Manifiesto

Coordinadora Comarcal de Juarros-Demanda-Montes de Oca para la paralización de proyectos eólicos. Junio 2021.

Una vez más los intereses extractivistas desembarcan en nuestros territorios. Los grandes capitales de la energía “renovable”, encabezados por Iberdrola, EDP y Capital Energy, olfatean los fondos europeos para la recuperación económica. Llegan con sus proyectos macroeólicos vendiéndonos las falsas bondades de siempre (generación de empleo, recursos económicos para las arcas municipales…), que burbuja tras burbuja van enseñando su condición de chantaje (“Esto o la ruina”, “Esto o la despoblación”). Hablamos de los parques de Alcocero (de Iberdrola y sus filiales), Marmica y Fuerga (de Green Capital Developmen V y VI), Terra y Abrazadilla (de EDP), de Berg I y Berg II de la alemana Abo Wind.

Llegan a un territorio que aún no han despoblado lo suficiente como para poder explotarlo impunemente, por mucho que intenten pasar por alto la dignidad de su población y sus entidades locales a quienes a menudo ni siquiera consultan antes de decidir sobre sus montes y sus recursos.

Llevan décadas invadiendo la Provincia de Burgos con sus megaparques eólicos (2Gw en 2019, el 10% de todo el Estado), superando en más del doble la potencia instalada considerada como máxima por la propia Junta de Castilla y León en su “Plan Eólico”(695Mw); a día de hoy ya más de tres veces. Pero su avaricia no tiene fin y siguen buscando lugares donde instalar sus torres, en esta “nueva ola” mucho mayores que nunca y con daños más graves sobre nuestro territorio y nuestro bienestar.

La energía y los dividendos escaparán a tierras lejanas, dejando en nuestros pueblos unas meras migajas, pero suficientes en algunos casos para comprar voluntades; dejarán gigantes obsoletos, poblaciones enfrentadas y un paisaje roto.

La Coordinadora de Juarros, Demanda y Montes de Oca, nace para organizar a la población y a sus entidades en la defensa del territorio contra la implantación de parques eólicos. Asimismo, quiere fomentar la reflexión y el debate sobre la producción, el almacenamiento y el consumo de energía, concienciándonos como vecindad de las alternativas más adecuadas y justas para nuestros pueblos y habitantes.

Exige también el mayor cuidado de nuestro medio natural, con especial atención a los bosques y ecosistemas fluviales, nuestro gran patrimonio, fuente de recursos y bienestar, y único verdadero salvavidas para el cambio climático.

Nos adherimos a la declaración eólica responsable lanzada por la Mesa Eólica de Merindades en enero de este mismo año y manifestamos lo siguiente:

La decisión sobre los proyectos energéticos y su naturaleza corresponde a las comunidades locales, a su sociedad civil y a las administraciones locales solo como fedatarias de esa voluntad. Cualquier decisión habrá de tomarse tras la necesaria información y debate públicos, en un contexto de transparencia libre de imposiciones y chantajes, y con especial consideración hacia las personas afectadas en su salud o en sus medios de vida.

La generación de energía debe dirigirse a cubrir las necesidades locales y ser generada lo más cerca posible de los lugares de consumo.

La energía eólica tal como se nos quiere imponer genera efectos nefastos sobre nuestro territorio:

Perjudica la economía local:

La población local lleva décadas esforzándose e imaginando maneras de permanecer en el territorio. La conservación del paisaje, la biodiversidad y los bienes culturales han permitido el desarrollo de economías basadas en la gastronomía, la hostelería, el turismo cultural, la recolección, la caza, los aprovechamientos forestales, la ganadería y la agricultura, estas últimas sometidas a fuertes procesos de reconversión y reinvención, y las pequeñas empresas de construcción y albañilería, entre otras muchas iniciativas.

Los proyectos eólicos vienen a destruir el paisaje que sustenta a todas estas actividades.

Genera corrupción y enfrenta a la vecindad

Las empresas promotoras ofrecen dinero o puestos de trabajo a cambio de vía libre para instalar sus generadores. Saben elegir muy bien a quien dirigirse y dónde plantar las torres. De esta manera, algunas pocas personas sacan algún beneficio y dan su consentimiento mientras el resto salen perjudicadas. La población queda fracturada y enfrentada, al tiempo que el gran negocio se queda en el accionariado de las grandes empresas. En pocas décadas, la enorme cantidad de chatarra se quedará para siempre.

