En la tarde, comenzamos las sesiones escuchando las ponencias de Carlos Simón (Universidad, cultura e ideología), Zeta Dacosta (La diáspora post-soviética en Cuba) y Nileyán Reyes (Dinámicas culturales en el central Hershey de Santa Cruz del Norte), todas ellas de gran carga polémica. Carlos Simón, profesor del Instituto Superior del Arte y fundador de la Cátedra Haydée Santamaría, insistió –a partir de un análisis basado en la historia social y de las ideas- en la urgencia de cambios en los enfoques vigentes de la vida universitaria, retirando la visión normalizadora del estudiante cubano individual como “revolucionario” y pasando la misión de promover la revolución a la colectividad universitaria misma, a partir de su autonomía y su rol en la crítica teórica y la búsqueda de alternativas sociales. Zeta Dacosta se refirió a la presencia en Cuba de comunidades étnicas virtualmente invisibilizadas, cuya génesis también involucró paradójicamente el romanticismo, la ideología y la geopolítica: las comunidades de inmigrantes y descendientes de origen soviético. Nileyán Reyes -estudiante de Sociología- habló del pasado y el presente del batey Camilo Cienfuegos / Hershey, formado a principios del siglo XX alrededor de uno de los más modernos centrales azucareros propiedad de una compañía norteamericana, y el cual actualmente está siendo desmantelado producto de los cambios en la política económica cubana. En este caso, existen claros sentimientos de nostalgia no por el sistema capitalista, sino por una multifacética vida cultural que se perdió casi en su totalidad años antes de que el central fuese desmantelado. Los debates de esta sesión condujeron a revalorar los estereotipos vigentes sobre cómo se constituyen las comunidades étnicas y locales que forman nuestra nacionalidad, así como a constatar la urgencia de los cambios ideológicos, vivenciales y motivacionales en la vida de la juventud cubana, para que los cuestionamientos de ésta se conviertan en capital político del proceso revolucionario liberador en la Isla y no en un mero obstáculo para políticas deletéreas y conservadoras.
Estos enfoques se mantuvieron presentes en la última sesión del día de hoy, dedicada a los estudios socio-culturales de localidades y manifestaciones creativas específicas. El filólogo Ricardo Vázquez reivindicó la necesidad de admitir la oralidad afro-cubana como parte del corpus literario nacional y del curriculum de los distintos niveles de la enseñanza. Danay Ramos habló de la historia de los espacios culturales en Santiago de Cuba, y Yenislaisy Abreu se concentró en la sociedad “Luz de Oriente”, también de esa ciudad. La investigadora de las artes plásticas Ileana Orozco aportó interesantes análisis sobre esas manifestaciones en la ciudad de Bayamo, donde han imperado discursos artísticos basados en una peculiar percepción de la vida periférica y de las vicisitudes de la historia. Todas estas ponencias revelaron la permanencia de importantes fenómenos de dominación y desigualdad, en la urgencia de cuya subversión se insistió en el debate. La primera jornada del IV Observatorio Crítico finalizó con las presentaciones del libro “El pensamiento crítico frente al pensamiento único” del teólogo Jorge Luis Alemán, y de la revista pinareña “La Gaveta”, editada por la Asociación Hermanos Saíz y que cuenta con un equipo redactor autónomo.