Silvio Rodríguez y el Anarquismo

Dmitri Prieto Samsónov

Un anarquista en Cuba. Foto: Isbel Díaz Torres

Un anarquista en Cuba. Foto: Isbel Díaz Torres

En un post anterior, escribí sobre el blog del trovador cubano Silvio Rodríguez. En aquel entonces, celebré su compromiso antiburocrático, y en especial me resultó atractiva la frase: “Libia merece algo más que Gadafi.”

Después, fuimos testigos de una polémica digital indirecta entre Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, dos fundadores y mayores exponentes de la Nueva Trova cubana. Muchos fuimos sorprendidos por el tono irreconciliable de la polémica.

Recientemente, sucedió otra situación polémica relacionada con Silvio.

Marfrey Cruz, joven activista y promotor cultural, cristiano, defensor de posturas ecologistas, pacifistas y anarquistas, organizaba en su pueblo San Antonio de los Baños (también la patria chica de Silvio) un festival artístico ecológico.

Las acciones del festival se apoyaban en una red de colaboradores voluntarios (Marfrey lleva años participando en diversas organizaciones y redes juveniles ecológicas y culturales), y fueron consensuadas con la Dirección Municipal de Cultura. Los promotores llenaron San Antonio de carteles que explicaban los propósitos de las acciones e invitaban a participar.

En mi opinión, cuando las alternativas más visibles para los jóvenes son el formalismo ideológico y el consumismo representado por el reggaetón, la idea de Marfrey y sus amigos debió constituir un ejemplo y recibir todo el apoyo de quienes desean un futuro mejor para Cuba y el planeta.

Pero sucedió lo contrario. El día antes, desconocidos arrancaban los carteles promocionales del festival, y se propagaba la noticia de que la Dirección de Cultura “suspendía” el evento.

Asombrado e indignado por tan arbitraria actitud, Marfrey, que también es poeta, pidió solidaridad a su paisano Silvio Rodríguez a través del blog de éste (“Segunda cita”). Es perfectamente normal que un poeta busque apoyo en otro, ¿cierto? Máxime cuando Silvio tenía planificado en breve un concierto en su patria chica.

La respuesta de Silvio a Marfrey no se hizo esperar. Y tuvo un tono bien enrarecedor.

No es propósito mío glosar lo escrito por Silvio (sólo mencionaré que atacó el “oportunismo” y la irresponsabilidad, defendiendo el protagonismo de las instituciones oficiales), un artista que -sabemos- fue censurado durante el periodo inicial de su carrera en Cuba Revolucionaria. Esencialmente, mostró reservas ante el modo autónomo en que Marfrey y sus amigos concibieron su festival.

Pero me resultó interesante en particular un planteo de Silvio donde se opone al anarquismo. Silvio se declara defensor del orden, y sobre todo del “orden social.” Para él, la anarquía es la ley del más fuerte.

No deseo entrar en polémicas sobre el anarquismo (que generalmente no ataca el orden, sino sólo el orden dominador, y defiende por su parte el orden autónomo: “la anarquía es madre del orden,” dice un famoso slogan libertario).

Pero quiero señalar una inconsistencia clara en el pensamiento de Silvio.

Si la anarquía no es otra cosa que el poder del más fuerte, entonces resultaría más que lógico que los sujetos políticos (instituciones y personas) más fuertes del planeta defendieran a capa y espada el anarquismo.

¿Sucede así?

Todo lo contrario. Los fuertes defienden diversas formas de dominación: estatal, militar y capitalista.

Los anarquistas no dirigen corporaciones, ni mandan ejércitos, ni presiden gobiernos.

Sólo parecen ser un puñado de locos que luchan por un mundo sin tales dominaciones. Otro mundo posible, un mundo mejor.

¿Quién tendrá la razón?…

Publicado en Havana Times

0 thoughts on “Silvio Rodríguez y el Anarquismo

  1. Lo de Luque es un teque “cariñoso” pero teque al fin, repite las consignas oficiales sobre todos los asuntos y no explica nada.Largo y baboso se vuelve quien no tiene verdades propias y vive de poner etiquetas y sembrar miedos.La izquierda verdadera es valiente y sobre todo leal a los ideales de emancipación, la otra lealtad de la que habla Luque cuando habla de la familia es la que se exige en la familia de los Corleone.

  2. Realmente el lenguaje de Luque es mucho más elaborado que el de los francotiradores oficiales y del exilio, interesados en abortar cualquier renovación de la izquierda y el socialismo en Cuba…sin embargo, amén de que introduce sutilmente el virus de la descalificación y la sospecha en las “filas” del OC no aporta ejemplos concretos sobre los déficits del OC…que la SINA invite no es de destacar sino la respuesta del OC…porque si vamos a apuntarnos en esa habría que investigar a todos los funcionarios cubanos, del más salto rango, que reciben delegaciones de senadores estadounidenses, los embajadores que dialogan con partidos de oposición en numerosos países o los centros y académicos autorizados a participar en los programas de intercambio con universidades estadounidenses…y todos esos ejemplos son positivos, porque permiten el intercambio entre pueblos…ah, pero hay que sospechar porque la SINA va por lana del OC y se queda trasquilada..o porque un intelectual liberal como Rafael Rojas (publicado en la isla y que la visitó el pasado año) expresa sus opiniones respetuosas del trabajo de miembros del OC, lo que no equivale a coincidir con ellas…en lo personal sugiero a los responsables de este blog mantengan el diálogo con el colega Luque y quienes se animen a participar, pero no caigan en la noria de mantener diálogos interminables que parecen no ir a ningún y les distrae del valioso trabajo que hacen en los barrios y el ciberespacio de la isla

  3. Pues no, no lo mencionaste al menos en este blog. Pero bueno, Rojas es solo una persona, y tú mencionaste a “ciertas personas”… ¿dónde está el resto? ¿son más representativos de la “extrema derecha” internacional, que los nutridos colectivos de izquierda que referí en el link que te puse?
    Por otra parte, no recuerdo cuándo fue que Rojas dio apoyo a este blog, lo cual además, como ya te argumenté (sin respuesta por parte tuya), no sería razón suficiente para descalificar el espacio, solo hablaría del buen gusto de Rojas… jejeje.
    Por cierto, la revista cubana Temas ha ido más allá y ha publicado al mismísimo Rafael Rojas… ¿habrá que cuestionar a esa revista también?
    Como no soy una persona demasiado informada sobre Rojas, te invito a que leas este artículo de alguien de nuestro team, donde se menciona a ese autor. Ni siquiera es una valoración, pero la perspectiva que ofrece me parece interesante: http://observatoriocriticodesdecuba.wordpress.com/2011/09/15/ocho-respuestas-libertarias-para-el-senor-companero-o-viceversa-enrique-ubieta/
    Saludos.

