Reflexiones de un libertario

Por Ramón García Guerra

I

Cuando se observa el mapa político del país desde las élites letradas de la vieja clase media (OCM) en Cuba los motivos para ser optimista se diluyen; puesto que, según éstas, inexorablemente, las reformas nos deben de conducir hacia un maridaje entre el régimen estatista-autoritario y el capital transnacional a corto o mediano plazos. Las bases epistémicas y políticas que adoptan estos compatriotas les impide un acercamiento al universo de luchas populares que suceden hoy mismo. [Padecen aquéllas de miopía política.] Sin embargo, los espacios de fronteras en la sociedad cubana se han convertido en laboratorios de creatividad popular y activismo comunitario que se adelantan en mucho –o desdicen– a las reformas.

Pongamos un ejemplo:

Los notables de una pequeña ciudad (de 30 mil habitantes) han constituido una Sociedad de Fomento y Desarrollo de la Comunidad (SF&DC) y han creado un fondo fiduciario –con un efectivo de $ 96 mil pesos (CUC) y activos por 1,7 millones de pesos (CUC)– para la creación y estímulo de un entramado de Pymes en la localidad. La política de créditos a la inversión que han adoptado exige que la Sociedad tenga un 15-20% de participación en las nuevas cooperativas creadas y que estas últimas estén en la obligación de contribuir (con el 5%) en la financiación de los proyectos de tipo cultural, ecológico, etcétera que resulte de beneficio para la comunidad. Los notables parten de un diagnóstico bien fundado y han adoptado la política de intervenir en puntos decisivos del proceso de reproducción social de la comunidad. Consideran que el modelo de sociedad local debe ser rehecho por los lugareños sin mediación alguna y su misión sería la de facilitar dicho proceso.

[Incluso, tanto han avanzado en esta experiencia práctica de autogestión que una de estas empresas ha logrado la firma de un contrato de servicio en la Zona Franca del Mariel sin aún estar aprobada la Ley Cooperativas que fuera anunciada (y no cumplida aún) por las reformas.]

Estamos ante la creación de una fundación en tal caso. [“Entidad privada con fines públicos sin ánimo de lucro” –según el Código civil vigente–.] Institución que no puede ser inscrita en el Registro de Asociaciones del MINJUS, aclaro, dado que la política de confiscación de los derechos civiles que practica el Estado cubano así lo impide.

Pongamos otro ejemplo:

La noticia que publicó el Granma el 20 de octubre en su página cultural: “Reconocen tradiciones y saberes comunitarios”, –con motivo de haber otorgado el Centro Juan Marinello los Premios Memoria Viva 2012– podría ser razón de optimismo ante el “realismo” de una socialdemocracia que está abogando por la cordura. Construir un mapa etnocultural así habla de la batalla al interior de oficialismo que han estado dando los neomarxistas y libertarios cubanos en pleno siglo XXI. La imagen que ofrece ese entramado denso de tradiciones y saberes populares no serán hechos de excepción en Cuba, sino una sólida evidencia de las potencialidades del imaginario radical y el poder instituyente de la sociedad.

[En tal sentido se siente responsable el autor de haber contribuido al abrazo de estas fuerzas políticas, así como haber logrado que esta alianza estratégica se haya producido desde la tradición libertaria y sobre el magma popular que alienta a la misma.]

Después de una década de batallar, los libertarios y neomarxistas se enfrentan al recorte del horizonte de la utopía socialista. Compañeros que apelan al realismo nos advierten que la política de defensa de la causa libertaria que echan adelante los radicales de izquierda está condenada al fracaso. Debemos de hacer recordar que nunca han estado los libertarios más solitos que cuando en 2003 fundan la Cátedra Haydée Santamaría en un parque habanero en contra de la cordura. Porque esta iniciativa se daba en medio de una polarización (extrema) del espectro político de la sociedad, –recordad: proyecto Varela y reforma a la Constitución de 1992 mediantes– que hacía de aquella un absurdo y que sería recibida con estupor, indiferencia o recelo por oficialistas y disidentes (de derecha).

