Por Rogelio M. Díaz Moreno
El viernes pasado nuestros excelsos medios de prensa por fin se dignaron a comentar algunos de los puntos tocados en la reunión del Consejo de Ministros cubano, celebrado el fin de semana anterior. Resulta que en ese encuentro se concretó la tan esperada autorización para que las personas en Cuba puedan ejercer las potestades que tienen los de cualquier otro país, sobre la vivienda o el automóvil que se consideren legalmente de su propiedad, esto es, venderlos, regalarlos o cualquier otra acción semejante.
En nuestro reino de lo real maravilloso, eso no era posible por razones que antes los políticos y periodistas defendían con mucho ardor, pero que ahora están en discreta aunque franca retirada. En fin, un cambio de política que era a la vez bien esperado y altamente reclamado; marca otro hito en estas transformaciones que está conduciendo el nuevo Presidente en la política cubana. Como explicaron, había más de 180 documentos distintos con fuerza legal que reglamentaban, regulaban y prohibían lo que se podía o no hacer con la casa de uno. Cuando supe de la cifra, lo que me asombró es que todavía pudiéramos llevar en el bolsillo las llaves de nuestras puertas en vez de tener que dejarlas tal vez en lo del presidente del CDR.
El sistema de divulgación de noticias no juzgó que valiera la pena apresurarse a dar la consabida nueva, a pesar de interesantes implicaciones. Por ejemplo, si mi hermana hubiera sido libre para donarme o venderme la vivienda de que ella era titular y donde yo convivía, el gobierno no me habría puesto de patitas en la calle, sin contemplaciones, al momento de confirmarse su emigración definitiva hará unos 5 años. Yo particularmente me quedé con la inquietud de si se habrían establecido algunas consideraciones para el caso de las viviendas que entren en el nuevo mercado y donde radiquen algunos menores de edad u otras personas dependientes. Continue reading