Para agotar(me) temporalmente en este tema de la organización obrera

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Se podría decir que, para alguien tan moroso con los pagos de la cuota sindical, yo le doy demasiadas vueltas al asunto. A veces uno quisiera ser un feliz despreocupado, olvidarse de los peces de colores, puede que incluso haya quienes quieran que uno haga justamente eso. Pero no nos vamos a complacer por el momento.

Antes de saltar a otras zanahorias, este conejo quiere liberar el par de bocadillos que se le quedaron en la última entrega. Allí nos sumábamos a los muchos compañeros que han criticado la desdichada situación de la organización obrera cubana, incapaz de desempeñar ni regularmente el presunto papel de defensora de los intereses de los trabajadores; ni de los que laboran para el Estado, ni los que se emplean para los nuevos empresarios privados, ni de los que están por entrar en las horcas caudinas de las flamantes maquiladoras de las zonas francas.

Quedarían por señalar algunas tareas que, a nuestro juicio, deberían alcanzar una primerísima prioridad en la agenda de una organización de trabajadores socialistas. Quiero referirme aunque ya lo habré dicho de pasada en ocasiones anteriores a las empresas que el Estado decide abandonar por la incapacidad de volverlas productivas, y a la organización de cooperativas. Continue reading

El futuro en tiempos de lineamientos

Por Rogelio Manuel Díaz Moreno

En los últimos meses, han ocurrido tantos acontecimientos en nuestro país, que podríamos estarle dando vueltas mucho tiempo. Tanto, que para cuando termináramos, ya estaríamos otra vez desactualizados. Interesante reto, orientarse e insistir en el derecho de participación en la nuevas épocas, marcadas por los famosos lineamientos del Partido.

No hace más de un año, para poner un par de ejemplos, era sencillo señalar las opresivas restricciones sobre el derecho de viajar y el daño que infligían a nuestro país, o reclamar espacios para una forma de producción socialista tan ventajosa como lo constituyen las cooperativas en todo tipo de actividades económicas. No se presentaban obstáculos de mucha cuantía en los torpes justificativos de muchos exégetas gubernamentales -los cuales, como era de esperar, experimentaron la mutación correspondiente en cuanto llegaron los decretos con los últimos cambios. El caso es que ya dichas realidades y otras más- cobran cuerpo, para provocar estas curiosas mezclas de sentimientos, de incertidumbres y expectativas.

El alivio de una liberación no excluye las razones para algunos enojos. Por años oímos que las razones para las restricciones de viajes eran el bloqueo norteamericano, el robo de cerebros, la ley de ajuste cubano Que pretender cambiar la política de aquí, sin vencer antes las malvadas maniobras de allá, era hacerles el juego, debilitar la sacrosanta unidad de la patria, etc., etc. Ahora resulta que no se cayó el cielo sobre nuestras cabezas sino que, por el contrario, el cambio desde aquí es el que está replanteando todas las reglas y obligando, a los de allá, a ponerse en una posición defensiva muy novedosa. O sea, otra manifestación patente de cómo hemos sido manipulados, se nos ha mentido, sujetado hasta el último momento en cajoncitos estrechos que, finalmente, no han resistido la presión de la naturaleza y la voluntad humanas de crecer. Otra de esas contradicciones espectaculares es el asunto del famoso cable óptico para Internet, campo en el que primero nos dicen que no tenemos esta conexión por culpa del imperialismo, luego que viene un cable, luego no se menciona más el cable y se vuelve a culpar al imperialismo, años más tarde aparece de nuevo el cable, y uno simplemente confirma lo que sabe, que no puedes creer a quien pretende con tanta desfachatez mantener el monopolio de la información. Continue reading

Una victoria para Perucho y Camila, y seguimos pa´lante “sacando más país”

Por Dmitri Prieto Samsónov

Eso de las nuevas cooperativas cubanas puede tener mil frenos y defectos. Quizás algún día escriba más sobre el tema, la legislación aprobada es amplia y merece un estudio detallado. Y la aplicación práctica, ha estado marcada por la lentitud acostumbrada en ese tipo de cambios acá en la Isla.

Pero pienso que debemos tomar nota de que la aprobación de las cooperativas es producto del fortalecimiento de las exigencias desde fuera de las esferas burocráticas y gubernamentales.