Las luchas de los libertarios han estirado el espectro político de la sociedad dando cabida a los socialistas democráticos que ante la actualización del status quo nos invitan al desarme. La ardua y fecunda labor científica y docente que libertarios y neomarxistas han realizado en la última década, ha dotado de insumos –teóricos, conceptuales y políticos– a los socialistas democráticos que ahora contemporizan con la derecha y nos acusan de sectarios… además.

Defendemos el derecho de los socialdemócratas a adoptar el proyecto y pactar las alianzas que entiendan más eficaces. [Incluso, damos por útil y necesario esto que hoy sucede.] Entendemos esto último, también, como sería nuestro deber el alertar a las izquierdas que esta política de alianzas hace el juego a la estrategia de los ortodoxos en su política de actualizar el status quo para facilitar la fusión entre el Estado y el capital (nacional y/o foráneo).

Cuando en la década de 1990 se enfrentan en fiera batalla los civilistas y estatistas por capitalizar y/o refrenar –respectivamente– las crecientes autonomías sociales que había producido la abrupta desconexión del imperio soviético entre los cubanos, [contada esta historia por un digno protagonista de tales luchas: Haroldo Dilla (ver su artículo en Havana
Times
)] entonces, la suerte a los primeros le sería adversa. Porque el efecto desmovilizador de la crisis, la visión estadocéntrica de la izquierda (tradicional) que acompañó al civilismo y la reacción defensiva del gobierno, entre otras causas, resultó una realidad que desbordó a aquéllos.

Pero esta realidad ha cambiado a favor de la causa libertaria por mil razones que apenas si esbozo en este artículo.

Empecemos por decir que el pueblo hoy identifica a actores y proyectos que se ubican a la izquierda del PC cubano. Consideremos que los libertarios han modificado la hegemonía en la sociedad.

Después de haber ejercido estos en universidades e institutos de investigación científica en la última década, nada en estas instituciones ha vuelto a ser lo mismo. Sucede que nadie con pleno juicio en estas instituciones desea ser tildado de oficialista o hacer el ridículo. Ciertamente, las críticas de los libertarios pueden resultar un acto temerario ante algunos; así como también son vistos el oficialismo y la oposición (de derecha) como causas perdidas en el pasado.

Tenemos acá dos dimensiones de una batalla: Las formas de autogestión que se fraguan en los espacios de frontera de la sociedad, que dicen de una comunidad que se ejerce a sí misma, y aquel noble empeño por cartografiar (o articular una imagen de totalidad) de la sociedad, que parte de la opción por los oprimidos y que habla de la fuerza del pueblo.

Preguntémonos ahora, –lejos de remilgos, embelesos o excesos que afectan al buen juicio– realmente, ¿cuánto ha calado la crítica de la izquierda radical en toda la sociedad? Considero que carecemos de plena conciencia de este suceso.

Los medios han inflado el drama de una delegada en Las Tunas que batalla por su pueblo y nosotros, en parte, hemos sido cómplices de este evento. Pero la lucha de esta compañera no es única en Cuba. Los medios oficiales en Cuba han sepultado la batalla que vienen dando representantes del pueblo en las asambleas del Poder Popular y los radicales de izquierda no hemos mostrado nuestra solidaridad con aquéllos. Pensamos ahora en Ariel Terrero y otros delegados que luchan en la capital. Desde adentro y desde abajo. Las críticas de aquéllos se enfrentan a las inconsecuencias que produce el sistema y reduce el margen de arbitrariedad que genera el régimen. Debemos seguir estas batallas. Participar de ellas y apoyarlas. Espacios del poder instituyente en toda la sociedad.

Pero estas muestras de heroísmo no se reflejan en internet.

Quienes nos critican por resistirnos a integrar un frente antiestatista (o anticastrista), –críticas que “democráticamente” nos hacen– simulan no advertir una realidad: cómo se ha desplazado del centro de poder. [Favorable ahora a los tecnócratas.] Tampoco se dispone de mucha información sobre el mundo de la derecha. [Sociología de la reacción.] Dediquemos una sección del artículo a esbozar el mismo. Convendría estar enterados del asunto.

