(Re) pensando la emancipación años después

Por Armando Chaguaceda

Para Marlene, amistad telúrica

Un amigo me cuenta que asistió hace varios meses a un evento sobre Paradigmas Emancipatorios, celebrado en la Habana. Conozco ese foro `pues varios de sus animadores son conocidos y unos pocos son amigos; yo mismo fui invitado a él en un par de ocasiones. Resulta un espacio valioso en tanto permite el dialogo con activistas y movimientos sociales de todo el mundo, cuyas luchas y discursos son poco conocidos dentro de las matrices estadocéntrica y liberal que hegemonizan la sociedad y el sentido común cubanos. Y guardo buenos recuerdos de mis debates en aquellos parajes.

Sin embargo mi amigo me confía su frustración por lo que percibió (como yo entonces) un cierto desconecte del foro de las realidades y problemas cubanos, amén de algunas alusiones interesantes hechas desde la Educación Popular, las identidades sexuales o el trabajo comunitario. Tal parece que la emancipación solo la necesitan los otros, pero aquí no hace falta pues vivimos en Un Mundo Feliz me dijo con sorna, jugando con el recuerdo de la obra homónima de Aldous Huxley.

Las referencias de mi amigo me han hecho repensar el tema de lo emancipatorio. Un destacado intelectual latinoamericano ha definido la emancipación de una forma extensa que valdría la pena traer a colación ahora, asumiéndola como (…) un proceso ideológico e histórico de liberación de comunidades politicas o de grupos sociales, de la dependencia, tutela y dominación en las esferas económicas, sociales y culturales. Emanciparse significa librarse del poder ejercido por otros, conquistando, al mismo tiempo, la plena capacidad civil y la ciudadania en el Estado democratico de derecho reflejando todo esto (…) la capacidad de conocer y reconocer las normas sociales y morales independientemente de criterios externos impuestos y equivocadamente representados como naturales. [1] Fin de la cita.

Metido en este asunto me dio por revisar varios textos escritos hace algún tiempo donde abordé ese problema en clave cubana. Terminé releyendo un trabajo publicado[i] en aquellos memorables años donde un grupo de jóvenes colegas buscábamos impulsar un debate de izquierdas aletargado en medio de la precariedad material, la contrarreforma iniciada en 1996 y los rumbos oníricos de la Batalla de Ideas. El texto en cuestión fue presentado en sendos eventos organizados por una Organización de cuya directiva formé parte y que promovió foros de discusión y análisis de la realidad con algunos de los mejores intelectuales de la isla. Recuerdo que en una exposición aquel trabajo provocó la airada diatriba de una colega, quien asumió como algo personal la defensa del socialismo estatista, generando un apasionado debate. Me parece interesante traer al ruedo las ideas centrales de aquel viejo texto, para ver cuánto podrían decirnos (o no¡) sobre los rumbos de nuestra realidad, ligando las reflexiones con algunas de las ideas expuestas en dos crónicas anteriores. [2] Continue reading