  4. Estimado Isbel:

    (Lei el trabajo tuyo sobre Silvio y Pablo publicado en Havanatimes y me gustó sobremanera.
    Pero no te pareces al mismo autor del otro texto sobre Silvio que conozco, aquí te muestras diferente, más equilibrado en los juicios, más sopesadas
    las razones para ver hacia un lado y otro de esa dolorosa cuestión personal, pero acepto que pueden ser prejuicios míos
    y que estoy, y lo digo sin asomo alguno de ironía, dispuesto a despejar, apenas me sea dada la claridad de pensamiento
    y no traicione mi conciencia, y goce de ese discernimiento que también pides para ti en la conducción de la energía noble
    y legítima que te ha impulsado al activismo cívico y que debemos suponer y hasta desear y exigir en todos los que utilicen cualquier espacio público
    para manifestar ideas, como lo creo y veo en tí en esa confesión de fidelidad que muestra la esquina de tu cuarto.

    Porque si has llevado a Silvio en lo pofundo de tu formación espiritual, ética y estética, – y lo comprendo muy bien
    porque ha sido también mi experiencia, – siento ciertas disonancias entre el espíritu de ese texto, que acepta las contradicciones y flaquezas
    humanas, que se muestra comedido entre espinosas cuestiones – no diré salomónico – y aquel en que tan rápidamente, creo yo, te sitúas entre los que creen
    que el Silvio de hoy no es esencialmente el mismo – en cuanto a principios – que el que ha sido siempre. Tal vez teniendo más edad que tú,
    soy yo ahora el idealista romántico, pero no suelo repudiar tan rápidamente mis adhesiones juveniles. Ante quien se admira se ofrece todavía
    más velozmente el favor y beneficio de la duda que la del rechazo. Es cierto que eso es peligroso, pues se corre el riesgo
    de no ver a tiempo el posible engaño que todo amor puede sufrir, pero al menos habla de la autenticidad del afecto. Más esa es otra cuestión, también tal vez teñida por los inevitables enfrentamentos generacionales, y porque deben estar más cerca de tu sensibilidad y tus ideas actuales los amigos juveniles que
    aquellos de otras edades, que desearíamos, un poco injustamente, que continuaran marchando a nuestro mismo paso. En fin, es una pequeña reflexión de persona a persona, que no idea para publicar en un post, pero este es el único medio que tengo para hacértela saber.)

    Toda mi diferencia con respecto a muchos de los textos que leo en este sitio, se resumen, esencialmente – aunque apoye algunas razones y razonamientos en una u otra cuestión – en que sostengo como simple ciudadano – nada obligado por compromisos oficiales u oficialistas, ni incluso partidistas, porque no soy militante, ni aún lo fui de la Juventud – que toda acción que se dirija a debilitar, socavar o subvertir el orden y la gobernabilidad hoy en nuestro país arrima la brasa a la sardina de los que quieren un cambio de régimen condicionado, o proponen una eufemística transición hacia la llamada verdadera democracia occidental.

    Sostengo que nos alzamos sobre el estrecho y tortuoso sendero de la realidad política del mundo de hoy en una cuerda floja en que por un lado del desfiladero necesitamos realizar profundas transformaciones a un ritmo que nadie puede garantizar que sea el óptimo y en que, por el otro, no realizarlos a tiempo también atenta contra el mantenimiento y fortalecimiento del pacto social que anuda todavía a la mayoría de nuestro pueblo alrededor del proyecto que nos hemos propuesto bajo la más tenaz oposición que recuerde la historia.

    Ralentizar el paso va en favor de los enemigos, pero precipitarlos también. Entonces, ante la tremenda disyuntiva, mi posición es la del voto de confianza, porque creo, como Silvio, que siguen existiendo suficientes y más razones para apoyar a quienes dirigen hoy la revolución, que para negarles el apoyo. Es una sutilísima cuestión, pues tenemos que aunar a la capacidad y la acción críticas el afán y la impaciencia por los cambios, pero todo ello regido por la sabiduría de no confundir las soluciones.

    Comprendo que muchas de las tesis que se exponen en este sitio – crítica al verticalismo, arremetidas contra lo que llaman el estado-centrismo, reclamos por la autogestión ciudadana, etc., pueden estar animadas por sinceras convicciones y mejores intensiones, y, en ese sentido, son de respetar, pues fue nuestra más alta conciencia ética quien nos advirtió que el hombre que no diga lo que piensa no es un hombre honrado, aún cuando sea una honradez equivocada . Pero cuando hablé en algún momento de aguas revueltas quería llamar la atención acerca de experiencias históricas cercanas bien conocidas. Cuando la casa está en peligro de sufrir la desunión de la familia, no llamamos al vecino que no nos quiere bien y nos desprecia, a dirimir nuestras diferencias, abriéndole la puerta de nuestra intimidad. Hasta vergüenza da pensarlo. Esa simple sabiduría milenaria hay que aplicarla a las políticas internas, y mucho más en nuestro país. Publicar hoy en Cuba la idea de que es necesario un movimiento masivo de protestas callejeras, como proponía un desmesurado post de este sitio, es, recordando una frase famosa, más que un crimen, una estupidez política, siendo ambas cosas a la vez.

