Por Erasmo Calzadilla
¿Quién es Enrique Ubieta?
Voy a contar algo sobre este cristiano que nombro en el título para ubicar a los que nada saben de él. Es un cubano de unos 50 años, residente en la isla, intelectual (al menos se desenvuelve en ese medio), autor de varios libros y director de una publicación oficial llamada La Calle del Medio.
¿Qué hay con él?
Ubieta ha sonado últimamente por los ataques (que realiza desde su blog: La isla desconocida) contra ciberactivistas que con cierta frecuencia disparamos misiles críticos contra el régimen. Se empeña él en desenmascararnos, en hacernos quedar como ciberdisidentes, anarcocapitalistas, cibermercenarios, amigos o subordinados de la Oficina de Intereses (de los EE.UU. en Cuba), asalariados de una potencia extranjera, colaboradores de los Ideólogos de la Subversión etc., etc.
Piensa, o dice pensar, que el gobierno de Cuba es un contrapoder al imperialismo capitalista occidental (los malos), y por ende toda oposición a los mandarines de la isla, a quienes llama socialistas, resulta a fin de cuentas un apoyo al imperialismo.
Las respuestas
Ya Ubieta ha recibido cocotazos desde casi todas las esquinas del ring, (ver el blog del Observatorio Crítico). Algunos han realizado un recorrido por su trayectoria ideológica poniendo en entredicho su pretendido izquierdismo, otros han descubierto los privilegios que como funcionario orgánico recibe, la mayoría insiste en la escualidez de su “tesis” principal antes citada.
El clima reinante del intercambio ha sido de tensión, nadie hasta ahora intentó analizar cuánta verdad pudiera haber en las posiciones del otro (me incluyo), al menos hasta donde yo sé.
Mi propuesta
Pero en este post quisiera romper esa dinámica e invitar a los implicados al debate civilizado y cordial sobre los temas que nos atañen.
Ubieta debe considerar que no está tratando con terroristas, fascistas, ni gente que incite a la violencia o desee el mal al pueblo de Cuba. Todos los que han sido blanco de sus disparos aspiran, al igual que él con toda seguridad, a vivir en un sistema más democrático, justo, próspero, donde la dignidad humana y las diversas maneras de ver el mundo sean respetadas.
Cierto que algunos son procapitalistas, como la bloguera Yoani Sánchez (hasta donde tengo entendido), y bien conocida es la faceta inhumana, explotadora y cruel del capitalismo, pero Yoani habla de un capitalismo de nuevo tipo; sería interesante escuchar qué entiende por ello ¿Alguien se ha tomado el trabajo de preguntarle?
Semejante sucede con el socialismo “real” que Ubieta defiende. Este sistema ha posibilitado el renacer de pueblos en ruinas (al menos en indicadores de salud, educación y seguridad social), pero la vocación totalitaria de la que al parecer no puede desprenderse, constituye un lastre para el desarrollo económico, la felicidad individual y es un agente alienante.
A lo mejor Ubieta reconoce estos problemas pero los prefiere como mal menor ante el desastre social y ambiental que acompaña al capitalismo, sobre todo el periférico.
Por otra parte los altermundistas, los que añoramos, trabajamos o luchamos por una opción diferente a las citadas tenemos la desventaja de que los bellos mundos que anhelamos todavía no se han puesto en práctica, al menos a gran escala y en la historia social reciente.
Y el intento por traerlos de la posibilidad a la realidad puede tener efectos inesperados, desestabilizadores, facilitando el avance de los más poderosos.
O sea que todas las variantes tienen sus pro y sus contra, y hay incertidumbre de sobra como para andar rechazando empecinadamente las ideas del otro. Los frutos más jugosos de una discusión no brotan de aniquilar al enemigo con efectivísimos disparos, sino del debate sereno, racional y cordial. Ya lo sabían los antiguos.
Ni siquiera estoy hablando por ahora de reconciliación o consenso (por el momento); mucho menos de hacernos amiguitos. Solo es un intento de sacar algo más interesante y útil de tanta energía invocada.
¿Es que estoy pidiendo algo demasiado loco?
Publicado en Havana Times
Bueno Erasmo, al fin has cerrado esta discusión para abrir otra, o un cojunto de otras, más interesantes y realmente fructíferas, en las cuales se necesita más capacidad de diálogo, más contudencia racional en la argumentación y la contraargumentación, más serenidad para soportar el disenso y más astucia para buscar el consenso, los consensos posibles, y dejar atrás esas discusiones vanas e inocuas en las interfaces boxing-bloggings, cuando estamos viviendo quizás la etapa más difícil de los últimos 100 años nuestra nación. Estoy plenamente de acuerdo contigo, mi única pregunta es la siguiente:¿Hay alguien dispuesto a, o mejor dicho existen condiciones posibilitantes para que exista un diálogo, es decir,un efectivo, amplio y serio debate de la nación que se base en la pluridiversidad, un debate que parta de hipótesis democráticas y que tenga como fin su permanencia y la capacidad de regenerar los tejidos, los capilares, los órganos, y el corazón de este país? Lo pregunto porque creo que a muchos de la izquierda, disidente o sistémica, les costará no solo hacerles determinadas preguntas a Yoanni, sino entablar un diálogo permanente con repercusión nacional y estrucutral sobre el presente y el futo de la sociedad cubana. Y menciono Yoanni pero aquí puede caber Alexis Jardines o Carlos Alberto Montaner. Lo mismo me preguntaría, pero a la inversa: si alguien de la derecha, toda ella disidente, sistémica o antisistémica, se atrevería a entablar esta misma tesitura contigo, con Mario Castillo o Julio C. Guanche, o con algún miembro de la nomenclatura komunista del Alto Mando de la Nación con capacidad de discusión y, claro, de permanencia en el reino de este mundo en un futuro inmediato. Y desde luego, sin dejar de lado sino colocar en el epicentro a los que no tienen una MILITANCIA ACTIVAMENTE POLITICA y mucho menos una MILITANCIA ACTIVAMENTE INTELECTUAL E IDEOLOGICA pero que sin duda alguna desean una sociedad democrática y, son los que a fin de cuenta van a construir las bases económicas y cívicas de esa soñada sociedad democrática por casi todos. Ah, democrática, sin adjetivos, los adjetivos se sustantivan en el debate, cobran realidad sustantiva en la línea de las argumentaciones y contrargumentaciones.