Quisiera en particular dar fe del trabajo de dos personas: Pedro Campos Santos (Perucho), desde el activismo ciudadano, y Camila Piñeiro Harnecker, desde la academia.

Personas que en ningún momento han estado solas: a Perucho y su visión radical promotora de la autogestión social lo ha apoyado el colectivo SPD [Socialismo Participativo y Democrático], formado a partir de los debates sobre el futuro de Cuba que comenzaron en 2006 y asociado a la Red Observatorio Crítico; Camila es la investigadora más conocida de toda una comunidad especializada de economistas, sociólogos y antropólogos que profundizan los estudios cooperativos en Cuba. Continue reading

Caen las penúltimas máscaras

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Me ha caído en las manos una pieza, una joya en el plano de la revelación de la naturaleza del autor y de sus semejantes. La suscribe Hugo Chinea, una figura no demasiado brillante de la narrativa cubana y de actividad más bien concentrada en los campos administrativos y políticos de la cultura. Algunos recordarán la polémica que sostuvo recientemente con Leonardo Padura, el flamante Premio Nacional de Literatura, a raíz de que Padura denunciara las políticas persecutorias de la estructura burocrática imperante durante varias décadas.

El texto de Chinea, de título “Contextos y Descontextos”, fue recogido en el blog La Polilla Cubana, administrado por Rosa Carmen Báez, y considerado lo suficientemente meritoro para su divulgación a través de un boletín del Ministerio de Cultura que llega periódicamente a mi buzón. En sí, es una burda pieza de manipulación de la evolución histórica del proceso cubano a partir del triunfo de la Revolución, dirigida a justificar la transición al capitalismo que, desde los espacios del Observatorio Crítico, hemos estado denunciando en los últimos años. Me ha parecido importante regresar sobre este tema, que ya hemos recorrido varias veces, porque en el escrito de marras se evidencian de manera especialmente inequívoca, con una claridad sin precedentes, las intenciones del sector del aparato gobernante que apuesta a la extinción gradual del socialismo.

Al leer dicho material, se notará con un esfuerzo analítico ligero la superficialidad de la argumentación del sujeto, que le permite llegar a conclusiones absolutamente carentes de base y no hablemos ya de ética o principios. Después de una cuartilla dedicada a denunciar las agresiones imperialistas a nuestro país, a raíz del triunfo revolucionario, Chinea establece tres líneas que, para él, parecen haber contenido el contenido socialista del proceso cubano: el racionamiento a través de la libreta de abastecimientos; la nacionalización absoluta de todas las unidades productivas y de servicios con la llamada Ofensiva Revolucionaria de 1968, y el establecimiento de un partido político único en la sociedad como fuerza regente. También esboza rápidamente las características, para él principales, que signaron el proceso: aquella mezcla de paranoia monacal con utopismos desenfrenados, enardecida sobre todo en los años ´70 del pasado siglo.

A todo esto, siguiendo la lógica del escrito, no habríamos llegado siguiendo un programa y unos principios propios, sino forzados por unos contextos sui géneris, que son los que explican la evolución descrita. Concluye Chinea que, en realidad, no éramos tan socialistas o comunistas, pese al nombre del Partido, sino ante todo, lo importante era que estábamos monolíticamente unidos alrededor de ese partido y de su máximo líder, el compañero Fidel. Como, finalmente, la experiencia histórica demostró que el socialismo no da buenos resultados, pues ahora deberemos olvidarnos de toda esa bobería, ponernos para las cosas, y tomar del capitalismo todo lo que pueda servirnos para progresar. Esto, según Chinea, estaría justificado incluso con argumentos procedentes de las ideas del Ché Guevara. El autor hace algunas fugaces referencias a descortezar las partes más malas de esas herramientas capitalistas para que se conserve el nivel de justicia social que habríamos alcanzado en nuestro país.

Para tratar con propiedad este tema, se pueden escribir varios tomos de muchas páginas, pero la indignación y el sentimiento de urgencia no tienen tanto tiempo, ni muchos lectores se permiten tanta paciencia. Tengamos estas líneas rudimentarias por ahora.

