Al paso, la Constitución

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Ahora que ya pasó el acto del 26 de julio, resulta que yo todavía no me he terminado de desconectar de la pasada sesión del Parlamento cubano, celebrada hasta el 23 del presente mes. Y es que yo no quería pasar por alto un último punto del discurso del compañero general en jefe, Raúl Castro, allí al finalizar prácticamente su discurso de la clausura, cuando hace la apología del compañero Jaime Crombet.

Dijo Raúl, según la versión que descargué del sitio oficial Cubadebate, En consideración a sus relevantes méritos, […], el compañero Jaime trabajará conmigo en la atención a la comisión que elaborará el proyecto de modificaciones a introducir en la Constitución de la República, en cumplimiento de los acuerdos del Sexto Congreso del Partido

Así que, de pronto, nos enteramos de un par de cosas importantes: Se ha conformado o conformará una comisión para proponer modificaciones a la Constitución.

Era algo que muchos veíamos venir, si bien no todos estaban convencidos de que fuera lo más conveniente. Algunos amigos versados en cuestiones de Derecho, por ejemplo, me han explicado que la Constitución actualmente vigente no ha sido nunca aprovechada por completo pues, para empezar, le faltaron algunos complementos jurídicos que se suponía se elaboraran para definir detalles en temas como ciudadanía, el ejercicio de derechos de asociación, etc.; lagunas que resultaban en que las autoridades actuaban a discreción en esas cuestiones para disgusto digamos que de aquellos a los que no les gustaba su actuación. Eso, cuando no se cometía un burdo y abierto desacato como con la prohibición, derogada no hace tanto, de entrada de los cubanos a establecimientos hoteleros.

Por otra parte, las conocidas reformas realizadas al modelo cubano o actualizaciones, como prefiere llamarles el discurso oficial ya dieron al traste, según mi humilde opinión, con un par de preceptos constitucionales como aquel de proscripción de la explotación de unas personas por otras, insostenible frente a la existencia de la contratación de fuerza asalariada por parte de algunos de los pequeños empresarios autorizados a ello con el auge, legalmente promovido, del llamado trabajo por cuenta propia. En todo caso, con tanta actualización o reforma o renuncia del Estado a garantizar trabajo, planes vacacionales y el resto de la filosofía de eliminar subsidios y subvenciones a la población, las sacudidas experimentadas por la Carta Magna cubana han sido tantas que lo más práctico, para poder hablar de un documento que todos consideren digno de alguna atención, es reformarla.

Lo que quiero subrayar es, de nuevo, que ya se decidió crear una comisión para redactar el proyecto de modificaciones de la Constitución. ¿En qué momento, tengan la bondad de decirnos? ¿Quiénes tomaron la decisión? ¿Cómo se va a elegir a los integrantes de la misma? ¡Fíjense que no es una comisión cualquiera, para elegir el color de un estadio de pelota, es para cambiar la Constitución! Una cosa se sabe, que Raúl y Crombet la van a atender. ¿De la manera en que un anfitrión atiende a unos huéspedes? ¿Cómo un archivador atiende a personas que requieren información? ¿O de otra manera?

Además, me parece que hay otras contradicciones. Dice Raúl, en cumplimiento de los acuerdos del Sexto Congreso del Partido. Pero en la versión que yo descargué, también de Cubadebate, de la versión final de los Lineamientos aprobados en el VI Congreso, no aparece la propuesta de reformar (o actualizar) la Constitución. Lo que es más, el PCC no tiene la potestad para cambiar la Constitución de Cuba, derecho que solo posee la Asamblea Nacional del Poder Popular, según el artículo 137 de la misma Constitución. Tampoco se encuentra el PCC entre las personas naturales o jurídicas con Iniciativa Legislativa, o sea, que puedan proponer leyes en la Asamblea, según el artículo 88 del documento en cuestión. Si alguien tiene una información mejor que la mía, por favor compártala.

Ante esta situación, me vienen a la mente ciertas palabras de José Martí, en una carta a Máximo Gómez. En esa misiva Martí, sin ocultar el cariño y admiración que siente por el Generalísimo, le expresa su opinión de que

entiendo que usted procede de buena fe en todo lo que emprende, y cree de veras, que lo que hace, como que se siente inspirado de un motivo puro, es el único modo bueno de hacer que hay en sus empresas. Pero con la mayor sinceridad, se pueden cometer los más grandes errores; y es preciso que, a despecho de toda consideración de orden secundario, la verdad adusta, que no debe conocer amigos, salga al paso de todo lo que considere un peligro, y ponga en su puesto las cosas graves, antes de que lleven ya un camino tan adelantado que no tengan remedio.