    En nombre del respeto a la libertad de expresión, crees en verdad que nuestros medios masivos de comunicación de mayor influencia le debieran dar amplia cobertura a propuestas de este tipo, o sus afines? Con sus dientes de júbilo norteamérica reiría, digo yo recordando un verso. Cree hoy alguien medianamente informado, y formado en una conciencia mínimamente anticapitalista, que aquellos que tan bien conocemos, vendrían a apoyarnos en la construcción de una sociedad como la que desean las más puras utopías libertarias, o las utopías de la democracia ampliamente participativa, en la que proliferen los partidos, y entre ellos, los que apetecen la ferocidad social del capitalismo entre nosotros, o entre los que simulan ponerse al lado de los débiles, que también los hay, para después, sobre sus hombros alzarse con la patria de pedestal y no de ara, como nos pedía Martí? Se dirá que eso hacen también los burócratas, o los simuladores de toda laya, pero precisamente ahora tenemos la posibilidad y el llamado partidario, social y ciudadano a derrotarlos. Esa es una de las batallas que deberíamos dar cotidianamente, pero no desde llamados a subvertir, sin orden ni concierto, un estado de gobierno que da signos diarios de querer cumplir con su encomienda ciudadana, sino desde la tarea específica y particular de cada uno, o asociados en organizaciones, si se quiere esa vía, que se mancomunen en la búsqueda de soluciones concretas con los objetivos del gobierno, pero desde el realismo político de lo que conviene hacer y en el momento que conviene hacerlo. Sé que es tarea dificilísima, que nadie está en condiciones de poner el definitivo y mejor cascabel a ese gato escurridizo, y sobre todo ello porque las águilas – también los dragones y los osos – esperan su oportunidad para aprovecharse del festín de un pueblo internamente dividido. Yo sostengo que nunca le daría publicidad, – ni aún en el blog más personal, que por otra parte nunca es estrictamente personal en este tiempo en que todo lo que se escribe flota en la nube informática, – a lo que le conviene al enemigo indudable, luchando contra el enemigo aparente. No creo casualidad la invitacion de la oficina de intereses al dialogo con OC. Si ellos no permiten la tan proclamada libertad de prensa y expresión, como es innegable que ocurre, por qué habríamos de hacerlo nosotros, que sólo contamos con armas morales y las razones de los más débiles y explotados? La verdadera lucha es hoy entre el imperialismo y las necesidades y aspiraciones de los pueblos, no entre los pueblos y esa magnífica utopía y sueño siempre preterido de la construcción del socialismo, aunque se haya equivocado. Los que no sean hoy claramente imperialistas, los que se han debatido tantos años compartiendo la suerte del pueblo nuestro, es decir, nosotros mismos, debemos cuidarnos como hermanos, porque nuestras diferencias son acechadas por el gigante de las botas poderosas. Esa lección de Martí sigue más vigente hoy que nunca antes.

    Es por eso que noto con pena y pesar el profundo desacierto de algunos textos que se difuden desde este observatorio, porque muchos porponen metas a las que deberíamos llegar, pero no lo hacen, como pedía Martí de la crítica, con la misma mente y el mismo corazón, sino proclamando ante los ojos del enemigo nuestras incapacidades y errores, como si los que esperan por nuestra caída o nuestros cambios fueran cándidos morales. Todo lo que contribuya a debilitar la confianza de las mayorías en las posibilidades del gobierno actual de Cuba en cambiar el curso de las cosas, a mi modo de ver, aunque no se lo proponga como tal, cometen un error criminal. Y no porque crea que nuestro gobierno está exento de errores, sino porque los que podríamos ahora abogar por un gobierno de amplia discusión democrática de cada una de las medidas que tomemos, por ejemplo, no tendremos la posibilidad de ver ni el inicio de la realización de nuestros sueños. Porque los que están esperando que eso suceda en medio de un cuestionamiento desorganizado, van a coartar esa realización, porque seremos aplastados sin conmiseración y no por errores naturales cuando se ha tratado de construir algo inédito en la historia, sino con los refinados instrumentos de la ferocidad capitalista, ya bien afinados y probados sobre tantos pueblos.

  5. Estimado Isbel:

    (Lei el trabajo tuyo sobre Silvio y Pablo publicado en Havanatimes y me gustó sobremanera.
    Pero no te pareces al mismo autor del otro texto sobre Silvio que conozco, aquí te muestras diferente, más equilibrado en los juicios, más sopesadas
    las razones para ver hacia un lado y otro de esa dolorosa cuestión personal, pero acepto que pueden ser prejuicios míos
    y que estoy, y lo digo sin asomo alguno de ironía, dispuesto a despejar, apenas me sea dada la claridad de pensamiento
    y no traicione mi conciencia, y goce de ese discernimiento que también pides para ti en la conducción de la energía noble
    y legítima que te ha impulsado al activismo cívico y que debemos suponer y hasta desear y exigir en todos los que utilicen cualquier espacio público
    para manifestar ideas, como lo creo y veo en tí en esa confesión de fidelidad que muestra la esquina de tu cuarto.

    Porque si has llevado a Silvio en lo pofundo de tu formación espiritual, ética y estética, – y lo comprendo muy bien
    porque ha sido también mi experiencia, – siento ciertas disonancias entre el espíritu de ese texto, que acepta las contradicciones y flaquezas
    humanas, que se muestra comedido entre espinosas cuestiones – no diré salomónico – y aquel en que tan rápidamente, creo yo, te sitúas entre los que creen
    que el Silvio de hoy no es esencialmente el mismo – en cuanto a principios – que el que ha sido siempre. Tal vez teniendo más edad que tú,
    soy yo ahora el idealista romántico, pero no suelo repudiar tan rápidamente mis adhesiones juveniles. Ante quien se admira se ofrece todavía
    más velozmente el favor y beneficio de la duda que la del rechazo. Es cierto que eso es peligroso, pues se corre el riesgo
    de no ver a tiempo el posible engaño que todo amor puede sufrir, pero al menos habla de la autenticidad del afecto. Más esa es otra cuestión, también tal vez teñida por los inevitables enfrentamentos generacionales, y porque deben estar más cerca de tu sensibilidad y tus ideas actuales los amigos juveniles que
    aquellos de otras edades, que desearíamos, un poco injustamente, que continuaran marchando a nuestro mismo paso. En fin, es una pequeña reflexión de persona a persona, que no idea para publicar en un post, pero este es el único medio que tengo para hacértela saber.)

    Toda mi diferencia con respecto a muchos de los textos que leo en este sitio, se resumen, esencialmente – aunque apoye algunas razones y razonamientos en una u otra cuestión – en que sostengo como simple ciudadano – nada obligado por compromisos oficiales u oficialistas, ni incluso partidistas, porque no soy militante, ni aún lo fui de la Juventud – que toda acción que se dirija a debilitar, socavar o subvertir el orden y la gobernabilidad hoy en nuestro país arrima la brasa a la sardina de los que quieren un cambio de régimen condicionado, o proponen una eufemística transición hacia la llamada verdadera democracia occidental.