La propuesta que adelanta Chinea y que es recogida amistosamente por los demás sujetos que mencioné más arriba implica la consumación de la traición a los ideales socialistas que se gesta desde hace tiempo ya, por parte de una burocracia que desea solidificar aún más sus privilegios y control sobre lo que haya de valioso en la economía cubana. Es un eco fiel de aquellos pasos, dados en la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que cambiaron, en un momento dado de su proceso de derretimiento, el adjetivo Socialistas por el de Soberanas.

Antes de seguir desarmando la infamia a la que se nos quiere conducir, debemos establecer un par de líneas, triviales para algunos pero importantes para todos. Los que defienden, y trabajan, y estudian las ideas del socialismo con sinceridad y reales convicciones, han estado conscientes de que al modelo cubano le faltaba mucho para llegar a convertirse en una sociedad digna de ese nombre. Los medios de producción, confiscados a la burguesía internacional y nacional, y desde la mayor hasta la microscópica, no estuvieron nunca en poder de sus trabajadores, sino del todopoderoso estado. El carácter del trabajador, asalariado de un poder ajeno a sus capacidades, no se modificó demasiado, si bien es de reconocer que recibió avances sociales sustanciales que justificaron, a los ojos de muchos, el estado de cosas impuesto. Así y todo, aquello se le podía llamar todavía un proyecto de nación que tenía establecidos determinados mecanismos autoritarios, absolutistas de ascensión social y política. Con la retórica actual de Chinea, del ideal que se identificaba con el socialismo con mayor o menor acierto no queda ni eso, sino que se ve reducido a la obediencia a un caudillo y a su hipertrofiado aparato de poder, más la Libreta de Abastecimientos. Incluso, los que son más fidelistas que socialistas podrían sentirse ofendidos, pues su ídolo queda muy mal parado en la exposición de Chinea: convertido en un mero oportunista sin principios que navega como puede hábilmente, eso sí, entre aguas turbulentas.

La retórica vacía que invoca facilismos de justicia y equidad no salva a quien ha negado ya tres veces el único espacio donde esos, y otros principios, pueden concretarse. ¿O será que Chinea y sus compinches terminaron por descubrir la elusiva Tercera Vía? Hay que advertir que la socialdemocracia es antagónica con el monopartidismo, pero allá ellos con sus contradicciones. Lo que no podemos permitirles, es que nos cercenen nuestros sueños.

No debemos confundir un desvío hacia un callejón ciego con el fin del mundo. El socialismo, para empezar, es la consecuencia lógica de cualquier revolución popular que se propone sacudirse el oprobioso régimen de explotación del hombre por el hombre. La agudización de la lucha de clases, y las agresiones de los imperialismos externos pueden acelerar el proceso o deformarlos, en el peor de los casos, pero nunca ser la causa última o contexto que determina esta evolución. El socialismo legítimo, ese que soñamos aunque no lo hayamos llegado a concretar, permite que los trabajadores, al ser los dueños efectivos de los medios de producción, implanten y defiendan el reino de las libertades y la democracia públicas, como nunca lo hará una sociedad capitalista. No negaré que el capitalismo haya traído avances colosales para la Humanidad en las facetas científico-técnicas, y también en cuanto a teorías sociales y de desarrollo humano y demás; pero sí que afirmo que, bajo su hegemonía, estos avances tienen un tope, sumamente insatisfactorio excepto en algunas sociedades privilegiadas del primer mundo y a un enorme costo para el resto del planeta. Solo el socialismo auténtico está llamado a aportar los próximos avances en todos esos campos, de manera más equitativa para todas las personas y países y bajo relaciones mucho más respetuosas con el medio ambiente.

Un grupo de compinches encumbrados, de los cuales Chinea es apenas un portavoz, fueron incapaces de comprender y participar de un proyecto así. Ante el reto y la crisis de sus deformadas visiones, frente a la posibilidad de perder los privilegios que gozan, prefieren revertir los ideales sembrados en la mentalidad popular; optan por sustituirlos paulatinamente por los viejos cuentos de la sociedad capitalista que esconde la explotación y las desigualdades bajo ilusiones de prosperidad por cuenta propia. Ahora nos tratan de vender el cuento de que las herramientas y las técnicas no tienen ideologías y se pueden asimilar tranquilamente. Sin embargo, sin un marco ideológico-filosófico concreto, ¿cómo van a plasmar, en la realidad, lo de asimilar esquemas capitalistas sin minar los principios de una sociedad menos injusta? Evidentemente, profundizar en esta parte no le interesa al malhadado autor, que apenas la menciona para salvar las apariencias.

