Caen las penúltimas máscaras

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Me ha caído en las manos una pieza, una joya en el plano de la revelación de la naturaleza del autor y de sus semejantes. La suscribe Hugo Chinea, una figura no demasiado brillante de la narrativa cubana y de actividad más bien concentrada en los campos administrativos y políticos de la cultura. Algunos recordarán la polémica que sostuvo recientemente con Leonardo Padura, el flamante Premio Nacional de Literatura, a raíz de que Padura denunciara las políticas persecutorias de la estructura burocrática imperante durante varias décadas.

El texto de Chinea, de título “Contextos y Descontextos”, fue recogido en el blog La Polilla Cubana, administrado por Rosa Carmen Báez, y considerado lo suficientemente meritoro para su divulgación a través de un boletín del Ministerio de Cultura que llega periódicamente a mi buzón. En sí, es una burda pieza de manipulación de la evolución histórica del proceso cubano a partir del triunfo de la Revolución, dirigida a justificar la transición al capitalismo que, desde los espacios del Observatorio Crítico, hemos estado denunciando en los últimos años. Me ha parecido importante regresar sobre este tema, que ya hemos recorrido varias veces, porque en el escrito de marras se evidencian de manera especialmente inequívoca, con una claridad sin precedentes, las intenciones del sector del aparato gobernante que apuesta a la extinción gradual del socialismo.

Al leer dicho material, se notará con un esfuerzo analítico ligero la superficialidad de la argumentación del sujeto, que le permite llegar a conclusiones absolutamente carentes de base y no hablemos ya de ética o principios. Después de una cuartilla dedicada a denunciar las agresiones imperialistas a nuestro país, a raíz del triunfo revolucionario, Chinea establece tres líneas que, para él, parecen haber contenido el contenido socialista del proceso cubano: el racionamiento a través de la libreta de abastecimientos; la nacionalización absoluta de todas las unidades productivas y de servicios con la llamada Ofensiva Revolucionaria de 1968, y el establecimiento de un partido político único en la sociedad como fuerza regente. También esboza rápidamente las características, para él principales, que signaron el proceso: aquella mezcla de paranoia monacal con utopismos desenfrenados, enardecida sobre todo en los años ´70 del pasado siglo.

A todo esto, siguiendo la lógica del escrito, no habríamos llegado siguiendo un programa y unos principios propios, sino forzados por unos contextos sui géneris, que son los que explican la evolución descrita. Concluye Chinea que, en realidad, no éramos tan socialistas o comunistas, pese al nombre del Partido, sino ante todo, lo importante era que estábamos monolíticamente unidos alrededor de ese partido y de su máximo líder, el compañero Fidel. Como, finalmente, la experiencia histórica demostró que el socialismo no da buenos resultados, pues ahora deberemos olvidarnos de toda esa bobería, ponernos para las cosas, y tomar del capitalismo todo lo que pueda servirnos para progresar. Esto, según Chinea, estaría justificado incluso con argumentos procedentes de las ideas del Ché Guevara. El autor hace algunas fugaces referencias a descortezar las partes más malas de esas herramientas capitalistas para que se conserve el nivel de justicia social que habríamos alcanzado en nuestro país.

Para tratar con propiedad este tema, se pueden escribir varios tomos de muchas páginas, pero la indignación y el sentimiento de urgencia no tienen tanto tiempo, ni muchos lectores se permiten tanta paciencia. Tengamos estas líneas rudimentarias por ahora.

La propuesta que adelanta Chinea y que es recogida amistosamente por los demás sujetos que mencioné más arriba implica la consumación de la traición a los ideales socialistas que se gesta desde hace tiempo ya, por parte de una burocracia que desea solidificar aún más sus privilegios y control sobre lo que haya de valioso en la economía cubana. Es un eco fiel de aquellos pasos, dados en la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que cambiaron, en un momento dado de su proceso de derretimiento, el adjetivo Socialistas por el de Soberanas.

