Por Rogelio Manuel Díaz Moreno
El agua embotellada suele verse, según la conciencia y nivel adquisitivo del observador, como una necesidad, un lujo, o un negocio agresivo al medio ambiente e innecesario la mayoría de las veces. En última instancia, es un negocio estándar para las compañías que pueblan los anaqueles de los supermercados y hasta para los pequeños estafadores que rellenan los envases vacíos con agua del grifo -con frecuencia igual de buena.
Las empresas europeas Vichy y Evian, por ejemplo, sacan ganancias millonarias con esta actividad, que multiplica cientos de veces el precio de un litro del sencillo líquido. No obstante, acá en Cuba tenemos compañías que dejan chiquitas a estos consorcios. No se trata de Ciego Montero, ni de Los Portales. El centro Labiofam, ubicado en las afueras de La Habana, multiplica el precio del litro de agua por mucho más. Los pingues ingresos tienen la ventaja adicional de no tropezar con tantas suspicacias ecológicas, pues la etiqueta del frasco vendido opera una estafa de gran efectividad. Labiofam comercializa una cantidad cada vez mayor de los mal llamados medicamentos homeopáticos, de amplia aceptación entre el público con problemas de salud y falta de cultura científica.
Cualquiera puede averiguar cómo se preparan estos medicamentos. Las mismísimas personas que recomiendan la homeopatía se lo pueden explicar. Se toma una sustancia X y se diluye en agua hasta el punto que no queda una simple molécula del compuesto original en trillones y trillones de litros. La descripción sencilla de la elaboración de la medicina homeopática revela que, con ella, lo más que se puede resolver son los casos de deshidratación. Por esta razón, la explicación del proceso nunca es simple ni diáfana, sino que viene sazonada por una gran dosis de rutilante palabrería y términos de alguna manera relacionados con las corrientes filosóficas en boga. Por ejemplo, a finales del siglo XVIII-principios del XIX, Samuel Hanehman, descubridor de la Homeopatía, mencionaba propiedades divinos, mensajes de Dios, entre otros argumentos que convencían a las personas. Hoy los homeópatas dan a entender que se trata de propiedades de la mecánica cuántica u otras de la física y la química que le otorgan al agua una impronta o memoria de los poderes curativos de la sustancia original. Tales propiedades no existen, según el nivel de conocimiento de la ciencia actual.
En última instancia, la práctica ha confirmado la sobria realidad. La homeopatía ha sido invalidada en numerosos estudios y ensayos clínicos, y esta información está bastante accesible en numerosas revistas científicas y bases de datos, como la cubana Infomed. No obstante, todo esto no ha sido obstáculo para que un grupo con gran iniciativa haya enraizado en Labiofam el lucrativo negocio de vender agua milagrosa. En Cuba ya se conoce desde hace cierto tiempo, el Vidatox 30CH, un frasquito homeopático obtenido a partir del veneno de alacrán, que promete mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados por cáncer. Hay que poner a partir, entre comillas, porque al efectuar treinta operaciones de dilución en las que el volumen inicial crece cien veces añadiendo simplemente agua, usted se quedó con sales de calcio, sodio, potasio, y hasta arsenio y uranio disueltos en agua, pero ya en su pomito no le queda nada del alacrán. Las personas afectadas por la grave enfermedad pagan buenos dineros por un pomo con agua, un tilín de alcohol tal vez, y una etiqueta. Ante el buen resultado comercial, otros mercachifles disfrazados de científicos han salido a copiar el proceder de Labiofam, pero incrementado exponencialmente.
Según una última información con la que tropecé en el diario Trabajadores, el Instituto Finlay ha registrado recientemente toda una docena de etiquetas homeopáticas contra males diferentes, dígase problemas de insomnio, dolores menstruales, cefaleas, asma y demás. Hay que enfatizar lo de la etiqueta, porque el formato externo es lo único que puede distinguir a un pomo de agua de otro; a menos que tengan porcentajes distintos de alcohol añadido, ni el más avezado especialista podrá distinguir los pomitos de medicina homeopática contra una enfermedad, de aquellos contra otra: todos contienen simplemente agua, bien cara.