Reduce el valor del patrimonio

Se calcula que en las zonas afectadas por los parques eólicos el valor del patrimonio inmobiliario desciende entre un 30 y un 40% por el desinterés por acudir a vivir o pasar las vacaciones, con las consiguientes pérdidas para los alojamientos rurales y los pequeños propietarios.

Fomenta la despoblación

Las comarcas burgalesas afectadas por parques eólicos no han experimentado ninguna recuperación demográfica. Antes bien, la despoblación ha sido más acusada que en aquellas que han conservado su paisaje y sus recursos naturales, más atractivas para la llegada de población, tanto estable como flotante, que busca condiciones de vida saludables, horizontes y cielos despejados. Sus enormes aparatos arruinan todo esto y nos invitan a marcharnos.

Genera especulación y desigualdad

La enorme cantidad y volumen de proyectos de “renovables” programados supone una potencia instalada que no cabría en la red, lo cual indica el carácter especulativo de este movimiento, que persigue colocar capitales en nichos que hasta ahora no existían, proporcionar altos beneficios a las grandes compañías explotadoras y acaparar presupuestos públicos

Hay una proporción muy alta de fondos especulativos, fondos buitre, grandes bancos, grandes multinacionales de la construcción, además de las grandes compañías eléctricas del oligopolio detrás de estas megainversiones.

Es insostenible y antiecológica

La propaganda corporativa se esfuerza por decorar de verde estos proyectos. Sin embargo, la eficiencia energética de los mismos es menor de lo que pudiera parecer si se introducen todas las variables del ciclo (construcción de infraestructuras, fabricación y transporte de las torres, elevado consumo de lubricantes). Por otra parte, a día de hoy, las palas y otras piezas construidas en resinas y fibras industriales se entierran en enormes vertederos tras una corta vida útil de unos 30 años.

En el caso de nuestras comarcas afectaría gravemente a varias zonas ZEPA y LIC, de la Red Natura 2000, a masas forestales de gran valor, elementos patrimoniales como el entorno de Atapuerca y el Camino de Santiago.

El daño sobre las poblaciones de aves es enorme y los murciélagos desaparecen completamente al verse destruido sus sistema de orientación y comunicación.

No genera empleo

Por su incompatibilidad con las actividades económicas ligadas al paisaje y al medio natural, el escaso empleo generado por los parques no compensa la pérdida del potencial de empleo de otras alternativas. Los empleos generados para su implantación son pasajeros e inaccesibles para la gente de los pueblos. La generación de empleo es una de las más grandes y recurrentes falacias de las empresas promotoras.

Las empresas cotizan fuera

Nos dicen que los ayuntamientos reciben grandes desembolsos por la instalación de estos parques, pero la realidad es que esos desembolsos son mucho menores de lo anunciado, y suelen ser una compensación inicial abultada que no continúa con los años, mientras que, una vez construidos, estos mega parques destrozarán el paisaje, el ecosistema y el bienestar de las personas que viven en el medio rural para siempre jamás.

Todas las empresas explotadoras de estos megaparques que hayamos podido conocer, sin excepción, tributan sus impuestos en países o regiones muy alejadas de las poblaciones a las que esquilman, allá donde les ofrecen jugosas exenciones de pago.

Por todo lo anterior, rechazamos la implantación de más parques eólicos en nuestra comarca y en la Provincia.

Denunciamos el reparto de prebendas y la compra de voluntades por parte de las empresas que tratan de desbrozarse el camino ofreciendo torres aquí y allá, enchufes para conocidos y todo tipo de corruptelas que siembran la avaricia, el enfrentamiento y la desigualdad.

Evidenciamos el carácter insostenible e injusto de los parques eólicos, su impacto contra la biodiversidad y la alteración perpetua de nuestros territorios.

El interés económico de las corporaciones y los fondos de inversión no pueden estar por encima del bienestar de la población y el cuidado del medio.

Tendrán que vaciar mucho más los pueblos antes de saquear definitivamente sus recursos.