Antes de seguir desarmando la infamia a la que se nos quiere conducir, debemos establecer un par de líneas, triviales para algunos pero importantes para todos. Los que defienden, y trabajan, y estudian las ideas del socialismo con sinceridad y reales convicciones, han estado conscientes de que al modelo cubano le faltaba mucho para llegar a convertirse en una sociedad digna de ese nombre. Los medios de producción, confiscados a la burguesía internacional y nacional, y desde la mayor hasta la microscópica, no estuvieron nunca en poder de sus trabajadores, sino del todopoderoso estado. El carácter del trabajador, asalariado de un poder ajeno a sus capacidades, no se modificó demasiado, si bien es de reconocer que recibió avances sociales sustanciales que justificaron, a los ojos de muchos, el estado de cosas impuesto. Así y todo, aquello se le podía llamar todavía un proyecto de nación que tenía establecidos determinados mecanismos autoritarios, absolutistas de ascensión social y política. Con la retórica actual de Chinea, del ideal que se identificaba con el socialismo con mayor o menor acierto no queda ni eso, sino que se ve reducido a la obediencia a un caudillo y a su hipertrofiado aparato de poder, más la Libreta de Abastecimientos. Incluso, los que son más fidelistas que socialistas podrían sentirse ofendidos, pues su ídolo queda muy mal parado en la exposición de Chinea: convertido en un mero oportunista sin principios que navega como puede hábilmente, eso sí, entre aguas turbulentas.

La retórica vacía que invoca facilismos de justicia y equidad no salva a quien ha negado ya tres veces el único espacio donde esos, y otros principios, pueden concretarse. ¿O será que Chinea y sus compinches terminaron por descubrir la elusiva Tercera Vía? Hay que advertir que la socialdemocracia es antagónica con el monopartidismo, pero allá ellos con sus contradicciones. Lo que no podemos permitirles, es que nos cercenen nuestros sueños.

No debemos confundir un desvío hacia un callejón ciego con el fin del mundo. El socialismo, para empezar, es la consecuencia lógica de cualquier revolución popular que se propone sacudirse el oprobioso régimen de explotación del hombre por el hombre. La agudización de la lucha de clases, y las agresiones de los imperialismos externos pueden acelerar el proceso o deformarlos, en el peor de los casos, pero nunca ser la causa última o contexto que determina esta evolución. El socialismo legítimo, ese que soñamos aunque no lo hayamos llegado a concretar, permite que los trabajadores, al ser los dueños efectivos de los medios de producción, implanten y defiendan el reino de las libertades y la democracia públicas, como nunca lo hará una sociedad capitalista. No negaré que el capitalismo haya traído avances colosales para la Humanidad en las facetas científico-técnicas, y también en cuanto a teorías sociales y de desarrollo humano y demás; pero sí que afirmo que, bajo su hegemonía, estos avances tienen un tope, sumamente insatisfactorio excepto en algunas sociedades privilegiadas del primer mundo y a un enorme costo para el resto del planeta. Solo el socialismo auténtico está llamado a aportar los próximos avances en todos esos campos, de manera más equitativa para todas las personas y países y bajo relaciones mucho más respetuosas con el medio ambiente.

Un grupo de compinches encumbrados, de los cuales Chinea es apenas un portavoz, fueron incapaces de comprender y participar de un proyecto así. Ante el reto y la crisis de sus deformadas visiones, frente a la posibilidad de perder los privilegios que gozan, prefieren revertir los ideales sembrados en la mentalidad popular; optan por sustituirlos paulatinamente por los viejos cuentos de la sociedad capitalista que esconde la explotación y las desigualdades bajo ilusiones de prosperidad por cuenta propia. Ahora nos tratan de vender el cuento de que las herramientas y las técnicas no tienen ideologías y se pueden asimilar tranquilamente. Sin embargo, sin un marco ideológico-filosófico concreto, ¿cómo van a plasmar, en la realidad, lo de asimilar esquemas capitalistas sin minar los principios de una sociedad menos injusta? Evidentemente, profundizar en esta parte no le interesa al malhadado autor, que apenas la menciona para salvar las apariencias.

