Publicado el

Primero tienes que tocar fondo

Después de que cientos de personas fueran sacrificadas y quemadas, me cuenta Tyler, una masa de residuos espesa y blanca se deslizó por el altar colina abajo en dirección al río.
Primero tienes que tocar fondo.
Estás en la plataforma de un castillo de Irlanda y una oscuridad insondable cubre el borde de la plataforma; delante de ti, en la oscuridad, a la distancia de un brazo, hay una pared de piedra.
—La lluvia —me cuenta Tyler— cayó año tras año sobre la pira, y año tras año se quemó gente, y la lluvia se filtró por entre las cenizas de la madera y se convirtió en una solución de lejía; la lejía se mezcló con la grasa derretida de los sacrificios y una masa de jabón blanca y espesa se deslizó por la base del altar y serpenteó colina abajo hacia el río.
Los irlandeses que hay a tu alrededor caminan con su pequeño acto de rebeldía en la oscuridad hasta el borde de la plataforma, se detienen en el saliente de la oscuridad insondable y mean.
Me dicen: «Vamos, mea un buen chorro de ese orín gringo, rico, amarillo y atestado de vitaminas. Rico, caro y desperdiciado».
—Este es el momento más importante de tu vida —dice Tyler—, pero estás en otro sitio y te lo estás perdiendo.
Estás en Irlanda.
¡Oh!, y lo estás haciendo. ¡Oh, sí! Sí. Y hueles el amoníaco y la dosis diaria de vitamina B.
Tyler me cuenta que, tras mil años de matanzas y lluvias, los antiguos descubrieron que sus vestiduras se limpiaban mejor si las lavaban en aquel lugar, allí donde el jabón llegaba al río.
Meo sobre la piedra de Blarney.
—¡Qué típo! —dice Tyler.
Me meo en los pantalones negros con manchas de sangre secas que mi jefe no soporta.
Estás en una casa alquilada en Paper Street.
—Esto quiere decir algo —dice Tyler.
»Es una señal —dice Tyler. Tyler es un pozo de información valiosa—. Las culturas sin jabón —dice Tyler— utilizaban su propia orina y la de sus perros para lavarse el pelo y la ropa con el ácido úrico y el amoníaco que contenían.
Hay olor a vinagre, y el fuego que te abrasa la mano, al final de esa larga carretera, sale fuera de ti.
Hay olor a lejía, que te escalda los sinus nasales y hay ese olor vomitivo a hospital, como de meados y vinagre.
—Fue justo matar a toda esa gente —dice Tyler.
El dorso de tu mano está hinchado, rojo y brillante como un par de labios idénticos a los del beso de Tyler. Diseminados en torno al beso están los puntos de las quemaduras del cigarrillo de alguien que ha estado llorando.
—Abre los ojos —dice Tyler. Su rostro está cuajado de lágrimas—. Felicidades —dice Tyler—. Estás un paso más cerca antes de tocar fondo.
»Tienes que saber que el primer jabón se fabricó con héroes —dice Tyler.
Piensa en los animales que se emplean al experimentar productos.
Piensa en los monos que lanzan al espacio.
—Sin sus muertes, su dolor, sin su sacrificio —dice Tyler— no tendríamos nada.

Chuck Palahniuk

Una respuesta a “Primero tienes que tocar fondo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *