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It was difficult for Paula to arrive at the shop on time. It had always been difficult to arrive early to class, and now it was not going to be too different.
Luna and Paula opened the shop at ten o’clock in the morning every day, from Monday to Saturday. They only worked Sunday during the weeks that it took them to extract all the trash from the previous tenants, to condition the walls, to paint them and to furnish the shop with shelves where to exhibit the objects. Also they had to re-condition the toilet room and Jose was pleasantly surprised that they managed to put cement in the stone wash-basin to solve the problem of the cracks themselves. Although they had to do the cement thing once the shop had already been inaugurated.
Most of the volunteers from the Parish came to the inauguration of the shop. Some of them insisted to Salva that he should bless the shop, as he was the priest. Other volunteers begged and begged. Salva said the shop had been blessed already, but Paula doubted this. In the end Salva did a half-hearted gesture of blessing. Paula was not too pleased about this and thought this showed Salva’s disinterest for the shop and thought the half-blessing was also half felt and done only out of political correctness on his part, to not look too rude in front of the parishioners. Luna did not like the blessing either but she appreciated the gesture of not wanting to impose his religious authority on the shop by ostentatiously blessing it and knew that he only half-blessed it to avoid hurting the parishioners’ feelings.
The daily routine consisted of cleaning the glass of the shop window, on the inside and on the outside, sweeping and mopping the shop floor before opening, and up to the portion of sidewalk that was along the door and shop windows.
All this to the sound of the music that they themselves provided.
Paula learned of memory all the songs of those tapes of “Extremo Duro” and “Celtas Cortos”, plus another tape with Zapatista songs that Luna had also bought.
“Why this fixation with the Zapatistas?”
“They contribute many new things.”
“For example? ”
“They don’t want martyrs. It is not possible to fight once one is dead, or in prison. So the goal is not the struggle up to the death. The target is to be still alive, and free, to be able to keep on fighting.”
” Aha. ”
“And they do not want the power. All the revolutions have consisted of changing whom it was in the power, a president for another, a king for a dictator. When taking the power turns into the target, the initial target gets lost, so for it not to turn into a revolution any more that it does not change anything, to take the power cannot be a target. ”
“Ah. And then which is the target?”
” That the community should decide what she wants for her herself. And that the Government should accept those decisions. But that the community, in this case the indigenous community of Chiapas, is who is in charge. ”
“Ah. And that’s why is Marcos is sub-comandante and not Commandante?”
“I do not know.”
A Paula le costaba llegar a la tienda puntualmente. Siempre le había costado llegar pronto a clase, y ahora no iba a ser demasiado diferente.
Luna y Paula abrían la tienda a las diez de la mañana todos los días, de lunes a sábado. Solo trabajaron los domingos durante las semanas que les llevó sacar toda la basura de los inquilinos anteriores, acondicionar las paredes, pintarlas y amueblar la tienda con estanterías donde exponer los objetos. También tuvieron que re-acondicionar el baño y Jose quedó gratamente sorprendido de que lograran poner cemento en el lavabo de piedra para solucionar el problema de las grietas ellas solas. Aunque lo del cemento en el lavabo tuvieron que hacerlo una vez que la tienda ya se había inaugurado.
Casi todas las voluntarias de la parroquia vinieron a la inauguración de la tienda. Alguans de ellas insitieron a Salva para que bendijera la tienda, puesto que era el cura. Otras le rogaron y rogaron. Salva dijo que la tienda ya había sido bendecida, pero Paula lo dudó. Al final Salva hizo una bendición a medias. A Paula esto no le gustó demasiado y pensó que esto mostraba que Salva no estaba demasiado interesado en la tienda y pensó que la media-bendición fue también solamente sentida a la mitad, y realizada solo por corrección por su parte, para no parecer demasiado maleducado delante de las parroquianas. A Luna tampoco le gustó la bendición pero agradeció el gesto de no querer imponer su autoridad religiosa en la tienda bendiciéndola ostentosamente y supo que solo la medio bendijo para evitar herir los sentimientos de las parroquianas.
La rutina diaria consistía en limpiar los cristales del escaparate, por dentro y por fuera, barrer y fregar la tienda antes de abrir, y hasta la porción de acera que quedaba junto a la puerta y escaparates.
Todo esto al son de la música que ellas mismas proveían. Paula se aprendió de memoria todas las canciones de aquellas cintas de Extremo Duro y Celtas Cortos, más una de canciones zapatistas que también había comprado Luna.
“Por qué esta fijación con los zapatistas?”
“Aportan muchas cosas nuevas.”
“Por ejemplo?”
“No quieren mártires. No se puede luchar una vez que se está muerto, o en la cárcel. Así que la meta no es la lucha hasta la muerte. El objetivo es seguir vivo, y libre, para poder seguir luchando.”
“Aha.”
“Y no quieren el poder. Todas las revoluciones han consistido en cambiar a quien estaba en el poder, un presidente por otro, un rey por un dictador. Cuando tomar el poder se convierte en el objetivo, se pierde el objetivo inicial, así que para que no se convierta en una revolución más que no cambia nada, no puede ser tomar el poder un objetivo.”
“Ah. Y entonces cual es?”
“Que la comunidad decida lo que quiere para ella misma. Y que el gobierno acepte esas decisiones. Pero que la comunidad, en este caso los indígenas de Chiapas, sea quien mande.”
“Ah. Y por eso Marcos es sub-comandante y no comandante?”
“No se.”