Cuando el sueño de Chinea y los suyos, de eliminar lo que se entiende todavía como socialismo, se concrete, la reciclada burguesía cubana no tendrá ya siquiera los últimos reparos que hoy le quedan, para despedir a libre albedrío a cualquier cantidad de trabajadores para aumentar la plusvalía; tendrá vía libre para privatizar todas las empresas rentables del país, sus bancos, sus playas y hoteles, sus minas y demás recursos naturales; podrá cuestionarse la existencia de servicios públicos, universales y gratuitos de salud y educación. Cuando el sueño de Chinea y los suyos se concrete, se habrá asestado un último y colosal golpe posible a los propósitos de los pueblos que trabajan por un futuro mejor. ¿Qué quedará de las esperanzas de los movimientos sociales?; ¡qué desorientación tan profunda; qué total pérdida de confianza y prestigio de los ideales revolucionarios y socialistas se producirá entre los trabajadores del mundo, que verán estupefactos la implosión y caída de la última bandera que defendía sus más sagrados anhelos! ¿Cuántas décadas y generaciones, cuánto sudor y cuánta sangre, costará reconstruir la fe y la esperanza en un proyecto que aparentemente, se reveló como infructuoso? La CIA y sus satélites deliran de felicidad.

Sería bueno que todos los que se cuestionan la pertinencia de nuestras denuncias sobre cómo la burocracia cubana prepara la transición al capitalismo, se pronunciaran respecto al texto de Chinea, que obra tal como el refrán a confesión de parte, relevo de pruebas. Emplazo, de esta manera, a decantarse a cada bloguero, periodista, personalidad pública, intelectual, militante comunista, socialista con o sin carnet, de los que participan en estos debates. Insisto en que la sinceridad de cada participante se revelará en la toma de posiciones al lado de uno u otro grupo de personas. En última instancia, Chinea, el socialismo es la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes. Esos humildes que, en el capitalismo, nunca van a ser los dueños de Paladares refinadas; de fincas con muchas cabezas de ganado; de hoteles cinco estrellas, de minas ni de centrales azucareros, sino apenas su explotada mano de obra, cuando no parte del ejército de desempleados.

Esa causa fue consagrada por la sangre de los milicianos en Playa Girón y el Escambray; por las víctimas de los atentados terroristas de la CIA; por los caídos con el Che en la gesta boliviana; en otras misiones internacionalistas. Por el sudor de los que creyeron en las zafras del pueblo, o en servir de maestros o médicos en una montaña a quinientos o mil kilómetros de la confortable casa en la ciudad; por los trabajadores calificados o sencillos que hoy persisten en sus puestos de utilidad social y postergan, con más quijotismo que lógica, la decisión de emigrar, a pesar de no faltarles oportunidades. Tal vez esa causa tenga su destino temporalmente ya fijado, pero Chinea y aquellos a los que él representa, no se librarán del estigma del traidor.

Nuevas contradicciones en Cuba con el desarrollo de las cooperativas

Por Vicente Morín Aguado

El cooperativismo en actividades de los servicios, incluyendo el transporte, además de algunos sectores productivos como la pesca y la construcción–la a agricultura era algo tradicional, ahora con mayor autonomía–originará contradicciones, especialmente con las pequeñas empresas privadas, creadas meses atrás en el área de la gastronomía y otras actividades del comercio minorista.

Se avizora una evidente disputa por el mercado popular entre Cooperativas y Pequeñas Empresas Privadas.

Los trabajadores por cuenta propia viven hoy la aventura de sus cafeterías, restaurantes, pequeñas tiendas de variados artículos al por menor, tarimas donde se comercia al detalle una variedad de artículos difícil de imaginar y hasta los numerosos vendedores ambulantes, atrincherados tras sus carretillas.

Los arriesgados comerciantes anteriormente citados pagan altos impuestos, incluidos los relacionados con el salario y fondos para la jubilación propia, junto a la de sus empleados si los tienen. Ellos improvisan porque su único patrimonio son sus propios hogares, los sitios habilitados por las autoridades municipales para la venta o su persona junto al transporte que usan en el diario deambular por la ciudad.

