Por Ovidio D´Angelo Hernández
El Documento trata un conjunto de cuestiones de la vida interna del partido y, algo tangencialmente, cuestiones medulares de la organización sociopolítica de nuestra sociedad.
Me parece muy justo que el Partido discuta las cuestiones de métodos y organización interna y con otras organizaciones y se abra a un debate de posiciones fundamentales realmente amplio. Sin embargo, es poco lo que se proyecta en el documento acerca de cuestiones claves de la sociedad que implican la función del Partido. Entre ellas está el tema del Estado, cuestión que en la teoría marxista y leninista está abierta a nuevas interpretaciones, además de que otros muchos marxistas o no aportaron a ella en el pasado siglo y en el presente.
Entre los temas que no se desarrollaron en el último Congreso está este del Estado y su relación con la comprensión de una sociedad civil socialista, los problemas de la participación en la gestión y control ciudadano de los trabajadores y el pueblo en general, las concepciones de la democracia socialista y el papel del partido, cuando se está expresando -varias veces en el documento- la necesidad del debate abierto de los problemas y temas de interés por los trabajadores y la población, cuestión que por demás necesitaría unos cauces apropiados para la concertación pública nacional-…. Creo que necesitamos una Plataforma Programática integral, que supere la del 75, en nuestras nuevas condiciones nacionales y mundiales y con el enriquecimiento de la teoría política del marxismo y las prácticas de la construcción socialista en el mundo -las acertadas, las erróneas y las desvirtuadas-, con una visión crítica y creativa.
Como dijo Lenin -glosando- si no se atiende a los problemas generales para que sirvan de cauce a los problemas particulares, entonces no llegaremos a acertar en la solución de estos últimos y podremos cometer graves errores.
…Por demás, sobre el lenguaje, hay que cambiar conceptos –“todo lo que deba ser cambiado”,…en consenso popular-, hay que cambiar las prácticas, hay que clarificar los fines generales, y además, también hay que cambiar las formas de expresión que parecen congeladas en el tiempo.
Es cierto que es imprescindible, en mi opinión también, clarificar a fondo nuestro modelo económico, ya que los lineamientos y la actualización que conllevan dejan muchos márgenes de incertidumbre y confusión. No se observa claramente cual es el modelo propuesto, ya que aparecen medidas fragmentarias y parciales que necesitan aún integrarse y visionarse a la luz de un enfoque general. Pero más allá del modelo económico, necesitamos en esa integración la construcción teórica y práctica de un modelo de sociedad socialista, que recupere sus esencias, por encima de las prácticas distorsionadas que hemos tenido en muchos países.
…Se han impuesto interpretaciones sesgadas y desvirtuadoras. Algunas como el modelo de socialismo de estado, procedente del socialismo real y herencia del estalinismo, otras como alguna versión de socialismo de mercado que prioriza las relaciones capitalistas como fase previa para la futura (y en mi opinión, ilusoria en ese modelo) construcción socialista.
Y no es que no se haya avanzado desde los clásicos, sino que deben releerse a la luz de los nuevos procesos mundiales y con un interés emancipatorio, así como acudir a todo el acervo de la elaboración teórica posterior y de las prácticas sociales y populares.
En lo político, los clásicos plantearon la construcción de un nuevo Estado (prefigurado solamente en la Comuna de París, en el Poder soviético inicial, etc.). Esto implicaba un poder real y amplio para los trabajadores y ciudadanos, que nos debe hacer repensar nuestro futuro inmediato. Esa forma de democracia socialista la consideraron el mejor antídoto contra la instauración de una Burocracia dominadora y centralizadora.
En lo económico, ellos plantearon la necesidad de que el trabajo libre asociado de los trabajadores constituyera la base principal de la economía y las formas de propiedad asociativa (en federaciones de cooperativas, etc.) y de apropiación del trabajo a partir de la gestión y control de los trabajadores y el pueblo, la forma más socializada de gestión y apropiación de los resultados del trabajo frente a la lógica de la ganancia y el capital.
De manera que la descentralización actual propuesta debería orientarse hacia esos principios además de convivir con otras necesarias formas de propiedad y gestión; así como concebirse de manera integral con las formas altamente participativas de organización de la superestructura social.
En conclusión, que una teoría del socialismo que necesitamos es imprescindible. Una teoría en su vínculo con la práctica y una práctica teórica; es decir eficiente a nuestras necesidades, contextos y problemas.
Esto pudiera merecer, realmente, una especial Conferencia del Partido y el Pueblo.
Publicado en Cubadebate sobre el Documento de la Conferencia del Partido. 14 y 15 de octubre 2011
Recordando lo que una de nuestras más brillantes cientistas sociales dijo recientemente: las reformas son asistémicas. Ahí está la mayor dificultad, a mi juicio.
Esa desconexión que menciona Ovidio son reflejo de una carencia de proyecto (en el mejor de los casos), pues también pudiera ser que el proyecto sí exista, pero nada tenga que ver con la construcción socialista, y entonces sí que estaríamos embarcados.
Muy bueno y oportuno, felicidades Ovidio