¿Qué es el socialismo? (respuesta en la Polonia de 1956) y ¿Qué es el capitalismo? (respuesta en la Polonia de 2009)

¿Qué es el socialismo?
Por Leszek Kołakowski

Les diremos qué es el socialismo. Pero primeramente les diremos qué no es el socialismo. Sobre este asunto teníamos antaño una visión completamente distinta de la que tenemos ahora. Pues bien, el socialismo no es:

– una sociedad en la que una persona que no ha cometido delito, espera en su casa la llegada de la policía;
– una sociedad en la que es un delito ser hermano, hermana, esposa o hijo del delincuente;
– una sociedad en la que una persona es desdichada porque dice lo que piensa, y otra es desdichada porque no dice lo que piensa;
– una sociedad en la que una persona vive mejor porque no piensa en absoluto;
– una sociedad en la que una persona es desdichada porque es judía, y otra se siente mejor porque no lo es;
– un Estado cuyos soldados son los primeros en entrar en el territorio de otro país;
– un Estado en el que alguien vive mejor porque alaba a los líderes del Estado;
– un Estado en el que alguien es condenado sin juicio;
– una sociedad cuyos dirigentes se nombran a sí mismos para sus cargos;
– una sociedad en la que diez personas viven en un solo cuarto;
– una sociedad en la que hay analfabetos y epidemias de peste;
– un Estado del que no es posible irse;
– un Estado en el que hay más espías que enfermeras y más lugares en las cárceles que en los hospitales;
– un Estado en el que la cantidad de funcionarios crece más rápidamente que el número de obreros;
– un Estado en el que se es obligado a mentir;
– un Estado en el que se es obligado a robar;
– un Estado en el que se es obligado al crimen;
– un Estado que tiene colonias;
– un Estado cuyos vecinos maldicen la geografía;
– un Estado en el que se producen aviones de reacción excelentes y zapatos malos;
– un Estado en el que a los cobardes les va mejor en la vida que a los valientes;
– un Estado en el que los abogados están de acuerdo con el fiscal la mayoría de las veces;
– un imperio, una tiranía, una oligarquía, una burocracia;
– una sociedad en la que mucha gente busca a Dios para hallar consuelo en medio de la desdicha;
– un Estado que premia a los grafómanos y sabe mejor que los pintores qué pintura es la mejor;
– una nación que oprime a otra nación;
– una nación que es oprimida por otra nación;
– un Estado que desea que todos los ciudadanos piensen lo mismo sobre filosofía, política exterior, economía, literatura y moral;
– un Estado cuyo gobierno determina qué libertades les corresponden a los ciudadanos, pero los ciudadanos no determinan qué libertades le corresponden al gobierno;
– un Estado en el que uno responde por sus antepasados;
– un Estado en el que una parte de los ciudadanos recibe sueldos cuarenta veces mayores que otra parte de los ciudadanos;
– un sistema de gobierno al que se opone la mayoría de los gobernados;
– un solo país aislado;
– un grupo de países atrasados;
– un Estado que se sirve de consignas nacionalistas;
– un Estado cuyo gobierno considera que no hay nada más importante que su dominio;
– un Estado que, al pactar con criminales, adapta la visión del mundo a ese pacto;
– un Estado que quiere que su Ministerio de Asuntos Exteriores modele la presente visión del mundo para toda la humanidad;
– un Estado que no distingue bien entre el sojuzgamiento y la liberación;
– un Estado en el que los activistas racistas gozan de libertad;
– un Estado existente actualmente;
– un Estado en el que la propiedad de los medios de producción es privada;