La impunidad con que operan estos practicantes del oscurantismo se ve facilitada por las buenas relaciones políticas de su directiva, sumado a la ausencia, en la sociedad cubana, de grupos de defensa de derechos de los consumidores.
Con estas y otras aguas milagrosas que vienen en camino, se ofrece curar nada más y nada menos que el cólera, el dengue y otros azotes virales que demandan los correspondientes esfuerzos por parte de las autoridades de la salud y de todo el país. El colmo vendrá a ser el compuesto PrevengHo que serviría, literalmente según el artículo de Trabajadores para prevenir cualquier dolencia.
A veces, la magnitud del disparate debería servir de alerta para la sociedad y las instituciones que deben proteger a la población. Si este PrevengHo tuviera algún sentido, ya se podrá liquidar el sistema nacional de salud, por redundante. Qué dengue, ni qué SIDA, ni qué infartos, ni qué cáncer, ni qué nada. Unas goticas a cada cubano, un par de reverencias a los divinos salvadores del Instituto Finlay, y a despreocuparnos y a vivir felices y contentos. Y a salvar al mundo, de paso. Lástima que no sea cierto. Lástima que todo no sea más que una estafa vergonzosa, que le costará en el bolsillo y en la salud a nuestros familiares, vecinos y compatriotas. Lástima que en nuestro propio país, haya tales inescrupulosos mercachifles de la salud humana.
Maha: nunca dije que fuera atribuible solo a las trasnacionales, cuando hablé de esos “centros de conocimiento” hablaba de todo tipo de institución científica. Pero por supuesto, las trasnacionales no se van a quedar sin lo suyo.
Tampoco dije que se ejerza control popular sobre esas instancias, sino que ellas no están (ni pueden estar) sometidas a control popular por su misma condición intrínseca (si te percatas de la sutileza, no es lo mismo). Mi idea propone un cuestionamiento más esencial a ese tipo de estructura elitista… y bien que las conozco, porque de allí vengo.
Yoyo: Así que tú crees que el ministerio de salud aleman no es una empresa privada… claro… son varias… como en Estados Unidos… jajaja Cuánta ingenuidad… por favor, que alguien me dé una botellida de agua homeopática, por favor… jajajja
Isbel:
OK, solo estaba bromeando. Es que me parece un poco loco cuando enseguida se traslada el problema a la “avaricia” de las transnacionales.
Bueno, pero es que yo solo respondía al comentario de Yoyo, que celebraba las empresas “homeopáticas” alemanas. Simplemente me ajustaba al camino que tomaba el debate. No obstante, no ignoré que el dilema iba más allá de las empresas privadas o estatales. Es un modelo de gestión del conocimiento lo que está en crisis, no olvidarlo.
Yo particularmente no creo en homeopatía. Siempre me ha parecido que la llamada “medicina alternativa” es una alternativa a la escasez de medicinas. Por eso, siempre que lo necesito y si mi economía me lo permite, opto por medicamentos registrados, aprobados por la FDA, y de ser posible de un buen laboratorio. Ya si no me queda otro remedio me tendré que tomar un cocimiento de mastuerzo de caballo…
100%:
Busca en youtube un video que se llama ‘If You Open Your Mind Too Much Your Brain Will Fall Out’ (Take My Wife) de Tim Minchin
Rogelio, rogelio… siempre te dejas llevar por tus impulsos y cometes un par de tropiezos que desmeritan tu preocupación.
– ¿De donde sacas que la Homeopatía está descalificada en el mundo? ¿Cuanto son esos numerosos estudios y ensayos clínicos, de cuánto estamos hablando? ¿Es la red la cubana Infomed referencia de algo?
– Dices: Tales propiedades no existen, según el nivel de conocimiento de la ciencia actual. ¿Y cual es el nivel de conocimiento de la ciencia actual? ¿Tienes acceso a los principales laboratorios mundiales de medicina o a las Universidades más prestigiosas del mundo en la materia? ¿Quién define cuál es el nivel?