II

Conociendo bien a la nueva clase en Cuba –dado por mil razones que ahora no vienen al caso contar– puedo hoy ofrecer mi visión de conjunto sobre el campo de relaciones y redes sociales que esta última ha articulado con los tecnócratas del Gobierno central y los gerentes del capital foráneo. Asimismo, la fuente de datos e información que resulta de mi participación en diálogos y análisis de coyuntura hechos con aquéllos me autoriza a ofrecer un pronóstico acerca del proceso de actualización del modelo de sociedad que siguen las reformas. Finalmente, los estudios que hemos realizado acerca del sistema de dominación política que fuera instituido en las décadas de 1970-1980, y que con ajustes más o menos importantes aún sigue siendo el mismo, nos autorizan a prefigurar el tipo de gobernanza que se intenta establecer a corto o mediano plazo en Cuba.

Tecnócratas, gerentes y burgueses.

La relación entre estos actores es familiar. La clase media alta que resultó de la nueva institucionalidad que se dio el proceso en los años 70s, –pero más específicamente los años 80s– logró cumplir su “proceso de acumulación originaria” bajo las políticas de distribución de riqueza, poder y prestigio que adoptó el Estado obrerista en este período. En medio del escándalo que implicó la Causa 1 de 1989 debió el gobierno evitar que la situación se tradujera en un carrusel de sucesos de esta naturaleza. [Sobre todo si se toma
en cuenta la alta
concentración de poder y la moral disoluta de esta clase.] Finalmente, entre aquella clase y la sociedad se había abierto un abismo.

Cuando se produce el desplome del imperio soviético la nueva burguesía nativa logra capitalizar aquel desastre. Entonces parte de aquella clase tomará el mando de la nueva economía.

[Sobre el tema he hablado en otros textos. Entregué una cartografía del período (1989-2010) en mi artículo: “Cuba es otra, 20 años después” (Kaos-Cuba, octubre 2010). Sugiero al lector revisitar dicho artículo.]

Ciertamente esta no resulta una clase ostentosa. Aunque, es verdad, tiene buen gusto. Las salas de sus hogares están repletas de lienzos firmados por los consagrados en las artes plásticas en Cuba. [Después de dos o tres coleccionistas que están en Nueva York o Madrid, no hay en Cuba otros mecenas más importantes para las artes cubanas que esta clase.] Podemos ver las hijas de estos patriarcas con maridos que integran la clase alta burguesa del Brasil, por ejemplo.

Estamos ante el proceso de la segunda generación que marcha hacia la tercera. Distinguimos la nueva clase de aquella élite castrense de partida por su mayor formación cultural y el acceso a fuentes de enriquecimiento más alejadas del patrimonio del Estado. Desde los estudios que realizaron éstos en Europa, hasta la relación con políticos y empresarios de América Latina, todo este capital social haya su origen en el acceso de los padres al poder. Definitivamente, esta clase está dispuesta a aceptar el lugar que tienen reservado para ellas las reformas en medio del proceso de articulación del nuevo equilibrio de fuerzas (status quo) en el país.

Estado y capital: amor a primera vista.

Pensemos en el dilema que enfrenta el Estado cubano hoy mismo. Ante todo, la crisis mundial afecta a Cuba. ¿Cómo? Los precios de los alimentos se han disparado. Preguntarnos sobre la fallida política agraria del Gobierno sería llover sobre mojado. Discutamos acaso el proceso de reconvención tecnológica del aparato productivo que adelanta dicho Gobierno. ¿Cómo ha podido mejorar la industria eléctrica sin disponer con fondos? Estafando al pueblo. [Es decir, con gabelas –(in)directas– que, sin ofrecer contraprestación alguna, reduce al dólar de remesa en 0.29 centavos de una moneda sin valor: el CUC.] Intentará hacer lo mismo en 2013 reciclando el parque automotor en manos de la población. Cambiando la chatarra por autos modernos. Vendiendo estos más tarde a altos precios. ¿Fondos que emplearán en la reparación de calles y carreteras en todo el país? Los costos de esta política se refieren a la depresión del consumo al límite de mantener en la pobreza al 70% de los habaneros por dos décadas. Cubanos que deben de lograr sobrevivir apenas con 200 pesos mensuales por persona, además.

