II Del soldado de la Revolución a la inercia, el vacío o el estatismo de mercado
Por Rogelio M. Díaz Moreno
En la entrega anterior cerré insinuando la posibilidad de que el objetivo último del sistema educativo aplicado en nuestro país fuera la de crear una masa maleable, enajenada, permisiva, aunque se proclamara oficialmente otra cosa la doctrina del soldado de la Revolución. En realidad, realizar esta maniobra de manera consciente implica un grado de maquiavelismo del que, en el fondo, no creo capaz a nuestra inepta burocracia nacional. Lo que sí considero posible es que la sensibilidad de este estrato dominante le permitiera percibir, en la situación que se desarrollaba, un clima favorable para sus trapacerías, así que se aferrara con fanatismo acérrimo a las directrices establecidas y combatiera toda señal de que era necesario cambiar las reglas. De cualquier modo, a la luz del proceso de reformas que están en plena marcha, cabe entonces plantearse unos cuantos cuestionamientos.
Imprimir y reproducir una mentalidad castrense solo tiene sentido un sentido impuesto, no un sentido democrático, pero sentido al fin en el modelo en el que el todopoderoso papá Estado exige toda la obediencia, y a cambio asume todas las responsabilidades. El soldado marcha pero no tiene que preocuparse por las botas, el rancho o las municiones, que se supone que asegura la logística central. Sin embargo, ahora toda la lógica del asunto está cambiando. Papá Estado ha declarado que ya no puede ocuparse más de la mayor parte del mantenimiento de quien hasta ayer era convocado como soldado. Que éste se las va a tener que arreglar por su propia cuenta. Si acaso, se le seguirá atendiendo la salud y el entrenamiento, perdón, la educación. En cambio, Liborio tendrá la oportunidad ahora de cambiar el uniforme y las botas ya bastante raídos, de todas formas por los tenis y camisetas deportivos de la tienda, si es que los puede comprar. Idénticamente, se le retira el ranchito igual, iba de mal en peor; pero ahora ya podría, sin que resulte escandaloso, buscarse los frijoles con otro coronel, rectifico, con otro patrón. Y hasta entrar, como candidato a nuevo empresario y aspirar a ser de los ganadores, en cierta competencia que, gracias a las nuevas transformaciones, ya debemos suponer como éticamente buena, compatible con lo que sea que los árbitros de aquí llamen socialismo y, especialmente, que no está amañada de inicio.
Y aquí es donde se cae de la mata la necesidad de transformar el sistema educativo hasta sus raíces. La formación del educando no podrá seguir como en el paradigma anterior, que enfatiza las cualidades típicas de entrega al modelo social a cambio de algunas seguridades, que a veces eran solo promesas de seguridades y muchos, pero muchos, sermones conscientizadores.
Algo de esto ocurre ya. Por lo menos, el dislate de formar masivamente graduados universitarios para los cuales no van a existir luego empleos válidos especialmente en el campo de las Humanidades, fue ya percibido y rectificado. Sin embargo, todavía queda en pie la importante cuestión de qué van a hacer los graduados universitarios de cualquier rama, al momento de acabarse los dos o tres años de gracia en los que tienen asegurados un trabajo mejor o peor, en dependencia de muchos factores y queden sueltos en un escenario donde van a regir las más vulgares leyes del mercado capitalista de trabajo y mano de obra.
Para los próximos años, según se ha manejado por distintas fuentes oficiales, trabajar para el Estado será una opción para menos del 50 por ciento de la fuerza laboral, tal vez menos del 40 por ciento. Esto implica que la mayoría, librada a su propia suerte, necesitará obviamente de habilidades profesionales y sociales adaptadas a la nueva situación. Dudo profundamente que, en las escuelas actuales, ya se esté preparando a los chicos y chicas para adoptar la mentalidad de independencia o autogestión que requerirán en el porvenir inmediato. Más allá de los sectores de educación y salud, que seguirían siendo públicos, las relaciones que se establecidas entre ciudadanos y empresas incluso aquellas que se mantengan en propiedad estatal no serán otras que las de mercado, como ya se implementa en toda una serie de sectores. Más allá del punto de si esto es bueno o no tanto, implica la necesidad de una formación adecuada para aumentar las posibilidades de progreso de la persona.
