Por Ramón García Guerra
La tradición libertaria en Cuba fue rescatada –en pleno siglo XXI– por una generación de jóvenes que sobrevivió al naufragio de la revolución de los humildes. [Durante la década de 1960 Cuba fue bautizada como la Isla de la Libertad o el País de la Sonrisa.] El naufragio de esta revolución sería el resultado de la instauración del Estado obrerista en las décadas de 1970-1980.
La traición de esta revolución a manos de los estalinistas (Partido Socialista Popular) facilitó la integración de la nación al imperio soviético. Pero este resurgir de la tradición libertaria no fue algo fortuito, dado que la misma tiene hondas raíces en Cuba. [Situamos el punto de partida en la sociedad colonial del siglo XVII. (Hablamos del rescate de las libertades y derechos comunitarios del período de la Reconquista en España, ahora a manos de los criollos.)] Cuando la Isla fue lanzada a su suerte, entonces, florece en Cuba el Cabildo. Cuando naufraga el Estado obrerista, asimismo, resurge la tradición libertaria entre cubanos.
Porque dicha tradición está contenida en el magma popular. Las fuerzas de la reacción han intentado sofocar el fuego de la rebeldía. Esta fue la historia del siglo XX: caudillismo, populismo o fidelismo. Lo mismo da. Insistentemente esta tradición ha resurgido mil veces durante la larga marcha hacia la Libertad.
Todas las ortodoxias han hecho reverencia ante aquélla: desde los autonomistas hasta los comunistas… [Incluyendo a los liberales y los populistas.] Creciendo sobre sí misma la capacidad antropofágico-cultural del pueblo ha sido puesta al límite, siempre. Los mártires de la tradición libertaria en la historia de Cuba –desde Aponte hasta Guiteras– acaso han sido la expresión de un sentir popular. [Explica esto una realidad entre cubanos: porque ser libertario es más que ser anarquista. (Quienes hemos fundado el Taller Libertario Alfredo López luchamos por una refundación del socialismo que será libertaria.)] Incluso el fondo emocional del disenso (o malestar popular) es acaso la expresión de aquel espíritu libertario que bulle fortísimo desde el fondo del caldero.
Contamos en esta batalla con la fuerza de la tormenta que hizo naufragar al régimen estatista. El modelo de hombre masa que fue instituido en el proceso dañó la autoestima de millones de cubanos. La reacción pendular ante el agotamiento del socialismo estatista-autoritario bascula hacia el rescate de la integridad y plenitud de las personas. [Efectivamente, nada resulta más dramático en Cuba que rehacer el proyecto de vida individual y colectiva.]
La solución alternativa que ofrecen los libertarios está fundada en una individuación no egoísta (sino altruista) que libere el potencial de creatividad popular. En tal sentido, el rasgo que distingue a los libertarios al interior de la izquierda en Cuba habla de la mayor prioridad que éstos otorgan en la lucha contra la alienación. (La cuestión no es lograr el desarrollo sino qué tipo de desarrollo se trata de alcanzar.) La lucha de los libertarios en Cuba es contra la pobreza, el ecocidio, la homofobia, el racismo, la exclusión y el elitismo que define al ancie regime.