Me preguntan cuál es la mejor película que he visto. Hago memoria; alguna de Bergman o de Tarkovski. –Nostalgia, respondo (risas). – Te quieres hacer el interesante, seguro también escuchas a Zappa mientras lees a Cioran…(carcajadas).
He visto dos veces Nostalgia. Al final las luces de la sala despertaron a los asistentes, algunos continúban getones. Se refieren al cine de Tarkovski como lento e incomprensible y se le menciona de modo peyorativo.
Para mi es una creación artística, emotiva y entrañable. Me parece una poesía sobre la existencia humana, el andar, el convertir lo ordinario en maravilloso.
Dos personajes; Doménico y el escritor deciden transformar la Realidad dejando su vida en el camino.
La escena principal ocurre cuando el escritor atraviesa la alberca llevando una vela encendida, lo logra y muere, su vida es tan frágil como esa pequeña llama, su esfuerzo ha destrozado la representación, el mundo ha cambiado.
Obligado era recordar a esos indios del desierto. Sus velas que sostienen al mundo, su caminata que convierte infinito el espacio y su sacrificio que aniquila el tiempo. Su camino con velas despliega al individuo fuera de cualquier límite. El instante se hace eterno.
En Nostalgia Doménico realiza un mitin poético convoca a que la humanidad retorne a lo esencial. Su muerte provoca indiferencia y ataque policíaco. Solo su perro lo comprende.