Cuando el sueño de Chinea y los suyos, de eliminar lo que se entiende todavía como socialismo, se concrete, la reciclada burguesía cubana no tendrá ya siquiera los últimos reparos que hoy le quedan, para despedir a libre albedrío a cualquier cantidad de trabajadores para aumentar la plusvalía; tendrá vía libre para privatizar todas las empresas rentables del país, sus bancos, sus playas y hoteles, sus minas y demás recursos naturales; podrá cuestionarse la existencia de servicios públicos, universales y gratuitos de salud y educación. Cuando el sueño de Chinea y los suyos se concrete, se habrá asestado un último y colosal golpe posible a los propósitos de los pueblos que trabajan por un futuro mejor. ¿Qué quedará de las esperanzas de los movimientos sociales?; ¡qué desorientación tan profunda; qué total pérdida de confianza y prestigio de los ideales revolucionarios y socialistas se producirá entre los trabajadores del mundo, que verán estupefactos la implosión y caída de la última bandera que defendía sus más sagrados anhelos! ¿Cuántas décadas y generaciones, cuánto sudor y cuánta sangre, costará reconstruir la fe y la esperanza en un proyecto que aparentemente, se reveló como infructuoso? La CIA y sus satélites deliran de felicidad.

Sería bueno que todos los que se cuestionan la pertinencia de nuestras denuncias sobre cómo la burocracia cubana prepara la transición al capitalismo, se pronunciaran respecto al texto de Chinea, que obra tal como el refrán a confesión de parte, relevo de pruebas. Emplazo, de esta manera, a decantarse a cada bloguero, periodista, personalidad pública, intelectual, militante comunista, socialista con o sin carnet, de los que participan en estos debates. Insisto en que la sinceridad de cada participante se revelará en la toma de posiciones al lado de uno u otro grupo de personas. En última instancia, Chinea, el socialismo es la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes. Esos humildes que, en el capitalismo, nunca van a ser los dueños de Paladares refinadas; de fincas con muchas cabezas de ganado; de hoteles cinco estrellas, de minas ni de centrales azucareros, sino apenas su explotada mano de obra, cuando no parte del ejército de desempleados.

Esa causa fue consagrada por la sangre de los milicianos en Playa Girón y el Escambray; por las víctimas de los atentados terroristas de la CIA; por los caídos con el Che en la gesta boliviana; en otras misiones internacionalistas. Por el sudor de los que creyeron en las zafras del pueblo, o en servir de maestros o médicos en una montaña a quinientos o mil kilómetros de la confortable casa en la ciudad; por los trabajadores calificados o sencillos que hoy persisten en sus puestos de utilidad social y postergan, con más quijotismo que lógica, la decisión de emigrar, a pesar de no faltarles oportunidades. Tal vez esa causa tenga su destino temporalmente ya fijado, pero Chinea y aquellos a los que él representa, no se librarán del estigma del traidor.

17 thoughts on “Caen las penúltimas máscaras

  1. Lo peor de los utópicos (en general) es que no admiten nunca que la realidad los corrija : si la realidad no coincide con sus ideas preconcebidas, peor para ella

