Por Ovidio D´Angelo Hernández
Seguramente los defensores de posiciones a ultranza aducirán que las condiciones históricas y sociopolíticas, el grado de “madurez” de la sociedad, las “condiciones” generales, etc. son diferentes en la Venezuela y la Cuba de hoy y, más allá, la aseveración de la construcción del socialismo de acuerdo a las condicionas propias, al parecer sensata, se levantarán como valladares defensivos para no “cambiar lo que deba ser cambiado” –uno de los conceptos definitorios de Revolución del líder histórico cubano.
Después del estrecho margen en que ocurre la victoria chavista en Venezuela y, al quedar claro que la mitad de los votantes no son solo burgueses o confundidos, parece ejemplar la posición del nuevo presidente Maduro acerca de la necesidad del Diálogo –así con mayúsculas- directamente con todos los sectores de la nación, con los sectores populares que votaron en contra, con los partidos y movimientos de todos los colores políticos, en el afán de crear la unidad posible en la diferencia, de todo el país. Maduro llamó –en su toma de posesión- a ese diálogo profundo para cambiar y rectificar los errores de política y la toma en cuenta de las necesidades no cubiertas de la población, para considerar la voz de cada uno, más allá de que se persista respetuosamente en las posiciones ideológicas existentes.
Emerge en América Latina una posición democrática dispuesta al consenso para mantener los principios de una sociedad más justa, equitativa, de bienestar colectivo y participación popular; lo que se ha dado en denominar nuevo socialismo, revolución ciudadana, etc., tendiente a eliminar todas las formas de explotación, pero de cara a las realidades y necesidades de los actores sociales del presente.
Ante el escenario ciertamente difuso de la realidad cubana, matizado por declaraciones oficiales afirmativas del socialismo vs. relaciones sociales, prácticas y subjetividades que van por diversos caminos inciertos o reproductivos del orden social, político y económico ya gastado e ineficiente y desmovilizador de conciencias emancipatorias:
¿No sería suficiente el aprendizaje del proceso venezolano –ecuatoriano, boliviano, por añadidura- para que se rectificara, de una vez –por sobre la inercia de concepciones y mentalidades obsoletas- el camino hacia una democratización participativa popular amplia y creación de una ciudadanía emancipatoria más allá, incluso, de los mecanismos de “democracia” formal y manipuladora de la sociedad “occidental” actual?
En mi opinión, el Diálogo de toda la nación cubana –de los cubanos de buena voluntad (quizás excepción de “todos” martiana)- es cada vez más urgente, inevitable y crucial, la única salida madura para el avance de la sociedad hacia una nueva construcción emancipatoria, a pesar de los riesgos que se afronten.
Incluso, porque llama la atención de que se está elaborando una propuesta de “reforma” de la Constitución, en la que no se ha explicitado cuales van a ser los pasos a seguir para que la población, amplia y democráticamente se exprese, difunda y debata públicamente las diversas posiciones y se argumenten sus claves definitorias a la luz de los nuevos constitucionalismos latinoamericanos y otras aportaciones actuales. Lo demás sería quedarnos en el maquillaje manipulador del Documento-Ley Fundamental que regirá nuestra vida social, económica y política hacia adelante.
Es algo que no podemos permitirnos porque daría, finalmente, al traste con lo positivo logrado en el período revolucionario y el peligro, a la larga, de reversión total e involución hacia estadios prehistóricos inaceptables.
100% de acuerdo Nelson.
¿El proceso Venezolano, Boliviano y Ecuatoriano? ¿Esos son los ejemplos que deberíamos seguir los cubanos para cambiar lo que ha ser cambiado? ¿ y por que no Costa Rica , Chile o quizás Brasil u Holanda , Noruega o Bélgica?
¿A que dialogo llama Maduro, cuando el presidente de la Asamblea retira la palabra a todo diputado que ha sido elegido por voto popular que no reconozca a su presidente? ¿Ese es el grupo con el que se puede dialogar? Así es también en Cuba, como muy bien se pregunta el -yoyo ¿ Quien nos dará el ” CERTIFICADO DE CUBANOS DE BUENA VOLUNTAD el PCC ?
Un llamado permeado de Intolerancia, miedo y perseverancia en el fracaso.
Ovidio dice:
1. – el Diálogo de toda la nación cubana –de los cubanos de buena voluntad (quizás excepción de “todos” martiana)- es cada vez más urgente Se me ocurren varias preguntas:
– ¿Quiénes son los cubanos de buena voluntad?¿Y quiénes son los malos?
– ¿Quién como Dios se toma el derecho de separar a los cubanos en buenos y malos?
– ¿Tú eres de los buenos o de los malos?
– ¿Yo soy malo?
2.- llama la atención de que se está elaborando una propuesta de “reforma” de la Constitución Si tú no naciste ayer, a estas alturas debías saber que el socialismo, el real, no el de los libros NUNCA tomó en cuenta al pueblo, sino que USA al pueblo para en su nombre desvastar países.
3.- Uno de los “logros” innegables de la revolución cubana es haber convertido a 2 millones de sus hijos en emigrantes y a otros cuantos millones en parias en su propio país. Cada uno de esos dos millones que nos fuimos, cada uno de esos jóvenes que hoy en Cuba quieren ser extranjeros, que revuelven la tumba del abuelo para buscar la prueba de que era gallego y poder hacerse español, cada uno de los balseros, de los quedados y los que se quedarán es una prueba del fracaso de la revolución. Ni Machado, ni Batista, ni siquiera Valeriano Weyler logró que tantos cubanos dejasen o quisieran dejar la isla de forma voluntaria.
¿Eso es lo que tú quieres salvar? ¿tú y quién más? Las estadísticas dicen que la población se reduce en la isla. Desgraciadamente el sector joven es el que desparece… Más urgente que esos llamados a salvar a la revolución, es convertir a Cuba en un destino apetecible para los cubanos. Ovidio, la revolución ha fracasado en venderse a su propio pueblo, los líderes históricos no saben cómo venderle un buen futuro a los jóvenes. No es que sean históricos, son historia.
La solución, gústele a quien le guste, está en acabar de una vez de aceptar el derecho de TODOSlos cubanos: piensen como piensen, estén donde estén, tengan o no dinero, se acuesten con quien se acuesten, tengan el sexo que tengan, crean en un Dios, en todos o en ninguno. ¡CUBANOS coño!
Son los socialistas, los revolucionarios los que separan a los cubanos, los que se creen superiores para decidir qué es lo mejor para Cuba e ignorar a los demás mientras el país sigue muriendo. Los que se niegan a reconocer su estrepitoso fracaso.
Ovidio, la revolución cubana no es buena ni mala, es sencillamente obsoleta.