¿Está en apuros el Estado?

La tasa de acumulación es baja. (Aún menos de la mitad que la normal en los años 80s.) El índice de país-riesgo es altísimo. (Consecuencia de políticas festinadas de inversión.) El imperio recrudece el bloqueo.

¿Qué hacer?

La política de inversión está fundada en una estratégica asociación con capitales de países amigos: China, Venezuela y Brasil, acaso sin modificar la deformación estructural de la economía. [Continúa siendo bajo el valor agregado en la misma y la apuesta por una economía del conocimiento está condenada al fracaso.] La relación comercial con Estados Unidos (post-embargo) se concibe sin afectaciones a la soberanía del Estado, que trata de blindarse con el respaldo de los amigos. Los capitales de la diáspora son un costo político que debe asumir el Gobierno a cambio de mantener el control del proceso. Pero… Pensemos en las inversiones en el puerto de contenedores del Mariel, por ejemplo. Imaginemos que el bloqueo total (USA-Cuba) se prolonga por más tiempo y el flujo comercial es menor al calculado por los inversores. ¿Cómo se amortiza el puerto? La política de desarrollo que adopta el Estado cubano, además de industrialista, resulta una apuesta lo menos arriesgada para una economía que supera el límite. Los políticos en Cuba se están moviendo al filo de la navaja. Condenan al pueblo a sufrir penurias atroces con estas políticas.

Política de gobernanza y reformas.

La política que rearticuló el anterior equilibrio de fuerzas (1997), que facilitó la recuperación de la economía y que dotaría de certidumbres a la sociedad, entonces, confió a viejos burócratas y nuevos burgueses el control político del proceso. Durante un trienio (1996-1998) los indicadores se muestran optimistas, pero algo después se advierten los efectos negativos del cambio. [La ofensiva que desató Fidel Castro (léase: Batalla de ideas) confiesa esta realidad.] La solución que significó la Era Soberón (CUC) no modificó la ecuación que había establecido la política adoptada en 1996. Después de 2007 se percibe cierta corrección a esta política, cuando se inicia el proceso de reformas que conduce Raúl Castro.

[Insistimos en sugerir una consulta de mi artículo: “Cuba es otra, 20 años después” (Kaos-Cuba, octubre 2010).]

Quizá esa táctica se explica por la correlación de fuerzas que serviría de punto de partida a la ofensiva en cuestión. Durante el lustro de 1991-1996 se amplió la representación de diversos sectores en la Asamblea Nacional, se redujo la criminalización de la pobreza y se facilitó el reciclaje de la tecnocracia en gerenciado que ahora se ocupaba de la nueva economía. Y con esta política se mantenía el control del país. Pero la situación era diferente en 2001. Entonces el margen de maniobra del gobierno era mínimo. La imagen que revelaba el Censo del 2002 daba pocos motivos para actitudes optimistas y acciones audaces entre los políticos. Los cuadros de dirección que –bajo el régimen de empresa mixta– habían sido encargados de conducir la nueva economía, ahora –cuando se establecían los contratos de administración a cambio de aquellos– pasaron a ocupar estos cargos directivos de segunda categoría para sus casas matrices. Después de 2007 será los militares los encargados de reciclar el estamento gerencial por la parte cubana.

¿Adónde nos conducen las reformas en materia de control político del proceso?

El modelo chino nos podría ofrecer una idea sobre el destino del mismo. Socialismo por encima; por debajo, capitalismo. También en esto se equivocan. Porque se parte del supuesto que los actuales líderes son eternos, que este modelo de gobernanza está suspendido en el limbo político, que no existen otras fuerzas que entienden este asunto de otra manera, etcétera, etcétera. Después de todo siguen siendo congruentes con cierta manera de hacer política. Cargando las tintas más hacia el estalinismo que hacia el populismo se insiste en la fórmula del Estado soberano (despótico, autoritario, etcétera) que maneja con increíble buen juicio y mano firme el proceso. Desde luego, no hace falta ser perspicaz para darse cuentas del absurdo.