  2. En la década del 60 el Che construyó su “teoría” del “hombre nuevo” , con las metáforas de la arcilla y la sinergia individuo-masa y masa-lider. Menuda teoría del hombre nuevo. Y allí, entre otras cosas, lamentábase sobre cómo el socialismo corría el peligro de fracasar por utilizar las “armas melladas del capitalismo”. He aquí la cita en cuestión:
    Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo
    Ahora, al cabo de medio siglo emerge la nueva “teoría” , la cual consiste en aprovechar las “buenas armas del capitalismo”. Hugo Chinea dice sin más sobre esto:
    Una etapa nueva se abre ahora. Efectivamente. Como sentenciaba el Che, si no lográbamos remontar los rezagos de la vieja sociedad con métodos diferentes, “habría que volver a los caminos trillados”. Se camina ahora, más vale tarde que nunca, por esos caminos. De aprovechar todo lo bueno que el capitalismo ha creado, descortezándolo, …
    Resulta que “lo mejor del capitalismo” según Chinea -y según el Chino- y también según China, son las “armas melladas del capitalismo” de las que hablara el Che.
    Si yo lo había dicho, menuda esquizofrenia política.

    • Lo malo de apelar a las palabras y enseñanzas de ídolos, es que estos [casi] siempre, se revelan como inconsecuentes con ellas. Tomemos el caso de Guevara de la Serna en su emploi de Ministro de Industria : para contener la hemorragia de especialistas en la industria minera de Oriente, no solo asignó sueldos especiales y vitalicios a los que decidieron quedarse para echar a andar las plantas de níquel, sino que asigno cuotas especiales a [gran parte] de la población de esos lugares.
      Ergo, al menos en la región, se le recuerda más bien como un administrador que se preocupaba por los estímulos materiales.
      Sorpresas te da la vida.

  3. @Autor del post
    Sin llegar a leer más que diez palabras, la vista se dirige al nombre de Rosa Baéz. Lo lamento pero no se llama Rosa Carmen Báez. ¡Mal empiezo si ya lo primero que digo es que no se sabe cómo se llama la gente¡

    • Se empieza confundiendo el nombre de las personas y luego pasa lo que pasa.
      Tremendo lo que pasa en “Game Change es una película estadounidense de HBO dirigida por Jay Roach del género drama político, lanzada el 2012 y basada en eventos de la campaña de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2008, sobre todo en torno a la entonces candidata a la vice-presidencia y gobernadora de Alaska, Sarah Palin y su efecto en la campaña del entonces senador y candidato a la presidencia John McCain. ” donde la política norteamericana no era capaz ni de llamar correctamente a su contrincante Joe Biden al que llamaba OBiden todo el rato.
      Es importante saber que Rosa Cristina Báez, persona que “no gusta” al joven Isbel y borra los correos (serán suscripciones previamente hechas bajo la amenaza de un KalasNicoVa) es un ejemplo de lucha, de pelea, de defensa de su Patria (con mayúscula) mientras otras personas juegan al Teto….

    • – En el contexto de este post, El Nombre de la Rosa es irrelevante, toda vez que se la menciona como “sitio donde fue publicado el articulo de marras”. Y usted lo sabe, pero como es un coñazo y un […], pues ha parido estos dos comentarios.
      – Las cualidades de la Trichophaga tapetzella cubanis son una cuestión de apreciación; la suya, como siempre le sucede, es errónea, por supùesto.

    • Ergo:
      – su primer comentario es la típica en usted mezquindad
      – el segundo, es abundar en la tontería : Sarah Palin es tal y tal –> adrede o por que es bruta no pronuncia bien el nombre de Biden –> Rogelio no escribe bien el nombre de la Trichophaga tapetzella cubanis –> Rogelio es miembro del Tea Party

      El día que usted se convenza de que sus fobias son estúpidas y no interesan a nadie (esto es, cuando usted la palme) habrá un gran regocijo en las esferas

  4. Es evidente que Chinea, Raul Castro y su camarilla planean un capitalismo donde los que están hoy en el poder seguirán en el poder, antes como conunistas, mañana como burgueses, pero con el mazo en la mano y con UN SOLO PARTIDO (que nadie toque nada, yo solo puedo tocar), que garantice su permanencia en el poder. Le darán la bienvenida a los capitales de USA y del resto del mundo y les ofrecerán una mano de obra semi-esclava y sin derechos sidicales, vaya, un paraíso para los inversionistas. Y al que no les guste, que se vaya, que al puerta esta abierta y, si te dan visa y te logars quedar, manda dinero. ¿Libertad de expresión, asociación? No señor. Despúess muuucho tiempo, iremos aflojando para que algunos cubanos puedan invertir (primero los que vivan afuera). Ahi tenemos China de ejemplo de capitalismo monopartidista (¿o seria mejor llamarlo fascismo?)