– No está bien llenar la crítica con ofensas y descalificaciones personales. Por arribita sobran palabras como: mercachifles disfrazados de científicos o estafas. En Cuba hace falta asociaciones de defensa del consumidor, pero también, cuando Cuba sea un país normal, la gente tendría que ser más cuidadosa con lo que dice o este artículo tipo de artículo te llevaría a los tribunales para que demostraras científicamente, con los conocimientos de la ciencia actual, no los tuyos, que esos laboratorios son una amenaza para la salud humana. Si lo demuestras, santo y muy bueno, pero si no tendrías un problema… y grave
¿en serio, yo_yo? Un enlace por favor, a cualquier estudio serio que demuestre la eficacia de la homeopatía?
Maha, (desgraciadamente mi respuesta ha sido bloqueada porque contenía varios links. Aquí la repito sin las tres w. A ver si tengo suerte)
Yo he curado con Homeopatía a mis hijos desde que eran bebés, por tanto ellos no tenía conocimiento de Dios cuando les curé desde diarreas a asma. Las recetas de productos homeopáticos, a diferencia de otros países, en Alemania Alemania las da el médico, no un farmacéutico. Los productos son elaborados por transnacionales, no por alquimistas de mala muerte (claro, ahora dirán que los capitalistas y tal). La mayor empresa de estos productos que conozco es la Deutsche Homöopathie-Union (DHU) que fabrica nada menos que 13000 medicinas, aprobadas todas por el ministerio de Salud alemán y la Bundesverband der Pharmazeutischen Industrie e.V. (Unión de industrias farmaceuticas) donde militan gente como Bayer&Bayer Ratiopharm o Schering (ninguno de ellos permitiría competencia de alquimistas). Aquí puedes ver muchísimos artículos publicados acerca del tema: página Web: “dhu.de/presse/”
A pesar de las contradictorias opiniones, la homeopatía gana adeptos en la comunidad científica. Por ejemplo, ya que pides links, aqui pongo un artículo acerca del tratamiento de la diarrea con métodos naturales homeopáticos traídos de África y aplicados en Alemania: “aerztezeitung.de/politik_gesellschaft/gp_specials/special-otc/?sid=557595”.
A propósito el Ärzte Zeitung es el diario oficial de la comunidad de médicos Alemana. Publica los mayores noticias del ámbito médico alemán e internacional. No cualquiera publica allí.
El hecho de que uno no conozca algo, no demuestra que no exista o no sea verdadero. No niego que hay gente inescrupulosa por ahí vendiendo remedios santos. Hay doctores que rellenan los senos de mujeres con cemento blanco en vez de silicona o cirujanos que dejan una tijera dentro de la barriga de un enfermo y no quiere decir que todos los médicos del mundo sean unos delincuentes. Lo mismo pasa con la homeopatía que en sus inicios fue estigmatizada quizás con razón, pero hoy está muy lejos de ser un bloof. Por eso he invitado a nuestro Rogelio a que nos defina qué cosa es el estado actual de la ciencia. ¿De qué época estamos hablando, porque como verás en los artículos que te puse, más serios que esos y más actualizados no los hay en este mundo?
yo_yo:
Si, en muchos países se venden productos homeopáticos. Si, en algunos (cada vez menos, y Alemania no es uno de ellos) la Seguridad Social asume esos tratamientos como “medicina alternativa”. Si, probablemente el volumen de negocio que arrastra la homeopatía es enorme.
Ergo, no es que desconozca el tema. Lo que afirmo es que existe un consenso generalizado entre los científicos y médicos de que la homeopatía no es ciencia, y de que no existe ningún estudio serio que demuestre su eficacia como medicina más allá del efecto placebo
Yo no afirmo que los médicos que utilicen remedios homeopáticos sean delincuentes, ni que quienes utilizan dichos remedios sean tontos, sino que la homeopatía no es ciencia. Punto. En sus inicios fue un bloof, está basada en conceptos que no son científicos, y nunca ha podido demostrarse que su efectividad esté por encima de la esperada del efecto placebo.
Es triste descubrir cómo a las personas le mencionan la palabra “trasnacionales”, y piensan que se trata de algún dios infalible. Por suerte, ejemplos como los que pone yoyo solo reafirman la inmoralidad del mercado capitalista, dispuesto a hacer lo que sea necesario con tal de sacar dividendos. (¿Todavía alguien puede mencionar a la Bayer como ejemplo ético de algo?!!!!)
