SOS muy urgente por la paz

Por Félix Sautié Mederos

Crónicas cubanas

El Día Internacional de la Paz es conmemorado por acuerdo de la Asamblea General de la ONU a partir de 1981 cada 21 de septiembre; y no puedo pasarlo por alto, aunque cada vez se me hace más formal o simplemente simbólico, porque vivimos en un mundo de insensateces, guerras en activo y conflictos que de un momento a otro pudieran desencadenarlas por causa de alguna chispa de cualquiera de las partes implicadas. Además se han creado y se crean incesantemente amenazadores arsenales de armas nucleares, químicas, electrónicas y otros ingenios, todos de destrucción masiva que pudieran terminar con la vida, con el planeta y quien sabe si también podríamos alterar al orden del Universo por motivo de una reacción desenfrenada de la Ley de causa y efecto.

Por otra parte, nos encontramos inmersos en una espiral agresiva contra el medio ambiente, que está destruyendo nuestro hábitat y quizás ya sean sólo unos pocos años en los términos históricos los que nos quedan para destruirlo totalmente. Los cambios climáticos, el deshielo de los glaciales, los terremotos y tormentas o fenómenos atmosféricos cada vez más intensos, las sequías, las inundaciones así la contaminación de mares, lagos, ríos y fuentes subterráneas de agua potable, son ejemplos evidentes de lo que está sucediendo ya; que no constituyen anuncios del lobo que puede venir, porque en definitiva son el lobo presente y aullando. Además desde el punto de vista social, la paz imprescindible para el normal desenvolvimiento de la vida, no solo se puede alcanzar con la ausencia de las guerras y de los conflictos violentos, lo que ha sido y es un planteamiento insistente de los movimientos pacifistas en el mundo de hoy. Sin justicia social ni preservación del medio ambiente, tampoco podrá haber paz verdadera. Vivimos un mundo de enfrentamientos, rencores y odios que se hacen asfixiantes.

Para completar el escenario real en que nos encontramos enquistados, las crisis económicas parecen haberse instalado no sólo en los países más pobres sino que se han hecho presentes con gran intensidad también en el Primer Mundo como sucedió en los años 20 del siglo pasado. Entre tanto, en los estados ayer poderosos económicamente, la depauperación creciente de sus sistemas económicos es enfrentada con políticas de choque y de ajustes, que afectan principalmente a los más pobres y que casi siempre aseguran y/o incrementan las ganancias de los más poderosos, como consecuencia de unos procesos de injusticia que exasperan a las poblaciones dependientes de su trabajo para subsistir, así como a los jubilados , personas ancianas y/o enfermas que necesitan de los servicios de seguridad social por demás existentes en donde los hay; mientras que en peor situación encontramos a los desamparados de todo tipo que mal viven y mueren de hambre en las distintas latitudes, sin ningún amparo social por mínimo que sea . Un ejército de desempleados, de niños, ancianos y jóvenes que se abren a la vida sin perspectivas ni de presente ni de futuro aumenta con dramatismo.

Todo ello genera bombas de tiempo, algunas ya en explosión casi irreversible y otras intensificándose para cuando les llegue el momento de explosionar. En tales circunstancias, debo decir que estamos pendientes de un equilibrio inestable, que se inclina con intensidad y aceleración hacia un abismo sin fin conocido. Las alternativas que tenemos por delante son prácticamente dos: la destrucción total o tocar fondo y comenzar a emerger si la razón llega a imponerse por encima de las inconsecuencias de los más poderosos y/o de quienes consideran que todo va bien.