La escribió Martí, a raíz de un desacuerdo con la manera, de Gómez y Maceo, de planificar la próxima y definitiva contienda para liberar a Cuba del colonialismo español. Martí que contaba con la independencia de Cuba para revertir la expansión del imperialismo yanqui sobre Latinoamérica le expresó al Generalísimo que, no obstante su amor ciego a una idea en la que me está yendo la vida; a pesar de desbordar por él esta fatal abundancia de corazón que me dañaría tanto en mi vida, si necesitase yo de andar ocultando mis propósitos para satisfacer ambicioncillas; que, no obstante dudar que se hubieran acercado a aquel alguien más con un afecto más caluroso que aquel con que lo apreté en mis brazos desde el primer día en que le vi; en fin, que con todo ello, no iba a contribuir con los planes esbozados en la discusión que provocó esta misiva, pues hay algo que está por encima de toda la simpatía personal que usted pueda inspirarme, y hasta de toda razón de oportunidad aparente.

Yo espero que a nadie le moleste que un humilde servidor sienta tanta admiración por las ideas de Martí que trate de hacerlas suyas, derecho que, por demás, nos asiste a todos los cubanos. Pienso que hay que tratar de meditar en lo que estaría pensando Martí al escribirle a Gómez en este mismo mensaje, que

un pueblo no se funda […] como se manda un campamento; y cuando en los trabajos preparativos de una revolución más delicada y compleja que otra alguna, no se muestra el deseo sincero de conocer y conciliar todas las labores, voluntades y elementos que han de hacer posible la lucha armada, mera forma del espíritu de independencia […] ¿qué garantías puede haber de que las libertades públicas, único objeto digno de lanzar un país a la lucha, sean mejor respetadas mañana? […] Si la guerra es posible, y los nobles y legítimos prestigios que vienen de ella, es porque antes existe, trabajado con mucho dolor, el espíritu que la reclama y la hace necesaria: y a ese espíritu hay que atender, y a ese espíritu hay que mostrar, en todo acto público y privado, el más profundo respeto.

Lo que me parece muy a tono con el propósito de redactar una nueva Constitución para el país o para modificar la vieja. Sobre todo, teniendo en cuenta que Martí la tenía mucho más difícil que nosotros hoy, pues el país que los mambises todavía tenían por liberar de una potencia colonial, hoy ya cuenta con la soberanía necesaria para desarrollarse y mejorar las condiciones para que su pueblo trabaje por una felicidad posible, sin olvidar hacer frente a los apetitos imperiales de otra potencia que conocemos bien.

Resulta totalmente improcedente que las propuestas de modificaciones a la Ley de Leyes provengan, como ya ocurrió en el caso de los documentos del Congreso y la Conferencia del PCC, del trabajo de una comisión desconocida, trabajando en secreto. Me resulta inconcebible. Este pueblo, llamado a construir en el umbral mismo del imperialismo yanqui el proyecto liberador, emancipador, antiimperialista, del socialismo; que efectuó una Revolución inédita que ha conmocionado al mundo más de una vez, y lo seguirá conmocionando, no puede sino efectuar en la más abierta y democrática asamblea las discusiones que deriven en una nueva Constitución. La única manera de rechazar indefectiblemente las embestidas del enemigo y derrotar para siempre sus esperanzas de fragmentarnos para borrar nuestro ejemplo de la faz de la tierra, consiste en la unidad basada en la igualdad y el respeto a cada compatriota, la participación universal y plena de los talentos de todos los cubanos y cubanas, militantes o no, con sinceridad y transparencia, con libertad y compromiso, en los hitos de la sociedad que forjamos.

0 thoughts on “Al paso, la Constitución

  1. Pingback: 29 de julio de 2012

  2. A finales de los años 90 un ciudadano cubano,Oswaldo Paya Sardiñas,hoy lementablemente fallecido, cumpliendo las leyes y los articulados constitucionales recopilo mas de diez mil firmas, aproximadamente 24 mil , para presentar un proyecto de modificacion constitucional . Compartamos o no el contenido de esa iniciativa, suponiamos que , un estado de derecho debe ante todo respetar y hacer cumplir las leyes.

