Un sueño por otro

Qué, se lo has dicho ya, o no?
Paula se alegro de poder dar un sí por fin.
“dice que lo ponga con Luna.”
“Ah pues me parece bien. Son majos chicos.”
“Si.”
“De verdad que me hace mucha ilusion. Y ahora que vais a hacer?”
“Pues lo primero preguntarle a Luna a ver si le parece bien.”
“Sí por que está trabajando, no?”
“Si. Dice Jose que hace tiempo está pensando dejarlo pero es arriesgado. No se.”
“Vas a ir esta tarde?”
“Si, y veré a Luna. Ya te contare.”
“A ver que dice tu padre.”
El padre de Paula no veía ningún futuro a la aventura pero, como sabia que la gente joven prefiere darse la torta que escuchar a los que ya se la han dado, estaba dispuesto a prestarle dinero aunque eso supusiera no verlo más.
“Y que, que vais a hacer.”
“De momento hablar con Luna.”
“Hablar, hablar. Pero si no hacéis otra cosa!”
“Pues hay que hablar para hacer las cosas en grupo.”
“Cuanto dinero tienes que poner.”
“A ver. Solo hemos hablado de la posibilidad, y de que es buena idea. Ya os contare, vale?”
“Pues a mi me parece muy bien que la niña ponga algo de comercio justo. Mejor que vender por las puertas y tener que aprovecharse del consumismo.”

A Luna le debió de parecer la idea porque cuando vio a Paula en la tienda empezó hablando de como dejar el trabajo que tan poco feliz le hacia.

Decidieron abrir justo antes del periodo navideño.
“Por muy poco que vendáis, en navidad es cuando más vais a vender,” dijo Jose. “Así al menos se minimizarán las perdidas.”
“Tu crees que vamos a perder mucho?”
“No.” ahora era Luna quien hablaba. “Pero en el periodo de navidad vamos a tener que sacar para cubrir gastos del resto del año, porque aunque café y azúcar se venden todo el año, es en las artesanías donde hay un margen más decente. Si vemos que en dos o tres meses no hemos sacado para el resto del año, cerramos y ya está.”
Hablaron más en aquella reunión, y al final preguntaron a Paula:
“Como te sientes?”
“Tengo miedo.”
Luna y Jose miraron a Paula.
“En serio?”
“Si.”
Luna y Jose siguieron mirando a Paula. Parecía que esperaban un “me rajo”, o una llorera.
“Pero da igual. Hay que hacerlo.”

Tuvieron muchas otras reuniones, entre ellos y con más voluntarios. Luna y Paula buscaron un local para abrir la que sería su tiendita y, con mucha ayuda de muchos voluntarios y amigos, la abrieron en noviembre, a tiempo para la “campaña de navidad”. En la fiesta de apertura se cayó una figura de barro y se rompió. Antes de que el manazas que la había dejado caer pudiera echarse a llorar, Luna dijo en voz muy alta:
“Da igual, no nos gustaba!”
Jose preguntó:
“Como te sientes?”
“Pues siento que intercambio un sueño por otro.” Paula prosiguió cuando vio la cara de Jose de querer seguir escuchando: “Recuerdas que te dije que un día quería vivir en Londres? Como esta tienda va a salir bien, ese sueño voy a tener que dejarlo.”
“En eso consiste crecer. En abandonar sueños.”

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