Pekín, 1 jun (EFE).- China es el país más feliz del mundo, según un índice de felicidad elaborado por la más hermética de las dictaduras, la de Corea del Norte, que ocupa la segunda posición, seguida de Cuba, Irán y Venezuela, y en el que EEUU es colista.
El ránking se hizo público en China en los últimos días, cuando el líder norcoreano, Kim Jong-il, llevaba a cabo su última visita “secreta” al país vecino y valedor de su régimen, donde se calcula que hasta 1997 murieron 22 millones de personas de hambre y ha protagonizado numerosas crisis nucleares desde 2006.
El “Índice de la Felicidad Global (Felicidad Nacional Bruta)” fue elaborado por la Televisión Central de Corea del Norte, y en un baremo de 100 puntos China ocupa la cúspide mundial, seguida por los 98 puntos norcoreanos, los 93 de Cuba, los 88 de Irán y los 85 de Venezuela. El puesto más infeliz, el 203, es para Estados Unidos, al que se denomina en el ránking como “el Imperio Americano”, con tan solo tres puntos, mientras que el vecino surcoreano ocupa también un lugar desafortunado, la casilla 152, con 18 puntos.
La noticia fue publicada primero en China por el sitio de internet Chaoxian y luego el propagandístico “Global Times” y otros medios afines al régimen del partido único, el Partido Comunista de China (PCCh, en el poder desde 1949), celebraron lo que llevan años proclamando, que China es un país feliz y armonioso.
“El resultado es real. Mi vida diaria es muy feliz”, señala a Efe Zhang, empleado de una peluquería en el centro de Pekín, aunque al ser preguntado si China es más feliz que Corea del Norte, Cuba, Irán o Venezuela, contesta con honestidad: “No conozco bien la situación de esos países, pero creo que China es un buen país”. “Mi vida es muy feliz, justo ahora me estaba comiendo una sandía muy grande. Creo que China es un país muy seguro”, agregó.
Wang, un oficinista, se muestra más cauto: “No sé si somos los más felices del mundo, pero somos felices”, responde parco mientras teclea en su celular. ¿Y su vida? “Mi vida está bien”.
Otra transeúnte, apellidada Fang, expresa su confianza en el resultado de la encuesta norcoreana, “porque en China hay muchas caras sonrientes, y mi vida está llena de luz”.
Los más infelices se niegan a dar muchos detalles: “No sé… No sé… Yo mismo no sé si soy feliz. Por favor no me pregunte más”, pide el dueño de un restaurante musulmán, que suelen estar regentados por minorías como la hui o la uigur, reprimidas por el régimen chino, según grupos de derechos humanos.
En cuanto a si EEUU es un lugar de infortunio, el joven Yang indica que “tendría que pensar esa respuesta”, mientras disfruta con sus amigos de la tarde de verano en la puerta de un supermercado.
Sin embargo, es la red, donde los 470 millones de internautas chinos se sienten más libres para expresar su opinión protegidos por el anonimato, la que concentra las burlas chinas sobre el índice.
“Se debe referir sólo a los funcionarios del Gobierno”, escribe el internauta Leshanman, mientras otro, Kongfang, asegura en la web Baidu que “hace falta valor para publicar algo así”.
“Esa encuesta es una pura estupidez”, sentencia Lang; “Kim Jong-il es hoy un auténtico adulador”, opina Baimaojin, y otros lamentan que China haya enseñado a sus vecinos a “embaucar”.
El internauta Zhang Zhuan sugiere que sea Corea del Norte la que ocupe el primer puesto, ya que el régimen obliga a sus ciudadanos a cantar himnos tales como “somos el país más feliz del mundo, todos deberían felicitarnos”.
Los analistas están perplejos con el resultado del índice y se preguntan por los criterios de su elaboración, ya que contradicen ránkings como el de la revista “Forbes”, que sitúa en el liderazgo de la alegría global a Noruega, Dinamarca y Finlandia, seguidas de Australia, Nueva Zelanda, Suecia, Canadá, Suiza, Holanda y EEUU.
En otro estudio de la felicidad, el de la universidad holandesa Erasmus de Rotterdam, los costarricenses y los daneses son los más felices del planeta, los estadounidenses ocupan el puesto vigésimo primero, por detrás de los brasileños, y los chinos el sexagésimo, en una lista en la que no aparece Corea del Norte. Más rotundos han sido los medios surcoreanos, que han recibido el índice de la felicidad como una prueba del lavado de cerebro al que están sometidos sus vecinos del norte, con los que permanecen técnicamente en guerra, y se cuestionan cómo pueden comparar su nivel de felicidad quienes nunca salieron de sus fronteras. El asunto es delicado en China, donde en los últimos meses las autoridades locales llevan a cabo numerosas encuestas para probar la efectividad de la “sociedad armoniosa” que proclama el presidente Hu Jintao, después de que en marzo un sondeo oficial desvelara que sólo el 6% de los chinos es feliz, mientras que el 49% es infeliz.
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