Ahora el sistema cooperativo partirá del arrendamiento de locales que antes eran comercios estatales, generalmente ineficientes en lo económico, además de muy criticados en cuanto a la calidad de los servicios.

La diferencia es que son construcciones con larga data, la mayoría de las cuales fueron creadas antes de la Revolución, bien ubicadas, y aunque muchas tienen mal aspecto a primera vista, su construcción responde a los patrones comerciales. Continue reading

Para ver detrás del telón hay que bajar del palco

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Evidentemente, nuestro colectivo del Observatorio Crítico (OC) ha caído en la desafortunada posición de ser examinado por un profesor severo. Sin dudarlo dos veces, el docto letrado pronuncia su sentencia: ¡Desaprobados!, y pone de manifiesto nuestra incapacidad para comprender las profundidades de su sapiencia, tal y como puede resultar evidente para cualquier egresado promedio de una Universidad. Tal preocupante situación se desprende de la réplica de Noel Manzanares Blanco, Entretelones del Observatorio Crítico de Cuba, que a su vez sucede a mi respuesta a su primer trabajo.

Aún desde tan minimizada posición, intentaremos ofrecer respuesta a la continuación de los cuestionamientos que Manzanares nos hace. Tal vez podamos empezar por sugerir que, aquellos que pretendan conocer de entresijos y detalles, les vendrá bien bajar de los altos sitiales; aún a costa de mezclarse con la plebe, el polvo de la calle y el apretujón en los solares. Ocurre que a veces, desde las cátedras elevadas por sobre estas nimiedades, se torna difícil aprehender lo que se encuentra verdaderamente por detrás o entre los telones. En esos casos, ni la más honda erudición es capaz de evitar el error o la responsabilidad por las malas decisiones.

Tal vez debería agradecerle a nuestro antagonista el matiz esclarecedor, ya que nos concede que no le hacemos el juego al enemigo sino que, simplemente, resulta que coincidimos según él con los malos en alguna que otra significativa ocasión. De cualquier forma, urge aclarar un punto neurálgico en esta historia.

Como puede conocerse, el OC emitió una declaración en los días posteriores a la detención de una persona que recibió mucha atención mediática, el fundador del proyecto conocido como Estado de Satz, Antonio Rodiles. Esta declaración nuestra ha despertado un grave descontento en Manzanares Blanco y en otros sujetos que ahora no vienen al caso. Continue reading

El romance con el capitalismo no nos sacará de la pobreza

Por Rogelio M. Díaz Moreno

El profesor Luis Sexto, en su popular columna del diario Juventud Rebelde, reconviene a cier82764c4aa3ee9bdffe515d7aae3cf6c2_Generictos sujetos sin llamarlos por su nombre por tomarse libertades muy parecidas a las que este servidor se ha tomado, dígase, divulgar por alguna que otra irregular vía mis opiniones críticas respecto a ciertas medidas aplicadas últimamente por el gobierno cubano. En particular, yo recientemente la tomé contra la decisión y Sexto la ha defendido de entregar a inversores extranjeros la administración de centrales azucareros de nuestro país.

En primer lugar, quiero dejar establecida mi consideración por la persona y obra del discrepante, cuyo prestigio, amplio y bien merecido, tiene poca necesidad de que yo abunde más en currículos u honores. Su desacuerdo con los argumentos que despliego en estos ruedos sea yo, o no, la persona cuyas ideas le causan malestar me conduce a meditar con seriedad. La discrepancia de un sabio tómese el cumplido con sinceridad, tal como es extendido, enseña más que la acquiescencia fácil. Aún así, he de persistir en estas ideas, que considero aún no rebatidas, tal vez con mayor grado de detalle y profundización.

En primer lugar, permítaseme reivindicar la dosis cierta de indiscreción que incluye la manera de socialización que aplico. Los problemas que discuto con mis amigos, estamos convencidos, son los mismos que afligen a millones de compatriotas en nuestro verde caimán y tienen un reflejo, en las páginas de nuestra prensa, inversamente proporcional a su extensión y gravedad. No tengo que recordarle a Luis Sexto las deficiencias de nuestros diarios, que él ha sufrido mucho más que yo. Si los medios de divulgación regulares no dan cabida a los sentires, debates, críticas y proposiciones de muchas personas, todo ello se desborda inevitablemente hacia los resquicios de la Internet, la blogosfera, el correo electrónico y hasta el grafiti callejero, en dependencia de las oportunidades y aptitudes de cada cual. Y cuando algún lector discrepa o pide no ser molestado, se ofrecen las correspondientes respuestas o disculpas y se toman las medidas para no volver a perturbar su espíritu.

