Por Pedro Campos
Se ha convertido en una consigna movilizadora de las mayorías en EEUU y el mundo capitalista, que menos del 1 % de su población, compuesto por millonarios, es quien verdaderamente tienen el poder económico y político y deciden todo lo importante en esos países.
El VI Congreso del Partido Comunista de Cuba aprobó los Lineamientos para la política económica y social, que a su juicio deberán regir los destinos de Cuba. Dichos Lineamientos no fueron sometidos a votación de todo el Partido, ni desde luego a referendo popular. Los pocos cientos de delegados al Congreso, no llegaron ni al 0.05 % de la población.
Y esto se hace en nombre del artículo 5to de la Constitución, que reconoce el papel dirigente del Partido Comunista en la sociedad cubana; lo cual, en cambio, entra en contradicción flagrante y viola el espíritu de soberanía, democracia y republicanismo de toda la carta Magna y la letra específica de varios de sus artículos, tales como:
– el artículo 1ro que establece: “Cuba es un Estado socialista de trabajadores, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos, como República unitaria y democrática, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana”.
– el artículo 3ro que señala. “En la República de Cuba la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado. Ese poder es ejercido directamente o por medio de las Asambleas del Poder Popular y demás órganos del Estado que de ellas se derivan, en la forma y según las normas fijadas por la Constitución y las leyes.”
Hoy todo el sistema político-económico-social actual se sustenta en “el papel dirigente del PCC”, el cual funciona de acuerdo con el Centralismo Democrático, donde lo primero determina sobre lo segundo, lo cual trae por consecuencia que sea una pequeña elite dirigente la que determine y decida todo, no solo en el partido, sino en la sociedad.
No por gusto quienes ocupan los cargos principales del gobierno y el consejo de estado, son a la vez, los mismos que ocupan los cargos centrales en el partido.
Es, desde ese centro dirigente, de donde salen todas las leyes, que vienen además en forma de decretos, discutidas y aprobadas luego por la Asamblea Nacional. Ninguna ley es sometida a referendo popular como debería ser en una democracia directa, verdadera.
¿Y el sistema representativo del Poder Popular y su Asamblea Nacional? La Asamblea Nacional está compuesta por menos de mil diputados, menos del 0,01 %. El 50 % de sus candidatos, son designados desde “arriba” y el otro 50 % desde las comisiones electorales controladas por el partido en las provincias y aunque tienen iniciativa legislativa reconocida, en la práctica solo están para aprobar lo arriba dispuesto.
Hoy, es esa Asamblea Nacional, con diputados cuasi designados, la que elige al Consejo de Estado y al Presidente del Consejo de Estado y de Ministros. No es el pueblo directamente quien lo hace.
De manera que puede afirmarse categóricamente, que también en Cuba, menos del 1 % de la población es el que está decidiendo los destinos de más de 11 millones de cubanos, el 99 y tanto % restante.
Es difícil, en las circunstancias actuales, establecer un camino para revertir esa situación. El que sea, tendría que ser pacífico y por medio del diálogo y la negociación. El sectarismo y la obcecación del partido-gobierno le impiden emprender esa ruta, a diferencia de la izquierda democrática y socialista que no está atada a dogmas, prejuicios ni exclusiones, partidaria y proponente de un diálogo nacional sin exclusiones.
Al respecto, recordamos que fue nuestro compañero Félix Guerra, poeta, escritor y periodista, comunista de siempre, quien en marzo del 2009 hizo un llamamiento al Congreso de la Nación y fue nuestro compañero Félix Sautié, periodista, economista, teólogo y comunista de siempre, también, quien escribió en el 2007 un libro con el título “Socialismo y reconciliación en Cuba. Una mirada desde adentro”.
Si queremos que ese 99 y tanto por ciento de la población participe de la decisión sobre sus destinos, si pretendemos que la socialización y democratización de la economía y la política, -el proceso revolucionario-, siga avanzando y se reduzcan las posibilidades de un retorno al régimen de oprobio y al capitalismo más vulgar y hediondo.
No queda más alternativa a la izquierda no dogmática, que promover, por ella misma, y llevar a vías de hecho, ese diálogo con todos y para el bien de todos, toda vez que el gobierno-partido no acepta el reto.
De ser la derecha la que encabece la crítica al modelo burocrático de corte neo-estalinista, la lucha por ese diálogo, por el respeto a los derechos de todos los cubanos, por la democratización del sistema político, por las libertades de expresión y asociación, por el libre acceso a internet, por la libertad de elección de los cubanos y por enfrentar las arbitrariedades del “socialismo de estado”, estarían garantizados la restauración del capitalismo privado, la democracia burguesa y el fin del intento socialista en Cuba.
Para quienes no lo entiendan: para evitar que eso pueda ocurrir, fue que algunos compañeros, participamos en la confección y firmamos el “Llamamiento urgente por una Cuba mejor y posible”.
Publicado en Havana Times
Esto sólo se arregla con renovación socialista
http://cubanuestra4eu.wordpress.com/2012/09/09/cuba-declaracion-del-grupo-de-refundacion-socialista-cubano/
Pedro, la solución está en la renoviación socialista que demandan estos chicos