Se puede continuar abordando el tema fiscal, por aquello de los impuestos, el contribuyente, etc. El gobierno insiste en la necesidad de que el ciudadano realice aportes al fisco. Esto es razonable. Pero deriva hacia un peliagudo punto, el del derecho del contribuyente a disponer del conocimiento sobre cómo se administra su dinero, e influir con su opinión sobre este uso. ¿Han previsto en el Ministerio de Educación cómo fomentar, en el educando, estos valores cívicos? Sospecho que la primera parte va a recibir mucho más atención que la segunda.
En el plano ideológico, presente inevitablemente en todas las sociedades, muchos quebraderos de cabeza tendrán los encargados de elaborar aquí las nuevas líneas doctrinarias. ¿Cómo van a explicar a los jóvenes que la nación es socialista pero que se aprueba la explotación del hombre por el hombre? ¿Cómo se fomentará el valor de la igualdad, en un marco económico de relaciones de mercado que, como se sabe, echan mano de todas las desigualdades habidas y por haber para maximizar ganancias? El aumento de la cultura o, al menos, de la instrucción por parte de la población, plantea otros retos no menos imponentes; como puede ser la existencia de muchas personas con formación apreciable en informática, que exigen el derecho a acceder a recursos comunicacionales informáticos. Por último, personas económicamente independientes del Estado, merced a los ingresos obtenidos en empresas particulares, pueden desarrollar y desarrollarán inevitablemente una cultura política igualmente independiente. ¿Preparará el MINED a los jóvenes para que reconozcan valores cívicos socialmente positivos, así sea desde visiones alternativas al poder? ¿O más bien, dada la inercia del dogmatismo y el autoritarismo característicos de la casta burocrática regente, unidas al vacío programático e ideológico de su espíritu oportunista, le darán la espalda a esta necesidad?
En resumen, que ahora que el gobierno desea que el modelo Cuba se acerque y se parezca más al mundo en ciertos aspectos para bien, o para mal no va a poder evitar que su ciudadanía también experimente nuevas condiciones. Lo ideal sería que se pudiera participar, todos, democráticamente, de la planificación del mañana, incluyendo las políticas educativas. Pero no es lo que ocurre. Hay que ver lo que sale de aquí.
Esa es la misma pregunta que me hago ¿qué hay del modelo educativo? o, mejor dicho, que pasa con el sistema educacional cubano que sigue siendo enarbolado por muchos de la izquierda en términos globales con talante positivo, sin ningún análisis serio de cuáles son sus bases, sus presupuestos, sus contradicciones y las perspectivas y propuestas para un cambio estructural y radical indiscutiblemente necesario. En primer lugar toda fraseología sobre modelos, hombre nuevo e intenciones del sistema, debe ser reemplazada por análisis estrucutural del sistema educativo, resultados reales, consecuencias prácticas. De cualquier modo, es válido señalar críticamente las incoherencias ideológicas de tal “modelo”.
“La necesidad de transformar el sistema educativo cubano”, ¿en pro de qué, sobre cuáles bases institucionales y sociales, con qué metaobjetivos y políticas educacionales concretas, si todavía impera un sistema político que lo menos que le interesa “cambiar” o siquiera actualizar (entiéndase camuflar) es justamente el “modelo educativo”?.
Sin embargo, el sistema educacional, no sólo hay que observarlo desde las establecidas reglas del juego y las instituciones que lo sostienen, sino también sobre la realidad social que lo soporta: los pioneros y los estudiantes hasta el nivel universitario así como el profesorado que lo compone. Las nuevas generaciones han crecido en la era post-Castro, cansados de la fraseología marxistoide y chovinista con que fueron alimentadas las generaciones anteriores, con una mentalidad más abierta de manera crítica o no a los aires de la globalización post-Guerra Fría y más decidida a no estancarse ni en el pasado, y ni siquiera en el presente. El ausentismo rampante, la compra de notas y títulos, los “profesores generales integrales”, las sesiones dobles obligatorias, la prostitución ampliada de l@s adolescentes -incluyendo los PGI-, las teleclases, los profesores de humanidades que articulan criterios más allá de la “línea del Partido”, así como un largo etcétera, son la realidad del sistema educativo actual. Más potente tal realidad,que cualquier modelo o cualquier metaobjetivo. Sobre ella es que debe girarse cualquier iniciativa privada, social de aquellos que quieren también un cambio en este sentido. El sistema educativo del futuro en nuestra nación debería estar acorde con los principios democraticos de libertad, diálogo y respeto, y en sintonía con una concepción educacional contemporánea.