    Sostengo que nos alzamos sobre el estrecho y tortuoso sendero de la realidad política del mundo de hoy en una cuerda floja en que por un lado del desfiladero necesitamos realizar profundas transformaciones a un ritmo que nadie puede garantizar que sea el óptimo y en que, por el otro, no realizarlos a tiempo también atenta contra el mantenimiento y fortalecimiento del pacto social que anuda todavía a la mayoría de nuestro pueblo alrededor del proyecto que nos hemos propuesto bajo la más tenaz oposición que recuerde la historia.

    Ralentizar el paso va en favor de los enemigos, pero precipitarlos también. Entonces, ante la tremenda disyuntiva, mi posición es la del voto de confianza, porque creo, como Silvio, que siguen existiendo suficientes y más razones para apoyar a quienes dirigen hoy la revolución, que para negarles el apoyo. Es una sutilísima cuestión, pues tenemos que aunar a la capacidad y la acción críticas el afán y la impaciencia por los cambios, pero todo ello regido por la sabiduría de no confundir las soluciones.

    Comprendo que muchas de las tesis que se exponen en este sitio – crítica al verticalismo, arremetidas contra lo que llaman el estado-centrismo, reclamos por la autogestión ciudadana, etc., pueden estar animadas por sinceras convicciones y mejores intensiones, y, en ese sentido, son de respetar, pues fue nuestra más alta conciencia ética quien nos advirtió que el hombre que no diga lo que piensa no es un hombre honrado, aún cuando sea una honradez equivocada . Pero cuando hablé en algún momento de aguas revueltas quería llamar la atención acerca de experiencias históricas cercanas bien conocidas. Cuando la casa está en peligro de sufrir la desunión de la familia, no llamamos al vecino que no nos quiere bien y nos desprecia, a dirimir nuestras diferencias, abriéndole la puerta de nuestra intimidad. Hasta vergüenza da pensarlo. Esa simple sabiduría milenaria hay que aplicarla a las políticas internas, y mucho más en nuestro país. Publicar hoy en Cuba la idea de que es necesario un movimiento masivo de protestas callejeras, como proponía un desmesurado post de este sitio, es, recordando una frase famosa, más que un crimen, una estupidez política, siendo ambas cosas a la vez.

    En nombre del respeto a la libertad de expresión, crees en verdad que nuestros medios masivos de comunicación de mayor influencia le debieran dar amplia cobertura a propuestas de este tipo, o sus afines? Con sus dientes de júbilo norteamérica reiría, digo yo recordando un verso. Cree hoy alguien medianamente informado, y formado en una conciencia mínimamente anticapitalista, que aquellos que tan bien conocemos, vendrían a apoyarnos en la construcción de una sociedad como la que desean las más puras utopías libertarias, o las utopías de la democracia ampliamente participativa, en la que proliferen los partidos, y entre ellos, los que apetecen la ferocidad social del capitalismo entre nosotros, o entre los que simulan ponerse al lado de los débiles, que también los hay, para después, sobre sus hombros alzarse con la patria de pedestal y no de ara, como nos pedía Martí? Se dirá que eso hacen también los burócratas, o los simuladores de toda laya, pero precisamente ahora tenemos la posibilidad y el llamado partidario, social y ciudadano a derrotarlos. Esa es una de las batallas que deberíamos dar cotidianamente, pero no desde llamados a subvertir, sin orden ni concierto, un estado de gobierno que da signos diarios de querer cumplir con su encomienda ciudadana, sino desde la tarea específica y particular de cada uno, o asociados en organizaciones, si se quiere esa vía, que se mancomunen en la búsqueda de soluciones concretas con los objetivos del gobierno, pero desde el realismo político de lo que conviene hacer y en el momento que conviene hacerlo. Sé que es tarea dificilísima, que nadie está en condiciones de poner el definitivo y mejor cascabel a ese gato escurridizo, y sobre todo ello porque las águilas – también los dragones y los osos – esperan su oportunidad para aprovecharse del festín de un pueblo internamente dividido. Yo sostengo que nunca le daría publicidad, – ni aún en el blog más personal, que por otra parte nunca es estrictamente personal en este tiempo en que todo lo que se escribe flota en la nube informática, – a lo que le conviene al enemigo indudable, luchando contra el enemigo aparente. No creo casualidad la invitacion de la oficina de intereses al dialogo con OC. Si ellos no permiten la tan proclamada libertad de prensa y expresión, como es innegable que ocurre, por qué habríamos de hacerlo nosotros, que sólo contamos con armas morales y las razones de los más débiles y explotados? La verdadera lucha es hoy entre el imperialismo y las necesidades y aspiraciones de los pueblos, no entre los pueblos y esa magnífica utopía y sueño siempre preterido de la construcción del socialismo, aunque se haya equivocado muchas veces. Los que no sean hoy claramente imperialistas, los que se han debatido tantos años compartiendo la suerte del pueblo nuestro, es decir, nosotros mismos, porque nosotros somos la Revolucion, debemos cuidarnos como hermanos, porque nuestras diferencias son acechadas por el gigante de las botas poderosas. Esa lección de Martí sigue más vigente hoy que nunca antes.

    Es por eso que noto con pena y pesar el profundo desacierto de algunos textos que se difuden desde este observatorio, porque muchos porponen metas a las que deberíamos llegar, pero no lo hacen, como pedía Martí de la crítica, con la misma mente y el mismo corazón, sino proclamando ante los ojos del enemigo nuestras incapacidades y errores, como si los que esperan por nuestra caída o nuestros cambios fueran cándidos morales, ejemplos contrarios de lo que criticamos entre nosotros. Todo lo que contribuya a debilitar la confianza de las mayorías en las posibilidades del gobierno actual de Cuba en cambiar el curso de las cosas, a mi modo de ver, aunque no se lo proponga como tal, cometen un error criminal. Y no porque crea que nuestro gobierno está exento de errores, sino porque los que podríamos ahora abogar por un gobierno de amplia discusión democrática de cada una de las medidas que tomemos, por ejemplo, no tendremos la posibilidad de ver ni el inicio de la realización de nuestros sueños. Porque los que están esperando que eso suceda en medio de un cuestionamiento desorganizado, van a coartar esa realización, porque seremos aplastados sin conmiseración y no por errores naturales, no por efectos colaterales, cuando se ha tratado de construir algo inédito en la historia, sino con los refinados instrumentos de la ferocidad capitalista, ya bien afinados y probados sobre tantos pueblos hasta el mismo minuto de ayer.

