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El trabajo Fantasma.

En holanda del siglo XVII, los métodos de la casa de pobres tomaron un giro revolucionario. Éstas se volvieron centros de terapia destinados a erradicar la pereza y a instalar la voluntad disciplinada de trabajar. Se proponía transformar a los mendigos, a los huérfanos y a las prostitutas en trabajadores productivos…

Unos días de hambruna y una golpiza aseguraban, primero la docilidad del recién llegado. Luego, empezaba el entrenamiento en el torno o en la escofina- o, tratándose de mujeres, en los trabajos de punto y encaje o en el telar-, en principio hasta el día en que el mendigo se acabe de transformar en trabajador. La casa de pobres de Amsterdam tenía hasta una unidad de terapia intensiva. Para curar a los vagos inveterados, se les echaba al fondo de un pozo inundado por una corriente continua de agua, equipados por una bomba de mano. Sólo un constante trabajo de bombeo durante todo el día permitía al paciente mantener la cabeza fuera del agua.

 

Ivan Illich