“Es pertinente acercarnos al tema del movimiento estudiantil en Chile, sus características, dinámica organizativa y contenido reivindicativo, para luego explorar cuáles son los problemas en el contexto de la sociedad cubana”, dijo el investigador Mario Castillo, coordinador del taller, realizado el 10 de septiembre en el reparto habanero de Alamar.
Para Castillo, el movimiento estudiantil en Chile está reivindicando lo que ya es un logro para la población cubana, aunque la educación pública y gratuita en la isla caribeña hoy presenta dificultades.
“Ese es un tema candente en la sociedad cubana de hoy”, expresó en el espacio que esta vez sesionó en la casa del chileno residente en Cuba Antenor Durán. A pesar de las preocupaciones de la población, añadió, la educación se vio seriamente afectada por medidas tomadas en los últimos 15 años.
Por su parte, Hibert García, miembro del colectivo ciudadano Socialismo Participativo y Democrático, defendió la educación como derecho a alcanzar el mayor nivel de instrucción según las necesidades y capacidades de la persona, lo cual tributa directamente a una mayor movilidad social.
Según Daisy Valera, la experiencia chilena llama la atención sobre la falta de posturas críticas del estudiantado cubano. “Un alumno de la secundaria básica de Cuba no tiene la menor idea ni el menor interés de tener una postura crítica ante lo que recibe y de querer cambiarlo. Hay conformismo: yo no tengo que opinar, ni crear, ni proponer yo tengo que obedecer”, opinó la bloguera del sitio Havana Times.
“Al comenzar este nuevo curso, se decidió que las semanas de receso ya no hacen falta. Ahora se les llama de otra forma. El maestro tiene que ir al aula y a los alumnos solo se les imparte un tipo de repaso. Los profesores no fueron consultados sobre esta nueva estructura del curso”, comentó Alien García, profesor de primaria y coordinador del proyecto de software libre y seguridad informática Black Hat.
En la universidad
El activista Dmitri Prieto intenta recuperar la carrera de Derecho en su Sede Universitaria Municipal en la localidad de Santa Cruz del Norte de la provincia de Artemisa, al este de La Habana, desde una comisión estudiantil-profesoral de dicha institución.
“Hemos tenido entrevistas con el Partido Comunista de Cuba en la localidad y la Universidad de La Habana, pero la universidad cubana está interiorizando todos estos criterios tecnocráticos y se desliga cada vez más de los ideales de equidad que representó desde el 2001 la llamada Batalla de Ideas”, opinó el antropólogo.
Uno de los argumentos para crear las sedes municipales fue justamente la movilidad social, pues los estudios de finales del siglo XX sobre quiénes cursaban las universidades cubanas, arrojaron que la mayoría eran descendientes de licenciados.
“No se estaba logrando un acceso equitativo y había que darle a todos la oportunidad. Sin embargo, ahora se revierte este precepto ciento por ciento. Ya no importa cuán lejos vive el estudiante, lo que prima es el tema de la calidad”, expuso Prieto.
Para el también activista del no gubernamental Observatorio Crítico a los descendientes de obreros y campesinos les queda casi como única opción seguir la vida de sus padres y madres.
De manera general, el público asistente consideró a la municipalización de la enseñanza como un intento de revolucionar desde arriba la educación en Cuba.
“Yo creo que si la municipalización se hubiera acompañado de una municipalización de los contenidos, temas, necesidades, recursos y gestión, eso hubiera sido un proceso revolucionario. Pero lo que hizo fue reproducir la estructura burocrática de la universidad elitista, tecnocrática y burguesa”, sentenció el también historiador Mario Castillo.
El poeta Sinecio Verdecia, por su parte, propuso pensar “hasta qué punto estamos reproduciendo esos modelos educativos, o estamos siendo creativos a la hora de nuestra propia educación”. Para el coordinador del Proyecto cultural Chekendeke, “el siglo XXI adolece ahora mismo de una tercera educación, que es la educación creativa, que tenga como base una nueva frontera de pensamiento”.
Fue reconocida por los participantes la ausencia en la realidad nacional de otros modelos pedagógicos alternativos, como la Educación Popular del brasileño Paulo Freire, introducida hasta ahora por algunas instituciones no gubernamentales cubanas.
Publicado en IPS