Yo por mi parte, de paso también dudo de eso que mi buen amigo Rogelio llama “ciencia constituida”. Desde esos centro de conocimiento (en realidad centros de poder), más de una vez han embaucado a la población mundial, y no precisamente porque el saber avanza y se cambian los conceptos previamente establecidos. Baste observar que se trata de instancias colocadas fuera del alcance de cualquier escrutinio social, popular, o como quiera llamarse, algo que ni siquiera con “grupos de defensa de derechos de los consumidores” se soluciona.
Isbel:
Por favor, que estás comentando bajo un post que habla del Instituto Finlay y la homeopatía
Al parecer, la falta de escrúpulos no es atribuible solo a las “transnacionales”
No entendí muy bien que tipo de “control popular” pretendes que se ejerza sobre las universidades y/o centros de investigación …..
@Isbel,
Primero: Los países como Alemania no funcionan de esa manera. Eso es cosa del pasado o de otras latitudes, no de Europa. En el caso alemán, estás hablando del único estado en el mundo que ha parado en seco el embargo norteamericano por afectar intereses alemanes. Las empresas americanas no chistan aquí cuando se trata de negociar con Cuba. Ya puedes hacerte idea de que las empresas aquí andan más tranquilas que estate quieto, están amarradas cortico aquí. Esto no es Cuba que pasas un dinerito por debajo de la mesa o le prometes una VISA a la hija de un Ministro y te venden el país con gente y todo a dentro. Los controles que tiene el Ministerio de Salud Alemán acerca de qué, cómo, cuando y cuanto se vende son tan férreos en este país que no hay poder en este mundo para saltárselos. Todos esos productos tienen que pasar pruebas en laboratorios federales y si no sirven no los pasa ni Dios.
Pero como en toda democracia, TODOS, incluidos las empresas tienen derecho a decir en los organismos de decisión. Tampoco es que la Merkel de un manotazo en la mesa y grite: “Ahora si vamos a construir el capitalismo” y todos tengan que aceptarlo, como pasa en un país de cuyo nombre no debo acordarme.
Segundo: el “mercado capitalista” actúa más rápido que los CDR cubanos. Cualquiera que se salga de la ley y trate de pasar gato por liebre, la competencia le cae arriba. Si los ejemplos de las embotelladoras de agua que menciona Rogelio en su artículo, fuesen serios, ya no existirían porque le caería encima las denuncia de la competencia que no dudaría en ponerlos en los tribunales.
Tercero: Si los ejemplos del agua fuesen ciertos, las compañías aseguradoras le caerían encima a esas embotelladoras exigiendo sumas gigantescas de indemnización. Aquí, como dice la canción: nadie quiere a nadie y le pasan la cuenta a malanga.
Cuarto: Existe además una prensa que no cree ni en Dios y que por poner un ejemplo, hace un par de años hizo dimitir al mismísimo Presidente alemán. De nuevo, si los ejemplos de las embotelladoras fueran ciertos, no sería Rogelio desde la Intranet cubana quien lo iba a descubrir. Ya hace rato que le habrían caído arriba los periodistas de todo el mundo, no solo los alemanes porque ambas venden agua en todo el mundo.
@Maha: Desgraciadamente mi fuerte no es la medicina. Asumo que los ejemplos que los links sean serios pues están avalados por el Ministerio de Salud alemán, que no es una empresa privada.
“Es triste descubrir cómo a las personas le mencionan la palabra “trasnacionales”, y piensan que se trata de algún dios infalible. ”
O de una malapalabra.
A mi la frase me parece no solo genial, si no bastante serena : “mercachifles disfrazados de científicos” es lo menos que se puede decir de cualquier miembro de una entidad científica que se dedique a comerciar remedios homeopáticos
Si lo hace un farmacéutico o un buhonero desde una furgoneta dices : “pues nada, el que no se contenta es porque no quiere”
Pero, ¿desde una institución supuestamente científica?
¿Cuan extendida está la práctica, Rogelio? Quiero decir, ¿que volumen en la distribución interna de “medicamentos” ocupa el Instituto mal llamado Finlay?
(que por cierto, en lugar de burlarse del consumidor, bien harían en contratar a un diseñador web. página más espantosa he visto pocas veces)