RESUMEN: Las riendas son flácidas y el cochero está en apuros. El cliente está dispuesto a saltar sin reparos. Estamos ante un sistema de dominación política que está siendo cuestionado por autoritario. El margen de maniobra del Estado se reduce como consecuencia de la crisis sistémica del capitalismo a nivel mundial, así como un resultado de fallidas políticas que adoptase aquél en cinco décadas. Asimismo, la nueva burguesía nativa se desentiende de la realidad nacional. Cualquiera sea el destino de Cuba ella se pondría a salvo. Estamos ante una clase social que hoy mismo no busca un lugar en la política. Esta es la hora de saltar al coche y tomar las riendas. ¿Cómo hacer esto? La sección del artículo que continúa trata de ofrecer algunas claves al respecto.

III

Entraremos ahora a discutir ciertos detalles en aquellas plataformas libertarias que habíamos antes ofrecido a debate en el artículo: “La causa libertaria en Cuba”.

Empecemos por la lucha contra la política del miedo que define al estado policial.

La clave de una estrategia de subversión de dicha política está en el empleo de ideas-fuerza que movilicen a las masas en función de tareas concretas. Quizá lo mejor sea comenzar por la defensa del nombre de un cine de barrio, o salvar la bodega en ruinas que Comercio haya decidido cerrar; hasta llegar a ejercer la iniciativa legislativa o emitir un voto de disenso en las urnas. Experiencias estas que dotan a la multitud de coraje y de confianza en sí misma. Pero deben estas movilizaciones estar cargadas de sentido. Los grupos de reflexión y diálogo –que crecen como hongos en el país– acaban siendo los espacios en donde se adquiere la total conciencia del ser social que se necesita para superar la fractura de la sociedad. Porque se trata de eso: Superar la fractura que da ventajas al tirano. Dentro de este campo de batalla la tarea prioritaria se refiere a la modificación del marco legal que permitiría dotar de poder a la comunidad y reducir el margen de arbitrariedad de que disfruta el poder.

La cuestión no se reduce a una reforma a la Constitución y al déficit legislativo que ésta arrastra –que raya con el escándalo y no debe esperar por más–, sino, que consiste en facilitar una acción consciente de masas que subvierta la totalidad del orden existente.

Entonces la adopción de leyes de municipio, cooperativas y asociación (renovada) –por ejemplo– deberá de resultar en una movilización que dotaría de lucidez y educaría a la multitud en el pleno ejercicio de su “verdadera condición humana” –según el joven Marx–; o, para decirlo con Martí: haría viable el proceso en donde se lograría “aquel estado apetecible en donde cada hombre se conoce y se ejerce”.

Regresemos a la comunidad:

Parque abandonado en Santa Fe

Los notables de la pequeña ciudad a que nos referíamos al inicio de esta sección, siendo ellos conscientes del peligro que podría significar la avalancha de inversiones que produciría la alta burguesía cubana –desde adentro y desde afuera– (como un efecto de la adopción de una ley de cooperativas por parte del Estado), impulsó a aquellos a constituir la SF&DC para resistir el embate de tales fuerzas. Específicamente, tres de ellos tenían previsto la compra de un barco de pesca. Mejor dotado que los existente en el muelle de la ciudad. Pero saben que la señora […] –dado el caso– puede invertir 1,5-2,0 millones de dólares y tendría el control absoluto sobre la cooperativa de pesca hoy existente en el pueblo. ¿Qué hacer? Unirse para resistir. Por otra parte, los fondos y activos de que disponen son un recurso que facilita la movilización de un capital diez a doce veces superior en manos de la población en esta ciudad. Lo cual se convierte en una amplísima balsa que asegura la viabilidad, sostenibilidad y equilibrio de dicha Sociedad al socializar los costos y riesgos de la misma.