  6. Hola Carlos,
    ¿podrías poner los ejemplos específicos del “apoyo de las personas de la más extrema derecha a muchas de las ideas que se exponen en este bnog”, para así poder intentar dilucidar qué pasa?
    El apoyo claro y contundente que he visto yo (http://observatoriocriticodesdecuba.wordpress.com/2011/09/04/quienes-son-los-amigxs-de-observatorio-critico-y-como-luchan-co-ntra-los-social-burocratas/), ha provenido de la izquierda, aunque me imagino que hay principios generales que podrían ser apoyados por cualquier ser humano, tengan el signo político que tengan.
    y a fin de cuentas ¿te preocupan las ideas por lo que dicen en sí o porque alguien en específico las apoya o las condena? ¿no estarías totalmente a merced de la gente?
    Conozco gente noble de izquierda que apoya esperanzado los cambios que se llevan a cabo en nuestra sociedad, y también conozco gente noble de izquierda que, desesperanzados, no los apoya. Lo mismo sucede con gente del otro extremo, y dentro de toda la gama intermedia
    ¿Mi criterio sobre los cambios dependería de ellos? Yo, lo más que puedo hacer, es escucharlos a todos para conformar mi propio criterio, en el cual influirían además mi experiencia de vida, mis lecturas, mi cultura política, mis creencias, etc.
    El dicho “dime con quién andas y te diré quién eres”, es cuando menos inmaduro e ingenuo.
    Otro detalle: a veces los cartelitos de izquierda, o derecha, o revolucionario, o contrarrevolucionario, se ponen o se quitan con demasiada ligereza. De modo que es recomendable ser cuidadosos a la hora de condenar a alguien porque otro, malintencionado y poderoso, le puso una etiqueta equivocada.

  7. Estimado Isbel:

    Si lo deseas, seguimos el dialogo. En cierto modo, te ofrezco mis discupas por el tono terminante de mi ultimo mensaje. Si quieres aclaramos las cosas. De que enemigos hablas con respecto al cual no estamos situados, siendo este un blog que se autodeclara socialista? Podriamos ser claros, y me propongo lo mismo con respecto a las ideas o razones que dices yo no he respondido en mis comentarios. Nada vale que nos neguemos al dialogo. No es asi como podemos contribuir a lo que queremos cambiar. Todo esta sujeto a examen y analisis, y nadie puede pretender la verdad ultima. Pero una de las cosas que me preocupan es el apoyo que han dado ciertas personas de la mas extrema derecha a muchas de las ideas que se exponen en este blog. Era sobre eso que deseaba que me aclararan y saber lo que tu pienas de ello.

    Con amistad y respeto, Luque.

  8. Hola Carlos,
    gracias por llamarme valiente (aunque fuera indirectamente). Es una pena que no te hagas de una cuenta de yahoo o de otro servidor internacional. Por supuesto, lo óptimo sería que con la cuenta que tiene tu servidor pudieras recibir y enviar mensajes a todas partes del mundo, pero ciertamente los servidores nacionales imponen a veces limitaciones que ni el mismo bloqueo puede explicar.
    Por cierto, me parece que la lentitud en el Internet ya no es debido a “nuestros amigos norteños”. Ya desde septiembre del año pasado llegó el cable de fibra óptica que iba a acelerar nuestra velocidad de conexión en 3000 veces… Según el blog de Yoandry todo está bien con eso, pero por alguna mágica razón, todavía nada…
    Así que tendremos que culpar a otra gente ahora ¿Se te ocurre quiénes pudieran estar limitándolo?
    Sé que es difícil encontrar respuestas frontales. Eso mismo me ha sucedido al leer tus comentarios, que casi nunca responden directamente a los argumentos que se le presentan. Pero en cualquier caso ¿si tus comentarios no despiertan inquietud o respuestas en los lectores, qué relación tiene ello con la democracia libertaria (que ni siquiera sé muy bien qué cosa es)? Aquí reponde el que quiere, nadie está obligado a ello. Sé que para algunas personas tal libertad es difícil de asimilar, pero es así.
    Bueno, entonces felicidades también pa ti. Yo por mi parte seguiré luchando contra los capitalistas que intentan alejar más aún a esta isla del socialismo, aunque algo me dice que no nos veremos en la misma trinchera porque probablemente tú y yo no estemos hablando del mismo enemigo.

  9. Hola, Isbel:
    La ironia es un arma del bien y la valentia, pues no oculta lo que se piensa, en cambio la hipocresia es un arma del mal, pues quiere hacer creer lo contrario de lo que se dice. Es por ello que acepto tu ultima pregunta, pues no oculta una pequeña burla ironica, pero – evaluando tu intension a partir de lo que ya se de tu forma de pensar – no lo acepto viniendo de ti. Hasta ahora no he necesitado una cuenta en Yahoo para hacer mi trabajo, y la lentitud de mi internet, que se la debemos a nuestros amigos norteños como bien debes saber – aunque muchos prefieren creer y propagar lo contrario – me ha sido suficiente para mi trabajo de programador. Participe en este sitio, creyendo que iba a encontrar un dialogo interesante, y repuestas frontales, pero solo veo que se evaden con cierta desgarbada sutileza las respuestas a los asuntos y argumentos que planteo. Buen modo de practicar la democracia libertaria que mayormente se predica!. Me parece sano el criterio del periodista que al considerar que este sitio propaga el anticapitalismo, le dedique su tiempo al verdadero enemigo. Asi pues doy por finalizada mi participacion en este intercambio haciendo notar que algunos sustanciales argumentos no han encontrado serio examen que hagan de este ejercicio un tiempo util y provechoso. Feliz año nuevo!

    Luque

  10. humm qué sutil “interpretación” de mis palabras…
    Yo NO dije que “se puede y se debe ser solidario con quien no comparta nuestra ideología”
    yo pregunté: “quién dice que para ser solidario es preciso compartir estrictamente todas las ideologías o creencias de las personas”.
    Vaya, que mi frase pasó de estar bien matizada a ser una sentencia… jejeje… Es muy divertido.