    El único cambio significativo será que, tal vez, la economia funcionara mejor.

    ¿Es mejor que lo que ha habido hasta hora? Sí, claro, pero no es lo que al menos yo quiero para Cuba, aunque tampoco me atrae el sueño socialistas cooperativo de Rogelio, que casi seguro no funcionaria ni económicamente

  5. A ver, calmado ya los ánimos y haciendo caso omiso de los insultos personales que lanza Rogelio contra Chinea (ciego político, traidor y demás) nos queda un texto bastante pobre, una pataleta. El problema es que, al leer el texto de Chinea me parece que estoy en presencia de aquella famosa discusión del chiste callejero en el que dos borrachos discuten si eso que brilla en el cielo es la luna o es el sol, para que finalmente al preguntarle a otro, también borracho, este les diga que no sabe porque no es del barrio.

    Repasemos las joyas que Rogelio ha soltado aquí:

    El socialismo legítimo, ese que soñamos aunque no lo hayamos llegado a concretar,… Coño Rogelio ¿Eso que soñamos? ¿Quién? ¿Tú y quién más? ¿Cómo sabes que todos soñamos lo mismo? Tú eres libre de dejar tu futuro a los sueños, a la providencia o a la lotería si te da la gana. Pero no hables en plural, no metas a nadie más en tus sueños. Conozco un montón de cubanos que apuestan por, por ejemplo, por el trabajo.

    Ante el reto y la crisis de sus deformadas visiones, frente a la posibilidad de perder los privilegios que gozan, prefieren revertir los ideales sembrados en la mentalidad popular… ¿Cómo se siembra la mentalidad popular? ¿Sabes tú cuáles son los ideales de esa mentalidad? ¿Si esa mentalidad está anhelando el socialismo, como es posible que casi 1 de cada 5 cubanos haya abandonado el proyecto socialista y haya optado por el camino capitalista de otras tierras? ¿Si la gente anhela el socialismo, por qué casi 100 mil cubanos han optado por hacerse españoles y hoy, que en teoría ya se puede viajar, las colas por obtener un pasaporte para irse a donde sea son cada vez más grandes? Algo me dice que quieres imponer tus anhelos a los demás.

    la reciclada burguesía cubana no tendrá ya siquiera los últimos reparos que hoy le quedan, para despedir a libre albedrío a cualquier cantidad de trabajadores para aumentar la plusvalía…Rogelio, el sistema socialista cubano ha despedido de un palo a millones de trabajadores. Algo que no ha pasado ni en Haití. Le puedes llamar disponibles u otra palabrilla, pero eso que ocurre en Cuba sólo es posible en el socialismo cubano. En Europa, en Latinoamérica, en África mal, bien o regular hay sindicatos que al menos una pataleta formarían. Pero en Cuba, esa de tus sueños no hay sindicatos. Irónicamente durante la época capitalista si había. ¿Te dice algo el nombre de Jesús Menendez o Lázaro Peña por ejemplo?