Ahora, en el tema particular de los convenios con socios extranjeros, es posible que yo deba esclarecer un poco más mi parecer. Estaría de acuerdo, como es natural, con quien me señale que el estado de la planta agroindustrial cubana se caracteriza pr la descapitalización; que se encuentra arruinado por décadas de malas administraciones, insuficientes y deficientes mantenimientos y, cómo ignorarlo o negarlo, padece también de zancadillas colocadas por el malhadado bloqueo estadounidense. Estaría de acuerdo, en principio, con quien adelante la posibilidad de aprovechar oportunidades, socios y mercados extranjeros con los que pueda establecerse una relación de mutua conveniencia. Continue reading

Periódico oficial cubano (re)marca el camino al capitalismo

Por Rogelio Manuel Díaz Moreno

Cada día que transcurre permite apreciar evidencias reveladoras de un fenómeno inevitable: la burocracia todo-centralizadora, que intenta dominar y controlar cada aspecto de la vida económica y social del país mediante métodos autoritarios, al comprender que no tiene manera de montar un sistema económico, eficiente y funcional bajo el monopolio estatal, prepara la transición hacia esquemas capitalistas con la aspiración a mantenerse en puestos de privilegio mediante la metamorfosis de funcionarios a empresarios.

Hace un par de semanas denunciábamos el inicio de la entrega de centrales azucareros a capitalistas extranjeros, bajo el eufemismo de contratos de administración. Veamos esta vez un par de perlas del diario oficial del Partido-Estado-Gobierno, que ilustran perfectamente más escenas de esta tragicomedia.

La incapacidad estatal de asegurar la distribución de toda la producción agropecuaria generada por los campesinos es un mal especialmente doloroso en el contexto nacional de insuficiente producción de alimentos. Quienes siguen la sección Cartas a la dirección habrán encontrado en los últimos días un intercambio que desnuda este fenómeno de una manera muy particular. Ayer, veamos, se publicaba una misiva del Director General de la Empresa de Conservas de Vegetales, que explicaba por qué ciertas unidades en Santi Spiritus no podían asimilar toda la producción de guayabas de un campesino que se quejaba, días antes, de contemplar cómo se le echaban a perder en el campo los quintales de la sabrosa y saludable fruta.

Esto resulta ya bastante grotesco de por sí, considerando las necesidades no resueltas de la población. Pero lo más patético está por manifestarse en otro mensaje, también acogido días antes, que revelaba la perplejidad e indignación de los trabajadores de un centro elaborador y comercializador de dulces donde podrían haber empleado muy bien las dichosas guayabas y, de tal forma, haber evitado las afectaciones económicas sufridas por falta de abastecimiento. De veras que, si esto es el resultado de la planificación de la economía que pregona el gobierno cubano, la CIA que persigue el fin del sistema que tenemos en Cuba no les está pagando a los que son en realidad sus mejores agentes.

La solución de la burocracia

Si bien Carlos Marx desnudó la falta de nacionalidad de las burguesías, otro tanto puede hacerse con las burocracias. Esto puede contemplarse cuando, ante situaciones parecidas, aquellas obran a través de los mismos mecanismos, las mismas motivaciones y miedos.

Por ejemplo, la repulsión a la idea de dar paso al poder de las personas trabajadoras. No importa cuán grande sea el caos que tienen formado los burócratas: la posibilidad de dejar, a quienes tienen en sus manos o cerebros las responsabilidades por las tareas productivas, dirigir y decidir en la administración de sus asuntos no pasa por la cabeza de la nomenklatura. Los voceros que claman su incondicionalidad al socialismo sin haberse molestado en elaborar un cuerpo teórico y filosófico que lo respalde, más allá de la necesidad de una obediencia piramidal prefieren abandonarse al capitalismo, con la esperanza de conservar posiciones de privilegio. La metamorfosis se anuncia mediante un discurso tan superficial y acomodaticio como el de la etapa anterior, que a su vez permite diagnosticar con precisión el fenómeno.