– un Estado que cree que es socialista sobre la sola base de que suprimió la propiedad privada de los medios de producción;
– un Estado que no distingue bien entre una revolución social y una invasión armada;
– un Estado que no considera que en el socialismo las personas deben ser más felices que en otra parte;
– una sociedad que siente mucha tristeza;
– una sociedad de castas;
– un Estado cuyo gobierno sabe cuál es la voluntad del pueblo antes de preguntarle qué opina;
– un Estado en el que impunemente se puede tratar con desprecio a la gente;
– un Estado en el que es obligatoria cierta visión de la historia del mundo;
– un Estado en el que los filósofos y literatos siempre dicen lo mismo que los generales y ministros, pero siempre después de éstos;
– un Estado en el que los planos de las ciudades son un secreto estatal;
– un Estado en el que los resultados de las votaciones en el parlamento siempre se pueden prever infaliblemente;
– un Estado en el que hay trabajo esclavo;
– un Estado en el que hay ataduras feudales;
– un Estado que tiene el monopolio del suministro de todo el saber sobre el mundo a sus ciudadanos;
– un Estado que considera que la libertad consiste sólo en la obediencia al Estado;
– un Estado que considera que no hay diferencia entre lo verdadero y lo que le conviene que se crea;
– un Estado en el que cierta nación que no lo pidió, cambia en su totalidad de lugar de residencia;
– un Estado en el que los obreros no tienen influencia en el gobierno;
– un Estado que considera que sólo él puede salvar a la humanidad;
– un Estado que cree que siempre ha tenido la razón;
– un Estado en el que la historia está al servicio de la política;
– un Estado cuyo ciudadano no puede leer las más grandes obras de la literatura actual, ni contemplar las obras de la pintura actual, ni escuchar la mejor música actual;
– un Estado que siempre está sumamente satisfecho de sí mismo;
– un Estado que dice que el mundo es muy complicado, pero en realidad piensa que el mundo es extraordinariamente simple;
– un Estado en el que hay que sufrir mucho antes de que a uno lo reciba un médico;
– una sociedad en la que hay mendigos;
– un Estado que está convencido de que nunca nadie en el mundo puede inventar nada mejor;
– un Estado que cree que todos quedan encantados con él, aunque ocurre lo contrario;
– un Estado que profesa el principio: oderint dum metuant [que
odien, con tal que tengan miedo – N. del T.];
– un Estado que él mismo determina quién puede criticarlo y cómo;
– un Estado en el que cada día se debe negar lo que se proclamaba ayer, y creer todo el tiempo que siempre se está proclamando lo mismo;
– un Estado al que no le gusta mucho que sus ciudadanos lean viejas colecciones de números de periódicos;
– un Estado en el que muchos ignorantes pasan por sabios;
– un Estado en el que todos los periódicos tienen el mismo contenido;
– un Estado cuyo gobierno desea que todas las formas de organización social estén planificadas por él;
– un Estado en el que hay muchas personas nobles y valientes, pero de eso hay que saber por una fuente que no sea el conocimiento de la política de su gobierno;
– un Estado al que no le gusta mucho que su régimen lo analicen los científicos, pero le gusta mucho cuando lo hacen adulones;
– un Estado que siempre sabe mejor que cada ciudadano particular en qué consiste la felicidad de éste;
– un Estado que, sin sacrificar nada por principio alguno en el plano de las ideas, cree al mismo tiempo que es una antorcha del progreso.