Los sistemas de explotación de los seres humanos y de la naturaleza constituyen causa principal y deberíamos plantearnos un alto para el dialogo y el razonamiento de todos y muy en especial de los más poderosos que son generalmente reacios al diálogo con los demás, porque sin vida o sin planeta ellos tampoco podrán subsistir. Si no alcanzamos la razón básica a favor de promover una Paz realista, sostenible, basada en el respeto mutuo y con los pies puestos sobre la tierra, no podrá haber soluciones a los grandes problemas de la humanidad y de la naturaleza.
Comprendo que me refiero a una situación compleja, pero hay que enfrentarla más allá de los posicionamientos ideológicos y políticos, así como de los sectarismos y de las inconsecuencias o provocaciones como las que se desencadenan con ofensas a la fe de las personas creyentes manifestadas en la actualidad hacia el mundo musulmán, las que están generando un conflicto de civilizaciones. No es con calificaciones de fanatismo ni con preocupaciones ilustradas con lo que se resuelven estos problemas. Es principalmente con el respeto a los demás y con el respeto por las ideas religiosas. Hans Kung se ha referido a la urgente necesidad de promover el diálogo y la paz con las religiones, para que haya paz en el mundo. El llamado del gran teólogo alemán, es una necesidad urgente para detener los odios entre los seres humanos, más allá de sus creencias o de sus ateísmos. La explotación de unas personas por otras es inmoral y no tiene justificación alguna.

Cuba no es ninguna excepción ni mucho menos de lo que sucede en el mundo. Es cierto que tiene características propias pero es irrebatible y cierto también que en nuestra sociedad cunden el hastío y las angustias existenciales. Cuba envejece y se destruye con un muy particular ritmo, bordea el precipicio, muy a pesar de los cánticos oficiales. El Bloqueo es inmoral y humanamente injustificable porque va contra las personas, pero también se usa como justificación para silenciar los problemas internos propios de un sistema obsoleto que debe ser cambiado.

Podría expresar muchas cosas más, pero el espacio de 2 cuartillas no me alcanzaría para hacerlo. Este es pues un llamado de SOS por la Paz desde mi rincón de Centro Habana, que expreso con mis respetos para los que opinen diferente. fsautie@yahoo.com

Publicado en Por Esto! el lunes 24 de septiembre del 2012.
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=193846

0 thoughts on “SOS muy urgente por la paz

  1. Amigo Octavio, ante todo le agradezco mucho su comentario que en definitiva demuestra interés sobre el tema. Le confieso que concuerdo básicamente con lo que usted plantea y creo que es muy importante llamar a la conciencia para que se convierta en acción, porque nuestro mundo se está destruyendo ante nosotros. Me hago eco de su planteamiento.
    Actuar es muy importante y para que se actúe, también creo importante el llamado, eso trato de hacerlo, aunque a veces me siento como una voz que clama en el desierto y que muy pocos escuchan. Quizás me faltó parafrasear aquello que se expresa en los evangelios, de que quien tenga oídos para oír, oiga.
    Veo con tristeza que muchos que se dicen seguidores del Evangelio, en su vida práctica hacen todo lo contrario. Entonces debo decirle que comprendo muy bien a lo que usted se refiere y lucho por la paz y la justicia social desde mi Rincón de Centro Habana con mis 74 años y mi diabetes a cuestas. Es todo lo que le puedo decir.

  2. Sí Sautié, es “una situación compleja” que se debería enfrentar “más allá de los posicionamientos ideológicos y políticos, así como de los sectarismos y de las inconsecuencias o provocaciones”. Es obvio que “no es con calificaciones de fanatismo ni con preocupaciones ilustradas con lo que se resuelven estos problemas”. Pero dicho esto nada cambia, la explotación y dominación de unas personas por otras continúa, etc., etc. Y ni siquiera es escuchado
    Hans Kung por los propios cristianos alemanes… Lo que demuestra que no son los llamados a “promover el diálogo y la paz con las religiones, para que haya paz en el mundo.”
    Entonces, ¿qué hacer? ¿Seguir llamando al amor universal? ¿Esperar a que la gente se decida a dialogar? ¿Esperar a que los que mandan se decidan a escuchar las dolencias de los dominados? ¿No cres que ya es hora de luchar para que todos tengan derecho a la palabra y a decidir por ellos mismos? Claro que también esto será música celestial si nos conformamos con las palabras, si no hay actos que sigan a éstas.
    Fraternalmente