Los que primero experimentan la mutación, pueden al menos hacer gala de alguna originalidad. De aquí que el famoso eslogan enriquecerse es glorioso, del dirigente chino Deng Xiao Ping, haya resultado hasta pintoresco. Su versión caribeña, la que asoma la oreja en el Granma de ayer viernes, es simplemente patética.

En todo caso, se debe reconocer que se apoya en un estado de opinión totalmente preparado, abonado, ansioso, de recibir este tipo de exhortaciones. Ante el descrédito de las variantes anteriores a las que en mala hora se les llamó socialismo, humanamente es natural que a las personas que se les anuncia la otra variante como garantía de felicidad y bienestar, piquen el anzuelo. Con un insignificante barniz que no disimula en lo absoluto la loa cantada al empresario capitalista, presenta nuestro inefable Granma el camino de un moderno hacendado cubano, feliz empleador de un buen número de braceros que trabajan para él.

El periodista correspondiente no parece encontrar nada extraño en la relación de explotación que describe. El emprendedor patrón dirige desde bien temprano las labores de los empleados que obtienen para él, en su finca, abundantes cosechas de viandas y productos como carne y leche. Como la riqueza así generada es producto del trabajo honrado, no resulta escandaloso que el exitoso hacendado se la apropie en su mayor parte. Después de todo, le paga a sus trabajadores un buen jornal mejor que el que obtienen médicos, maestros y demás profesionales cubanos, por cierto. Henry Ford movería su cabeza en un gesto aprobador.

En vano buscará el lector detalles sobre los derechos laborales de los empleados, pues no se comenta, sino escuetamente, que la contratación de los mismos se efectúa a través de una cooperativa. A fuerza de no mencionados, las prerrogativas de asociación, seguridad social, vacaciones pagadas, licencias de maternidad y otras cuestiones de ese tipo, imagino que estén prontas a pasar a la misma categoría que los conceptos de democracia, sociedad civil, derechos humanos y otros inventos del capitalismo para manipular y perjudicar a nuestro país.

La burocracia cubana consiguió primero el dudoso éxito de despoblar las áreas campesinas con su política de restricciones, controles infinitos y acaparamiento de la dirección de la actividad agropecuaria. En estos tiempos no le interesa, evidentemente, el regreso al paradigma de unidades familiares o cooperativas que hagan progresar la actividad económica campesina de manera autónoma, libre, que concierten directamente con los consumidores la comercialización de sus productos y sin explotaciones de por medio. Al menos, en este reportaje que nos ocupa, se proclama abiertamente que ojalá hubiera más empresarios como el descrito. Puerilmente se intenta obviar el hecho que el sudor que produce su riqueza es mayoritariamente ajeno y que, para que haya un hombre que acumula fortuna así, tiene que haber un buen número de otros que no puedan hacer otra cosa sino subordinársele.

Con tal de que haya alimentos, todo es aceptable, se indica sin ninguna clase de rubor. Entonces, para arreglar las cosas que han funcionado mal todos estos años, ¿lo correcto es entregarlos al sector privado? Con tal de que retornar hospitales y escuelas, hoy en mala situación, a un estado funcional, ¿deberíamos privatizarlos? ¿Podríamos fomentar contratistas de seguridad privados, bancos, aerolíneas, maquiladoras, siderúrgicas, todas basadas en la propiedad privada y la contratación de trabajo asalariado? Con base a los materiales que he leído en el Granma, aprecio que el periódico del Partido-Estado-Gobierno, en estos tiempos, se inclina hacia la respuesta afirmativa.

Tiempos de ciclón

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Todavía nuestro machacado país va a permanecer un buen tiempo conmocionado por las secuelas del huracán Sandy. El siniestro evento ensombreció las vidas de muchos cubanos de muy mala manera. Las personas que piensan en restañar heridas, reconstruir vidas y seguir adelante no dejarán de unir, al trabajo de recuperación, las interrogantes y los anhelos relacionados con las formas de enfrentar las amenazas, disminuir sus efectos y superar luego las afectaciones reversibles las vidas perdidas, lamentablemente, ya no son recuperables.