Ésa fue la primera parte. Y ahora —¡escuchen con atención!— les diremos qué es el socialismo. Pues bien, el socialismo es un régimen que… ¡eehh!, ¡para qué hablar mucho! El socialismo es una cosa realmente buena.

¿Qué es el capitalismo?
Por Roman Kurkiewicz; dedicado a Leszek Kołakowski

Les diremos qué es el capitalismo, el libre mercado, el mundo neoliberal, feliz, después de las transformaciones. Pero primeramente les diremos qué no es el capitalismo. Pues bien, el capitalismo no es:

– un Estado en el que la policía puede arrestar a alguien porque así lo quiere el ministro de Justicia;
– una sociedad cuyos jueces fingen que no entienden qué son los saludos hitlerianos;
– una sociedad con muchas personas desdichadas, puesto que son jubilados, mujeres, desempleados, gente sin casa, gays, lesbianas, judíos, gitanos;
– un estado cuyos soldados luchan a miles de kilómetros de su patria, sin saber con quién ni por qué;
– un estado que mantiene durante años bajo arresto sin un juicio;
– una sociedad en la que una mujer enferma y embarazada muere porque el médico se niega a someterla a investigaciones, afirmando que no se lo permite su “conciencia”;
– un Estado en el que hay más funcionarios de los servicios especiales que enfermeras;
– un Estado en el que la ley es un privilegio de los ricos;
– un Estado que se olvida de sus ciudadanos de otra nacionalidad;
– un Estado cuyos vecinos hacen colas por muchos días para atravesar sus fronteras;
– un Estado que por miles de millones de dólares compra aviones de reacción que se echan a perder, y no repara los hogares sociales que arden como hojas de papel;
– un Estado que le devuelve a la Iglesia calladito y a hurtadillas lo que es de la Iglesia y lo que no es de la Iglesia; pero a otros no les devuelve lo que es de ellos;
– un Estado en que la historia se terminó, porque vivimos en el mejor de los regímenes posibles, y no nos puede esperar nada mejor, y quien no piense así, está loco;
– un Estado en el que a los ciudadanos y ciudadanas se les echa en cara el compromiso político de sus antepasados;
– un Estado en el que los partidos siempre se aseguran ellos mismos su sustento;
– un Estado en el que el ministro de asuntos exteriores se alegraría de la implantación de la pena de muerte;
– un Estado que no respeta los derechos de los trabajadores y, aunque extrae su legitimación de un sindicato, desprecia a los sindicatos;
– un Estado que decide qué historia es verídica y qué historia es criminal;
– un Estado en el que los planos de las ciudades los trazan developers, los barrios de viviendas son como cárceles, y las bibliotecas públicas están cerradas;
– un Estado en el que toda coalición es posible, porque ningún partido tiene opiniones;
– un Estado en el que el trabajo esclavo de los extranjeros es tolerado y pasa inadvertido;
– un Estado en el que el aborto es un pecado y no un derecho;
– un Estado en el que el poder está invariablemente satisfecho de sí mismo;
– un Estado que ya ni siquiera tiene que decir quién y cómo puede criticarlo: los medios por sí solos y de manera independiente imposibilitan su crítica;
– un Estado en el que un ministro puede mandar a construir por un dineral un andén en casa del diablo y ningún funcionario asume las consecuencias de su incompetencia;
– un Estado en el que hay muchos periódicos, pero todos hablan de manera semejante.

Ésa fue la primera parte. Y ahora —¡escuchen con atención!— les diremos qué es el capitalismo. Pues bien, el capitalismo es un régimen que… ¡eehh!, ¡para qué hablar mucho! El capitalismo es una cosa realmente buena.

Basado en la fábula de Leszek Kolakowski, “¿Qué es el socialismo?”.

Traducción del polaco: Desiderio Navarro

Leszek Kolakowski (1927-2009), filósofo y sociólogo, fue uno de los más conocidos ideólogos del marxismo-leninismo, uno de los creadores de la escuela varsoviana de historiadores de las ideas, y miembro del Partido Obrero Unificado Polaco desde 1947 hasta 1966. Hasta ese año fue profesor y jefe de la cátedra de Marxismo-Leninismo de la Universidad de Varsovia. Diez años antes, en el otoño de 1956, había publicado en el semanario Po prostu el texto titulado “¿Qué es el socialismo?”, que aquí reproducimos. Al ser apartado de la cátedra universitaria en 1968, emigró a Inglaterra, donde llegó a ser Fellow del All Saints College de Oxford. En París y Londres publicó numerosas obras, entre ellas Las principales corrientes del marxismo (1976), una historia muy crítica de la doctrina marxista.

Roman Kurkiewicz (n. 1962), periodista y conductor de programas radiales, pasó el noviciado en la Orden de los Dominicos y estudió filosofía en la Academia de Teología Católica y la Universidad de Varsovia. En los años 79-89 estuvo vinculado a la oposición. Trabajó en el periódico Gazeta Wyborcza desde su inicio. En 2001 fue jefe de redacción de la revista Przekrój, y actualmente es articulista de ese semanario, en cuyo nº 29, de julio del 2009, se publicó su texto titulado “¿Qué es el capitalismo?”, que, dedicado a Kolakowski, establece una polémica relación intertextual con el antes mencionado escrito de éste.