    Carlos, sobre otros textos que polemicen con los puntos que nos son afines a los que trabajamos en la Red Protagónica Observatorio Crítico, te recomiendo visitar el blog La isla Desconocida, de Enrique Ubieta, único dentro de la blogosfera oficialista que se ha referido directamente a nuestro espacio (tan poca cosa somos). También sitios con visiones diferentes a las nuestras pueden ser el Nuevo Herald de Miami, o el sitio de Cubadebate (aunque ese ya tú lo conoces).
    También están los que aparecen listados a la derecha de la pantalla, bajo el rótulo Enlaces, pero quizás la mayoría de esos no te sean muy últiles.
    Bueno, ¿y por fin ya lograste hacerte la cuenta de yahoo?
    Saludos a todos los comentaristas.

  11. Estimado Dimitri:

    El tono respetuoso de su comentario último me provoca resonancias de empatía, pero debo insistirle, por el mismo respeto, en lo que pienso de su respuesta a mis argumentos. Ud. aduce que sólo afirmaba que Silvio se refiere en su respuesta de marras contra el “oportunismo” y la “irresponsabilidad”, como conceptos generales, que no se refería ud a que atacara el oportunismo de su remitente, como sí opina Isbel. Si es así, – y la lectura, es cierto, ajustada a la letra del texto, parece indicarlo expresamente, – sin lugar a dudas le estaría dando ud. relieve a un juicio muy atinado del poeta, pues creo que todos estamos muy de acuerdo en no recocerle legitimidad a esos dos antivalores de la conducta humana.

    Pero sucede que un texto, además de la letra, tiene su espíritu, y ese significado contextual y profundo se apoya en todos y cada uno de los elementos anteriores y posteriores a la emisión de una idea. No pretendo enseñar nada al respecto, sólo recordar este abc del análisis textual, para indicar que, inmediatamente antes del párrafo en que aclara que no va glosar lo escrito por Silvio, ud utiliza un término que ilumina de significados y sugerencias, para todo buen lector, lo que vendrá apenas un párrafo después, por las sugerencias implícitas y metafóricas de la palabra: ud. dice, ya valorando el texto de Silvio: “La respuesta (…) no se hizo esperar: Y tuvo un tono bien enrarecedor.”. Es decir, no basta todo lo peyorativo que implica el significado del vocablo “enrarecedor” sino, además, se subraya con un adverbio “bien”. elocuente “Bien enrarecedor”

    A la luz de ese calificador introductorio, que va a regir y gravitar en la mente del lector todo el tiempo de su lectura, le resulta un poco violento a la inteligencia aceptar que en el párrafo que inmediatamente le sigue, la intención sea sólo llanamente comunicar que Silvio atacó el oportunismo y la irresponsabilidad, como entidades genéricas, lo cual, después de todo, es una buena noticia, que airea y tonifica el pensamiento y no lo enrarece.

    Una prueba evidente de que la intencionalidad semántica no pretendía una objetividad solo informativa, le sigue en la otra afirmación, apenas yuxtapuesta, según la cual, en su respuesta, Silvio defendió “el protagonismo de las instituciones oficiales”. Porque a seguidas sigue un recordatorio para el lector, que no es aséptica con respecto a la anterior:”un artista que -sabemos- fue censurado durante el periodo inicial de su carrera en Cuba Revolucionaria .”

    Para mi resulta bien claro, que, pese a un tono y una forma de redactar que aparenta solo tener la intención de informar, existe la clara finalidad de hacer chocar ambas afirmaciones en la mente del lector, para que su juicio, así dirigido, sea solo desfavorable al poeta. No hay, además, un contextualizacion analítica de ambas posturas en sus respectivas épocas, ninguna matización, que aquí parece no interesar al juicio analítico. De allí que se pueda, con toda validez, concluir que al mencionar la oposición de Silvio al oportunismo y la irresponsabilidad, la irradiación de esos conceptos no apunte, en el entorno total del texto, a indicar que estos sean valores positivos, sino a refrendarlos como ataques que se hicieron contra el remitente, o que estaban en su espíritu. La idea de que solo y meramente se refería Silvio al oportunismo y la irresponsabilidad no es la intencionalidad ultima y profunda del texto, o por lo menos no es lo que logra. Habría otras muchas maneras de hacerlo. Por eso no me parece una verdad tan simple, como pretende Isbel, que su texto pretenda solamente apenas glosar que Silvio solo ataca el genérico fenómeno del oportunismo.

    Por otra parte, en mi texto creo que se abordan otras muchas cuestiones que merecerían un análisis más detallado, que un mero asunto de interpretación, aunque sea de suyo importante. Pero creo que tuvo la misma suerte que el anterior: no despertó el interés. Por cierto, no veo en este sitio la misma abundancia de trabajos que polemicen o que se opongan a los puntos de vista que parecen tener mejor acogida en él. Por lo menos en lo que he podido leer hasta el momento. Tal vez me puedan indicar enlaces de puntos de vista opuestos, que yo no haya podido leer y se hayan publicado, destacadamente en este Observatorio.

    Y ud e Isbel coinciden en la solidaridad con las personas. Estoy plenamente de acuerdo. Pero ahora es ud. quien me atribuye una negación que no es mía: yo afirmo que raramente alguien es solidario con la ideología, no con personas, en que no comulga, y eso es elemental, porque una ideología lleva a una práctica política, una acción directa. Y creo que hay acciones con las que no podemos ser solidarios. También existe el humanismo bastracto. Creo que no es muy necesario argumentar. Una diferencia ideológica esencial y antagónica muchas veces concluye en enfrentamientos muy crueles. Muchos ejemplos hay en la historia para tener que recordarlos.

    Según opina Isbel, se puede y se debe ser solidario con quien no comparta nuestra ideología. De acuerdo. Se dan constantes ejemplos de ello, tanto en nuestro país como en la arena internacional. Se cura sin preguntar por las ideas, aquí, y en Haití, entre otros muchos apoyos que no hacen preguntas previas. Es cierto. Pero hay una buena y prudente distancia entre ser solidario con el enfermo, o el hambriento, o el analfabeto, (hay que ver bien quiénes son los verdadaderos pobres y desposeídos de esta tierra!), y serlo con quien pide un apoyo político sin que medie una identificación ideológica. Para otorgarlo, al menos conviene saber qué se desea cambiar con la adhesión que se solicita, y además, cómo, y muchas otras cosas que no es del caso analizar aquí, pero, sobre todo, qué tienes a cambio de lo que dices que deseas cambiar. En política, esa solidaridad aséptica y altruista no existe: suena a demagogia. A nadie se le puede convencer de que en ese terreno debemos ser solidarios sin importar las ideologías. No se ha dado el caso, al menos que se tengan segundas intenciones, y ya entonces ese no es el caso. Nótese el ejemplo: no hemos podido gozar de esa solidaridad de los gobiernos USA, aceptando graciosa y cristianamente nuestras diferencias ideológicas: pudieran en nombre de esa solidaridad eliminar un bloqueo que hace sufrir a tantas personas con quien son solidarios si en cambio aceptan ciertas condiciones bien conocidas.