Se puede decir que no se esperaba la magnitud de daño que se constató después del paso de Sandy. Uno guarda la impresión de que las instituciones involucradas en la Defensa Civil han trabajado con mayor eficacia en eventos anteriores, cuando se han presentado huracanes de mayor intensidad y que han recorrido mayores trayectos por el territorio nacional. Se cuenta con una historia muy meritoria en esta esfera, y nuestro país ha sido paradigma de organismos internacionales en el enfrentamiento de estas catástrofes naturales así que, aún cuando los fallecidos en nuestra patria por Sandy hayan sido poco numerosos en comparación con otras naciones incluso otras de mucho mayor desarrollo fueron más que en otras ocasiones, y queda la rabia y la frustración de que se podía haber hecho una mejor prevención.

Por ejemplo, se puede constatar que cuando la llegada del meteoro era inminente, tan solo se declaró la Fase Informativa, como consta en la página de noticias nacionales del diario Granma del día 24 de octubre. Como sabrá el lector cubano, tenemos una fase de mayor nivel de acción, la de Alerta Ciclónica, que no llegó a establecerse. Al día siguiente, 25 de octubre, ya el huracán había pasado y se declaraba la Fase de Recuperación. Lo que pasó no puede remediarse, pero sí servir de experiencias para el futuro, para el que esperamos que los esfuerzos de prevención estén a la altura que se extrañó en esta última ocasión.

No es ocioso remarcar que las alteraciones climáticas que ha provocado la acción humana, con la emisión de gases de efecto invernadero, han hecho más probable la aparición de fenómenos meteorológicos más salvajes y amenazadores. Ojalá se pueda avanzar en la conciencia de este fenómeno y la necesidad de revertirlo sin lecciones tan amargas como la de estos huracanes.

Ahora cabría añadir un par de consideraciones sobre las condiciones de recuperación. En condiciones excepcionales se hace más urgente avanzar sin pausas, pero también con algo más de prisa, en la implementación de políticas que alivien las situaciones de penuria. Luego de restablecidas las condiciones básicas agua corriente, electricidad, transporte, etc. la población va a enfrentar las mismas carencias previas al huracán alimentación, vivienda, con el añadido de las afectaciones de Sandy. Se pueden transformar varias condiciones que no ayudan en la solución a los problemas de estas esferas. Continue reading

Cooperativas y socialismo. Una mirada desde Cuba… y la promesa del “ nuevo cooperativismo cubano”

Por Marcelo “Liberato” Salinas

En los últimos años ha ido adquiriendo relevancia en determinados circuitos de nuestro país la cuestión del cooperativismo. El libro Cooperativas y Socialismo. Una mirada desde Cuba, que ha organizado y compilado la investigadora del Centro de Estudios de la Economía Mundial Camila Piñeiro Harnecker, es un impulso importante en este sentido. Ella plantea en su texto introductorio que este material es una contribución al “buen ´parto´ del nuevo cooperativismo cubano”, pero en honor a la verdad tendríamos que decir que ese nuevo cooperativismo cubano, con determinadas características, proyecciones y limitaciones ya ha venido naciendo entre nosotros hace algunos años antes.

A falta de una historia del socialismo en nuestro país en los últimos 50 años, que incluya y sistematice los disímiles y diseminados esfuerzos que han llevado a cabo de manera anónima y silenciosa individualidades y colectivos para socializar y comunizar la vida en Cuba, pudiéramos decir que el movimiento hacia un nuevo cooperativismo ha surgido como parte del creciente debate de proyectos de país que está emergiendo por disímiles vías y, por otro lado, en sectores muy reducidos, pero persistentes, de la academia de las ciencias sociales.

En medio del ya casi olvidado debate público que se generó a inicios de 2007 en torno al llamado período del “quinquenio gris”, un individuo, desconocido en ese momento, Pedro Campos Santos participó brevemente en ese cónclave con unos planteamientos que causaron estupor y desconcierto en el medio artístico e intelectual en que fueron expresados, donde señaló la necesidad de repensar nuestra sociedad y la revolución cubana desde las perspectivas de lo que él denominó la “autogestión socialista” y dentro de esto el cooperativismo, ante lo cual algunos plantearon que era un tema poco pertinente para lo que se estaba debatiendo. Continue reading