Cuando se logre el bienestar de todos los miembros de la comunidad, dicen los notables, las cercas de sus viviendas serán bajitas. [Y tal vez sea posible que el litro de leche lo dejen en la puerta de la casa en la noche, para que lo recoja la familia al salir el sol… como fue antes.] Pero acá sigue funcionando la ley del valor. (Que ha sido atenuada, esto es cierto.) Someter al juicio popular la ejecutoria de la Sociedad es un requisito que impone el “mercado”, así como un derecho que exige la comunidad que integra el entramado de Pymes que participan de la misma.

La creación de un Observatorio en la ciudad, asimismo, –provisto con fondos que aporta la Sociedad– estaría encargado de realizar estudios de diagnósticos y prospectivos sobre las problemáticas que afectan el proceso de reproducción de la comunidad. Desde la lógica economicista sería un gasto innecesario pues afecta la rentabilidad de la Sociedad. Desde una lógica libertaria, en cambio, sería este un mecanismo que facilite la autorregulación de la economía al dotar a la comunidad de un programa de Desarrollo Endógeno que parte de posibilidades reales de aquélla y asegura la eficacia de las empresas que asisten al proceso. Estamos ante una disciplina que pauta el proceso sin entes soberanos que rijan el mismo. Proceso que sería consciente y masivo en beneficio de toda la sociedad. Entonces las leyes del mercado han quedado aquí fuera del juego.

Todavía aquí circula el dinero, se necesita el contrato y se trabaja por el salario. Pero no serán lo mismo ni el dinero ni el contrato ni el salario.

Debemos de hacer un esfuerzo por otorgar a viejas categorías nuevos valores. [Exige
esto una resemantización de la cultura.] La lógica que sostienen a la economía oficial –estatal, mixta y privada– es mercantil. Significa esto que deja oculto a las economías no mercantiles que se practican en la Isla y que resulta 1,3 veces superior a la oficial. ¿Cuáles serían las categorías que hemos de adoptar que contribuyan a superar la exclusión de las economías no-mercantiles dentro de una visión de conjunto de todas aquéllas? Pero… El dilema no es cómo se entiende el asunto sino cómo practicar otra economía. Cuestión que depende de los patrones culturales que deben ser adoptados por la sociedad. Explica esto último la exigencia que plantean los libertarios con respecto del cambio cultural. ¿Estaría todo resuelto de esa manera? No. Quedaría por abordar el mundo de vida popular.

En la ciudad de referencia hay un activismo social muy fuerte. Pero este parece andar en paralelo a aquel tipo de iniciativa que sería la SF&DC (economía) o la actividad de un Observatorio que incide en la política. Hablamos del mundo de vida popular. Los abuelos de dicha ciudad echan adelante un montón de proyectos culturales que inciden en la educación popular de la comunidad. [Destacase entre aquéllos un grupo de teatristas que integraron aquel movimiento de teatro ambulante que recorrió la Isla en la década de 1940.] La puesta en escena de obras artísticas por estos abuelos y que discuten la vida cotidiana, haya una solución de continuidad con el drama popular que vive la sociedad local y como proyecto cultural, está siendo seguido por jóvenes artistas en la localidad.

[Lástima que tales iniciativas se estén realizando al margen de las instituciones oficiales o estén siendo manipuladas por estas últimas.]

La misión que se plantean los radicales de izquierda es integrar estas dimensiones en el desarrollo de la comunidad y esto, inevitablemente, exigiría que superen la fractura de la sociedad. Entonces la crítica al sectarismo cobra actualidad.

En tal sentido, la crítica que hiciera Haroldo Dilla en contra de una supuesta actitud exclusivista y/o puritana que adopta la izquierda radical ha mantenido en alerta al Observatorio Crítico desde la fundación de este en 2005. Precisamente las formas de organización que han adoptado, por citar un ejemplo, han facilitado el diálogo entre ecologistas, antirracistas, posmodernos, feministas y libertarios, que parten del respeto a las diferencias y que busca superar la obvia incomplitud de sus ideales y visiones. Espíritu este que extienden a la totalidad del espectro político de la sociedad.

Discutamos este asunto.