    Como no es el caso de los que en este momento – en el lado de allá de la geografía y las ideas – se muestran extrañamente solidarios con el anarquismo y otras propuestas políticas internas, como alternativas para la actualización de nuestra sociedad. Esto también hay que asumirlo con una postura tanto de compromiso como de seriedad. Hay algunas gentes que les interesa claramente el capitalismo, con anarquismo o sin él, no ningún tipo de socialismo renovado, sea libertario o de estado, o el que se invente como el del siglo xxi. ¿Por qué será que apoyan las voces disonantes de la casa, los vecinos que no nos quieren bien y nos desprecian? ¿Será acaso para protegernos cuando estemos amenazados?

    Le pediría a Dimitri, que innegablemente maneja con elocuencia el idioma, y que procura redactar con un tono casi rayano en la perfección objetiva, que le dedique un texto a ese tema. O algún otro de los varios autores que son habituales con artículos de pórtico en este blog. En verdad, sería para mí una oportunidad esclarecedora. Porque no descreo a priori de los objetivos socialistas, anticapitalistas y libertarios de muchos de los textos que leo en este sitio, aunque a mi juicio algunos equivoquen las armas y los modos, pero sí me interesa saber siempre quién me apoya – y sobre todo, quién se opone – a mis proyectos. Suelen ser un buen rasero de cuán bien encaminados están. Si los perros no ladran, y menean la cola, es que no avanzamos por terreno que les moleste. No creen?

    Con todo respecto, y gracias por las sugerencias de lecturas.

    Luque.

  12. Estimado Carlos Luque:
    Agradezco tu comentario. No quiero extenderme mucho, pero quisiera aclarar algunos malentendidos.
    Dices: ´Silvio no “atacó” un oportunismo ya manifiesto del remitente Marfrey´. Yo había puesto: ´sólo mencionaré que atacó el “oportunismo” y la irresponsabilidad, defendiendo el protagonismo de las instituciones oficiales´, o sea, si lees bien mi texto, no digo ´Silvio atacó el “oportunismo” DE MARFREY´, sino sólo digo “oportunismo”. No sugiero que Silvio acusara a Marfrey de oportunista, sino que se mostró acusador con el “oportunismo” y con las otras actitudes que recriminó. No he puesto en boca de Silvio lo que éste no dijo, y no podemos negar que Silvio sí atacó el “oportunismo”, ¿cierto?
    Dices: ´uno no puede solidarizarse con aquella ideología en que no comulga´. En esto no concordamos. Yo creo que uno bien puede solidarizarse con PERSONAS (sean estas poetas o no, aunque creo sinceramente que todxs lo somos en alguna medida), en especial cuando éstas son víctimas de determinadas prácticas. Es de esa solidaridad de la que hablé, y por eso menciono expresamente ´de poeta a poeta´, porque tal sentido es el que veo en el texto de Marfrey, y nunca el de hacer proselitismo o menos de manipulación ideológica. Creo que toda la solidaridad que practicamos tiene mucho que ver con saber poner las ideologías a un lado (en la medida en que sea esto posible), ojo, no digo ignorarlas, solo digo ponerlas a un lado (eso se llama epojé fenomenológica) a raíz de la solidaridad. Hay una frase famosa del pastor alemán Bonhoeffer sobre eso. Y más que las ideologías, son importantes a la hora de la solidaridad las prácticas: puedo bien solidarizarme con alguien que no piensa como yo, pero me es difícil solidarizarme con alguien que piensa como yo, pero hace cosas para mí inaceptables. Muchxs proclaman ideologías y las usan para tapar barbaries. Los seres humanos somos bichos algo complicados, y no creo que nuestros afectos y solidaridades se reduzcan a razones ideológicas. Era por supuesto opción de Silvio solidarizarse o no con Marfrey –y Silvio fue claro en su opción- pero era también de Marfrey el derecho de pedir solidaridad a un paisano y poeta.
    Mi post estaba dirigido sólo a poner de manifiesto los prejuicios sobre el tema del anarquismo.
    Sobre los ´pescadores a la caza de revueltas aguas´, me parece que somos claros en definir contra qué luchamos y con quiénes nos solidarizamos. Hay más que un material sobre eso en nuestro sitio, y no creo que Marfrey u otrxs nos dejemos “manipular” si alguien nos invita a “revolver aguas” para ponerle la patria en bandeja al enemigo. Hay enemigos de la patria a quienes ya les ha sido ésta puesta en bandeja, y en verdad como la queremos es libre.
    Agradezco también la sugerencia del libro de Katz. El ¿contra quién luchas? y ¿cómo? forma parte del gran debate de las izquierdas (y no sólo…), donde las barbaridades del siglo XX y más allá han dado nuevas tónicas que no podemos ignorar, y sobre muchos de esos aspectos el anarquismo ya desde mucho antes se había pronunciado certeramente, a nivel de ideología y de praxis, aunque no en la extensión –quizás- suficiente para una valoración completa (y, ciertamente, ¿es posible una valoración completa y definitiva cuando hablamos de un movimiento social?).
    Te sugiero que leas en este mismo blog un texto de Mario Castillo sobre José Martí y el PRC, que es muy revelador al respecto: http://observatoriocriticodesdecuba.wordpress.com/2011/01/31/fuerza-por-la-union-no-union-por-la-fuerza-jose-marti-consenso-y-autogestion-en-el-partido-revo-lucionario-cubano/
    En cuanto a la eficacia o no del anarquismo, debo decir que para mí, como también para un poderoso oponente del anarquismo como Marx, es la práctica el criterio definitivo de la verdad. Otro gran revolucionario dijo una vez: “por sus frutos los conocerán”.
    Muchas felicidades en el cumpleaños simbólico de ese gran revolucionario!
    Abrazos
    Dmitri