#Observatorio Crítico Borra comentarios
El hastag anterior, no lo dejo en Twitter de milagro, señala que ayer dejé un breve comentario, y decía que más tarde comentaría sobre el post. El primer comentario lo leyó @Gusa y contestó, pero “ha volado”. Por el contrario el comentario sobre el post, está ahí.
Comprendo que los administradores del blog traten de centrar los comentarios respecto a los temas propuestos. Pero esa es una intención correcta y otra es ¡BORRAR COMENTARIOS NO OFENSIVOS¡
Observatorio Crítico, que se dicen, libertarios, hace algo totalmente censurable. ¡Curiosa semejanza con los que hace El País, cuando borra los comentarios que “no gustan”¡
Hablar de libertad de pensamiento y borrar comentarios que “no gustan” se llama hipocresía.
Estimados compañeros de OC. No vais a ser menos que El País. Allí hago una captura de pantalla de los comentarios que creo van a ser borrados. Aquí hago lo mismo.
Podéis pasar a la fase Inquisitorial con pira de libros, comentarios, críticas, etc, cuando deseéis. ¡Suerte¡
No tiene nada de chistoso. Independientemente de que uno pueda estar de acuerdo con él o no, Rogelio apunta a dónde duele. Ya lo hizo con los papelitos de colores, con lo del origen de la prohibición de la educación privada en Cuba, y un par de cosillas más. Se documenta lo suficiente y comunica bien. Y no se le puede acusar de vago porque trabaja, ni de oficialista porque trabaja en un área demasiado técnica.
Lo de antes era para darle color al blog…. Ahora lo dicho.
a. Me leo la primera parte de este post, publicada hace unos días y con escasos comentarios. Leo: ” Al menos, a una persona sensata le puede costar trabajo creer que las autoridades no sabían….” Pero yo creo que a una persona sensata lo que le cuesta trabajo es entender la complicada manera de escribir del autor.” ¿Rogelio le da a leer sus textos a alguien antes de publicarlos? Creo que entiendo mejor las andanzas del señor Bloom por su Dublín natal que las de Rogelio por Havana Times….
Pero bueno, me estoy esforzando. Ya he entendido que hubiera sido interesante, al menos por comparación con lo que vino después, un modelo educativo basado en el Hombre Nuevo.
El que ha vivido el autor del post, más que una Academia, es un Cuartel, donde lo militar exige obedecer sin rechistar y donde “el superior nunca se equivoca” por lo tanto, a hacer lo que te dicen y chitón….¡Brillante análisis del Alma Mater y etapas educativas anteriores que se supone, formaban soldaditos¡
b. Ahora, dado que el modelo económico va a cambiar, está cambiando,.. se dice en el post, que el modelo educativo…. ¡Diablos, ¿qué dice? ¿dice algo? ¡ Ya soy mayor para comprender qué es la criptografía, el esoterismo, y el hablar sin decir nada. Lo he intentado. Como no hay, no puede haber supongo, retroalimentación, esperaré a ver si sale algún programa que traduzca jerigonzas a castellano. Lo único que he entendido es el final: “lo ideal sería…..”
Cuando se habla del modelo educativo, no se puede meter en el mismo saco, los fines y objetivos de la educación en niños y niñas de 0 a 12 años, la llamada educación Primaria, que el siguiente tramo 12-18 años, o el tramo a partir de los 18. Cada etapa tienen unas características propias y ciertamente los cambios que Cuba está registrando, avance sin duda de muchos más cambios, van a suponer, cambios importantes en los curricula, en los planes de escolarización y oferta educativa, en todo el sistema. Y efectivamente, en todo momento, el ejecutivo, el gobierno cubano, debe contar con el más amplio consenso de toda instancia implicada en los proceso de enseñanza y aprendizaje. ¿Qué viene ahora educar al Hombre Nuevo, educar al Soldadito de Plomo, educar en el Estatismo de Mercado (rediez qué palabro) o Educar, Instruir y Capacitar a cada persona en función de su edad, para sus respectivos proyectos de Futuro? ¿Los personales o los colectivos? Ah¡¡¡¡ Eso será otro post…..
Es que no es nuestra inepta burocracia el sujeto de este proceso, el fenómeno cubano se gesta en otra instancia que naturalmente desborda lo nacional y ésta, si es racional y efectiva
Uhm. La culpa es de los marcianos