    “El proyecto Varela se basa en el artículo 88 (g) de la constitución cubana de 1976, que permite a los ciudadanos proponer leyes si 10.000 electores registrados presentan sus firmas a favor de la propuesta. La organización reportó haber conseguido 11.200 firmas, más del número requerido para ser considerado por la Asamblea Nacional Cubana. En el 2002, Payá presentó personalmente 11.020 firmas apoyando el Proyecto Varela a la Asamblea Nacional, y en el 2004 presentó 14.000 firmas adicionales.[1] [2] Sin embargo, la Asamblea Nacional rechazó el pedido.
    “El Comité de la Constitución y Asuntos Legales de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba respondió a la iniciativa del Proyecto Varela con su propia iniciativa, proponiendo que la constitución cubana fuera enmendada para hacer permanente el carácter socialista del estado cubano.”

    Retomo a Marti: ……”¿qué garantías puede haber de que las libertades públicas, único objeto digno de lanzar un país a la lucha, sean mejor respetadas mañana?….”

  3. Vaya Rogelio, buscándole resquisios a la Constitución, cuida´o y no te chocas marcha atrás con un árbol.

    Tienes razón, el PCC no tiene iniciativa legislativa, aunque sí la tienen los diputados. No tengo claro si Raúl es diputado, me imagino que sí, (y si no es Raúl lo es el propio Jaime Crombet) entonces sí sería válido que usaran SU derecho individual de iniciativa legislativa elevando a Ley lo que es una propuesta de su partido, PERO al ser empleados públicos también que expliquen de dónde sale el dinero para pagarle a la comisión, o si ellos lo pagan de su bolsa, y quiénes la integran.

    Eso está bien. Lo malo es que otras organizaciones no puedan hacer lo mismo.

    A mi modo de ver, no hace falta enredarse con cambios constitucionales. (Excepto quizás para darle una buena botella a un viejo amigo) Se puede empezar por cumplir la responsabilidad del ejecutivo de HACER respetar la existente.

    Antes que retoques a la constitución hace falta estructurar el Derecho Administrativo, darle forma a la cosa pública cubana. Eso es un desmadre que nadie entiende y deja demasiado a la discresionalidad del funcionario de turno. La mayoría de las cosas se resuelven a dedo, y cada órgano del Estado es un micromundo con diferentes reglamentos y circulares. Igual, como se le deja tanto al libre arbitrio de los empleados públicos, también se les puede acusar y juzgar mal por algo a lo que nunca se le puso regla clara. (Nadie le dijo a Lage que no podía tomar cerveza en latica )

  4. Muy valiente el artículo, pero (siempre hay un pero) aquí se mezclan papas con malangas con tal de darle credibilidad a lo dicho (credibilidad a lo cubano-revolucionario):

    Rogelio, problema es este:

    La Constitución de la República debe ser discutida por todos los ciudadanos (o sus representantes lógicamente), de manera abierta.

    Esa verdad es independiente y no tiene nada que ver conque el proyecto sea socialista, el vecino del norte tenga apetito o Cuba esté en el Caribe o en la Polinesia. No es privativa de Cuba, cualquier país, medianamente decente lo entienda y acata.

    Ese es un derecho PER SE. No hay que agregar “disclaimers” para que se te crea revolucionario o al menos “que no estás pagado o asociado a otras naciones o enemigos”.

    Aprender a defender los derechos lleva tiempo.

    Otra cosa es que muchas veces nos sobrevaloramos. El hecho que nosotros como cubanos amemos a Cuba no la convierte en una presa apetecible para otros. Cuba es hoy un país arruinado, con una población que decrece debido al éxodo masivo y las faltas de futuro, en otras palabras: poco atractivo para las “ansias imperiales” que citas. El único peligro que puede representar USA para Cuba en estos momentos es seguir siendo el chivo expiatorio de todas las culpas de nuestros ineptos gobernantes. Gracias a ello, un gobierno puede hacer y deshacer a la constitución sin sentir remordimiento de hacerlo en secreto.

    Ese es el único y verdadero peligro que proviene del norte.