  13. Carlos, solo aclarar algo: Silvio no “declara que espera que no fuera ese tipo de persona”, sino que no fuera “ese tipo de oportunista”. No hace falta tener muchas lecturas para darse cuenta de que lo está llamando oportunista (solo espera que no sea de esos que pudieran ir a su concierto con un lindo cartel color verde). Al menos eso debamos aceptar, más allá de si Ud. considera que Silvio tiene o no el derecho de hacerlo. Por cierto, con esa expresión termina Silvio su misiva… de modo que eso es lo que queda gravitando en la mente de quien lo lee. De hecho, la acusación de oportunista está desde las primeras líneas cuando Silvio le dice que “no te interesaba tanto comunicarte conmigo como usar mi nombre y este lugar”. Es preciso no ser ingenuos, como bien tus nos propones.
    Por otra parte, Dmitri solo dice que Silvio ataca el oportunismo, lo cual es una simple verdad.
    Si te sientes feliz con la respuesta de Silvio, eres uno de los pocos. La mayoría de la gente que ha sabido de esto se ha quedado bien apenada. pero bueno, es tu derecho.
    El texto de Dmitri es sencillo, directo, y solo se hace un cuestionamiento sobre la “algo ligera” expresión de Silvio acerca del anarquismo. ¿Tienes algo que responder al argumento de Dmitri?
    Por cierto, quién dice que para ser solidario es preciso compartir estrictamente todas las ideologías o creencias de las personas. Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar (y yo digo: no importa si esos pobres sean anarquistas).
    Vea la nómina de los ocupas de Wall Street, los indignados de Madrid o los estudiantes en Chile. Vea la nómina de los movimientos más progresistas en Brasil, Francia, Argentina. Se sorprenderá de la gran cantidad de libertarios.
    Si hay quienes acusen esta postura como ingenua, bueno, me imgaino que están en su derecho. A fin de cuentas, no todos tienen por qué asumir una postura que demanda tanto compromiso y seriedad.
    Saludos.

  14. Acerca de ¿quién tiene la razón? y otras preguntas que la “razón” desconoce.

    Silvio no “atacó” un oportunismo ya manifiesto del remitente Manfrey. Quien se tome el trabajo de cotejar esta afirmación de Dmitri Prieto Samsónov con el texto de la respuesta de Silvio, no podrá llegar a otra conclusión válida, sino que afirmó que esperaba que el remitente del post no fuera ese tipo de persona. Nos parece que hay una diferencia sustancial entre declarar que una persona que utilizara el espacio de un concierto para promover su visión ideológica personal estaría actuando como un oportunista, y el que efectivamente lo llegara a consumar: Silvio declara que espera que no fuera ese tipo de persona consumando la acción anunciada. No lo declara oportunista, aunque pudiera sospecharlo – derecho metódico de la razón cartesiana- , toda vez que el mensaje no pretende una comunicación personal, sino que se publica también en otro medio, y al menos simultáneamente, como lo hace notar el mismo Silvio, es decir, tiene el carácter de una carta abierta, y su objetivo parece ser confrontar al poeta e intentar comprometerlo con sus objetivos. Más francamente, en opinión de Dmitri Prieto Samsónov, el activista cultural “pidió solidaridad a su paisano Silvio Rodríguez a través del blog”, de poeta a poeta. Pues bien: uno no puede solidarizarse con aquella ideología en que no comulga. Es lo que hizo el autor de “Ojalá”, independientemente del mayor o menor conocimiento que tenga de la accidentada historia del anarquismo. En una nota mía, algo extensa, dirigida a uno de los posteantes de este asunto, traté con un poco más de detenimiento razones que no voy a repetir aquí para entender y apoyar la respuesta de Silvio.

    Si se supone que este observatorio es un espacio para la libre exposición de las ideas, permítaseme remitir al libro de Claudio Katz, Las disyuntivas de la izquierda en América Latina. Creo que ayuda mucho a entender las posibilidades del anarquismo en la ardua lucha anticapitalista que se nos avecina. Aporta muchos elementos para entender por qué los anarquistas no tienen, no ya la razón, sino la posibilidad misma de ser una respuesta eficaz contra las dominaciones.

    No confundamos al enemigo, el tiro a veces suele salir, sorpresivamente, por la culata. Y es lo que aquellos que no se declaran precisamente anticapitalistas, o socialistas libertarios, desean para nuestro país. Sólo hay que tener la voluntad imparcial de captar esta diferencia: todo lo que hoy funcione como contestatario del orden establecido en nuestro país con el consenso de las mayorías, es una oportunidad que está esperando aprovechar el verdadero enemigo. Quien no vea hoy eso más evidente que nunca, de lo menos que se le puede calificar es de ingenuo.

    Y sí, ante ello, se ha de tener responsabilidad, y cualquier olvido u omisión es irresponsabilidad, que es, en las coyunturas del sistema-mundo actual, de las más graves, pues se juega el destino de las vidas de esos niños que “lloraron” porque no hubo la actividad prometida. Otras promesas también le hemos hecho a esos niños, que no debemos defraudar, porque en ello no les va la frustación de un día de jolgorio, sino sus tempranas e inocentes existencias, segadas por las humanitarias bombas que nos querrán proteger por negarnos a implantar entre nosotros la sociedad del anarquismo, entre tantas otras “soluciones” que nos proponen.

    A la pregunta ¿quién tendrá la razón?, agreguemos también ¿contra quién debemos luchar?, y sobre todo ¿cómo?. Creo que eso está en el subtexto no entrevisto de las posturas de Silvio, y otras tantas similares, que hoy desean luchar igualmente contra la “burocracia mediocre”, o contra los que no quieren cambiar lo que ha de ser cambiado, pero que comprenden que, si oponemos eslóganes y carteles al estilo de “todo el poder para el pueblo” en manifestaciones públicas, dirigidas a subvertir el modo como el poder del pueblo realmente existente hoy nos puede defender en esta particular coyuntura de nuestra historia, le estaremos dando al enemigo la patria en bandeja de plata, y más temprano que tarde. Y si no, ¿por qué será que ellos apoyan estas soluciones “libertarias”? ¿No serán pescadores a la caza de revueltas aguas?.¿Se las hemos de revolver nosotros mismos?

    También son preguntas que nos debemos hacer, so pena de pecar, eso sí, de irresponsabilidad. Aquella época en que Silvio afrontó dificultades para que su estética renovadora venciera a los “burócratas” de la cultura de entonces, no se puede comparar tan ligeramente con esta de nuestros días. No ver las diferencias es también irresponsabilidad, o descaminada analogía. Creo que son las diferencias que Silvio ve y también se arriesga a desafiar.