    …Cuando el sueño de Chinea y los suyos se concrete, se habrá asestado un último y colosal golpe posible a los propósitos de los pueblos que trabajan por un futuro mejor…
    ¡Cuba es el pueblo elegido… por sí mismo! Pregúntale al gallego ese que anda por aquí, si los españoles quieren ser como los trabajadores cubanos. Pregúntale a los alemanes, a los mexicanos, a los haitianos. ¡Pregúntale luego a los cubanos si quieren seguir siendo cubanos! ¿De donde sacas tú que Cuba es el único bastión, la última bandera, el último refugio de la gente que trabaja por un mundo mejor? Rogelio, en todo el mundo, todo el mundo trabaja por mejorar. No somos únicos, ni somos los últimos y peor aún: A nadie le interesa lo que pase o deje de pasar en Cuba.
    En materia de un mañana mejor, Cuba es el último país en ser tomado como ejemplo.El único país donde subsisten estructuras de hace medio siglo, gobiernos de medio siglo, coches de medio siglo que contaminan como hace medio siglo, con leyes de medio siglo, colchones de medio siglo, casas que no se pintan hace medio siglo y glorias que hace medio siglo eran tal, pero hoy son cosas normales en un montón de lugares.

    los trabajadores del mundo, que verán estupefactos la implosión y caída de la última bandera que defendía sus más sagrados anhelos!…
    Anécdota: Cuando mis hijos comenzaron a ir ala escuela en Alemania hice la tonta pregunta de ¿cuánto cuesta la escuela y la gente me miró sorprendida… ¿cuanto cuesta? ¿la escuela? ¡La educación pública universal es gratis en Alemania desde 1745!
    Rogelio: Todo lo que te han dicho no es verdad

    Conclusión:
    1.- Eso que ves y defiendes no es la luna ni el sol, es una vulgar vela que derretida llega a su fin. Pero mañana saldrá el sol
    2.- Creo que deberías hacerte un pasaporte e irte a recorrer el mundo y comparar

  6. Rogelio:
    Demasiado rudimentarias las líneas. Tanto, que una persona inteligente como tú parece un chiquillo enfadado porque le quitaron un caramelo, incluso cuando se te compara con el cinismo de los Chinea. Que por cierto, también en su día apelaron a la sangre derramada, los ideales traicionados y blablabla para partir en dos a sus enemigos personales y hacerse un sitio bajo el paraguas de la utopía en construcción.
    Caerán también las últimas máscaras : te prometo que estaré para verte hacerlo.

  7. Disculpen que tenga que intervenir de nuevo, pero no me puedo resistir a la tentación de dejarles estas últimas líneas de Chinea en su texto, para que haga las delicias de nuestros comentaristas:

    “Una etapa nueva se abre ahora. Efectivamente. Como sentenciaba el Che, si no lográbamos remontar los rezagos de la vieja sociedad con métodos diferentes, “habría que volver a los caminos trillados”

    Se camina ahora, más vale tarde que nunca, por esos caminos. De aprovechar todo lo bueno que el capitalismo ha creado, descortezándolo, conservando el ideal de equidad y justicia que ha inspirado la Revolución, del desarrollo en todos los campos de la economía y la vida social con la introducción de las técnicas más avanzadas, vengan de donde vengan, conservando la unidad del pueblo en defensa de sus conquistas, con la elección y promoción de los mejores para todos los cargos y responsabilidades y con un Partido -uno solo, uno es suficiente- que dé cabida al debate y la crítica constructiva y sea capaz de continuar representando y de guiar al pueblo.”

  8. Bueno, tengo que leerme el texto de Chinea (parece que eso que siempre hago de borrar automáticamente el correo de La Polilla Cubana ha sido un error, pues me pierdo piezas tan importantes como la que Rogelio ha descrito). No obstante, este enardecido texto de Roge me parece excelente, al poner al descubierto a esa camarilla que integra la “izquierda de protocolo cubana”, y que como es típico, presta sus letras para refrendar desde la intelectualidad cualquiera de las decisiones gubernamentales, por contradictorias que sean.
    Por cierto, aquí les dejo el link para quienes (como yo) deseamos conocer por lectura propia el nuevo aporte de Chinea a la “cultura política” cubana: http://lapolillacubana.blogcip.cu/2012/12/26/contextos-y-descontextos/

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