Según la opinión de éstos, la visión ególatra sobre la libertad que asumen los liberales no facilita la solución del dilema que significa rehacer los proyectos de vida personal y colectiva que exige la transición de un modelo igualitarista que estropeó la autoestima de millones de cubanos y redujo el sentido de pertinencia en los mismos. Creemos, en tal sentido, que los liberales tienen una sensibilidad especial ante el conflicto que se plantea, pero la solución de tipo individualista que ofrecen nos regresa al punto de partida. Precisamente esta resultó ser la ideología –pero invertida– que adoptaron los ortodoxos al tratar de solucionar el dilema que el liberalismo había creado en la sociedad. La solución que ofrecen los libertarios, en cambio, habla de echar adelante un proceso de individuación que premie el altruismo, la solidaridad y la equidad en la sociedad.

Porque estas diferencias de ideales, básicamente, resulta la expresión de cierta pluralidad nacida de una estratificación social que es consecuente con una manera de concebir y ordenar la sociedad. Nada fue dado de una vez y para siempre entre la vida de las gentes. La visión metafísica del “así somos” es reaccionaria y mutila al artesano que moldea la sociedad.

Empecemos por aceptar que estas son realidades que deben ser (re)creadas por todas las fuerzas políticas que en Cuba enfrentamos los desafíos de una transición hacia la nueva sociedad. En tal sentido, las bases del diálogo que sugieren los libertarios están basadas en la ecología política: es decir, empezar por entender que la sociedad se reproduce en el tiempo y que el modelo de desarrollo de aquélla que fuera adoptado al final deberá de facilitar este proceso. La sociedad es un constructo que depende de la creatividad que muestren sus miembros.

Santa Fe, La Habana, Cuba: 21 de octubre de 2012.

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  1. 16. Potenciar la creatividad del pueblo. Un modo eficaz de conservar el control político sería el de ritualizar la vida cotidiana de las masas. Desustanciar el cotidiano. El dilema que enfrentamos los cubanos en la actualidad se refiere a la precariedad de esa vida cotidiana, que obliga a todos y agota al cubano en hacer trámites legales y en buscar qué comer. La vida cotidiana en Cuba ha transitado por tres momentos que van del modelo espartano (años ´60s) hasta el hedonista (años ´90s). [Pasando por productivista (años ´70-80s).] Precisamente estos tres momentos han sido afectados por la desustanciación de la vida cotidiana al descentrar los ejes identitarios de la comunidad y los procesos de producción de sentido en los individuos. La política de estímulo a la creatividad popular es la única alternativa viable después de vivir la experiencia de un socialismo igualitarista basado en la reducción de las diferencias en la sociedad.

  2. Tres asuntos:
    1- Lo que ha “estirado el espectro político de la sociedad” y los referentes para analizarla es la lucha de todos los ciudadanos cubanos, dentro, fuera y contra las instituciones…desde la del delegado que planta contra la burocracia, el activista de derechos humanos que sufre represión, el artista de la UNEAC o freelance que cuestiona la censura, el vecino que mantiene la solidaridad con su par y defiende con eso, sin teorizar, la cohesión del barrio……así que nadie debe autoadjudicarse ese “mérito” de estirar nada…..

    2- Plantear que los “socialistas democráticos”, noción que (nos) reune a varios compañeros dentro y fuera de OC, “invitan al desarme” y “contemporizan con la derecha” es una expresión desafortunada, ligera y peligrosa….tan rechazable como las acusaciones inventadas por la burocracia y tan lamentable como los ataques sectarios que provocan molestia a Ramón y cía…..

    3- Es valioso rescatar textualmente algo que reconoce Ramón “….Los medios oficiales en Cuba han sepultado la batalla que vienen dando representantes del pueblo en las asambleas del Poder Popular y los radicales de izquierda no hemos mostrado nuestra solidaridad con aquéllos. Pensamos ahora en Ariel Terrero y otros delegados que luchan en la capital. Desde adentro y desde abajo. Las críticas de aquéllos se enfrentan a las inconsecuencias que produce el sistema y reduce el margen de arbitrariedad que genera el régimen. Debemos seguir estas batallas. Participar de ellas y apoyarlas”