno, que denigra la imagen de la TV granmense y atenta contra los principios morales de nuestra sociedad. Pero en todo caso, esto nos coloca ante la circunstancia de un país con dos políticas culturales: una para las élites intelectuales, la Cinemateca (y sus alrededores), y otra para nuestro pueblo trabajador. La historia no terminó con la exhibición de ciertas películas cubanas por TV al cabo de la llamada guerra de los e-mails.
Recientemente, en uno de esos escasos momentos en que mete las manos en la masa, la prensa cubana dio a conocer el caso de un ingeniero bayamés sancionado a la separación de su puesto de trabajo durante cuatro años por tener en una laptup un audiovisual de educación sexual. Según refiere el periódico Trabajadores, el ciudadano llevó su problema a las instancias laborales y legales, con el aval de una sexóloga y un abogado que se esmeraron en demostrar que no se trataba de pornografía (algo de lo que por otra parte no está exento el propio Bayamo, donde han juzgado y sancionado a varios ciudadanos por participar en redes de producción pornográfica) sino de un material referido incluso en una sección del diario Juventud Rebelde en la que se abordan temas de sexualidad. Cuentan que una comisión disciplinaria lo eximió de pornógrafo, pero dictaminó que el contenido del video era contrario al interés social y a las buenas costumbres, principios y valores éticos que caracterizan a la sociedad cubana. Finalmente, el tribunal municipal ratificó la sanción al ingeniero, que tiene dos hijas menores y una esposa con licencia de maternidad.
La mezcla de mojigatería y estulticia ha obrado en la localidad de los coches como el Espíritu Santo: soplando donde quiere. Hay que distinguir e hilar fino porque incluso de noche no todos los gatos son pardos (el segundo caso es, claramente, la gota que ha desbordado la copa). Mi conclusión es esta: el poder no tiene derecho a someter al ostracismo a las personas por sus propias incapacidades y por la acción de prejuicios hacia la sexualidad disfrazados de palabras políticamente correctas. Del crítico Gustavo Arcos es esta verdad: Si en pleno siglo xxi algunas malas palabras o escenas provocan tales desmedidas reacciones, es sólo una muestra de cuántos gritos quedan todavía por dar.

Alfredo Prieto, Ensayista y editor cubano.